Los defensores de las selvas
Nos citamos en Nueva York, durante la Semana del Clima organizada por la ONU, con algunos de los m¨¢s relevantes activistas ind¨ªgenas por los bosques
¡°La tierra es el libro de la naturaleza¡±, dice Kalfein Wuisan, un ind¨ªgena Minahasa de Sulawesi (Indonesia). ¡°La tierra es nuestra madre, el bosque nuestro padre y el r¨ªo, nuestra sangre¡±, musita con los ojos entornados Kynan Tegar, un nativo Dayak Iban de Kalimantan, tambi¨¦n en Indonesia. Ambos son j¨®venes (Wuisan tiene 34 a?os y Tegar casi la mitad, 18) pero un pensamiento ancestral corre por sus venas: la naturaleza como hogar, despensa, farmacia; cuna y sepultura; lar de esp¨ªritus familiares que acompa?an su destino desde hace generaciones y que hoy se agitan ansiosos al ver los abusos que por intereses diversos se cometen en su h¨¢bitat. Hablar de medio ambiente en el caso de las comunidades ind¨ªgenas se queda corto, muy corto: el ambiente es el todo, con una T may¨²scula como la que ellos usan para referirse a la Tierra. Por eso la amenaza del cambio clim¨¢tico les afecta m¨¢s a que al resto de la humanidad: est¨¢n en primera l¨ªnea. Y por eso, tambi¨¦n, su lucha no se va a detener: ¡°La defensa de la madre Tierra es tambi¨¦n la defensa de la humanidad¡±, dice el brasile?o Kleber Karipuna.
Saben leer la tierra: la erupci¨®n de los volcanes, la forma de las nubes, el humor de las cosechas. Pero las se?ales que hoy ven en sus airadas manifestaciones les encogen el ¨¢nimo. ¡°La Tierra tiene un modo de hablar a sus criaturas: los volcanes entran en erupci¨®n, hay inundaciones, corrimientos de tierra, tsunamis. Todo esto sucede no por castigo divino, sino por la propia vida de la naturaleza, que da se?ales. Nuestra obligaci¨®n es saber leerlas¡±, explica Kalfein Wuisan (Indonesia). En palabras de Jo?o Victor Pankararu, del Amazonas brasile?o: ¡°Ya sea en la ciudad, en la tierra, en la playa, dondequiera que estemos, aprendamos a escuchar sus se?ales, porque ella da se?ales. Somos responsables de amplificar ese mensaje¡±. El que ellos transmiten, due?os por fin de su relato tras siglos de marginaci¨®n y olvido, confirma su desaf¨ªo existencial mientras un ecocidio global avanza.
Wuisan, Tegar y Karipuna participaron en septiembre en Nueva York en la semana del clima con motivo de la Asamblea General de la ONU de la mano de la Alianza Global de Comunidades Territoriales (GATC, en sus siglas inglesas), junto con una veintena de l¨ªderes territoriales de todo el mundo. Su veneraci¨®n a la Tierra resuena especialmente en la ciudad de los rascacielos, pero su desenvoltura como criaturas de la naturaleza les da ventaja sobre los seres del asfalto: conocen todos sus secretos. Wuisan, Tegar, Karipuna, el risue?o Levi Sucre (Panam¨¢), la vivaracha Priscila Tapajowara (Brasil) o la aguerrida Balkisou Buba (Camer¨²n), entre otros, est¨¢n librando una batalla, la de la supervivencia, lo que los sit¨²a en pie de guerra frente a la llamada civilizaci¨®n. La suya, su ADN f¨ªsico y emocional, est¨¢ en peligro por el impacto del cambio clim¨¢tico, pero tambi¨¦n por el apetito salvaje de recursos naturales de multinacionales y caciques, de buscadores de oro (garimpeiros) o grandes especuladores que arrasan bosques ancestrales para plantar las rentables palmas (Indonesia). Los defensores de la naturaleza son blanco de ataques, cuando no v¨ªctimas de asesinatos que muchas veces quedan impunes: cerca de 1.200 ambientalistas, muchos de ellos ind¨ªgenas, han sido asesinados en la ¨²ltima d¨¦cada solo en Am¨¦rica Latina, seg¨²n Global Witness. En muchos casos no habr¨¢ justicia, pero s¨ª recambio: las nuevas generaciones ind¨ªgenas, pertrechadas de t¨ªtulos universitarios, tecnolog¨ªa y nuevas narrativas, recogen el testigo de sus mayores en la defensa de sus comunidades y, por extensi¨®n, del planeta. Como recuerda Wuisan citando a sus ancestros, ¡°esta tierra no s¨®lo se hereda de las generaciones anteriores, sino que se toma prestada de las generaciones futuras¡±. El ¨²nico recambio inexistente es el de la Tierra.
