Al principio fue la horma: los artesanos de Louis Vuitton de Fiesso d¡¯Artico desvelan los secretos de su oficio
En esta f¨¢brica de calzado, situada a poco m¨¢s de media hora de Venecia, casi todo se hace a mano, salvo algunos dise?os en 3D
La suela de un Derby de Louis Vuitton se cose a mano. Tres vueltas de costura noruega con un hilo grueso hecho con pelo de jabal¨ª salvaje. Las cose con una aguja que parece un arma blanca Roberto, un artesano que lleva 50 a?os haciendo este trabajo. Cuando lo encontramos en el taller de Fiesso, a media hora de Venecia, cuenta que aprendi¨® el oficio de su padre y este a su vez de su abuelo. La familia viv¨ªa en la Via dei Calzolai, en el centro de Ferrara (Italia). En espa?ol dir¨ªamos la calle de los zapatos.
Roberto coloca el zapato con la suela hacia arriba, lo sostiene entre las piernas y se dispone a pasar muchas horas dando puntadas con la espalda encorvada en una silla muy baja. Una postura inc¨®moda y poco ergon¨®mica. Asegura el artesano que no tiene elecci¨®n, solo as¨ª se consigue asir fuertemente el zapato y dar puntadas cortas, s¨®lidas y exactas. La altura de la silla es crucial para dominar la aguja y el hilo. Seg¨²n las leyes europeas, estos zapatos tienen dos a?os de garant¨ªa, pero ¨¦l dice que no se romper¨¢n nunca. Sus costuras son eternas. ?El lujo en 2024 es exactamente lo mismo que era en el siglo XVIII? ?Un zapato para toda la vida que luego ser¨¢ heredado por otro armario? ?Se siguen haciendo zapatos as¨ª?
Venimos a comprobarlo al taller donde se fabrica probablemente el calzado m¨¢s caro del mercado. En Fiesso d¡¯Artico Louis Vuitton produce sus zapatos desde 2009. ¡°No importa donde veas un zapato de Louis Vuitton, siempre va a estar hecho aqu¨ª¡±, confirma Paolo Secco, director industrial de la f¨¢brica. ¡°El lujo son las manos. Aqu¨ª trabajamos con piel y se necesita sensibilidad para entenderse con ella¡±, sostiene. En la f¨¢brica se usa tecnolog¨ªa 3D para acelerar parte del trabajo creativo, pero el resto de la manufactura es manual. Y justo lo m¨¢s dif¨ªcil de encontrar son esas manos. ¡°Hay poca gente joven que trabaje con los m¨¦todos tradicionales, quedan pocos artesanos de la costura como Roberto, es un oficio que pr¨¢cticamente desa?pareci¨® a principios de este siglo¡±, explica. Dice que coser es un trabajo preciso que requiere concentraci¨®n, pericia y paciencia. La estrategia de la f¨¢brica es reclutar a personas sensibles, que aprecien la artesan¨ªa, y luego los entrenan hasta convertirlos en expertos cosedores.
Fiesso d¡¯Artico est¨¢ a 40 minutos en coche desde Venecia y forma parte de la Riviera del Brenta. En el siglo XIII las grandes familias venecianas levantaron aqu¨ª sus residencias de verano, detr¨¢s vinieron los curtidores y zapateros de Rialto y la plaza San Marcos, y establecieron sus talleres. Pronto la fama de los zapatos de la regi¨®n lleg¨® a los salones de la aristocracia y Fiesso, Vigonovo, Vigonza, Noventa, Padovana y otros pueblos de la ribera se convirtieron en el patrimonio del calzado artesanal de lujo. Louis Vuitton decidi¨® centralizar aqu¨ª su producci¨®n de calzado en 2009, y aloj¨® su f¨¢brica en un edificio dise?ado por Jean-Marc Sandrolini. Son 14.000 metros cuadrados de tradici¨®n y tecnolog¨ªa para vestir los pies.
Louis Vuitton, una marca fundada en 1854, hab¨ªa coronado todas las cumbres del lujo con sus ba¨²les y bolsos, pero hasta 1998 no empez¨® a fabricar calzado. Ese a?o Marc Jacobs, que acababa de firmar como director art¨ªstico de la casa francesa, debut¨® en la Semana de la Moda de Par¨ªs con una colecci¨®n sin monogramas y con un solo bolso que inclu¨ªa, adem¨¢s, zapatos. Todo destilaba un esp¨ªritu tan de americano en Par¨ªs que soliviant¨® al mundo de la moda. The Guardian afirm¨®: ¡°La colecci¨®n de 50 piezas era tan dolorosamente moderna, tan minimalista de Nueva York, que su impacto fue severamente silenciado¡±. Y la edici¨®n francesa de Vogue remat¨®: ¡°Contiene el tipo de esnobismo invertido que convierte el estatus en una sociedad secreta¡±. Entonces el propio Jacobs replic¨® con sorna: ¡°?Ah, que le ha parecido demasiado utilitario a los franceses? Bueno, ya saben, uno de los primeros ba¨²les de Vuitton era gris, plano y apilable. Muy pr¨¢ctico¡±.
Lo cierto es que tanto en los artesanos de la ribera del Brenta como en aquel primer desfile de Marc Jacobs para Louis Vuitton est¨¢n los cimientos de esta f¨¢brica que se organiza en talleres con nombres po¨¦ticos: Alma para los zapatos elegantes de mujer; Speedy para las zapatillas; Nomada para los mocasines; y Taiga para los zapatos elegantes masculinos y los complementos de piel.
