Todo lo que dice de nosotros una vieja amistad que se ha acabado
Los amigos son nuestros espejos, y perderlos o desconectarnos de ellos puede desatar una tormenta emocional. Pero a veces tambi¨¦n supone una transici¨®n a otra versi¨®n de nosotros mismos.
A pesar de ser un hecho inevitable, perder amigos en una etapa avanzada de la vida es dif¨ªcil y desgarrador. La muerte de un amigo puede desatar una tormenta de emociones. Nos deja con la sensaci¨®n de haber perdido una parte de nosotros mismos, especialmente si esa persona perteneci¨® a nuestro c¨ªrculo m¨¢s cercano y nos ha acompa?ado en las buenas y en las malas, como fuente de fortaleza, c¨®mplice y caja de resonancia. La intimidad de la amistad, escribe el fil¨®sofo Jacques Derrida, ¡°reside en la sensaci¨®n de reconocerse en los ojos del otro¡±. Pero, curiosamente, hay otro tipo de p¨¦rdida de amigos que puede ser incluso m¨¢s ardua de afrontar y queremos analizar aqu¨ª: la desconexi¨®n en vida. Porque en este caso se trata de una p¨¦rdida ambigua, que provoca el duelo por una persona que est¨¢ viva, algo que puede resultar a¨²n m¨¢s complejo emocionalmente. El papel de los amigos tiende a ser m¨¢s importante a medida que envejecemos, pero tambi¨¦n se vuelve m¨¢s dif¨ªcil conservarlos. ?C¨®mo se entiende esto?
El fil¨®sofo Friedrich Nietzsche capta la naturaleza de la inquietante extra?eza en su m¨¢xima titulada Los amigos como fantasmas (Die Freunde als Gespenster): ¡°Si nosotros cambiamos significativamente, aquellos amigos que no han cambiado se convierten en fantasmas de nuestro propio pasado: su voz llega hasta nosotros con un sonido aterrador, espectral; como si nos oy¨¦semos a nosotros mismos, pero m¨¢s j¨®venes, severos, inmaduros¡±. El espectro del amigo, para Nietzsche, incluye connotaciones metaf¨®ricas que tienen que ver con el desvanecimiento, lo ambiguo, lo intangible, lo que no se puede experimentar en la inmediatez. Designa algo ambivalente, tal vez indeterminado, puede ser alguien familiar y extra?o a la vez ¡ªes una presencia que, parad¨®jicamente, se revela en su falta¡ª.
Es natural que las amistades se transformen a medida que navegamos por la vida. Desde dejar o cambiar de trabajo hasta mudarse nos puede alejar de los amigos. Y es com¨²n escuchar a la gente decir que no tiene suficientes horas en el d¨ªa para abordar las tareas de la lista de pendientes, mucho menos para mantenerse al tanto con los viejos amigos. Estas transiciones pueden propiciar la ruptura. Con la edad, nuestras prioridades cambian y dificultan la reconciliaci¨®n con las de los viejos amigos. En este periplo es comprensible que algunas amistades se queden en el camino. Y cuando estamos en el lugar del que qued¨® atr¨¢s, puede ser devastador afrontar que alguien que hab¨ªa estado tan cerca de nosotros, a fuerza de una decisi¨®n unilateral, ya no lo est¨¢.
Las diferencias crecientes, los malentendidos o los conflictos no resueltos a menudo son la causa. Uno de los principales detonadores es la p¨¦rdida de confianza. El miedo juega un papel importante ¡ªmiedo al rechazo, a ser explotado o a comprometer la propia identidad¡ª. Al mismo tiempo y en otro ¨¢mbito, el mecanismo que desarticula la relaci¨®n con un amigo puede obedecer a fuerzas inconscientes, de las que la persona no tiene conocimiento. El psicoanalista Donald Winnicott las llama ¡°agon¨ªas primitivas¡±. Lo que sucede en el presente es algo que ya ha ocurrido en la psique y se proyecta hacia el futuro ¡ªaquello que no puede ser identificado conscientemente se impone en nuestra realidad y se repite¡ª. En un intento por liberarse de los v¨ªnculos con el pasado doloroso, una y otra vez, el inconsciente humano nos lleva al lugar original donde las cosas salieron mal, con el deseo de hacerlo todo de nuevo y reparar el da?o. La amistad en juego se convierte en el teatro en el que se despliega lo disruptivo, y el quiebre encarna la repetici¨®n de una p¨¦rdida, abandono o separaci¨®n traum¨¢tica ancestral ¡ªde ah¨ª la desproporci¨®n entre el calibre del agravio y el de sus consecuencias¡ª.
Lo observo en algunos pacientes, que interceptan inconscientemente mi capacidad para trabajar como su psicoanalista: en lugar de buscar conexiones y sentido, se aseguran de que no se puedan afianzar relaciones entre el pasado y el presente, entre ideas y sentimientos, o entre ellos y yo. El psicoanalista Wilfred Bion, en su art¨ªculo Ataques al v¨ªnculo, lo describe como la forma en que las personas intentan sortear las verdades dolorosas de sus vidas ¡ªlas conexiones son sustituidas por desconexiones¡ª para escapar del dolor de descubrirse a uno mismo.
En suma, perder un amigo cuando estamos entrados en a?os puede ser desalentador. Pero, por otra parte, es el comienzo de una transici¨®n hacia otra versi¨®n de uno mismo. Las investigaciones han demostrado que, si bien el extra?amiento se asocia con sentimientos profundos de soledad, tambi¨¦n puede favorecer la posibilidad de mejorar la calidad de vida. No es solo p¨¦rdida, tambi¨¦n es una oportunidad para embarcarse en experiencias renovadoras. Esto puede parecer contradictorio, pero simplemente significa que, al dejar de lado lo familiar, nos abrimos a un mundo de posibilidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.