Las ojeras del presidente y los reproches aplazados
Valentina Cepeda, que desinfectaba el micr¨®fono, protagoniza un pleno ins¨®lito y casi vac¨ªo por el coronavirus
Pedro S¨¢nchez lleg¨® con su cartera de costumbre y unas ojeras in¨¦ditas. Como casi todo en los ¨²ltimos d¨ªas. Son¨® el timbre de siempre, el que precede a la llegada apresurada de los diputados por ese pasillo abarrotado de c¨¢maras, micr¨®fonos y preguntas que este mi¨¦rcoles estaba desierto, como las plazas del pa¨ªs. Y solo 24 diputados, cinco ministros, cuatro miembros de la Mesa, dos letrados, dos fot¨®grafos, un ujier, una taqu¨ªgrafa y una limpiadora entraron en el hemiciclo para asistir al pleno en el que el presidente inform¨® de la declaraci¨®n del estado de alarma.
En ese bullicioso enjambre que es el hemiciclo, con aplausos, golpes en la mesa, a veces gritos en las tribunas de invitados, llamadas al orden y pausas para ponerlo, este mi¨¦rcoles, lo que m¨¢s llamaba la atenci¨®n era el silencio. El silencio en el que los portavoces se sentaron, separados, en los esca?os. Y el silencio en el que se escucharon por primera vez a s¨ª mismos.
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, inaugur¨® la sesi¨®n con un mensaje de gratitud a gente que no suele figurar en las actas del Congreso, que no sale en los debates parlamentarios, como los dependientes en los supermercados, los que limpian las calles, adem¨¢s, por supuesto, del personal sanitario. Sus se?or¨ªas se esforzaron, pero el aplauso son¨®, irremediablemente, a muchos menos decibelios que de costumbre: eran muchas menos palmas en la C¨¢mara, de 350 esca?os. Entre las se?or¨ªas ausentes hay varios positivos por coronavirus, como Ana Pastor y Beatriz J. Linuesa, del PP, o Santiago Abascal, Macarena Olona y Carlos Zambrano, de Vox, adem¨¢s de las ministras Irene Montero y Carolina Darias. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, afe¨® al PP que hace una semana hubiese pedido un pleno con aforo completo. ¡°Y f¨ªjense c¨®mo estamos hoy aqu¨ª¡±, dijo, haciendo notar a los diputados c¨®mo estaban sentados: cada uno en una punta del hemiciclo y algunos de ellos con mascarilla.
S¨¢nchez arranc¨® su intervenci¨®n describiendo la pandemia como una enfermedad ¡°cruel¡±: ¡°Nos castiga en la cualidad que m¨¢s nos hace humanos, la necesidad de estar juntos¡±. El factor humano estuvo este mi¨¦rcoles m¨¢s presente que nunca en el epicentro de la crispaci¨®n y la bronca pol¨ªtica. En los ojos llorosos de Joan Baldov¨ª, de Comprom¨ªs. En las palabras de Gabriel Rufi¨¢n sobre su hijo, al que como miles de espa?oles, record¨®, pasar¨¢ muchos d¨ªas sin poder ver.
Tras la intervenci¨®n de S¨¢nchez, una mujer con mascarilla y guantes subi¨® a desinfectar el atril, el micr¨®fono y las barandillas. Se llama Valentina Cepeda y repiti¨® esa operaci¨®n 14 veces. Se lo agradecieron el presidente y los portavoces parlamentarios, que le dedicaron su primer aplauso en los 29 a?os que lleva trabajando en la C¨¢mara.
Se oyeron tambi¨¦n expresiones olvidadas, antiguas, que llegaban en forma de promesa para ¡°arrimar el hombro¡±, ¡°remar juntos¡±, ¡°no echarnos el virus a la cabeza¡±. Casado advirti¨®, en todo caso, que los reproches quedaban solo aplazados y que cuando pase la tormenta pedir¨¢n una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre la gesti¨®n de la epidemia. Y el portavoz de Vox, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, declar¨®, despu¨¦s de llamar a la ¡°rehumanizaci¨®n de la pol¨ªtica¡± y a ¡°dejar atr¨¢s las diferencias¡±: ¡°Son ustedes un peligro para la supervivencia de la naci¨®n. Iglesias tiene el mismo afecto a los espa?oles que Stalin por el pueblo ruso, o sea ninguno. Ni los enfermos ni los vulnerables significan nada para ¨¦l¡±.
Otras viejas costumbres resistieron, tambi¨¦n, lo excepcional de la jornada. Por ejemplo, la de colar asuntos fuera del orden del d¨ªa. En un pleno para hablar del estado de alarma, Rufi¨¢n acus¨®, sin citarla, a la Monarqu¨ªa, de usar la crisis del coronavirus como ¡°cortina de humo¡± para tapar esc¨¢ndalos. ¡°Vamos a investigar hasta el ¨²ltimo euro de business con los s¨¢trapas saud¨ªes, ya sean pret¨¦ritos, em¨¦ritos o futuros¡±.
Se escuch¨® varias veces la palabra ¡°guerra¡±. La utilizaron S¨¢nchez, Casado e ??igo Errej¨®n. ¡°Una guerra sin sacos terreros, pero con mascarillas; sin barricadas, pero con cuarentenas, aclar¨® el l¨ªder del PP. ¡°Ahora solo podemos ofrecer esfuerzo, sudor y l¨¢grimas, pero nos volveremos a poner en pie¡±. Cuando concluy¨® el debate, cinco horas despu¨¦s, las bajas hab¨ªan aumentado en varias decenas.
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