Kleber Karipuna, tierra ind¨ªgena Uac¨¢ (Brasil)
¡°La defensa de la madre Tierra es tambi¨¦n la defensa de la humanidad¡±
Kleber Karipuna, de 45 a?os, es graduado en Gesti¨®n Ambiental por la Universidad Federal de Mato Grosso (Brasil) y cursa una maestr¨ªa en Derechos Humanos y Ciudadan¨ªa por la Universidad de Brasilia. Tiene siete hijos, a los que pretende inculcar su lucha por la tierra, que hered¨® de su abuelo y su madre. ¡°Dos grandes ejemplos que dedicaron su vida a trabajar por la comunidad¡±, explica. A ¨¦l se le despert¨® la inspiraci¨®n a los 18 a?os, cuando empez¨® a participar en la lucha contra la ambici¨®n territorial de los caciques. Cree que, frente a una mayor¨ªa de terratenientes sin formaci¨®n acad¨¦mica en su regi¨®n, su activismo se beneficia ¡°del conocimiento emp¨ªrico del d¨ªa a d¨ªa, m¨¢s el conocimiento acad¨¦mico¡±. Todos los l¨ªderes presentes en el foro de Nueva York son titulados universitarios.
¡°En la gesti¨®n ambiental ha habido tradicionalmente poca intervenci¨®n ind¨ªgena, pese a que nosotros atesoramos toda una sabidur¨ªa de la relaci¨®n con la tierra¡±, dice. Asume que las amenazas contra los activistas ambientales son cada d¨ªa m¨¢s graves. ¡°Los cuatro a?os de Bolsonaro han sido especialmente duros, las organizaciones ind¨ªgenas hemos sido criminalizadas, y los l¨ªderes, amenazados. No es novedad, llevamos 30 a?os viendo asesinatos y ataques desde la dictadura militar¡±.
Sara Omi, pueblo ind¨ªgena Ember¨¢ (Panam¨¢)
¡°Si no hay oportunidades de desarrollo, los j¨®venes se convierten en v¨ªctimas¡±
Sara Omi, de 37 a?os, r¨ªe abiertamente cuando se le recuerda que este verano fue elegida una de las 100 mujeres m¨¢s influyentes de la regi¨®n por la revista Forbes Centroam¨¦rica y por segundo a?o consecutivo, adem¨¢s. Omi, que iba para abogada penalista antes de entregarse a la defensa de los derechos humanos, predica con el ejemplo de la representaci¨®n: es presidenta-coordinadora de Mujeres L¨ªderes Territoriales de Mesoam¨¦rica y portavoz de g¨¦nero ante la Alianza Global de Comunidades Territoriales. Empoderarse, para ella, signific¨®: ¡°Conocer tus derechos y mantener viva la identidad cultural de nuestro pueblo¡±. Romper, en suma, una doble barrera estructural, la del machismo pero tambi¨¦n la de la marginaci¨®n como ind¨ªgena: ¡°La de las mujeres ind¨ªgenas es una doble discriminaci¨®n¡±, lamenta.
