Louis Roederer y el cristal m¨¢gico del champ¨¢n
Emblema del lujo, la sofisticaci¨®n y la adaptaci¨®n a los tiempos, la firma francesa es una de las pocas grandes casas que permanecen en manos familiares y que puede presumir de una vocaci¨®n vit¨ªcola propia desde el siglo XIX
En un juego de asociaciones mentales, el t¨¦rmino que se corresponde invariablemente con champ¨¢n Roederer es Cristal. La primera cuv¨¦e de prestigio es tan deseada por su sabor como por el lugar en el que sit¨²a socialmente a quien la bebe, aunque esto ¨²ltimo haya ido evolucionando con los tiempos. Ha saltado de las mesas de la nobleza a los locales de moda que jalonan la costa mediterr¨¢nea de Ibiza a Marbella, a la vez que alimentaba una relaci¨®n de amor-odio con estrellas del rap como Jay-Z. Cristal fue una presencia recurrente en sus letras y en su mesa hasta que The Economist public¨® unas declaraciones de la propiedad que el artista consider¨® ofensivas. Tambi¨¦n tuvo su propio momento cinematogr¨¢fico en la pel¨ªcula coral Four Rooms (1995), con un rendido Quentin Tarantino (¡°No me gustaba el champ¨¢n hasta que prob¨¦ Cristal y ahora me encanta¡±) que sorb¨ªa entusiasmado de unas copas algo demod¨¦s.
Cristal fue creado en 1876 para Alejandro II de Rusia y tom¨® su nombre del material transparente utilizado en la fabricaci¨®n de la botella que deb¨ªa delatar cualquier posible manipulaci¨®n (l¨¦ase envenenamiento). Tambi¨¦n se suprimi¨® la hendidura de la base para que no se pudiera esconder ning¨²n arma, aunque el zar fue asesinado pocos a?os despu¨¦s por m¨¦todos menos sofisticados cuando arrojaron una bomba al carruaje en el que viajaba.
Un ambiente efervescente. La marca se recuper¨® tras la II Guerra Mundial gracias a Camille Olry-Roederer, una de esas viudas aguerridas de Champa?a que estuvo al frente de la casa m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, desde la muerte de su marido L¨¦on en 1932 hasta 1975. El concepto de calidad era el mismo: las uvas de las mejores parcelas, con m¨¢s pinot noir que chardonnay para conseguir esa mezcla caracter¨ªstica de fuerza y finura, pero ajustando el estilo a los tiempos. El Cristal de los zares era un champ¨¢n dulce con unos 100 gramos de az¨²car y el actual se queda en unos siete, aunque por su elevada acidez, la sensaci¨®n de dulzor es pr¨¢cticamente imperceptible.
?C¨®mo se convirti¨® Roederer en proveedor del mism¨ªsimo zar de Rusia? La casa de Reims tiene su origen en una peque?a bodega fundada en 1776 por Joseph Dubois que fue adquirida en 1818 por su distribuidor en Alsacia, Nicolas-Henri Schreider. Su sobrino Louis Roederer empez¨® a trabajar con ¨¦l siendo casi un adolescente y hered¨® el negocio en 1833 cuando contaba apenas 23 a?os. Pese a su juventud, ten¨ªa ya la ambici¨®n de producir grandes champanes y no dud¨® en rebautizar la bodega con su nombre.
Aunque las elaboraciones con burbujas se conoc¨ªan desde el siglo XVIII y fueron ya muy apreciadas por la corte francesa y la alta sociedad londinense, en ese momento los vinos m¨¢s representativos de Champa?a eran tintos.
El desarrollo de la industria de los espumosos estuvo condicionado por la creaci¨®n de botellas m¨¢s resistentes que pudieran soportar la presi¨®n del carb¨®nico y por la comprensi¨®n y el control del proceso de la segunda fermentaci¨®n en botella que libera las burbujas.
Roederer contribuy¨® sustancialmente a esta transformaci¨®n. En 1860, cuando los espumosos se hab¨ªan convertido ya en el estilo dominante, vend¨ªa el 30% de todo el champ¨¢n de la regi¨®n. Hoy, con cuatro millones de botellas, apenas representa un 1%.
