El pulso pol¨ªtico que termin¨® con el cierre de Madrid: ¡°Necesitamos tiempo, ministro. Una semana¡± ¡°No lo tenemos. Est¨¢ descontrolado¡±
El acuerdo estuvo pr¨¢cticamente cerrado dos veces entre los t¨¦cnicos, pero Ayuso se ech¨® atr¨¢s al comprobar que solo entraban en las restricciones ciudades de la comunidad
Es casi imposible ver a Salvador Illa perder los nervios. El ministro de Sanidad del epicentro europeo de la peor crisis sanitaria en m¨¢s de un siglo ha sabido conservar la calma incluso en los peores momentos, con m¨¢s de 1.000 muertos al d¨ªa y los hospitales colapsados. Este licenciado en Filosof¨ªa es sobre todo un veterano pol¨ªtico que sabe resistir. Pero en la tarde del martes, despu¨¦s de una semana dur¨ªsima en la que por primera vez hab¨ªa cambiado radicalmente su tono amable para exigir a Madrid que retomara el control de la pandemia, Illa ya no est¨¢ para bromas.
Quedan unas horas para un Consejo Interterritorial que aprobar¨ªa definitivamente el confinamiento de la capital, la peor ciudad dentro del peor pa¨ªs de Europa. Illa hab¨ªa trabajado a conciencia el acuerdo. Hab¨ªa cedido en casi todo, menos en la necesidad de cerrar Madrid, al menos parcialmente. Durante el fin de semana hab¨ªa hablado con todos los consejeros auton¨®micos. Hab¨ªa aceptado la soluci¨®n que propon¨ªa el PP: tomar una medida que valiera para toda Espa?a para dar cobertura pol¨ªtica a Madrid, que no quer¨ªa algo espec¨ªfico para ellos. Hab¨ªa cambiado incluso los criterios iniciales para adaptarlos a lo que el Gobierno regional exig¨ªa.
Y ya no pod¨ªa m¨¢s con las dudas de Enrique Ruiz Escudero, el consejero de Sanidad madrile?o, con el que ha compartido much¨ªsimas horas en estos meses. Otros consejeros recuerdan que a veces, cuando se reun¨ªan todos por videoconferencia, Escudero estaba en el ministerio, sentado junto a Illa. Durante algunas semanas pr¨¢cticamente trabajaban juntos. Madrid siempre fue el gran problema en la fase inicial de la pandemia. Y ahora vuelve a serlo. Llegaron a mantener una relaci¨®n muy cercana. Pero ahora la desconfianza entre ambos es absoluta.
¡ªVamos a ver, consejero. ?Tenemos un acuerdo o no?¡ªS¨ª, s¨ª, ministro, pero faltan detalles ¡ªtitubea Escudero, consciente de que ese pacto a¨²n ten¨ªa que pasar el filtro pol¨ªtico de su presidenta, Isabel D¨ªaz Ayuso, y su principal asesor, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, un hombre clave en toda la crisis, que ha estado en permanente contacto con Iv¨¢n Redondo, el todopoderoso jefe de Gabinete de Pedro S¨¢nchez. ¡°Madrid no se puede cerrar, nos estamos arruinando¡±, dijo ella el domingo, cuando decidi¨® por sorpresa contraprogramar en Antena3 a Illa, que ten¨ªa una entrevista en La Sexta cerrada hace tiempo. Pese a todo, el acuerdo avanza. Lo busca tambi¨¦n Ignacio Aguado, el vicepresidente madrile?o, de Ciudadanos, que durante el fin de semana ha llamado a todos los protagonistas para intentar que vuelvan a la negociaci¨®n. La reuni¨®n en la que se est¨¢ cerrando ese pacto es en su despacho, en la vicepresidencia. Y ¨¦l quiere lograrlo a toda costa.