¡°Si no tomamos medidas urgentemente, vamos a perder el equilibrio con la madre Tierra, y la Tierra va a responder. Cada planta, cada ¨¢rbol, cada ser vivo tiene una funci¨®n importante, espiritual, cosmog¨®nica. Es nuestra farmacia, nuestra econom¨ªa y bienestar¡±, cuenta Omi, cuyo discurso es especialmente aplicable a una regi¨®n tan convulsa por la violencia como Centroam¨¦rica: ¡°Si no hay oportunidades de desarrollo en las comunidades, los j¨®venes se convierten en v¨ªctimas de la violencia y de la marginaci¨®n¡±.
Kynan Tegar, comunidad Dayak Iban (West Kalimantan, Indonesia)
¡°Te vuelves activista cuando ves que alguien de fuera viene a llevarse tus recursos¡±
Kynan Tegar tiene 18 a?os y un piquito de oro con el que articula un discurso tan po¨¦tico como combativo. Universitario, es tambi¨¦n realizador de documentales (ha rodado media docena) de formaci¨®n autodidacta: ¡°Aprend¨ª gracias a tutoriales de YouTube¡±, confiesa. ¡°A los 14 a?os hice el primero, y fui muy afortunado porque tuvo reconocimiento internacional¡±, explica. Gracias a ese primer documental, su comunidad logr¨® plenos derechos sobre el bosque por el Decreto Forestal Consuetudinario de 2020, tras m¨¢s de 50 a?os de lucha. El activismo a trav¨¦s del arte, o de las nuevas narrativas, es un denominador com¨²n de varios de los l¨ªderes reunidos en Nueva York.
Su documental m¨¢s conocido se titula If Not Us Then Who? (si no nosotros, ?entonces qui¨¦n?) y obviamente no plantea una pregunta ret¨®rica, sino un grito de lucha, el de la defensa del bosque frente a la tala ilegal y la nociva extensi¨®n de las plantaciones de aceite de palma de la mano de la codicia corporativa. ¡°Nos roban los recursos, as¨ª que es f¨¢cil explicar por qu¨¦ hago lo que hago: si ves que alguien de fuera se lleva lo tuyo, te conviertes en activista¡±.
Adem¨¢s de la lucha ambiental, Kynan tambi¨¦n arrastra su peculiar combate diario, el de sobrevivir en una ciudad tan inmensa y contaminada como Yakarta, donde estudia Antropolog¨ªa Social. ¡°Pas¨¦ de una comunidad de 300 personas a una ciudad con 30 millones de habitantes. No es solo la contaminaci¨®n, es un contraste bestial con mi comunidad, donde vivimos entre aire fresco y flores¡ Pero lo peor de todo es comprobar la desigualdad: en mi comunidad todos somos iguales porque todos tenemos acceso a los mismos recursos¡±.
Kalfein Wuisan, ind¨ªgena Minahasa (Sulawesi, Indonesia)
¡°No podemos dejar que nuestras vidas, nuestras historias, dependan de otros¡±
Kalfein Wuisan tiene 34 a?os y es miembro de la Alianza de los Pueblos Ind¨ªgenas del Archipi¨¦lago (AMAN). Su discurso, expresado siempre en un tono muy pol¨ªtico, se remonta siglos hasta lo que considera el origen de la discriminaci¨®n que sufren: la colonizaci¨®n. ¡°El colonialismo nos destruy¨® por completo: la mayor¨ªa de las referencias y los documentos sobre nuestros pueblos fueron escritos o producidos por los colonizadores. Y ahora, los medios de comunicaci¨®n hacen exactamente lo mismo, mienten sobre nuestra realidad porque est¨¢n alineados con las corporaciones, las multinacionales y los gobiernos. Estamos solos¡±. Vuelca su activismo en los nuevos medios y las nuevas tecnolog¨ªas. Hace fotos, pel¨ªculas, documentales y dise?o gr¨¢fico. ¡°Todo sobre nosotros, los pueblos ind¨ªgenas, no solo para documentar nuestra lucha y defender nuestra existencia, sino porque no podemos dejar que nuestras vidas dependan de otros¡±.
