Gloria Villalba, la domadora de cerebros enfermos que ha realizado m¨¢s de 5.000 cirug¨ªas
La neurocirujana barcelonesa es una pionera en la psicocirug¨ªa moderna y referente en t¨¦cnicas de neuromodulaci¨®n
La doctora Gloria Villalba, neurocirujana del Hospital del Mar de Barcelona, no ha pasado una buena noche. Apenas se notan las horas en vela en su rostro sereno y tranquilo, y mucho menos en el entusiasmo que arrojan sus palabras, pero el d¨ªa anterior a esta entrevista tuvo una operaci¨®n compleja, con resultados m¨¢s desfavorables de lo que esperaba. A¨²n rumia qu¨¦ fue lo que fall¨® ¡ªsi es que fall¨® algo¡ª. ¡°Era una persona mayor con un tumor muy maligno en una zona del cerebro complicada. La cirug¨ªa fue muy bien, pudimos sacar casi todo el tumor, pero cuando comenzamos a cerrar, la neurofisi¨®loga dice que la paciente ha perdido los potenciales motores [la movilidad] de la parte izquierda. No entend¨ªamos nada. Las complicaciones pueden ocurrir, lo sabemos nosotros y las familias, pero cuando le toca a alguien, es un cabreo del que no me recupero, pensando si podr¨ªa haber hecho algo, repasando todo¡ Pero nada fue mal. Fue mala suerte. No me lo perdono¡±, asiente, dolida, esta m¨¦dica barcelonesa de 48 a?os con m¨¢s de 5.000 cirug¨ªas cerebrales a sus espaldas.
Villalba doma cerebros enfermos con sus propias manos y pone en vereda circuitos neuronales disfuncionales. Salva vidas cada d¨ªa, pero no se permite ni un tropiezo. Dura, consigo misma y con los dem¨¢s, lleva la autoexigencia al l¨ªmite en un car¨¢cter cincelado por la profesi¨®n. ¡°Yo no era as¨ª. Me han vuelto as¨ª para sobrevivir en un mundo duro. Debes tener este car¨¢cter, si no, te comen¡±, reflexiona la neurocirujana, referente en innovaci¨®n en neuromodulaci¨®n para tratar trastornos mentales.
Hija de migrantes andaluces, y la primera de su familia en ir a la Universidad, se enamor¨® ¡°a primera vista¡± de la neurocirug¨ªa. Un mundo de hombres y egos. ¡°Una mujer que quiera ser neurocirujana lo va a pasar mal. Le ha de apasionar porque es muy duro. Hay un machismo encubierto. Te juzgan todo el d¨ªa. Cuidado de no cometer ning¨²n error y cuidado si vas maquillada y con tacones, porque entonces has de demostrar que no eres tonta¡±, avisa.
Vive por y para la profesi¨®n. Ni casada ni con hijos, ¡°por decisi¨®n personal¡±, vuelca su mundo en su trabajo. Es la primera en llegar al hospital y la ¨²ltima en irse. Ha cambiado o suspendido vacaciones y lleva tres a?os sin desconectar el tel¨¦fono. ¡°Me apasiona y me obsesiona mi trabajo. No consigo desconectar. Y me gusta mucho hacer guardias [hace 12 al mes]. ?Estoy loca? No lo s¨¦. Son muy intensas y muy duras, pero te ponen los pies en la tierra. Lo real es lo que pasa en la guardia, como un fallecido en atropello del que tienes que informar a la familia. Es la realidad. No se nos debe olvidar¡±.
Curtida en las salas de operaciones de un hospital que se cobija entre la arena del Mediterr¨¢neo y el barrio de la Barceloneta, dice que ha visto de todo. Hasta un cerebro atravesado por un clavo. Est¨¢ especializada en neurooncolog¨ªa y opera tumores malignos como el de esa paciente que anoche le rob¨® el sue?o, pero tambi¨¦n es la referente del centro de cirug¨ªa vascular para intervenir aneurismas, que son unos peligros¨ªsimos abombamientos en los vasos sangu¨ªneos que, de romperse, pueden provocar terribles hemorragias cerebrales.
Admite que le gustan los retos. Y si hay algo que remueve su entusiasmo es la innovaci¨®n en neuromodulaci¨®n. Esto es, procedimientos como la estimulaci¨®n cerebral profunda que permiten modular, a trav¨¦s de electrodos implantados en el cerebro, la actividad el¨¦ctrica de este ¨®rgano para corregir disfunciones y tratar enfermedades neurol¨®gicas y psiqui¨¢tricas. ¡°Nada me apasiona m¨¢s como neurocirujana que interferir en un circuito que explica una enfermedad¡±.
Villalba busca salidas a pacientes sin alternativas terap¨¦uticas. Es de las pocas neurocirujanas en el mundo que ha aplicado estimulaci¨®n cerebral profunda a personas con anorexia grave: un ensayo en su hospital con ocho pacientes constat¨® que, en la mitad, esta t¨¦cnica lograba mejorar sus s¨ªntomas de depresi¨®n, obsesi¨®n y ansiedad. ¡°Lo que m¨¢s me llena es poder ofrecer algo a alguien que no tiene otra soluci¨®n¡±, cuenta. Experta tambi¨¦n en cirug¨ªa del dolor, est¨¢ ensayando una t¨¦cnica para pacientes con dolor neurop¨¢tico sin m¨¢s opciones de tratamiento: modulando una zona del cerebro, hace que el dolor deje de importarles. Explica que, aunque les sigue doliendo, ese dolor pasa a un segundo plano.
Su cabeza no para. Ahora barrunta un ensayo con estimulaci¨®n cerebral profunda en adicci¨®n a la coca¨ªna que ser¨ªa pionero en Europa y tambi¨¦n dise?a c¨®mo aplicar la neuromodulaci¨®n a pacientes en coma: ¡°A ver si podemos modular una parte del cerebro que se encarga de la consciencia y mejorarla para que puedan comunicarse con la familia. Ser¨ªa algo maravilloso¡±.
No se pone l¨ªmites. Si acaso, dice, que se los pongan las trabas burocr¨¢ticas o su equipo, si se pasa de frenada y un d¨ªa se ve jugando a ser Dios.
Villalba toca el cielo y vuelve a tierra en cada quir¨®fano. Todos sus pacientes tienen una parte de ella, se lleva sus historias a casa y sufre con ellos. Lo peor de su trabajo, lamenta, es dar malas noticias, no poder hacer nada. Rodeada de presuntos dioses de carne y hueso, se manifiesta agn¨®stica. Ha visto demasiados dramas como para creer en algo m¨¢s que en la ciencia. ¡°Se vive mejor si eres creyente porque tienes algo a que aferrarte. Pero veo tantas desgracias que me cuesta pensar que hay algo que nos puede ayudar¡±.
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