Esa ma?ana del martes, en una reuni¨®n de t¨¦cnicos, el acuerdo ha quedado pr¨¢cticamente cerrado. Sanidad, despu¨¦s de muchas gestiones, llamadas entre presidentes, consejeros, asesores y t¨¦cnicos, ha aceptado lo que reclamaba Madrid: una medida com¨²n para toda Espa?a. El equipo de Fernando Sim¨®n plantea un criterio sencillo: cerrar todas las ciudades de m¨¢s de 20.000 habitantes con una tasa de m¨¢s de 500 contagiados por cada 100.000 personas, un 10% de positividad ¡ªel porcentaje de PCR que dan positivo¡ª y un 20% de UCI ocupadas por la enfermedad. Eso inclu¨ªa a unas cuantas fuera de Madrid, en especial Pamplona, pero tambi¨¦n Tudela, Ciudad Real, Palencia o Talavera de la Reina. Madrid lo rechaza. Quiere subir a 100.000 habitantes y a 35% de UCI ocupadas, algo que facilitar¨¢ que Madrid salga del corte cuando baje de su 42% actual. Sanidad acepta para que haya acuerdo.
Se est¨¢ cerrando bilateralmente un pacto que implica a toda Espa?a, algo muy delicado pol¨ªticamente. Pero a esas alturas Illa y su equipo quieren firmar casi como sea. Es un coste que deben asumir. El ministro lleva varios d¨ªas diciendo que Madrid va tarde. Es urgente hacer algo.
Al subir a 100.000, en la Comunidad de Madrid, con los peores datos de Espa?a, se quedan fuera del confinamiento zonas residenciales del norte como Las Rozas, Majadahonda, Pozuelo, que no llegan a esa cifra. Y entran las populosas del sur: M¨®stoles, Getafe, Parla, Alcorc¨®n y Fuenlabrada.
Cuando empieza la reuni¨®n pol¨ªtica, por la tarde, los t¨¦cnicos se?alan que vienen con ese acuerdo muy trabajado. El propio Aguado se sorprende ante las buenas noticias. Illa quiere asegurarse. La semana pasada ya vivi¨® la sensaci¨®n de que hab¨ªa acuerdo y despu¨¦s lleg¨® la ruptura.
¡ª?Pero estos umbrales son los definitivos? ¡ªpregunta Illa para que quede constancia.
¡ªEstamos de acuerdo, s¨ª. Pero necesitamos seguir concretando y a?adir criterios ¡ªcontesta el viceconsejero Antonio Zapatero.
Illa se pone serio. No quiere repetir la escena de la semana anterior. Necesita estar seguro de que lo que se habla all¨ª es de verdad.
¡ªConsejero, ?esto va en serio? Si es as¨ª lo tenemos que defender ma?ana con convicci¨®n, que nos vean unidos.
¡ªS¨ª, s¨ª, ministro, hay principio de acuerdo. Pero tenemos que perfilar alg¨²n indicador m¨¢s. Os enviaremos m¨¢s detalles luego.
Todo va como la seda. Aguado est¨¢ euf¨®rico. Minutos despu¨¦s, escribe en redes sociales: ¡°Satisfecho por haber alcanzado un principio de acuerdo con el Gobierno [central] para abordar de forma conjunta la batalla contra el virus¡±.
Los dos principales estrategas de ambos lados tambi¨¦n hablan. Nunca han dejado de hacerlo. Redondo y Rodr¨ªguez se conocen hace tiempo. Ambos est¨¢n especializados en lo mismo: comunicaci¨®n pol¨ªtica. Son ellos los que negociaron el encuentro de S¨¢nchez y Ayuso rodeados de 24 banderas que abri¨® la negociaci¨®n.
Despu¨¦s de una semana de batalla intensa, ambos se mensajean satisfechos porque las cosas van muy bien. Parece que habr¨¢ paz al final. La Comunidad manda un comunicado, eso s¨ª, mucho menos euf¨®rico que Aguado, que ha presidido la reuni¨®n. ¡°Ambas Administraciones se han emplazado a seguir negociando los criterios t¨¦cnicos para establecer medidas de restricci¨®n de movilidad¡±. Empieza la batalla interna que ser¨¢ clave. En el PP molesta mucho que Aguado venda el acuerdo como si fuera su art¨ªfice. Y le acusan de filtrar el pacto. Arranca el baile.