El principio era la horma. Ah¨ª est¨¢ el alma, la vida y la muerte del zapato. Hablamos con Gigi Agostini, el artesano que cincela con sus manos los prototipos de madera hasta conseguir aterrizar los bocetos que llegan del departamento creativo de Par¨ªs. Resulta que todos los pies no son iguales y Louis Vuitton es una marca global. Delante de la mesa de Gigi, un dibujo resume la complejidad de su misi¨®n: el pie celta tiene el segundo dedo flagrantemente m¨¢s largo que el resto; el pie germano, el dedo gordo largu¨ªsimo y todos los dem¨¢s casi del mismo tama?o; el egipcio recuerda una pendiente inclinada con los dedos ordenados de mayor a menor; el romano es una l¨ªnea recta con los dedos id¨¦nticos; y el griego, una especie de tri¨¢ngulo donde el dedo del medio forma un ¨¢ngulo de 45 grados con el gordo. Un artesano de las hormas tiene que conseguir que la biodiversidad humana encaje en un prototipo sin causar molestias ni rozaduras. Un zapato de lujo puede ser cualquier cosa menos un instrumento de tortura. ¡°Todos los problemas del calzado vienen de la horma y siempre hay que volver a ella¡±, dice Gigi, que calcula que se tarda 10 a?os en formar a un experto en hormas. El artesano muestra un pie de silicona y una horma de madera. ¡°Esto, dice se?alando el pie, tiene que entrar ah¨ª (en la horma) y permanecer a gusto mucho tiempo. Es muy dif¨ªcil conseguirlo en los zapatos de tac¨®n¡±.
Daniele es el artesano experto en hormas de zapatos elegantes de mujer. Su trabajo consiste en desafiar la gravedad y neutralizar el dolor. Tard¨® entre siete y ocho meses para encontrar el modelo de pie perfecto, uno de la talla 37, que encajara en todas las hormas. Puso a prueba a unas 500 mujeres. ¡°Cuando hay tac¨®n, unos mil¨ªmetros de error pueden hacer insoportable el zapato¡±, expone Daniele, que prueba sus prototipos dos veces al d¨ªa, en la ma?ana y en la tarde. ¡°Solo nos vale el test de la ma?ana, pues a lo largo del d¨ªa el pie se inflama y crece¡±.
Cada zapato de Louis Vuitton, desde los de vestir hasta el best ?seller de la casa, la LV Trainer creada en 2019 por Virgil Abloh (1980-2021), requiere entre 150 y 200 operaciones: puntadas hechas a mano, cortes quir¨²rgicos y pulcros de la piel, o la t¨¦cnica, manual y con una mopa untada en cera, con que se crea la p¨¢tina en el calzado de piel ex¨®tica. En un laboratorio se replican los efectos de miles de pasos para medir c¨®mo sobrevive el cuero al desgaste diario, se hacen pruebas de flexibilidad y se dan golpes a una suela para poner a prueba su resistencia. En un horno se comprueba c¨®mo aguantar¨ªa un zapato de Louis Vuitton el h¨²medo verano del tr¨®pico o el calor seco de los Emiratos ?rabes.
Esas pruebas de la verdad las hacen los expertos del departamento de control de la calidad, donde se gestionan las quejas llegadas del mundo entero. Literal, de China a Australia la gente protesta porque el zapato le ha manchado el calcet¨ªn, porque le ha hecho una rozadura o porque ha cambiado levemente de color. Los clientes exigentes son tambi¨¦n el universo del lujo. ¡°Es cultural, las quejas van por regiones. Por ejemplo, para los asi¨¢ticos es imperdonable que el calcet¨ªn no salga impoluto cuando se descalzan, explica Andrea, que revela que por la pisada y la estatura a los asi¨¢ticos se les deterioran antes las zapatillas. Los registros globales de la casa determinan que el desgaste de dos meses de uso de un cliente asi¨¢tico equivaldr¨ªa al de ocho o nueve meses de un europeo o un estado?unidense. Con esta informaci¨®n se intenta reforzar determinadas partes del calzado seg¨²n su mercado. Tambi¨¦n saben ¡ªla base de datos global de la f¨¢brica es una aut¨¦ntica mina¡ª que el 30% de las quejas son por mal uso del calzado, y el resto (70%), por defectos de f¨¢brica o incidentes de la transportaci¨®n. Estos zapatos delicados deben viajar largas distancias, pasar varios husos horarios y sufrir cambios bruscos de temperatura. Por lo visto todo esto puede afectar su naturaleza.
En la l¨ªnea de acabado ¡ªdonde se realizan cientos de peque?as operaciones finales¡ª nos ense?an los zapatos ya en sus cajas, y ?sorpresa!, no son las emblem¨¢ticas cajas naranjas de Louis Vuitton, sino otras de color azul acero, m¨¢s sufridas. Una portavoz de la casa nos explica que en estas cajas, m¨¢s resistentes, el calzado viaja hasta su destino final. En las tiendas los esperan, perfectas, las cajas naranjas que identificamos con la casa de lujo francesa. Para dar por resuelto el misterio de los zapatos m¨¢s lujosos del mundo nos queda una pregunta por hacer: ?cu¨¢l es la hora perfecta para comprarse unos zapatos caros y de largo recorrido? Respuesta: ¡°De noche, y nunca despu¨¦s de una larga caminata¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.