El secreto est¨¢ en la vi?a. El joven productor entend¨ªa que para lograr su objetivo deb¨ªa partir de vi?edos de calidad asentados en los mejores suelos calc¨¢reos de la regi¨®n, lo que localmente se conoce como craie (tiza). Este terreno permite que las ra¨ªces profundicen generosamente y ofrece excelentes condiciones de drenaje y de conservaci¨®n de la humedad.
En 1845, Louis Roederer compr¨® sus primeras 15 hect¨¢reas en Verzenay, en la ladera norte de la monta?a de Reims. El municipio aparecer¨ªa unos a?os despu¨¦s de manera destacada en las primeras clasificaciones de espumosos realizadas por publicaciones locales y adquirir¨ªa finalmente la m¨¢xima distinci¨®n de grand cru.
Situado a menos de 20 kil¨®metros al sureste de Reims y resguardado por los bosques que jalonan su flanco meridional, Verzenay respira vino por todos sus rincones. Con poco m¨¢s de 1.000 habitantes, las estrechas, pintorescas y en ocasiones empinadas callejuelas dan la impresi¨®n de albergar m¨¢s bodegas que viviendas.
Hoy la casa es propietaria de 250 hect¨¢reas de vi?edo que le permiten autoabastecerse para todos sus champanes de a?ada y que se extienden por las tres regiones principales de Champa?a: la monta?a de Reims, el valle del Marne y la C?te de Blancs, en municipios calificados como grand cru y premier cru.
El logro no hubiera sido posible sin el impulso inicial de Louis Roederer (a su fallecimiento en 1870, la casa contaba ya con 70 hect¨¢reas) y de su hijo Louis Roederer II, creador de Cristal, quien continu¨® con esta filosof¨ªa y con la vocaci¨®n exportadora durante los escasos 10 a?os que estuvo al frente de la firma. Incluso en tiempos dif¨ªciles, L¨¦on Olry-Roederer, cuarta generaci¨®n, no dej¨® de comprar tierras y lagares. Y ello pese a que le toc¨® hacer frente a la plaga de la filoxera, que lleg¨® a Champa?a en la d¨¦cada de 1880, aunque no alcanz¨® la monta?a de Reims hasta 1904.
El cultivo del siglo XXI es ecol¨®gico. Quiz¨¢s el gran heredero de este esp¨ªritu sea el actual director general y t¨¦cnico, Jean-Baptiste L¨¦caillon. Originario de Reims, trabaja en la casa desde 1989, pero ha pasado distintos periodos en otras bodegas de la familia en Australia y California (entre la decena de marcas que conforman el grupo, destacan el champ¨¢n Deutz, Domaines Ott en Provenza, Ch?teau Pichon Longueville Comtesse de Lalande en Burdeos o la portuguesa Ramos Pinto). Al frente de los vinos desde 1999, y con la confianza de Fr¨¦d¨¦ric Rouzaud, s¨¦ptima generaci¨®n de la familia a los mandos desde 2006, L¨¦caillon aporta una visi¨®n global sobre vi?edo y bodega en tiempos cambiantes y con los retos de un cambio clim¨¢tico que, hasta la fecha, ha beneficiado a una regi¨®n habituada a chaptalizar y con problemas para madurar sus uvas de manera regular.
En este siglo, la casa ha emprendido un viaje decidido hacia el cultivo ecol¨®gico, incorporando pr¨¢cticas de biodin¨¢mica y permacultura, pero no como un objetivo en s¨ª mismo, sino subordinado al sabor y la calidad de las uvas. Por algo el lema de L¨¦caillon, bien visible en su cuenta de Instagram, es in pursuit of taste (en busca del sabor). No es extra?o que William Kelley, catador de champ¨¢n para la influyente revista norteamericana The Wine Advocate, escribiera que Roederer ¡°lleva un par de d¨¦cadas de ventaja a la mayor¨ªa de sus rivales¡±.