El contenido del acuerdo se publica en los medios. El papel era muy claro: ambas Administraciones hab¨ªan pactado medidas que implicaban confinar la capital, el gran basti¨®n del PP, y otras 10 ciudades en la Comunidad de Madrid, casi todas ellas en el sur obrero y gobernadas por el PSOE. Pero el problema es que al subir a 100.000 y 35% de UCI, solo quedan incluidas ciudades dentro de la regi¨®n. Parece un traje hecho a la medida de Ayuso. Lo m¨¢s extra?o es que son sus t¨¦cnicos quienes lo han tejido de forma involuntaria.
Illa comparece en rueda de prensa y se ve obligado a desvelar unos detalles que iba a guardar para el d¨ªa siguiente. A¨²n parece que todo va bien. Pero en la Puerta del Sol, hasta entonces contentos porque hab¨ªan logrado lo que quer¨ªan, que hubiese un criterio com¨²n para toda Espa?a, empiezan a girar. ¡°Bueno, bueno, a¨²n queda mucho por negociar¡±, trasladan fuentes cercanas a la presidenta madrile?a a ¨²ltima hora, ya de noche.
Los mensajes entre Redondo y Rodr¨ªguez cambian de tono. La mano derecha de Ayuso dice ahora que quiere ver ¡°la letra peque?a¡±. Se acerca una nueva batalla, aunque en Sanidad a¨²n pensaban que el problema lo tendr¨ªan con Catalu?a, indignada porque se hayan pactado criterios que le afectan en una reuni¨®n bilateral con Madrid, justo lo que el PP critic¨® siempre cuando suced¨ªa al rev¨¦s. Pasan las horas y los t¨¦cnicos de Madrid nunca mandan el documento que Sanidad esperaba esa noche para rematar el pacto.
Por la ma?ana del mi¨¦rcoles, en la reuni¨®n t¨¦cnica que siempre prepara la interterritorial de la tarde, la Comunidad de Madrid rechaza el acuerdo. Exige otros criterios diferentes a los pactados el d¨ªa anterior. Illa se acuerda entonces de lo que pas¨® el jueves anterior, que es donde empez¨® a romperse todo. Para entender esa desconfianza que ti?e todas las reuniones de esta ¨²ltima semana hay que ir m¨¢s atr¨¢s, a la anterior, donde el desastre empez¨® a fraguarse despu¨¦s de las buenas palabras y las sonrisas de los l¨ªderes con esas 24 banderas tra¨ªdas expresamente desde La Moncloa para el acto. Incluso hab¨ªa algunas m¨¢s de reserva en la furgoneta por si acaso.
Volvemos al jueves de la semana anterior. Illa y Fernando Sim¨®n llevaban d¨ªas diciendo en privado al consejero y a su equipo t¨¦cnico que Madrid ten¨ªa que tomar medidas m¨¢s dr¨¢sticas. En realidad llevan todo agosto haci¨¦ndolo. Pero ese jueves Illa lleva un papel con esas medidas, para que quede por escrito. B¨¢sicamente, que el Gobierno regional extienda a toda la capital las restricciones de movilidad que ha aplicado sobre los barrios m¨¢s afectados. Esto es: no dejar entrar ni salir de la ciudad salvo para trabajar, llevar a los ni?os al colegio o alguna tarea imprescindible. Madrid lo rechaza de plano. La tensi¨®n sube.
¡ªNecesitamos tiempo para que nuestras medidas funcionen, ministro, danos una semana m¨¢s ¡ªclama el consejero madrile?o Illa no da cr¨¦dito.
¡ªNo tenemos una semana m¨¢s, consejero. Cada d¨ªa hay m¨¢s contagios. Est¨¢ descontrolado. Ten¨¦is el 40% de los casos de toda Espa?a. Confinar una parte de la ciudad no sirve. Y adem¨¢s genera desigualdad ¡ªse desespera Illa.
¡ªSe est¨¢ estabilizando. Tenemos datos mejores. Lo que necesitamos es que nos ayud¨¦is con polic¨ªas a vigilar las cuarentenas y tambi¨¦n que cambi¨¦is la normativa para que podamos contratar m¨¦dicos extracomunitarios, insist¨ªa el consejero.
¡ªNo lo entend¨¦is. Hay que tomar medidas dr¨¢sticas ya. Es la regi¨®n con peores datos de toda Europa. En otras ciudades se han tomado medidas con incidencias menores ¡ªse esfuerza Illa, que pese a su tono calmado empieza a perder la paciencia.
