La sal de C¨¢diz deshiela Espa?a

Es dif¨ªcil decidirse por la estampa m¨¢s extra?amente bella. A pie de suelo, el blanco de la inmensa monta?a de sal de 15 metros ¡ªbaracha, en el argot salinero¡ª fulgura hasta sobrecoger. A vista de dron, el verdoso laberinto de canales de agua de mar se abre a inmensas cuadr¨ªculas de terreno que, salpicadas de flamencos, viran del brillo n¨ªveo al rosa o el naranja, en funci¨®n de la hora del d¨ªa y de c¨®mo se vaya cristalizando la sal. El espect¨¢culo visual cambiante ¡ªtambi¨¦n sujeto a la ¨¦poca del a?o¡ª que se vive en la Bah¨ªa de C¨¢diz es solo la consecuencia de antropizar 2.500 hect¨¢reas de marismas hasta ser la mayor salina de costa de Espa?a. Pero, en estos d¨ªas en los que la nieve, el hielo y las temperaturas extremas bajo cero congelan buena parte del pa¨ªs, en Asal no est¨¢n para recrearse en el paisaje.

¡°Llevamos d¨ªas de aut¨¦ntico jaleo, sin parar. [La borrasca] Filomena ha hecho que el 50% de lo que vendemos en un a?o completo para viabilidad invernal se lo ha llevado este temporal¡±, explica Jos¨¦ Luis Armenteros, director comercial de una empresa que genera hasta 80 puestos de trabajo y ventas anuales por valor 15 millones de euros. Eso que el empresario llama ¡®viabilidad invernal¡¯ no es m¨¢s que la producci¨®n que en su salina destinan para salmueras y sales de carreteras con destino a toda Europa, al amparo de una reacci¨®n qu¨ªmica tan efectiva que a¨²n no ha sido desbancada por otro producto.

La sal mezclada con agua en altas concentraciones es b¨¢sica para prevenir el hielo en las calzadas, al ser capaz de bajar el punto de congelaci¨®n del agua hasta un m¨¢ximo de -21?C. Y si el hielo ya est¨¢ presente, el cloruro s¨®dico esparcido en granos hace que ¡°no deslice el coche o al caminar¡±, como recuerda Armenteros. Ambas propiedades son b¨¢sicas con las temperaturas de hasta -10?C que se esperan en localidades como Madrid, Toledo o Guadalajara. ¡°Ahora es cuando la gente se da cuenta la gran cantidad de usos que puede llegar a tener. Es un bien b¨¢sico de nuestro d¨ªa a d¨ªa desde los romanos¡±, explica el empresario.

Pero miles de a?os atr¨¢s, los gaditanos s¨ª sab¨ªan lo valiosa que era la sal, principalmente por su uso como conservante natural de alimentos. M¨¢s all¨¢ de la consabida an¨¦cdota de que era tan preciada para los romanos que pagaban a sus funcionarios con ella, el salario; la Bah¨ªa de C¨¢diz se pas¨® durante siglos antropizando y explotando sus marismas hasta crear una ping¨¹e industria internacional que alcanz¨® sus cotas m¨¢ximas en el siglo XVIII y XIX, cuando exist¨ªan 171 salinas artesanales. Pero en 1977, cuando Jos¨¦, el padre de Jos¨¦ Luis, se puso al frente del negocio heredado por su suegro, el negocio languidec¨ªa hasta el extremo de estar a punto de desaparecer. Hoy apenas subsisten seis empresas salineras en la costa de C¨¢diz. Asal, con su producci¨®n industrial, es la mayor de ellas y de la Pen¨ªnsula, gracias a las 400.000 toneladas que cosecha al a?o, seg¨²n aseguran desde la compa?¨ªa.

Las 50.000 toneladas de cloruro s¨®dico que la compa?¨ªa ya ha repartido entre comunidades, ayuntamientos y empresas de gesti¨®n de autopistas del centro y norte peninsular eran agua del de mar hasta este pasado verano. Es en esos meses calurosos que van de la primavera al oto?o, cuando las hect¨¢reas de salinas que Asal tiene repartidas entre El Puerto de Santa Mar¨ªa, Puerto Real y San Fernando est¨¢n a pleno rendimiento. Un intrincado sistema de canales hace que el agua poco a poco se evapore, hasta llegar a unos enormes cristalizadores en los que la sal ya reluce al sol. ¡°Al final, es un producto natural, de origen atl¨¢ntico y que se produce de una forma muy similar al pasado, pero en grandes escalas¡±. Y ese es el atractivo que encandila a su lista cada m¨¢s extensa de clientes nacionales e internacionales, a quienes venden el 75% de su producci¨®n para usos alimentarios, el principal potencial de la compa?¨ªa. ¡°Estamos llevando la sal gaditana por el mundo¡±, zanja Armenteros con orgullo. El salero de C¨¢diz ha vuelto y es mucho m¨¢s que un t¨®pico.