Los expertos discrepan de puntos clave del proyecto de ley de libertad sexual
Miembros de la comisi¨®n que debati¨® la reforma de los delitos sexuales consideran muy ¡°gen¨¦rica¡± la definici¨®n de agresi¨®n que hace el texto aprobado por el Gobierno
El anteproyecto de ley de libertad sexual que aprob¨® el martes el Consejo de Ministros regula el derecho a asistencia y protecci¨®n de las v¨ªctimas, medidas para la detecci¨®n de violencias sexuales y ayudas econ¨®micas y sociales para quienes padezcan esta violencia. Pero el n¨²cleo duro de la norma afecta a la reforma del C¨®digo Penal para modificar la actual regulaci¨®n de los delitos contra la libertad sexual. Ah¨ª el texto bebe de algunas de las propuestas que hizo la secci¨®n penal de la comisi¨®n general de codificaci¨®n (un ¨®rgano asesor del Ministerio de Justicia formado por juristas de diversos ¨¢mbitos) cuando el Gobierno se plante¨® reformar los delitos sexuales tras la primera sentencia de La Manada (la agresi¨®n en grupo en los sanfermines de 2016). Pero el texto impulsado por el Ministerio de Igualdad introduce cambios que, seg¨²n algunos de los expertos que participaron en aquel proyecto, pueden complicar su aplicaci¨®n.
El anteproyecto aprobado y la propuesta de la comisi¨®n de codificaci¨®n coinciden en un punto de partida: suprimir la denominaci¨®n de ¡°abuso sexual¡± e integrar este concepto en el de ¡°agresi¨®n sexual¡±, entendido como todo ataque realizado sin consentimiento de la v¨ªctima. Todos los miembros de la comisi¨®n de codificaci¨®n consultados aplauden que se mantenga esta integraci¨®n, pero algunos advierten de que el texto aprobado hace aguas al concretar los tipos de agresi¨®n. Para Manuel Cancio, catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, la definici¨®n que se ha hecho es ¡°demasiado gen¨¦rica¡±. ¡°En el delito de agresi¨®n sexual, entra todo en un mismo marco penal: desde el tocamiento sorpresivo en el metro hasta la acci¨®n violenta para arrancar la ropa y tocar a la v¨ªctima, todo entra en el mismo tipo, que puede recorrer desde una pena de multa hasta nueve a?os de prisi¨®n. Hubiera sido mucho m¨¢s conveniente incluir entre las agravantes el empleo de violencia o intimidaci¨®n, como hace en el Derecho comparado, por ejemplo, la reciente reforma en Suecia¡±, se?ala Cancio.
Borja Mapelli, catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad de Sevilla, coincide en que habr¨ªa que castigar con mayor gravedad cuando se doblega la voluntad de la v¨ªctima por medios violentos o intimidatorios. ¡°No es lo mismo la violencia o la intimidaci¨®n que el enga?o. Igual que no es lo mismo hurtar que robar con violencia. Aunque hayamos buscado la fusi¨®n en el concepto de agresi¨®n, se deber¨ªa diferenciar¡±.
Algunos expertos consideran que, tal y como ha quedado la redacci¨®n en el anteproyecto de ley, la conducta agresiva ¡°se desvanece¡± al identificarla con cualquier acto que atente contra la libertad sexual. ¡°La comisi¨®n de codificaci¨®n, con mayor extensi¨®n, dec¨ªa otra cosa que es m¨¢s significativa: ¡®ataques que se ejecuten sobre personas', lo que al menos dejaba fuera a los piropos desorejados, como los que dieron ocasi¨®n a Primo de Rivera a llevarlos al C¨®digo Penal, que es un precedente poco lustroso¡±, apunta Luis Arroyo Zapatero, director del Instituto de Derecho penal Europeo e Internacional de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Este penalista incide en otro de los puntos clave de la reforma: el del consentimiento, que se exige que se ¡°manifieste libremente por actos exteriores, concluyentes e inequ¨ªvocos¡±. ¡°Hay que decir rotundamente que esta cl¨¢usula est¨¢ alejada de la vida y, de llevarse a t¨¦rmino, ser¨¢ fuente de mil problemas e injusticias¡±, advierte Arroyo Zapatero.