Como la mayor¨ªa de sus compa?eros, Kalfein Wuisan se siente ¡°amenazado y en peligro¡±, pero no personalmente, sino en su entorno. ¡°Estamos siendo destruidos en nombre del desarrollo. Nuestros sitios sagrados han sido vandalizados y saqueados. El Gobierno tiene un affaire con el capital y la religi¨®n para controlar las tierras ancestrales de los ind¨ªgenas. Mis hermanos y hermanas mueren por defender su tierra, su dignidad¡±, dice. Y a?ade: ¡°Es importante dar espacio a las generaciones m¨¢s j¨®venes para que piensen, hablen, act¨²en y lideren. Darles la misma confianza y responsabilidad que a los mayores¡±.
Jo?o Victor Pankararu, tierra ind¨ªgena ankararu (Brasil)
¡°Nos sentimos amenazados, pero nos protegen nuestros antepasados¡±
Farmac¨¦utico, comunicador, l¨ªder ind¨ªgena de 26 a?os y representante de las juventudes de la Alianza Global de Comunidades Territoriales, Jo?o Victor mam¨® el activismo en casa. ¡°Siempre vi ejemplos de liderazgo en mi familia, en mis abuelos y en mis padres, as¨ª que me desarroll¨¦ como activista naturalmente, sin forzar. Mi preparaci¨®n se forj¨® a lo largo de los a?os y lleg¨® a puerto¡ As¨ª imagino tambi¨¦n que yo pueda ser una referencia para otras personas de mi comunidad, cuando llego de un viaje y me agradecen el trabajo que estoy haciendo por ellos¡¡±. Como muchos de sus compa?eros, el joven ha participado en varias COP y siempre que regresa a casa debe dar cumplida cuenta de todo cuanto vio, escuch¨® y aprendi¨®: el conocimiento es tambi¨¦n savia para estos pueblos ancestrales.
Jo?o Victor asume que sentirse amenazado por defender la tierra es algo inherente al activismo. ¡°La regi¨®n del mundo en la que me encuentro es la m¨¢s peligrosa para los activistas, y en el caso de Brasil, que hist¨®ricamente ha perseguido y amenazado a los ambientalistas, especialmente a los pueblos ind¨ªgenas, esta amenaza es mucho m¨¢s grave porque proviene de varias fuentes: la amenaza f¨ªsica (pistoleros, invasores, francotiradores) y la amenaza territorial (decisiones jur¨ªdicas, proyectos de ley), as¨ª como otras cuestiones que son mucho m¨¢s delicadas y no nos permiten dormir tranquilos sin tener la sensaci¨®n de amenaza. Pero actuamos con mucha protecci¨®n de nuestros antepasados, siempre concentrados y pidiendo esta protecci¨®n all¨¢ donde vamos. Pero s¨ª, a veces vemos caer a uno de los nuestros¡±. A la vez, cinco candidatos ind¨ªgenas fueron elegidos al Congreso en las elecciones de 2022, mientras una red de abogados ind¨ªgenas avanza sus derechos a trav¨¦s de la Amazonia brasile?a.
Si ser¨¢ importante la defensa del territorio y el medio ambiente en Brasil, cuenta Jo?o Victor, que no lo llaman activismo, ¡°sino movimiento¡±. ¡°Somos pueblos ind¨ªgenas, pero cada uno con su propia cultura, su propia forma de expresarse, sus propias habilidades y acciones, y creo que esta es una forma de involucrar a los j¨®venes. El activismo, o como decimos aqu¨ª en Brasil, el movimiento, siempre ser¨¢ continuo, y a eso debemos aspirar, a que siga siendo algo org¨¢nico¡±, convocando a nuevas generaciones, a comunidades dispares y apenas relacionadas, a hombres y mujeres. La comunidad a la que pertenece, en la regi¨®n de Pernambuco (noreste de Brasil), est¨¢ compuesta por unas 8.000 personas¡, una gota de agua en la realidad infinita de la Amazonia, conectada por una lengua franca que todos entienden, la de la naturaleza.
