Vox se queda solo con su discurso catastrofista
Santiago Abascal no logra el apoyo de ning¨²n otro grupo. S¨¢nchez entra en el cuerpo a cuerpo con el l¨ªder de la extrema derecha, mientras el PP mantiene la inc¨®gnita sobre su voto
Vox no logra sumar a nadie m¨¢s a su misi¨®n para salvar a Espa?a de la hecatombe. Santiago Abascal exhibi¨® este mi¨¦rcoles lo mejor de su cat¨¢logo catastrofista, en la primera jornada del debate de la moci¨®n de censura en el Congreso de los Diputados. De su programa de gobierno, sigui¨® sin haber noticias. Ni un solo grupo accedi¨® a brindarle apoyo. Al frente del rechazo se coloc¨® el presidente del Gobierno, que no tuvo reparo en entrar en el cara a cara con el l¨ªder de Vox. Aunque el verdadero objetivo de Pedro S¨¢nchez fue m¨¢s bien Pablo Casado, a quien emplaz¨® varias veces a romper con la extrema derecha. El l¨ªder del PP no intervendr¨¢ hasta este jueves y deber¨¢ despejar la inc¨®gnita de si rechazar¨¢ de plano la candidatura de Abascal o se quedar¨¢ en el limbo de la abstenci¨®n.
Eran las 12.35 cuando Abascal grit¨® ¡°?viva Espa?a y viva el Rey!¡±, secundado por todos sus parlamentarios puestos en pie. Pon¨ªa fin as¨ª al memorial de cat¨¢strofes con el que hab¨ªa martilleado durante m¨¢s de 200 minutos el sal¨®n de plenos del Congreso. Primero Ignacio Garriga, en nombre de los 52 diputados firmantes de la quinta moci¨®n de censura de la democracia, y despu¨¦s el propio Abascal, como candidato a presidente, pintaron a lo largo de una ma?ana entera un minucioso cuadro de los horrores, un pa¨ªs hundido econ¨®mica, social y moralmente por la acci¨®n combinada de los independentistas, el ¡°virus chino¡± y la gesti¨®n ¡°negligente y criminal¡± del Gobierno.
Frente al chaparr¨®n de indignidades y traiciones que se le atribu¨ªan, el presidente ten¨ªa la opci¨®n de sobrevolar el debate a la espera de que la C¨¢mara rechace este jueves la iniciativa de Vox. Lejos de eso, S¨¢nchez se meti¨® de lleno en la refriega. Con tono calmado, pero sin rehuir los reproches personales, incluidas menciones a episodios del pasado de Abascal. ¡°Nos tomamos en serio a usted y a su proyecto¡±, dijo S¨¢nchez al l¨ªder de Vox para justificar la raz¨®n de su larga r¨¦plica. Y ah¨ª lanz¨® un mensaje indirecto al PP, que luego repetir¨ªa con insistencia. ¡°Ustedes¡±, espet¨® a Abascal, ¡°son un peligro no por los apoyos que tienen, sino porque contagian de sus ideas a la derecha tradicional¡±. La r¨¦plica de S¨¢nchez acab¨® con la imagen m¨¢s ansiada por el Gobierno: los diputados de PSOE y Unidas Podemos puestos en pie y aplaudiendo con entusiasmo y cohesi¨®n. Pablo Iglesias no intervino y su turno queda para este jueves.
Dispuestos a sacar el mayor partido a toda la atenci¨®n medi¨¢tica volcada sobre el Congreso, los dirigentes de Vox usaron y disfrutaron de la barra libre de tiempo que les proporcionaba el reglamento del Congreso. Primero Garriga, durante 80 minutos, y a continuaci¨®n Abascal, por m¨¢s de dos horas, relataron las calamidades de un pa¨ªs a punto de ¡°desmembrarse¡±, con un Gobierno de ¡°ideolog¨ªa totalitaria¡± que esconde ¡°objetivos criminales¡± como ¡°poner fin a la Monarqu¨ªa y al Estado de derecho¡±. Los miembros de ese Ejecutivo son un ¡°pu?ado de traidores¡±, entre los que figuran ¡°agentes encubiertos¡± al servicio de los m¨¢s variados intereses extranjeros: del financiero George Soros ¡ªbestia negra de toda la extrema derecha mundial¡ª a la ¡°mafia del narcosocialismo¡± latinoamericano, de la ¡°oligarqu¨ªa¡± que dirige la UE ¡°con pretensiones sovi¨¦ticas¡± a la ¡°plutocracia tecnol¨®gica¡± de EE UU opuesta a Donald Trump. Tan dram¨¢tica resulta la situaci¨®n, seg¨²n Garriga, que ¡°ETA no ha sido derrotada¡± e impone a¨²n el terror en Euskadi. Entre los simpatizantes internacionales del Ejecutivo, Abascal situ¨® a ¡°los talibanes y el ISIS¡±, al parecer entusiasmados con el supuesto plan para derribar el Valle de los Ca¨ªdos, ¡°la cruz m¨¢s grande del mundo¡±. Tan lejos fue el l¨ªder de Vox que en un momento de la refriega lleg¨® a mostrar su sorpresa por que al presidente del Gobierno le molestase ser tildado de criminal.