El clima se calienta. Tanto, que el fichaje estrella de esos d¨ªas, Emilio Bouza, un respetado experto pactado por Illa y Escudero como portavoz de este comit¨¦, est¨¢ desconcertado. No esperaba nada as¨ª cuando acept¨® el puesto.
¡ªAqu¨ª hay dos visiones enfrentadas. Espero que llegu¨¦is a un acuerdo. Yo soy el portavoz del grupo, no de ninguna de las partes ¡ªlanza Bouza. Dimitir¨ªa dos d¨ªas despu¨¦s, desolado por el enfrentamiento.
Illa reclama entonces que se queden solos los t¨¦cnicos de los dos departamentos con ¨¦l, el consejero y Bouza para intentar llegar a un acuerdo. Esa parte es muy dura tambi¨¦n, pero el ministro entiende que Escudero pod¨ªa aceptar a rega?adientes las medidas. Quedan en que se lo pensar¨ªan. A la ma?ana siguiente todo salta por los aires. Escudero le confirma que solo ampl¨ªan las medidas a otras ocho zonas. Nada de cerrar toda la capital.
Redondo llama a Rodr¨ªguez. Es un momento cumbre de la crisis. El gur¨² de S¨¢nchez le dice que no pueden hacerse responsables de un error como ese. Le adelanta que Illa va a salir en rueda de prensa a hacer p¨²blicas las recomendaciones del Gobierno.
¡ªNo est¨¢is viendo el fondo del problema. Vienen semanas muy duras en Madrid, no hay tiempo ¡ªdice Redondo.
El tono entre ambos es bueno. Se respetan. Rodr¨ªguez insiste en que sus medidas son las correctas y necesitan tiempo para que se vea su efecto. Le reprocha adem¨¢s que den a conocer las recomendaciones. ¡°Esto no va de imposiciones, estamos pidiendo ayudas concretas¡±, le dice. Es un momento de ruptura, pero el hombre fuerte del Gobierno regional deja abierta una puerta al acuerdo:
¡ªCualquier cosa que propong¨¢is tiene que ser para toda Espa?a, no solo para Madrid.
Durante el fin de semana, mientras millones de personas siguen el espect¨¢culo de c¨®mo se pelean las dos Administraciones m¨¢s importantes para resolver la peor pandemia de la historia en su epicentro europeo, por debajo hay mucho movimiento pol¨ªtico. Esto no va solo de Madrid. Castilla y Le¨®n y Castilla-La Mancha, las dos fronteras de la comunidad, asisten at¨®nitas a un problema que les perjudica directamente. Miles de personas que trabajan en Madrid viven o tienen su segunda residencia all¨ª. Las cifras de contagios en las provincias frontera con Madrid doblan a las de aquellas que est¨¢n m¨¢s lejos.
Los dos consejeros de Sanidad hablan con su colega madrile?o. Intentan convencerle de que hay que pactar una salida. Illa llama a todos los consejeros, como hace casi a diario. Pero no al de Madrid. El enfrentamiento fue muy duro el jueves y la tensi¨®n del viernes, con ruedas de prensa simult¨¢neas diciendo cosas muy distintas, ha abierto una gran brecha entre los dos pol¨ªticos.
El presidente de Castilla y Le¨®n, el popular Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco, habla con Illa y con Ayuso. Es Ma?ueco quien empieza a orquestar una salida: un acuerdo en la interterritorial que est¨¢ prevista para el mi¨¦rcoles con todos los consejeros. Algo que afecte a toda Espa?a, como le hab¨ªa pedido Rodr¨ªguez a Redondo. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, manda una carta al ministro reforzando esa posible salida. Galicia y Murcia, tambi¨¦n del PP, est¨¢n de acuerdo.
Varios barones populares trasladan en privado su inquietud por la deriva de D¨ªaz Ayuso. Creen que sus vaivenes est¨¢n perjudicando la imagen del partido, que siempre ha centrado su mensaje en la buena gesti¨®n. Ayuso es muy criticada internamente. Cada vez est¨¢ m¨¢s sola con Rodr¨ªguez, pero cuenta con el apoyo clave: el de Pablo Casado.
