?A qu¨¦ esperamos?
He ah¨ª una bailaora de flamenco japonesa, conocida como La Yunko, que caus¨® un gran revuelo al ganar el primer premio de su modalidad en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Uni¨®n (Murcia).
¡ª?Desde cu¨¢ndo las flamencas vienen de Jap¨®n? ¡ªse preguntaba un p¨²blico sumido en el desconcierto.
La pregunta nos recordaba los primeros versos del tema cubano Son de la loma, que dicen as¨ª: ¡°Mam¨¢, yo quiero saber de d¨®nde son los cantantes¡±.
Hay una pulsi¨®n ancestral por saber de d¨®nde son las personas y las cosas porque nos gusta que sean de un sitio, de ah¨ª el certificado de denominaci¨®n de origen del garbanzo de Fuentesa¨²co o del cava catal¨¢n. Nos tranquiliza que las cosas sean de donde son: que los valencianos no sean de C¨¢ceres, por ejemplo, ni los andaluces de Galicia. En cuanto a los japoneses, preferimos que vengan de Jap¨®n porque si vienen de Sevilla, como La Yunko, se nos rompen los esquemas nacionales, se nos viene abajo la identidad geoestrat¨¦gica, como el que dice.
De ah¨ª la perplejidad que sintieron algunos cuando se conoci¨® que las banderas espa?olas se fabricaban en Vietnam. ?Pero c¨®mo puede ser que algo tan nuestro, tan ¨¦tnico, tan rojo y gualda venga de all¨¢ lejos? ?Qu¨¦ clase de patriotismo es el que desplaza los beneficios econ¨®micos de esta industria nacional a un pa¨ªs del sudeste asi¨¢tico? Pues as¨ª est¨¢n las cosas. Por fortuna, no hay nada que impida cantar merengue a un sueco. La Yunko se defendi¨® de las cr¨ªticas asegurando que cuando bailaba no sab¨ªa de d¨®nde era. ?A qu¨¦ esperamos para ponernos a bailar?
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