Un hummus palestino-israel¨ª, una utop¨ªa posible en el restaurante Kanaan de Berl¨ªn
Un empresario ¨¢rabe y el hijo de unos colonos jud¨ªos regentan en la capital alemana un restaurante donde las tradiciones culinarias se mezclan y conviven. Su lema: ¡°Todos somos ¡®hummusexuales¡±
Jalil Debit y Oz Ben David, propietarios del restaurante berlin¨¦s Kanaan, podr¨ªan pasar por una versi¨®n actualizada de La extra?a pareja. Debit (Ramla, 1982), un palestino con ra¨ªces ¨¢rabes nacido en Israel, lleg¨® a la capital alemana en 2014 en busca de un socio con el que expandir Hummus Samir, la cadena de restauraci¨®n que su familia regenta en su localidad natal. Uno de sus primeros contactos fue Ben David (Ariel, 1980), un empresario de marketing hijo de colonos jud¨ªos en Cisjordania, que acababa de aterrizar en Berl¨ªn. ¡°Despu¨¦s de varias conversaciones nos dimos cuenta de que no est¨¢bamos de acuerdo en nada, pero ten¨ªamos las mismas ideas respecto a la gastronom¨ªa y los negocios¡±, recuerda Ben David en un rinc¨®n de este local sin pretensiones en el barrio de Prenzlauer Berg. ¡°Yo soy de derechas y Jalil es de izquierdas, por eso al principio decidimos no hablar de pol¨ªtica y enfocarnos en la comida¡±, contin¨²a. Empezaron a vender hummus, sin mencionar que eran un israel¨ª y un palestino. ¡°Adem¨¢s, la mayor¨ªa de las veces la gente cree que yo soy el israel¨ª y Oz, el palestino. Siempre se confunden¡±, bromea Debit sentado a su lado. As¨ª, en 2015, naci¨® Kanaan, que remite al nombre hist¨®rico de esa atribulada zona de Oriente Pr¨®ximo antes de que existiera ninguna de las dos naciones.
En septiembre recibieron el Premio Moses Mendelssohn que otorga el Senado de Berl¨ªn, un galard¨®n que reconoce su contribuci¨®n a la tolerancia entre pueblos y religiones. ¡°Con los a?os nos dimos cuenta de que, m¨¢s que una empresa normal, esto era una especie de misi¨®n¡±, explica Ben David. ¡°Cuando nos preguntan c¨®mo conseguimos hacer las paces, siempre decimos que no lo hemos intentado: primero hicimos negocios y despu¨¦s lleg¨® la paz. Y es lo que deber¨ªa pasar entre nuestras sociedades¡±.
Kanaan, que antes contaba con una carta extens¨ªsima, hoy solo ofrece un men¨² estacional de seis platos para compartir. ¡°A los europeos no les gusta tener tantas opciones. Al final alguno se quedaba bloqueado¡±, aduce Jalil, que se?ala la tosta de falafel y el hummus con carne vegetal (prote¨ªna de soja texturizada) como los hits de la temporada. Aqu¨ª todas las recetas son vegetarianas y se inspiran en el pensamiento de Le¨®n Tolst¨®i. ¡°?l dec¨ªa que si matamos animales para alimentarnos, ese dolor se volver¨¢ contra nosotros por duplicado en forma de guerras. Si no cruzamos esa l¨ªnea, ser¨¢ m¨¢s sencillo encontrar la paz. Me parece una filosof¨ªa maravillosa¡±, razona Ben David, que es el que gestiona diariamente el establecimiento. Mientras, Debit vive entre Ramla, donde permanece su familia, y Berl¨ªn.
Los dos sostienen que las gastronom¨ªas de sus pueblos no son iguales. Lo atestigua su libro reci¨¦n publicado, con recetas de sus antepasados e historias de ambos lados del conflicto. ¡°La cocina israel¨ª es una mezcla de un mont¨®n de tradiciones¡±, comenta Debit. ¡°Yo soy el mejor ejemplo de eso ¡ªalega su socio¡ª. Mi madre es marroqu¨ª y mi padre, rumano. Cuando celebran el shabbat, en la mesa hay cusc¨²s y coles rellenas. Esas combinaciones hacen ¨²nica esta cocina. En mi casa se ha comido hummus toda la vida y la familia de Jalil lo elabora desde hace siglos. Discutir qui¨¦n invent¨® el hummus no tiene sentido. ?Nadie lo sabe!¡±.
Desde su apertura, Kanaan emplea a refugiados de Oriente Pr¨®ximo y ?frica. ¡°La meta es ense?arles a llevar su propio restaurante, no solo a cocinar¡±, expone Debit. ¡°Queremos que logren abrir un local propio y estabilizar sus vidas¡±. Pero no todo ha sido tan fluido en su relaci¨®n empresarial. ¡°Como sionista e hijo de colonos, nunca hab¨ªa aceptado que los palestinos fueran una naci¨®n. Igual que para Jalil los israel¨ªes ¨¦ramos unos colonialistas que ocupan su tierra¡±, confiesa Ben David. ¡°Aqu¨ª hemos aprendido a poner en entredicho nuestras creencias¡±. ?Su soluci¨®n compartida? Un mismo territorio, dos Estados y dos gobiernos, pero sin fronteras. Que cada uno pueda establecerse donde desee en toda la regi¨®n. ¡°Como un espa?ol, que puede vivir en Alemania, y viceversa. Una especie de Uni¨®n Europea, pero en Oriente Pr¨®ximo¡±, prosigue. ¡°Conviviendo, en un par de generaciones se crear¨ªan lazos de confianza y las injusticias que sentimos hoy ser¨ªan irrelevantes para los j¨®venes. Tambi¨¦n los abuelos de los actuales europeos se mataron con sa?a entre ellos¡±.
Delante de los ventanales del local cuelga una bandera arco¨ªris con el lema ¡°Make Hummus, not War¡± (haz hummus, no la guerra). Debajo se lee: ¡°La violencia engendra violencia, no soluciones¡±. Una sentencia que casi salta por los aires el 7 de octubre de 2023 con los atentados de Ham¨¢s. Debit toma la palabra: ¡°S¨¦ c¨®mo se pueden sentir los israel¨ªes tras los ataques. Durante los cuatro d¨ªas posteriores a los atentados, Oz cerr¨® el restaurante. Yo estaba en Israel y ¨¦l no paraba de gritarme por tel¨¦fono: ¡®Voy a ir a Gaza y los voy a matar a todos¡¯. No lo hizo, claro¡±. Ben David asume que esa matanza le sobrepas¨®: ¡°Una vez le solt¨¦ que la ¨²nica salida era cargarse a todos los palestinos. Jalil me respondi¨®: ¡®Perfecto, espera un segundo¡¯. Y llam¨® a Theo, su hijo peque?o, al que yo adoro. Me lo puso al tel¨¦fono y le dijo: ¡®Escucha, el t¨ªo Oz te va a contar lo que quiere hacer contigo¡¯. Solo as¨ª consigui¨® calmarme¡±.
Ahora ya posan juntos de nuevo con sus camisetas de ¡°Ich bin Hummussexuell¡± (yo soy hummusexual), otro de sus lemas. ¡°Es algo con lo que todos se pueden sentir representados¡±, concluye Ben David. ¡°Aqu¨ª trabajan personas trans, homosexuales, musulmanas o jud¨ªas. Y lo que nos conecta es nuestro amor por ese plato. ?Todos somos hummusexuales!¡±.
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