Los barones est¨¢n inquietos, pero quieren una salida. Sobre todo Ma?ueco, el m¨¢s afectado por el contacto con la Comunidad de Madrid. Todo empuja hacia el acuerdo. Tambi¨¦n la presi¨®n de Aguado. Y las llamadas de la consejera de Castilla y Le¨®n Ver¨®nica Casado, una independiente muy respetada que fue propuesta por Ciudadanos, y de Jes¨²s Fern¨¢ndez Sanz, de Castilla-La Mancha, con muy buena relaci¨®n con su colega madrile?o. Los consejeros de Sanidad suelen tener un perfil muy t¨¦cnico. Entre ellos se llevan bien. Y mucho m¨¢s despu¨¦s de meses de crisis en los que todos se ayudaban mientras sus jefes pol¨ªticos discut¨ªan en el Congreso.
Entre todos, sumado a la velada amenaza de intervenir que La Moncloa traslada el fin de semana, logran que el consejero madrile?o vuelva a la negociaci¨®n poco despu¨¦s de que su presidenta cargue contra el Gobierno central en Antena 3. Escudero escribe unos mensajes a Illa el domingo, ya de noche, despu¨¦s de la larga entrevista del ministro en La Sexta. Quedan para el d¨ªa siguiente y vuelven a negociar.
Pero despu¨¦s del fiasco del martes, donde todo parec¨ªa cerrado, el mi¨¦rcoles es el d¨ªa definitivo. De nuevo, detr¨¢s de las c¨¢maras, Redondo y Rodr¨ªguez siguen sus contactos. El hombre de S¨¢nchez no da cr¨¦dito. Le pregunta a su colega si de verdad van a votar en contra del acuerdo del d¨ªa anterior. Rodr¨ªguez contesta que no se cerr¨® ning¨²n acuerdo. Y le anima a seguir negociando. Pero ya empieza a ser tarde. Illa sigue con contactos permanentes con consejeros hasta que llega a una conclusi¨®n: Madrid no va a aceptar el acuerdo. Y entonces deciden que, de forma muy inusual, la decisi¨®n se votar¨¢. Sabe que puede contar con un apoyo mayoritario. Incluso cree contar con algunas comunidades del PP, en especial Castilla y Le¨®n, que lleva semanas apostando por un acuerdo de criterios comunes.
El Gobierno contempl¨® todo tipo de escenarios este verano. Y este de una votaci¨®n dividida era uno de ellos. As¨ª que Illa tiene un informe de la Abogac¨ªa del Estado del 27 de agosto que dice que lo que all¨ª se acuerde por mayor¨ªa es de obligado cumplimiento para todas. Con ese aval, el ministro va a la reuni¨®n decidido a seguir adelante. Ya solo queda un paso para lograr ¡ªcon casi dos semanas de retraso¡ª el objetivo inicial: limitar los movimientos en Madrid para controlar la pandemia en la capital.
La cita empieza regular tirando a mal. Se habla en orden de aprobaci¨®n de los estatutos de autonom¨ªa, as¨ª que Madrid ir¨¢ al final. Empieza el Pa¨ªs Vasco, que apoya, aunque con cr¨ªticas. Pero Catalu?a no. Est¨¢ indignada porque se ha tomado a sus espaldas una decisi¨®n que afecta a todos. Y critica al Gobierno madrile?o sin mencionarlo.
¡ªNosotros confinamos Lleida y redujimos la movilidad en Barcelona. Algunas comunidades no han actuado cuando tocaba, sentencia Alba Verg¨¦s, la representante catalana.
A partir de ah¨ª algunas comunidades del PP empiezan a mostrar reticencias. Andaluc¨ªa dice que es ¡°insuficiente y poco elaborado¡±. Galicia a?ade que genera ¡°inseguridad jur¨ªdica¡±. Piden que se abra a cambios. Illa se muestra dispuesto, pero ve la jugada dilatoria. El documento se tiene que aprobar y luego se podr¨¢n cambiar cosas, explica. No puede esperar m¨¢s para controlar la pandemia en la capital. Y entonces habla Madrid. Escudero se enfrenta primero con Catalu?a, tambi¨¦n sin mencionarla. Pero todos entienden.
