Entre el virus y la rutina de votar
Los vecinos de A Mari?a se muestran divididos sobre la suspensi¨®n de los comicios, pero en las calles de los pueblos no transmiten temor por acudir a las urnas
El bar del muelle de Burela (Lugo, 10.000 habitantes) permanece cerrado desde que la semana pasada se detectase un foco de coronavirus entre sus empleados, pero los marineros no han tardado en encontrar una alternativa. A unos 300 metros, varios se?ores se r¨ªen a carcajadas y gritan en la terraza de otro local. Todo son chanzas sobre una enfermedad que, consideran, nunca lleg¨® a impactar en A Mari?a. Y si no lo hizo durante el estado de alarma, ahora ya es tarde. ¡°La de aqu¨ª debe de ser una cepa m¨¢s d¨¦bil, porque no hay nadie en la UCI¡±, bromean a cuatro d¨ªas de las auton¨®micas. Quienes tienen que salir a la mar ya han ejercido su derecho al voto por correo; los dem¨¢s ir¨¢n al colegio electoral. Y Feij¨®o (el candidato del PP) es el nombre que m¨¢s se repite.
El domingo se decide el futuro de Galicia y, pese a la divisi¨®n de opiniones sobre la suspensi¨®n de los comicios, los mari?anos consultados descartan en su mayor¨ªa quedarse en casa por temor a uno de los rebrotes m¨¢s graves de Espa?a. La abstenci¨®n puede llegar tambi¨¦n por otros motivos, en unas elecciones gallegas que habitualmente han tenido una baja participaci¨®n y, en este caso, un resultado previsible. La covid-19, aseguran muchos, no altera la rutina de votar.
Es mediod¨ªa, y la oficina de turismo del puerto burelense a¨²n no ha recibido su primer visitante. Desde que el lunes la Xunta de Galicia decidiese cerrar la comarca, solo han acudido unas pocas familias. Muchos for¨¢neos se han marchado, pero el aspecto apocal¨ªptico de los ¨²ltimos d¨ªas ha ido dando paso a una cierta normalidad entre los residentes, y algunos de los negocios que permanec¨ªan cerrados al principio del rebrote comienzan a reabrir sus puertas.
A Mari?a, en realidad, no est¨¢ confinada: el examen de acceso a la Universidad se celebra en Viveiro sin complicaciones; los trabajadores de Alcoa apuran los ¨²ltimos coletazos de una industria abocada al cierre; y el gran obst¨¢culo para entrar en la comarca no son los escasos y permisivos controles policiales, sino la niebla, que ¡ªcomo resulta habitual¡ª mantiene cerrada la A-8 a la altura del Alto do Fiouco.
En el centro de Viveiro, el conservatorio de m¨²sica se prepara para una jornada electoral at¨ªpica, pero no m¨¢s que en otras zonas de la comunidad: los protocolos son los mismos y la predisposici¨®n de la mayor¨ªa de los votantes tambi¨¦n. Antonio R¨ªo, de 44 a?os y media vida como administrativo, no tiene miedo: ¡°Esta todo muy controlado¡±. Cuenta que el viernes desinfectar¨¢n las instalaciones y el lunes, despu¨¦s de la votaci¨®n, lo volver¨¢n a hacer. Su compa?era Chelo se pregunta si es legal mantener unos comicios cuando el virus supone una amenaza y los afectados dif¨ªcilmente podr¨¢n ejercer su derecho constitucional. Ambos tienen opiniones distintas sobre la idoneidad de celebrar el 12-J, pero acudir¨¢n a las urnas.
Tambi¨¦n lo har¨¢n Rafael y Maite, pero ellos en el Pa¨ªs Vasco. La pareja de jubilados dejar¨¢ por unos d¨ªas su segunda residencia en el peque?o puerto de San Cibrao para elegir al pr¨®ximo lehendakari. No saben cu¨¢ndo podr¨¢n volver: si en algo hay consenso es que un confinamiento de cinco d¨ªas ¡ªel tiempo de incubaci¨®n de la covid-19 es de dos semanas¡ª solo se explica porque el domingo hay elecciones. El lunes el proceso electoral habr¨¢ finalizado, pero el coronavirus seguir¨¢ ah¨ª.
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