Quiz¨¢s lo m¨¢s impresionante es el trabajo de investigaci¨®n y recuperaci¨®n de biotipos de la delicada variedad tinta pinot noir. La diversidad gen¨¦tica, capaz de marcar distintos tiempos de brotaci¨®n, diferencias en la maduraci¨®n y en la acidez y el alcohol, permitir¨¢ ofrecer un abanico de soluciones para hacer frente a los retos del futuro. En la nueva cosecha 2016 de Cristal, por ejemplo, hay un poco m¨¢s de chardonnay de lo habitual porque las olas de calor del verano afectaron a su compa?era tinta. Para Kelley, Roederer ¡°es una gran marca con mentalidad de peque?o productor¡±.
Mientras Fr¨¦d¨¦ric Rouzaud ha rechazado amablemente los acercamientos por parte de gigantes del lujo con una presencia dominante en Champa?a, L¨¦caillon hila cada vez m¨¢s fino. Considera que los Cristal actuales elaborados con uvas ecol¨®gicas ofrecen una mejor definici¨®n de a?ada y expresan mejor el car¨¢cter del suelo. Para ¨¦l son vinos de guarda con una ¡°ventana de belleza¡± o consumo en plenitud de 20 a?os en el caso del Cristal est¨¢ndar, que se cotiza ligeramente por encima de los 300 euros, y hasta 60 a?os para el Ros¨¦, mucho m¨¢s limitado, caro (aproximadamente el doble) y dif¨ªcil de elaborar. La profundidad, precisi¨®n y longitud de estos vinos es impresionante.
Cristal Ros¨¦, que celebra su cincuentenario este a?o, se nutre de tan solo cuatro parcelas de vi?a frente a las casi 40 de su compa?ero. L¨¦caillon ha refinado la elaboraci¨®n, que siempre ha prescindido de la t¨¦cnica de a?adir una parte de vino tinto para proporcionar color, apostando por una especie de infusi¨®n a muy baja temperatura de uvas pinot noir en mosto de chardonnay. Seg¨²n el t¨¦cnico, ¡°el esp¨ªritu est¨¢ en la piel¡± y la recompensa al final del camino es ¡°una frescura eterna e infinita¡±.
Qu¨¦ beber de Louis Roederer. Con la misma pasi¨®n que se sumerge en las cuv¨¦es de prestigio, L¨¦caillon reformul¨® hace unos pocos a?os el Brut Premier Cru, el champ¨¢n central de la casa con un perfil de continuidad de estilo, para transformarlo en el nuevo Collection. Siguiendo el ejemplo de Jacquesson o Krug, cada nuevo embotellado de este champ¨¢n sin a?ada se identifica con un n¨²mero. En Roederer la serie empieza por el 242 en alusi¨®n al n¨²mero de vendimias desde su fundaci¨®n en 1776.
Collection se define ahora como un champ¨¢n multia?ada. Se construye sobre una cosecha central que se complementa con un 10% de vinos de reserva almacenados en viejos fudres y una ¡°reserva perpetua¡± conservada en tanques de acero inoxidable que se inici¨® en 2012 con partes iguales de chardonnay y pinot noir, y que se va alimentando con a?adas sucesivas a modo de solera. Debido a la complejidad de la mezcla, el ensamblaje de este champ¨¢n se puede prolongar durante dos meses.
Con los precios inalcanzables de Cristal, Collection (55-60 euros la botella) es la puerta de entrada al mundo Roederer. La botella m¨¢gnum de litro y medio, con su aporte extra de frescura, puede dar un brillo especial a las celebraciones navide?as. Otra opci¨®n son las gamas intermedias, menos conocidas en Espa?a. Con muy buena capacidad de envejecimiento, el Brut Vintage (80-90 euros) tiene el sello musculoso de la pinot noir de la monta?a de ?Reims, mientras que el Blanc de Blancs (unos 110 euros) ofrece una magn¨ªfica expresi¨®n de verticalidad, elegancia y car¨¢cter c¨ªtrico de la chardonnay.
Espa?a es el noveno mercado de Roederer en el mundo, pero el s¨¦ptimo para Cristal.
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