Marco Aurelio Ch¨¢vez, maya quich¨¦ (Guatemala)
¡°Nos debemos a la naturaleza, incluso dando nuestra vida¡±
Familiares de Marco Aurelio Ch¨¢vez fueron asesinados durante el conflicto militar de Guatemala. As¨ª se refiere este ind¨ªgena maya quich¨¦ de 38 a?os a la prolongada guerra civil ¡ªcasi tres d¨¦cadas¡ª que se ceb¨® especialmente en la poblaci¨®n ind¨ªgena. Ch¨¢vez, coordinador de la Asociaci¨®n Forestal Comunitaria de Guatemala Utz Che¡¯, es abogado defensor de derechos humanos. ¡°Facilitamos ayuda legal a l¨ªderes criminalizados, algunos de ellos perseguidos por hacer frente a la agroindustria y que, en algunos casos, terminan siendo enviados a c¨¢rceles de pandilleros¡±, explica.
Los abundantes recursos naturales de su tierra ¡ªel agua, especialmente, en el norte del pa¨ªs¡ª son codiciados por grandes empresas: ¡°Se han mercantilizado, para nosotros los recursos naturales no son generadores de ingresos, sino elementos de nuestras vidas¡±. La situaci¨®n que describe es inquietante: v¨ªctimas de desastres naturales como la erupci¨®n del volc¨¢n de Fuego en 2018 han sido realojadas en tierras improductivas o en ciudades, ¡°y eso los que no quedaron sepultados bajo la lava¡±. El para¨ªso natural que es Guatemala, sobre el que ha puesto sus ojos el poderoso mercado de cr¨¦ditos de carbono, no da facilidades a las nuevas generaciones, denuncia Ch¨¢vez: ¡°La ¨²nica alternativa que tienen nuestros j¨®venes es migrar a Estados Unidos, pero, si se van, ?qui¨¦n cuidar¨¢ nuestros bosques?¡±.
Priscila Tapajowara, pueblo Tapaj¨® (Brasil)
¡°Mi familia est¨¢ preocupada, pero tambi¨¦n orgullosa, despu¨¦s de que me amenazaran de muerte¡±
Priscila Tapajowara, de 30 a?os, vivaracha y locuaz productora y comunicadora de M¨ªdia India (Medios Indios), es fot¨®grafa y cineasta documentalista. Gracias a la generaci¨®n que ella y sus compa?eros de la asociaci¨®n representan, dice: ¡°Los ind¨ªgenas estamos empezando a ser protagonistas de nuestras propias narrativas¡ Por eso empec¨¦ con la fotograf¨ªa, porque no me sent¨ªa representada, siempre eran otros los que contaban nuestra historia¡±. Tapajowara, que estudi¨® Producci¨®n Audiovisual en la Universidad de S?o Paulo ¡ªfue la primera mujer ind¨ªgena formada en esa disciplina¡ª, intenta mostrar su regi¨®n con sus habitantes, tradiciones, luchas y resistencia: ¡°El cine es una herramienta de lucha, de entretenimiento y a la vez una forma de salvaguardar lo que somos¡±.
Levi Sucre, pueblo Bribri (Costa Rica)
¡°Despu¨¦s de la pandemia, la sensaci¨®n de amenaza es mucho m¨¢s fuerte¡±
Coordinador de la Alianza Meso?americana de Pueblos y Bosques, que representa a los pueblos ind¨ªgenas y comunidades locales de los territorios comprendidos entre Panam¨¢ y M¨¦xico, Levi Sucre tambi¨¦n dirige una red de ocho territorios ind¨ªgenas de su pa¨ªs. Su padre fue uno de los l¨ªderes ind¨ªgenas que organizaron a otros para recuperar las tierras de las que hab¨ªan sido despojados por las empresas bananeras. ¡°La influencia de mi padre, su liderazgo en la comunidad y saber que fund¨® varias comunidades me inspiraron a seguir su camino¡±. A comienzos de siglo, los ind¨ªgenas de su pa¨ªs hab¨ªan sufrido ya la expulsi¨®n de su territorio por un proyecto de construcci¨®n del ferrocarril del Caribe, que acab¨® naufragando, recuerda.