¡ªNo voy a aceptar que se den lecciones a Madrid de c¨®mo afrontar la pandemia.
Pero su objetivo no es Catalu?a, sino Illa. Todos los consejeros, acostumbrados a reuniones t¨¦cnicas en las que siempre hay acuerdo y nunca se vota, se sorprenden ante la tensi¨®n evidente entre ambos. Illa hab¨ªa dicho al principio que hab¨ªa contactado con todos los consejeros durante el fin de semana y hab¨ªa acuerdo en buscar unos criterios comunes. Escudero se revuelve. A esas horas la ruptura es un hecho.
¡ªSi no llego a llamarte yo el domingo, t¨² no me llamas ¡ªle escuchan decir tras recriminar al ministro que el martes saliera en rueda de prensa a hablar de un acuerdo que no estaba cerrado.
¡ªNo es momento ni el lugar para discutir estas cuestiones. Si yo hubiese entendido que no hab¨ªa acuerdo no habr¨ªa salido. Yo solo pretend¨ªa poner en valor el acuerdo ante los ciudadanos ¡ªcontestar¨¢ luego Illa.
Ah¨ª llega Castilla y Le¨®n, la ¨²ltima en hablar. Y apoya la propuesta de Illa, tras recordar que es lo que ellos ped¨ªan hace semanas. Ya no hay bloque de las comunidades del PP. Illa entonces reclama que todas fijen posici¨®n con claridad. Y que se vote. Plantea que solo hablen las que est¨¢n en contra. Arranca el Pa¨ªs Vasco pero dice que est¨¢ a favor. Illa insiste, solo las que est¨¢n en contra. Entonces hablan Andaluc¨ªa, Galicia, Madrid y Ceuta. Murcia duda.
¡ª?Es s¨ª, no, o abstenci¨®n? ¡ªpregunta Illa.
¡ªAbstenci¨®n, le oyen claramente al consejero, que hab¨ªa defendido siempre estos baremos comunes. Despu¨¦s Murcia dijo que hab¨ªa sido un error. El PP quer¨ªa actuar como un bloque. Pero Ma?ueco y su consejera independiente se niegan. Apoyan la propuesta, y seg¨²n varios consejeros, argument¨¢ndolo con m¨¢s vehemencia que comunidades del PSOE.
La reuni¨®n de la ruptura ha acabado. Madrid ya sabe que ha perdido la batalla. Illa env¨ªa una orden de obligado cumplimiento a las 22.48. No har¨¢ falta ni 155, ni estado de alarma, ni aplicar el decreto de nueva normalidad. No hay intervenci¨®n, sino cumplimiento de un acuerdo de un ¨®rgano federal como el Consejo Interterritorial. Es muy dif¨ªcil de combatir. El cierre de Madrid para el viernes por la noche, 48 horas despu¨¦s de enviar esa orden, es un hecho en ese momento que conocen todos los protagonistas de este drama coral.
Pero el Gobierno regional quiere dejar claro hasta el final que no est¨¢ de acuerdo. La Comunidad incluso recurre la orden ante la Audiencia Nacional. Sobre todo quiere que se sepa que no se van a hacer cargo de las consecuencias de esta decisi¨®n. Ayuso ya tiene un culpable para la dura crisis econ¨®mica que viene ahora: el Gobierno central. Y se lanza en tromba. La presidenta tuitea: ¡°Desde ma?ana, podr¨¢s llegar a Madrid desde Berl¨ªn pero no desde Parla. Gracias por el caos, Pedro S¨¢nchez¡±. El alcalde de Parla, el socialista Ram¨®n Jurado, le recuerda que el lunes, como cada d¨ªa de semana, 50.000 vecinos de su ciudad ir¨¢n a trabajar a la capital, algo que permite este confinamiento parcial. Pero eso son matices. El mensaje ya est¨¢ claro. Todo lo que pase a partir de ahora ser¨¢ culpa del Gobierno de S¨¢nchez. Ayuso vuelve as¨ª a la casilla de salida.
Con informaci¨®n Jessica Mouzo, Sonia Vizoso y Eva Saiz.
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