La crispaci¨®n pol¨ªtica baja a la calle en Ceuta
La mitad de la poblaci¨®n, musulmana o con ra¨ªces en Marruecos, se siente amenazada por los ataques de Vox¡±
El sol tarda en caer en la explanada de Juan XXIII junto a los populares quioscos ceut¨ªes donde se vende bonito en salaz¨®n de la zona. Ani, regente de una de las volaeras, como se conoce a los puestos, apura charla y cervezas despu¨¦s de una tarde de playa junto a unas amigas mientras su marido, Jos¨¦ de Marcos, eterno porteador de la Virgen del Carmen, ultima unas chapuzas. ¡°All¨ª viv¨ªan los japoneses; los atunes se los llevaban ellos¡±, dice Ani se?alando por la l¨ªnea de costa hacia el centro de la ciudad, que marca el inicio del istmo enganchado a ?frica que es Ceuta. ¡°Ya despu¨¦s, cuando dejaron de cogerse aqu¨ª los grandes, los japoneses se fueron a Barbate¡±, replica Isa, salmantina afincada en la ciudad hace medio siglo.
Eso fue hace unos 20 a?os, comentan las mujeres. La ciudad ha cambiado desde entonces. ¡°Barrio de pescadores ya no hay¡±, lamenta Ani. Su esposo hered¨® de su padre el quiosco de pescado en el que ha estado trabajando desde ni?o a poco m¨¢s de un kil¨®metro de la frontera. ¡°No hay tampoco marineros¡±, recrimina, ¡°ahora ya lo ¨²nico que queda son quienes trabajan en la almadraba, m¨¢s musulmanes que espa?oles¡±.
Recuerdos como los de Ani dan fe de la contradicci¨®n demogr¨¢fica y social que acusa Ceuta, una ciudad de frontera que mira a Europa pegada a Marruecos y donde la irrupci¨®n del discurso de Vox, que obtuvo la mayor¨ªa en la ciudad en las ¨²ltimas generales de 2019, ha hecho tambalear los cimientos de una convivencia sensible. El pasado 27 de julio, el pleno de la Asamblea aprob¨® declarar persona non grata a Santiago Abascal, l¨ªder de la formaci¨®n de ultraderecha. Durante su visita a Ceuta, en plena crisis fronteriza en la que entre 10.000 y 11.000 personas cruzaron desde Marruecos entre el 17 y el 19 de mayo, tild¨® de ¡°quintacolumnistas de Mohamed VI¡± a los musulmanes ceut¨ªes, aproximadamente la mitad de los 86.000 habitantes de la ciudad de 19 kil¨®metros cuadrados.
¡°Las cosas que dicen atacan directamente a sentimientos y emociones de la gente o incluso a su propia identidad¡±, se queja Mohamed Al¨ª, l¨ªder y concejal del partido Caballas en la Asamblea ceut¨ª y objeto de los ataques de ¡°promarroqu¨ª¡± e ¡°islamista¡± del portavoz de Vox, Carlos Verdejo, cuyas intervenciones en los plenos han desatado un terremoto de suspensiones plenarias desde comienzos de a?o. ¡°Es muy sangrante, es muy doloroso, que venga alguien que no tenga ni idea de qu¨¦ es la ciudad (...) a decir que como t¨² te apellidas Hamed o Mohamed ya no eres espa?ol¡±, replica F¨¢tima Hamed, representante del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadan¨ªa, ponente de la moci¨®n contra Abascal y tambi¨¦n blanco del partido de ultraderecha, que ha llegado a pedir su deportaci¨®n.
¡°Ceuta es una ciudad de frontera y las ciudades de frontera son ciudades de contrastes¡±, ilustra Jos¨¦ Luis G¨®mez Barcel¨®, historiador y cronista oficial de la ciudad, ¡°cuando desembarcan posiciones populistas un tanto radicalizadas que no conocen el fr¨¢gil equilibrio de la ciudad, determinados discursos no solo se enrarecen, sino que se convierten en violentos, y eso es lo peligroso¡±.
Discursos que generan ¡°much¨ªsimos problemas¡±
¡°Estamos hablando de una serie de discursos que pueden generar much¨ªsimos problemas para esta ciudad¡±, ilustra Mohamed Mustafa, asesor de Caballas y fundador del Foro Ibn Jald¨²n, ¡°hay recelo, se nota, se palpa en el ambiente que hay densidad en el aire¡±. Esa atm¨®sfera cargada como la bruma que se cuela por las calles de la ciudad las ma?anas de levante se revela en cada suceso o delito denunciado en la ciudad como con altavoz. El ¨²ltimo ha sido el caso de Omar, un joven valenciano que visitaba a su familia en Ceuta y acab¨® en el hospital tras una paliza grupal. Antes de que la polic¨ªa hiciese p¨²blicos los primeros datos de la investigaci¨®n, los j¨®venes de una agrupaci¨®n estudiantil local convocaron una concentraci¨®n para protestar contra la supuesta inseguridad en las calles y la presencia de marroqu¨ªes, especialmente menores. Las pesquisas revelaron que los autores del ataque hab¨ªan sido siete ceut¨ªes.
