Casado huye de ¡°la casa propia¡± del PP
Quiere dejar atr¨¢s una ¨¦poca en la que el triunfo y las malas pr¨¢cticas convivieron durante d¨¦cadas
El c¨¦lebre balc¨®n de la sede del PP nunca existi¨®. Cada vez que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ganaba unas elecciones y quer¨ªa celebrarlo con sus simpatizantes reunidos a las puertas del n¨²mero 13 de la madrile?a calle de G¨¦nova, sal¨ªa de su despacho en la s¨¦ptima planta, cog¨ªa el ascensor hasta la primera y, a trav¨¦s de un ventanal situado junto al despacho de Esperanza Aguirre, acced¨ªa a una marquesina en la que solo pod¨ªan permanecer con seguridad ocho o nueve personas. Un n¨²mero mayor de egos sobre la precaria estructura resultaba arriesgado, pero nada comparable con no salir en la foto. Hubo noches felices en las que se tent¨® a la suerte, pero nunca pas¨® nada. El peligro estaba dentro.
En la sexta planta, exactamente, justo debajo de la ¨²ltima, la noble, all¨ª donde ni Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar primero ni Mariano Rajoy despu¨¦s se atrevieron a utilizar el despacho de Manuel Fraga, que permaneci¨® inhabitado durante d¨¦cadas, con unos cuadros en su sitio y otros en el suelo, algunos libros en las estanter¨ªas y otros en cajas a medio abrir, como si el fundador estuviera a punto de irse o de llegar, una especie de homenaje involuntario a sus or¨ªgenes. En la sexta planta, sin embargo, todo funcionaba como un reloj.
Durante a?os, ajenos a los vaivenes electorales, unos altos empleados del partido iban anotando en pulcros libros de contabilidad el dinero que los empresarios tra¨ªan y el que los pol¨ªticos cobraban para que la maquinaria del poder y los negocios siempre estuviera bien engrasada. Seg¨²n el relato del extesorero Luis B¨¢rcenas, entre 1990 y 2009 desfilaron por la sede del PP un sinf¨ªn de empresarios. La mec¨¢nica era sencilla. Los due?os de las constructoras o sus hombres de confianza llegaban con grandes cantidades de dinero metidas en unos sobres que el gerente o el tesorero guardaban en una caja fuerte. M¨¢s tarde, aquel volumen de dinero b se troceaba en partidas inferiores a 60.000 euros para hacerlas pasar por donaciones an¨®nimas, permitidas por la ley, que m¨¢s tarde ingresaban en un banco situado en la misma calle de G¨¦nova, pero en la acera de enfrente, justo al lado de la Audiencia Nacional. En los a?os de bonanza, aquello fue un no parar. La actividad de B¨¢rcenas contando billetes evoca la escena de Groucho haciendo de fogonero en Los hermanos Marx en el Oeste: ¡°?M¨¢s madera...!¡±.
No hay m¨¢s que atar cabos. El 13 de la calle de G¨¦nova fue el n¨²mero de la suerte durante la d¨¦cada prodigiosa del PP. Aquel edificio en pleno centro de Madrid se convirti¨® en el s¨ªmbolo del ¨¦xito y del poder de un partido que, entre 1996 y 2004, gan¨® dos elecciones generales consecutivas, adem¨¢s de las auton¨®micas y municipales de Madrid. Fue justo entonces, en 2006, cuando el PP compr¨® a Mapfre por 36 millones de euros un edificio en el que ya se hab¨ªa instalado de alquiler en febrero de 1983. Durante los dos a?os siguientes ¡ªde 2006 a 2008¡ª, el despacho de arquitectura de Gonzalo Urquijo ejecut¨® la gran reforma de un edificio de 10.243 metros cuadrados de oficina y tres plantas de garaje con capacidad para 140 veh¨ªculos. Luis B¨¢rcenas hizo un pacto con el arquitecto: una parte de las obras se pagar¨ªa en b a cambio de una rebaja del 10% en el precio final. La operaci¨®n era perfecta para ambas partes, sobre todo si nunca se llegaba a conocer. Hay una grabaci¨®n de v¨ªdeo del 20 de junio de 2008 en la que ?ngel Acebes, entonces secretario general del partido, despide con honores al extesorero ?lvaro Lapuerta: ¡°Con la compra de nuestra sede nacional de G¨¦nova, 13 hemos pasado de ser los inquilinos de nuestra sede nacional a ser sus propietarios. Por fin tenemos casa propia. Una casa que adem¨¢s hemos reformado de arriba abajo, c¨®moda, amplia, moderna, y encima dejamos al partido en la mejor situaci¨®n financiera de su historia, pr¨¢cticamente sin deudas, con unos ingresos que superan los gastos y con dinero en la caja...¡±. En las im¨¢genes se ve c¨®mo B¨¢rcenas, que acababa de ascender de gerente a tesorero con la jubilaci¨®n de Lapuerta, se mueve inquieto en su asiento.
La situaci¨®n no tard¨® ni un a?o en torcerse. B¨¢rcenas fue imputado en el caso G¨¹rtel ¡ªla investigaci¨®n iniciada en 2007 sobre la red de corrupci¨®n vinculada al PP¡ª y su prestigio en el PP baj¨® tres pisos de un tir¨®n. Perdi¨® el despacho que disfrutaba en la sexta planta ¡ªjusto debajo de los del presidente Mariano Rajoy y la secretaria general, Dolores de Cospedal¡ª y pidi¨® que al menos le dejaran un espacio en la tercera, junto a su amigo Javier Arenas. All¨ª se fue con todos sus b¨¢rtulos mientras su mundo se derrumbaba.
Francisco Correa, el cabecilla de la trama, admiti¨® ante el juez que le pagaba las mordidas directamente a Luis B¨¢rcenas, porque dispon¨ªa de ¡°una tarjeta especial para entrar en G¨¦nova por el parking sin tener que pasar por el esc¨¢ner¡±. Tambi¨¦n por el garaje ¡ªsituado en la discreta calle de Zurbano¡ª entr¨® una noche de junio de 2009 el comisario Jos¨¦ Manuel Villarejo para reunirse con Dolores de Cospedal y tratar de buscar una soluci¨®n ¡ªen b, por supuesto¡ª a la ca¨ªda a los infiernos del Partido Popular. Lo que vino despu¨¦s ya se sabe.
G¨¦nova, 13 quedar¨¢ en la memoria de los militantes del PP. Aznar y Rajoy celebraron all¨ª sus triunfos saliendo por la ventana. Pablo Casado intenta huir del fracaso saliendo por la gatera.
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