C¨®mo encontrar tu prop¨®sito en la vida
Es un proceso que empieza por el autoconocimiento, contin¨²a en la exploraci¨®n y desemboca en el ejercicio de prueba y error
De unos a?os a esta parte, todo el mundo parece buscar su prop¨®sito en la vida, lo que los japoneses llamar¨ªan ikigai. Para que nuestra existencia tenga sentido, necesitamos tener un motivo para levantarnos de la cama, algo que nos impulse y que nos d¨¦ direcci¨®n, especialmente en tiempos de incertidumbre.
Este anhelo es lo que empuja a Izan, el joven protagonista de la f¨¢bula ?Para qu¨¦ he venido a este mundo?, a escapar de su casa para echarse a los caminos en busca de su prop¨®sito. En palabras de su autor, Tony Estruch: ¡°Todo ser humano se enfrenta antes o despu¨¦s a uno de estos dos dolores: o asumes el dolor de no ser tu? mismo para complacer al resto, o aceptas el dolor de ser tu? y de que algunas personas se alejen de ti, o incluso te rechacen, porque no aprueban tus decisiones vitales¡±.
Hay quien desear¨ªa llevar una existencia totalmente distinta a la que tiene, pero se queda en una estrecha e inc¨®moda zona de confort por miedo a fracasar o a ser menospreciado por el mundo conocido y familiar.
Sin embargo, ?qu¨¦ sucede cuando desaprobamos nuestra realidad, pero tampoco tenemos una alternativa? Bertolt Brecht ilustr¨® de manera muy gr¨¢fica este tipo de crisis existencial en su c¨¦lebre poema El cambio de la rueda: ¡°Estoy sentado al borde de la carretera. / El ch¨®fer cambia la rueda. / No me gusta el lugar de donde vengo. / No me gusta el lugar adonde voy. / ?Por qu¨¦ miro el cambio de rueda con tanta impaciencia?¡±.
Tal vez porque, mientras el viajero est¨¢ en movimiento, al menos tiene la ilusi¨®n de que va hacia alg¨²n sitio. ?C¨®mo descubrir nuestro prop¨®sito cuando nos sentimos perdidos y no sospechamos siquiera cu¨¢l puede ser nuestra misi¨®n en el mundo?
Hay tres v¨ªas que pueden ayudarnos en esa b¨²squeda:
Autoconocimiento. Si no s¨¦ qui¨¦n soy, dif¨ªcilmente podr¨¦ hallar mi prop¨®sito, porque este va muy ligado al talento. Cuando una persona toma conciencia de que tiene un don para escuchar, por ejemplo, eso puede hacerla proyectarse como futura terapeuta, coach o consultora. Por lo tanto, merece la pena detenernos en lo que podemos ofrecer al mundo para, desde ah¨ª, dar forma al prop¨®sito.
Exploraci¨®n. El sentido de la vida no vendr¨¢ a buscarnos por arte de magia al sof¨¢. Tal como afirmaban los existencialistas, debemos crearlo. Y para ello hay que salir al mundo para aumentar el ancho de banda de nuestras experiencias. Conversar con personas distintas ¡ªalgunas de las cuales pueden haber encontrado ya su prop¨®sito¡ª, participar en proyectos que nos saquen de nuestra rutina, asistir a conferencias, leer libros o ver pel¨ªculas distintas de las habituales. En suma, salir del cascar¨®n.
Prueba y error. As¨ª avanza la ciencia experimental: se van intentando distintas posibilidades hasta que una de ellas ¡°enciende la bombilla¡±, como le sucedi¨® a Edison tras probar un millar de filamentos que no funcionaron. Esto tambi¨¦n opera a la hora de encontrar una pasi¨®n. ¡°A trav¨¦s de lo que no te gusta se llega a lo que te gusta¡±, dec¨ªa Alejandro Jodorowsky. Si uno ha sido infeliz en todas las oficinas en las que ha trabajado, es muy posible que est¨¦ en su elemento si es freelance. Por descartar, nos vamos acercando al ikigai.
Estas pistas pueden llevar a encontrar una vocaci¨®n, un prop¨®sito en la vida, aunque quiz¨¢s uno no llegue a considerarlo su ¡°misi¨®n en el mundo¡±. Para ello es necesario que se d¨¦ una condici¨®n m¨¢s: que aquello que hacemos tenga un impacto positivo en la humanidad.
Hablamos de esto en su momento al analizar en esta secci¨®n lo que en Estados Unidos se llam¨® the great resignation, la gran renuncia, cuando millones de personas dejaron sus empleos al final de la pandemia porque no les aportaban crecimiento ni tampoco sent¨ªan que mejoraban el mundo de una manera concreta.
Esto nos lleva a una cuarta v¨ªa para hallar nuestro prop¨®sito en la vida: partir de lo que el mundo necesita. Si percibo, por ejemplo, que a mi alrededor falta amabilidad, porque impera la agresividad y la polarizaci¨®n, puedo acudir a mis talentos y ver c¨®mo puedo enfocarlos a este fin.
Simplificando, nos podemos hacer la pregunta: ?c¨®mo y d¨®nde podemos ser m¨¢s ¨²til al mundo? Tal vez hasta ahora hemos estado picando piedra en una determinada direcci¨®n, pero la vida nos muestra otro camino donde nuestros esfuerzos tendr¨¢n m¨¢s impacto.
Por este motivo, una existencia con prop¨®sito a menudo se encuentra en la confluencia entre lo que uno espera de la vida y lo que la vida espera de uno.
El qu¨¦, el c¨®mo y el porqu¨¦
¡ª En el mundo corporativo, uno de los autores que m¨¢s ha trabajado en el sentido de la vida es Simon Sinek, que establece tres niveles de evoluci¨®n. Suele ponerse de ejemplo la filosof¨ªa de Steve Jobs en Apple.
¡ª El primer nivel es QU? haces. En el caso de Apple, la respuesta es: ¡°Hacemos ordenadores personales¡±.
¡ª El segundo nivel es C?MO lo haces. Jobs habr¨ªa respondido: ¡°Nuestros productos son bellos y f¨¢ciles de usar¡±.
¡ª El nivel superior es POR QU?. La raz¨®n de Apple era: ¡°Desafiar el statu quo y hacer las cosas de forma diferente¡±.
¡ª Analizar el qu¨¦, el c¨®mo y el por qu¨¦ nos permitir¨¢ profundizar en las verdaderas motivaciones que subyacen a lo que hacemos. Y si no hay un porqu¨¦, entonces quiz¨¢s necesitamos buscar una misi¨®n m¨¢s significativa en otro lugar.
Francesc Miralles es escritor y periodista experto en psicolog¨ªa.
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