¡°?Que si me siento amenazado? Cualquier l¨ªder ind¨ªgena que trabaje en la defensa de la tierra se siente amenazado. Los j¨®venes est¨¢n siendo testigos de c¨®mo sus familias son v¨ªctimas de violaciones de sus derechos, esto va calando en ellos y les puede hacer pensar que no valen la pena esas luchas¡±.
Olo Villalaz, pueblo Kuna (Panam¨¢)
¡°Nos esforzamos en proteger fuentes de alimentaci¨®n tradicionales¡±
¡ª Representante del Congreso General Kuna, Olo Villalaz, de 40 a?os, due?o de una peque?a flota de transporte local y que estudi¨® Administraci¨®n de Empresas, lleva los ¨²ltimos 10 a?os dedic¨¢ndose en cuerpo y alma a representar a su pueblo, ¡°formado por 49 comunidades¡±, y tambi¨¦n a ejercer como ¡°mentor intertribal juvenil¡±. ¡°Si a un pueblo le quitan su territorio, lo pierde todo. Dedicamos muchos esfuerzos a proteger y garantizar fuentes de alimentaci¨®n tradicionales para asegurar la dieta¡±, explica, ¡°pero tambi¨¦n a luchar contra los proyectos de interconexi¨®n el¨¦ctrica, grandes megaproyectos de la industria hidroel¨¦ctrica. Villalaz, entre otros muchos l¨ªderes territoriales, consigui¨® que en el Acuerdo de Par¨ªs se incluyera el concepto ¡°conocimiento tradicional ind¨ªgena¡±.
Balkisou Buba, comunidad Mbororo (Camer¨²n)
¡°Podemos ofrecer soluciones al cambio clim¨¢tico¡±
Balkisou Buba, una abogada de 40 a?os de la etnia fulani, es una trabajadora social experta en gesti¨®n de conflictos y en la contribuci¨®n de mujeres a la construcci¨®n de la paz. Como representante de los mbororo, una comunidad de pastores de la regi¨®n noroeste de Camer¨²n, es tambi¨¦n testigo diario de uno de esos conflictos olvidados y enquistados en ?frica, el de la minor¨ªa angl¨®fona frente a la mayor¨ªa franc¨®fona. ¡°Mi padre fue activista, el primero de la comunidad. Los problemas de paz y seguridad en mi regi¨®n son complejos: hay muchos desplazados internos, tambi¨¦n opera Boko Haram m¨¢s al norte¡¡±, explica sobre el conflicto regional, que ha ido escalando en violencia en los ¨²ltimos a?os. ¡°Ha habido varios casos de ambientalistas v¨ªctimas de ataques, porque su labor se ha criminalizado cada vez m¨¢s¡±, explica Buba, madre de tres chicas y un chico.
Trabaja en el Ministerio de Asuntos Sociales y se ocupa especialmente de cuestiones relativas al empoderamiento femenino, ¡°derechos de las mujeres, cultura organizativa¡±, explica, ¡°cuestiones de educaci¨®n y de acceso a la salud, sobre todo¡±. Sostiene que hay que implicar a m¨¢s y m¨¢s ind¨ªgenas en el proceso de toma de decisiones. ¡°Por ejemplo, en Camer¨²n no hay ning¨²n parlamentario ind¨ªgena¡±, dice sobre la invisibilidad de las minor¨ªas, incluida la suya.
Mina Setra dirigente ind¨ªgena dayak pompakng de Kalimantan Occidental (Indonesia)
Juan Carlos Jintiach, del pueblo Shuar (Amazon¨ªa ecuatoriana)
Cristiane Juli?o, del pueblo Pankararu (Brasil)
Dinamam Tux¨¢, del pueblo Tux¨¢ (Brasil)
Monica Ndoen es una l¨ªder ind¨ªgena Rote de Nusa Tenggar (Indonesia)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.