De hotel a refugio: as¨ª es el complejo tur¨ªstico que se ha convertido en el mayor centro de acogida de Canarias
Ante la saturaci¨®n de la red asistencial, el Gobierno aloja a un millar de migrantes llegados a Canarias en hoteles cerrados por la pandemia
Es casi mediod¨ªa en el Campo Internacional de Maspalomas, uno de los ¨®rganos vitales de la industria tur¨ªstica de Canarias. En el parking del complejo de bungal¨®s VistaFlor reina el silencio. Y, una vez se traspasan las puertas de cristal, la calma persiste. ¡°Aqu¨ª se est¨¢ c¨®modo, se est¨¢ bien, se est¨¢ tranquilo¡±, explica en franc¨¦s Muhammadu D., un maliense alto, circunspecto y desconfiado de 19 a?os. Muhammadu lleg¨® este verano a Gran Canaria tras un viaje de siete d¨ªas que emprendi¨® para huir de la violencia que se perpet¨²a en su pa¨ªs desde hace ocho a?os. Una situaci¨®n agravada tras la asonada militar que derroc¨® en agosto al presidente Ibrahim Boubacar Keita. Ahora est¨¢ en un hotel y duerme en una cama, pero pas¨® d¨ªas acogido en las gradas de una instalaci¨®n deportiva. ¡°Lo que quiero es seguir camino para perseguir mis sue?os¡±. El suyo, como el de muchos otros, es el de jugar al f¨²tbol.
El joven es uno de los 500 migrantes subsaharianos y magreb¨ªes realojados de urgencia por el Gobierno central en este coqueto complejo de tres estrellas y 218 habitaciones construido en 1989. VistaFlor es uno de los cinco establecimientos hoteleros dedicados en Canarias al refugio de 1.100 migrantes, y ha terminado por convertirse en el principal centro de acogida de las islas. Dentro se juega a las cartas en las terrazas de los bungal¨®s o se recorren los verdes paseos entre hileras de apartamentos.
La decisi¨®n de recurrir a los hoteles cerrados, una iniciativa que se ha llevado a cabo en otros pa¨ªses, despert¨® enseguida el rechazo xen¨®fobo de la ultraderecha que, con im¨¢genes de otras situaciones, present¨® la estancia de los migrantes en estos recintos como un para¨ªso de lujos y diversi¨®n. La reapertura ha permitido rescatar de los ERTE a 136 trabajadores de los establecimientos y reactivar el negocio de 211 proveedores, seg¨²n la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones.
¡°Son seres humanos¡±, recalca Domingo Espino, el empresario grancanario de 58 a?os a cargo de VistaFlor y que, tras recibir la solicitud de Migraciones ante las serias dificultades que enfrentaba para ofrecer una acogida digna a los reci¨¦n llegados, decidi¨® reabrir su negocio. ¡°Es muy duro ver esto. Son personas con planes y son un ejemplo de convivencia: durante el d¨ªa aqu¨ª no se oye un alma¡±, afirma el hotelero.
Espino cuenta a sus espaldas con una trayectoria profesional de 30 a?os de la que se muestra tan orgulloso como de su labor solidaria con el Club Rotario. ¡°Las personas migrantes ven un respeto, que se les cuida. La primera vez que entraron y vieron el buf¨¦ se nos cay¨® el alma al suelo. Logramos explicarles que iban a tener comida tres veces al d¨ªa, que no hab¨ªa que hacer acopio¡±.
Desconfianza
Las caras desconfiadas a lo largo de las filas de apartamentos se tornan sonrisas en cuanto los residentes ven a Marine Discazeaux, una trabajadora vascofrancesa de Cruz Roja. ¡°?Eh, Marine! ?a va?¡± Poco a poco, los rostros se asoman desde detr¨¢s de las cortinas azules y terminan apeloton¨¢ndose a su alrededor. ¡°?Hakrou, hakrou!¡± [silencio], les reclama ella en bambara. Y todos obedecen al instante. ¡°Su d¨ªa a d¨ªa es muy tranquilo, parecido al de cualquier turista, con la diferencia de que no pueden usar la piscina ni la mayor parte de zonas comunes por cuestiones sanitarias¡±, explica. ¡°Los que han superado la cuarentena podr¨ªan salir a pasear, pero les hemos pedido que no lo hagan¡±. Una recomendaci¨®n que busca evitar los recelos de los vecinos del entorno.
