El conflicto econ¨®mico entre sor Nieves y el Gobierno de Navarra
Una monja teresiana reclama una renta b¨¢sica que le retiraron por tener las necesidades cubiertas
Ni rastro de sor Nieves. Las hermanas Teresianas de Pamplona explican que la religiosa reside con ellas pero que no se encuentra en el colegio en ese momento. Por tel¨¦fono, dan la misma respuesta. Sin embargo, una ficha en un cartel con varios nombres femeninos en la zona en la que viven las monjas indica que la hermana Nieves no ha salido. Las religiosas no quieren decir nada sobre la pugna que su compa?era de congregaci¨®n, que en agosto cumple 82 a?os, ha mantenido con los servicios sociales navarros.
El Gobierno de Navarra le ha retirado la Renta de Garant¨ªa de Ingresos (RGI), de unos 600 euros mensuales seg¨²n fuentes del ¨¢rea, con el argumento de que no la precisa porque reside bajo el techo de la orden. Los estatutos de la comunidad recogen que los recursos que poseen se ponen a disposici¨®n ¡°de los pobres¡± y de las ¡°necesidades de las hermanas¡±. Andr¨¦s Carbonero, director general de Protecci¨®n Social de la comunidad foral, alude a este principio para justificar que se le cancelara la ayuda: ¡°Entendemos que al residir all¨ª tiene cubiertas las necesidades¡±.
El conflicto lleg¨® a su culmen en Nochebuena. El servicio p¨²blico le hab¨ªa retirado la prestaci¨®n a la mujer y esta elev¨® un recurso de alzada que no obtuvo respuesta. Nieves dio un paso m¨¢s y denunci¨® el caso al Defensor del Pueblo navarro. Su escrito retroced¨ªa al 27 de abril de 2018, cuando le concedieron esa prestaci¨®n, de duraci¨®n anual, porque su situaci¨®n, reconoce Carbonero, encajaba en los criterios para asignarle esta ¡°ayuda coyuntural que no es una pensi¨®n¡±. La hermana hab¨ªa sido misionera en Venezuela y all¨ª le correspond¨ªa una prestaci¨®n por su labor solidaria, pero la situaci¨®n del pa¨ªs propici¨® que el departamento de Carbonero aceptara su petici¨®n. Pensaron que iba a residir en una vivienda personal y que carec¨ªa de sustento econ¨®mico.
Ese fue el error, asume el funcionario. Un a?o despu¨¦s, para determinar si renovar la asistencia, su equipo analiz¨® la situaci¨®n y constat¨® que habitaba un espacio com¨²n, en una de esas habitaciones del edificio de ladrillo de las Teresianas. La ley, explica Carbonero, indica que la RGI se aporta en casos de vulnerabilidad, pero no a personas, por ejemplo, en residencias de ancianos, donde permanecen atendidas. A su entender, el convento cubre las necesidades de las internas y no requieren el apoyo p¨²blico.
La intervenci¨®n del Defensor del Pueblo navarro, sin embargo, no sald¨® la cuesti¨®n. Este organismo pidi¨® al ente p¨²blico que estudiara bien las circunstancias y no equiparara ¡°una comunidad religiosa, en la que la autora de la queja vive voluntariamente conforme a sus creencias, con un ¡®recurso residencial¡¯ perteneciente a las pol¨ªticas sociales¡±. Carbonero sostiene que siguieron estas indicaciones y se respondi¨® al recurso de Nieves con una orden foral que ratifica que no necesita el RGI por mucho que lo demande. La monja ha perdido el pulso con la Administraci¨®n.
Varios padres, que charlan mientras sus ni?os juegan en un parque flanqueado por almendros en flor, se sorprenden al inform¨¢rseles de las cuitas entre la religiosa y los servicios sociales. Una hermana que lee un libro religioso en la garita de la secretar¨ªa dice que ¡°la mejor opci¨®n es el silencio¡±. Mismo discurso en la zona residencial, a la que se accede tras una eterna espera habl¨¢ndole a un telefonillo y subir dos pisos en ascensor. Los radiadores caldean a pleno rendimiento y alguna religiosa se asoma a la puerta del fondo, que conduce a sus dependencias, mientras otra lamenta ¡°el morbo¡± que ha ocasionado esta situaci¨®n.
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