Un llamamiento a la rebeli¨®n
Tenemos una clase pol¨ªtica c¨ªnica, irresponsable y envenenada por el poder, que no trabaja para unirnos sino para separarnos, que considera el enga?o un instrumento leg¨ªtimo, y pueril la m¨ªnima exigencia ¨¦tica. Hemos tocado fondo
Etica y pol¨ªtica siempre se han llevado mal, pero, cuando la pol¨ªtica se divorcia de la ¨¦tica, empieza la antipol¨ªtica.
Yo he visto cosas que nunca cre¨ª que ver¨ªa. He visto c¨®mo un partido progresista, a quien vot¨¦ durante d¨¦cadas, ha hecho justo despu¨¦s de unas elecciones lo que siempre dijo que nunca har¨ªa. He visto c¨®mo ese enga?o colosal suprim¨ªa a millones de personas, que pol¨ªticamente ya no existimos o s¨®lo existimos como papel higi¨¦nico: la prueba es que, en el acuerdo firmado por el PSOE y JxCat, Catalu?a se identifica s¨®lo con los secesionistas, lo que quiere decir que los no secesionistas, que ya sobr¨¢bamos en Catalu?a, tambi¨¦n sobramos ahora en Espa?a. He visto c¨®mo primero nos enga?aron los otros, ahora nos enga?an estos y ya no queda nadie que nos pueda enga?ar. He visto c¨®mo el Gobierno pactaba su continuidad con un pr¨®fugo de la justicia a cambio de la impunidad de ¨¦ste. He visto c¨®mo pol¨ªticos amnistiaban a pol¨ªticos acusados de delitos grav¨ªsimos (de los que ahora se enor?gullecen m¨¢s que nunca), por una parte ¨ªnfima de los cuales usted y yo estar¨ªamos en la c¨¢rcel. He visto c¨®mo se intentaba disfrazar de concordia el aumento exponencial de la discordia, y de perd¨®n el hecho de pedir perd¨®n; la amnist¨ªa es lo opuesto al perd¨®n (que presupone arrepentimiento, inexistente en este caso): si el delito se borra, nunca fue delito: fue un invento. He visto c¨®mo el PSOE acataba en un pacto las trolas completas acu?adas por un partido reaccionario, supremacista y xen¨®fobo; y, por Dios santo, si el fundamento de un pacto es falso, ?c¨®mo quieren que sea el propio pacto? He visto que el Gobierno hac¨ªa lo peor que puede hacerse en pol¨ªtica: en vez de intentar resolver un problema, leg¨¢rselo multiplicado a tus descendientes. He visto que, en privado, todos los pol¨ªticos progresistas con quienes me cruzo est¨¢n contra la amnist¨ªa, aunque en p¨²blico todos est¨¦n a favor. He o¨ªdo asegurar que, con la amnist¨ªa, los secesionistas han renunciado a la llamada unilateralidad y vuelto a la Constituci¨®n, y he visto que a quien lo dec¨ªa no se le ca¨ªa la cara de verg¨¹enza. He visto que contra la derecha todo est¨¢ permitido, que quien protesta se convierte en agente del PP y que, para no parecerlo, se aplauden o se ignoran desmanes que provocar¨ªan una ira just¨ªsima si los hubiera perpetrado la derecha. Y he visto que el PSOE y un partido con el 1,6% de los votos dirimen el futuro de todos en secreto, en Suiza y con un mediador internacional (como si dialogaran Rusia y Ucrania), mientras el resto aguardamos temblando el veredicto de la superioridad¡ En fin, no queda m¨¢s remedio que afrontarlo: tenemos una clase pol¨ªtica c¨ªnica, irresponsable y envenenada por el poder, que no trabaja para unirnos sino para separarnos, que considera el enga?o un instrumento leg¨ªtimo, y pueril la m¨ªnima exigencia ¨¦tica. Hemos tocado fondo.
Llegados aqu¨ª, yo s¨®lo veo dos opciones: una es fingir que la realidad no es la que es y que no sabemos lo que sabemos ¡ª¡±disonancia cognitiva¡± llaman los psic¨®logos a este fen¨®meno apasionante¡ª; la otra es la insumisi¨®n. No tengo nada que reprochar a quienes opten por lo primero, siempre y cuando sean indigentes, sin papeles o analfabetos; yo opto por lo segundo. A partir de este momento me declaro antisistema, paso a la clandestinidad y llamo a la rebeli¨®n general. Esto se traduce en dos cosas. Una: de ahora en adelante votar¨¦ en blanco. Y dos: abogar¨¦ por la lotocracia, un tipo de democracia que propugna la elecci¨®n por sorteo de nuestros representantes pol¨ªticos, lo que, implantado de manera inteligente y progresiva, supondr¨ªa una continua regeneraci¨®n pol¨ªtica, un ant¨ªdoto contra el enloquecimiento provocado por el poder, un modo de que todos nos responsabilicemos de lo que es de todos y la ¨²nica esperanza veros¨ªmil de que la ensuciada palabra democracia recupere su limpio significado primigenio: poder del pueblo. Por lo dem¨¢s, prometo solemnemente no estrecharle la mano a ning¨²n pol¨ªtico espa?ol a menos que sea en presencia de mi abogado (o bajo amenaza de torturas). Se?oras y se?ores pol¨ªticos: esto no es antipol¨ªtica; antipol¨ªtica es lo que est¨¢n haciendo ustedes.
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