Del programa de gobierno poco hubo en el oce¨¢nico discurso de Abascal. Tras explicar que su prop¨®sito ser¨ªa simplemente formar un Gabinete t¨¦cnico ¡°con distintas sensibilidades¡± para convocar elecciones antes de final de a?o, reiter¨® promesas ya conocidas: la ilegalizaci¨®n de los partidos independentistas, la supresi¨®n de las autonom¨ªas, el blindaje de las fronteras ¡°por tierra y mar¡± frente a la inmigraci¨®n, as¨ª como la ¡°rebaja de todos los impuestos y la liquidaci¨®n de algunos¡±. M¨¢s novedoso son¨® un plan para extender los trasvases hidr¨¢ulicos por toda Espa?a a fin de crear grandes zonas de regad¨ªo.
El Gobierno y sus diputados soportaron en silencio el hurac¨¢n. Ni siquiera mostraron gestos de desaprobaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de alg¨²n susurro y algunas risas r¨¢pidamente reprimidas en el banco azul. Por momentos, el hemiciclo ofreci¨® la extra?a imagen de un orador que iba relatando con enorme gravedad toda clase de plagas, mientras los destinatarios lo ignoraban, enfrascados en sus tel¨¦fonos. Cuando S¨¢nchez subi¨® a la tribuna, ya casi a la hora del almuerzo, pareci¨® que iba a seguir la misma l¨ªnea. El presidente comenz¨® en tono bajo, con la promesa de ¡°no entrar en las provocaciones¡±. Pero su discurso fue in crescendo, con ataques a Abascal por su etapa en el PP, sus actuaciones de entonces en el Pa¨ªs Vasco y el sueldo de 82.000 euros que le concedi¨® hace a?os la Comunidad de Madrid. S¨¢nchez le neg¨® su condici¨®n de patriota: ¡°Usted no tiene soluciones. Solo propone odio, odio y odio. Odia a Espa?a tal y como es, porque le sobran la mitad de los espa?oles¡±.
¡°Le van a despreciar¡±
Pese a que uno de los objetivos estrat¨¦gicos de la moci¨®n es discutir al PP el liderazgo de la oposici¨®n, Abascal se limit¨® a pedir su apoyo a los populares, sin entrar en reproches. Fue S¨¢nchez quien m¨¢s emplaz¨® directamente a Casado. Lo invit¨® a votar en contra, apelando a la actitud frente a la extrema derecha de otros l¨ªderes conservadores europeos, y se permiti¨® aconsejarle: ¡°Cuanto m¨¢s se acerque a Vox, m¨¢s le van a despreciar y m¨¢s le van a llamar derechita cobarde¡±.
Uno a uno, los distintos grupos fueron anunci¨¢ndole su no a Abascal. Los menos distantes en lo ideol¨®gico, como Navarra Suma, Foro Asturias o Coalici¨®n Canaria, le recriminaron que pretenda acabar con las autonom¨ªas. In¨¦s Arrimadas, de Ciudadanos, le dijo que pod¨ªa compartir sus cr¨ªticas al Gobierno, pero no sus menciones ¡°a virus chinos y conspiraciones mas¨®nicas¡± ni su ausencia de programa. Los grupos m¨¢s a la izquierda lo tacharon, sin muchos matices, de ¡°fascista¡±. Aitor Esteban, del PNV, no quiso intervenir m¨¢s de dos minutos para no participar de la ¡°patochada¡±.
Abascal solo encontr¨® apoyo cuando decidi¨® leer uno por uno los nombres de las 853 v¨ªctimas de ETA. Sus diputados le arroparon puestos en pie y de inmediato le acompa?aron los populares. Hoy ser¨¢ el turno de Casado, el ¨²ltimo que puede dar a¨²n un poco de ox¨ªgeno al l¨ªder de Vox.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.