Mar¨ªa Lareo, responsable del programa en la provincia, confirma la calma reinante. ¡°La convivencia est¨¢ siendo excelente¡±, explica. ¡°Parece f¨¢cil decirlo, pero este es un grupo numeroso de personas que vienen de una situaci¨®n complicada, con mucha incertidumbre y a los que por mucha informaci¨®n que se les d¨¦ no dejan de tener lagunas y desconfianza¡±.
Desde la distancia, la vida de Muhammadu es una estad¨ªstica. En lo que va de 2020 han desembarcado en el archipi¨¦lago m¨¢s de 5.100 migrantes. Son cifras a¨²n lejanas a las de la llamada crisis de los cayucos ¡ª31.678 llegadas en 2006¡ª, pero hay que remontarse a 2008 para encontrar una actividad tan alta.
Algunas cosas no han cambiado desde aquella ¨¦poca, como la falta de recursos de acogida suficientes y adecuados. Y otras tornan el escenario actual mucho m¨¢s complejo: la pandemia exige m¨¢s y mejores espacios y la negativa del Ministerio del Interior a permitir traslados a la Pen¨ªnsula, donde s¨ª hay plazas de acogida, ha convertido las islas en un lugar del que no se tiene c¨®mo salir. Las expulsiones, adem¨¢s, est¨¢n suspendidas desde marzo.
Tras meses de llegadas en los que los suelos de naves industriales, muelles, terrenos de lucha canaria o polideportivos sirvieron de lecho para cientos de migrantes, la Subdelegaci¨®n del Gobierno contact¨® con la patronal hotelera para sondear si podr¨ªan ofrecer hoteles cerrados. A Espino, aquella llamada le abri¨® una ¡°salida de emergencia¡±. La reapertura de su hotel de bungal¨®s le ha permitido sacar del ERTE a sus 72 empleados y evitar el cierre definitivo. El empresario prefiere no revelar cu¨¢nto recibe del Gobierno por la operaci¨®n: ¡°Es un dato p¨²blico, pero no lo debo decir para evitar suspicacias¡±.
El de VistaFlor es un complejo funcional y bien valorado en webs como TripAdvisor. Cada habitaci¨®n tiene una capacidad para cinco personas, aunque lo habitual ahora es que se alojen tres en cada una. No tienen lujos, pero s¨ª algo imprescindible para mantenerse conectados con sus familias: wifi. ¡°Es lo primero que te piden¡±, cuenta el empresario.
Espino no se ha limitado a aportar las instalaciones. Ide¨® adem¨¢s un sistema de pulseras de colores que clasifica y distribuye a los migrantes seg¨²n el orden de llegada y que les permite establecer, por ejemplo, los turnos de comida. El amarillo significa cuarentena. ¡°Cuando las personas con las pulseras de un color est¨¢n desayunando, el personal de limpieza aprovecha para limpiar y desinfectar sus habitaciones. As¨ª se minimiza el contacto¡±, explica.
¡°Muchos empresarios y turoperadores me han felicitado por la iniciativa¡±, se?ala el hotelero. Muchos, pero no todos. Parte de la industria, de hecho, no oculta su alarma ante la idea de que el Campo Internacional de Maspalomas se transforme en una suerte de campo de refugiados. ¡°Esto es una desgracia¡±, lamenta un empresario con hoteles en Gran Canaria y Fuerteventura que prefiere no ser citado por su nombre. ¡°Es algo nefasto para nuestra imagen, y supone un innegable efecto llamada. Hay lugares m¨¢s apropiados, como los cuarteles¡±.
Esta desconfianza tambi¨¦n se vio, en un principio, entre los vecinos. ¡°La situaci¨®n fue hostil los primeros d¨ªas, pero ya han visto que no hay problema alguno¡±, recuerda Discazeaux. ¡°El rechazo y el miedo se producen por la falta de informaci¨®n y el desconocimiento¡±, apunta Mar¨ªa Lareo, del programa de Atenci¨®n Humanitaria de Cruz Roja en la provincia. ¡°Pero, por lo general, los vecinos terminan ayudando¡±.
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