La abogada penalista Carmen S¨¢nchez Mor¨¢n tambi¨¦n considera que se est¨¢ transmitiendo un mensaje que ¡°induce a error¡±. ¡°Parece dar a entender que la regulaci¨®n actual permite las relaciones sexuales sin consentimiento de alguno de los participantes, y nada m¨¢s lejos de la realidad, si se act¨²a sobre una persona sin la concurrencia de su voluntad, siempre hay un ataque constitutivo de delito¡±, afirma. Manuel Cancio ahonda en esta opini¨®n: ¡°Cualquier contacto sexual no consentido es hoy ya delito: el anteproyecto no cambia en esto nada¡±. La cuesti¨®n, advierte, est¨¢ en que no hay definici¨®n del consentimiento que pueda eliminar ¡°el problema¡± de que, al final, ¡°siempre habr¨¢ un tribunal independiente que tendr¨¢ que determinar la verdad judicial, qu¨¦ es lo que ha pasado. No hay definici¨®n que pueda eliminar este paso, de modo que la pretensi¨®n de 'atenuar problemas probatorios? no pasa de ser una enso?aci¨®n ingenua¡±.
S¨¢nchez Mor¨¢n considera, adem¨¢s, ¡°contraproducente y poco educativo¡± el mensaje ¡°solo s¨ª es s¨ª¡± porque el "s¨ª¡± no siempre permite la relaci¨®n sexual. ¡°Para poder decir ¡°s¨ª¡± hace falta tener capacidad de consentir, y nuestro sistema penal niega esa capacidad a las personas menores de 16 a?os (cuya regulaci¨®n no modifica este anteproyecto)¡±.
Varios de los expertos lamentan que el anteproyecto de ley abusa de las circunstancias agravantes que aumentan la pena b¨¢sica del delito de agresi¨®n. ¡°Hay tantas agravantes que, al final, el tipo b¨¢sico del delito es casi inimaginable¡±, se?ala Mapelli. ¡°Se convierte en excepcional lo normal y en normal lo excepcional¡±, a?ade. Arroyo Zapatero cree que la agresi¨®n con violaci¨®n tiene penas b¨¢sicas ¡°razonables¡± (de cuatro a diez a?os), pero lamenta que ¡°se exasperan radicalmente con el juego que se da a las agravantes¡±.
La idoneidad o no de alguna de estas circunstancias que agravan divide a los expertos. Arroyo cree que algunas son¡°manifiestamente improcedentes ahora y en el texto de la comisi¨®n¡±. Entre ellas cita la agravaci¨®n por la agresi¨®n sobre la pareja, que tambi¨¦n cuestiona Mapelli: ¡°En Espa?a hemos pasado a que el marido que obligaba a su mujer a mantener relaciones estaba exento de responsabilidad penal a considerarlo ahora una agravante del delito contra la libertad sexual¡±, advierte. ¡°No digo que no est¨¦ de acuerdo, sino que hay que pensarlo un poco. Porque no es lo mismo encontrarte a una chica en un parque p¨²blico y violarla, que lo otro. No digo que no haya delito, lo que no s¨¦ es si debe ser m¨¢s grave el delito teniendo en cuenta que tambi¨¦n habr¨¢, en ese caso, un delito de violencia de g¨¦nero. No lo tengo claro, es complicado¡±, admite.
Manuel Cancio, sin embargo, aplaude esta agravante y otras recogidas en el anteproyecto, como la intoxicaci¨®n de la v¨ªctima o el incremento de pena en casos de acoso sexual. Pero este penalista admite ¡°decepci¨®n¡± por ¡°la poca ambici¨®n de la reforma¡± para abordar de forma integral los delitos contra la libertad sexual. ¡°Estos delitos presentan hoy m¨²ltiples problemas concretos en su redacci¨®n, muchos de ellos generados por la chapucera reforma de 2015 hecha por el PP. Es lamentable que solo se toque puntualmente la cuesti¨®n de los tipos m¨¢s graves, sin aprovechar para reordenar un sector que, de nuevo, solo ha recibido un parche, en vez de una reformulaci¨®n ordenada y sistem¨¢tica¡±.
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