Pese a los resultados de la investigaci¨®n, la Asociaci¨®n de Estudiantes Ceut¨ªes decidi¨® no desconvocar el evento, celebrado el pasado jueves con la escasa afluencia de apenas una veintena de personas. Entre los concentrados estaban familiares de Omar, el joven agredido, que pidieron no politizar el acto ante los temores de que se pudiesen repetir los disturbios vividos el 23 de mayo durante una segunda visita de Abascal, que fue increpado en su hotel. ¡°La verdad es que s¨ª que hay miedo a hacer este tipo de actos por si se l¨ªa¡±, reconoc¨ªa Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Miralles, futuro estudiante de 18 a?os de la Academia Militar y presidente de la asociaci¨®n, ¡°la tensi¨®n pol¨ªtica aqu¨ª es palpable, porque hay choque¡±.
¡°?Es una verg¨¹enza!¡±, se escuchaba gritar durante el acto. Quien se pronunciaba era Yolanda Merelo, senadora de Vox por Ceuta, que se quejaba de la falta de apoyo a las reivindicaciones de la asociaci¨®n contra la inseguridad en Ceuta. En una cafeter¨ªa cercana, observaban el concejal Verdejo y el l¨ªder local de la formaci¨®n, Juan Sergio Redondo. Pese a las acusaciones de ser una tapadera del partido para poder realizar actos p¨²blicos sin ser vetados desde la Delegaci¨®n del Gobierno, los miembros se han desvinculado de cualquier signo pol¨ªtico, pero manteniendo un mensaje no exento de conflicto contra los menores extranjeros con los que la ciudad se vio colapsada en mayo.
¡°No s¨¦ a qui¨¦n le interesa este juego de (vincular) delincuencia e inmigraci¨®n¡±, apostilla Rachid Sbihi, guardia civil ceut¨ª con m¨¢s de 24 a?os de servicio en la ciudad y familia castrense, ¡°aqu¨ª se magnifican mucho las cosas, se manipulan muchos hechos puntuales; quien vende este discurso es quien genera inseguridad¡±. Pese a las calles vibrantes de compradores durante el d¨ªa y las terrazas llenas hasta la medianoche, cuando empiezan a cerrar de nuevo los locales por las nuevas restricciones impuestas frente a la covid, Ceuta parece empe?ada en convivir con la amenaza constante de que cada chispa haga prender la mecha. Los datos lo desmienten. Solo en el primer trimestre de 2021, la criminalidad se redujo un 25,5% con respecto al mismo periodo de 2020, una ca¨ªda mucho mayor que el total nacional (un 9,3%), seg¨²n los ¨²ltimos datos del Ministerio del Interior.
Para Mustafa, que critica la ¡°convivencia rom¨¢ntica¡±, saltar de estar contra el inmigrante marroqu¨ª a colocarse contra el musulm¨¢n ceut¨ª supone solo andar un escal¨®n: ¡°Por parte de la derecha, lo que se plantea es que nunca seremos espa?oles, por much¨ªsimos a?os que estemos viviendo aqu¨ª en Ceuta o que hayamos nacido o que estemos dando todo nuestro esfuerzo y sacrificio por esta tierra, y esto ha lastrado mucho el devenir social y pol¨ªtico de Ceuta¡±.
La brecha no es solo confesional, es, sobre todo, social. La tasa de pobreza casi duplica la media nacional, con un 45,9% de la poblaci¨®n en riesgo de exclusi¨®n social frente al 25,3% para toda Espa?a en 2020. Las de paro juvenil (71,5% en el primer trimestre de 2021) o abandono escolar temprano (22,8%) tambi¨¦n se sit¨²an entre las m¨¢s altas, junto a las de Melilla. Todos los indicadores se ceban, en la periferia, en la poblaci¨®n musulmana, cuya mayor¨ªa no consigui¨® acceder a la ciudadan¨ªa hasta 1985, cuando la reci¨¦n redactada Ley de Extranjer¨ªa la condenaba, como en Melilla, a ser ap¨¢trida. ¡°Es un punto de inflexi¨®n para la poblaci¨®n musulmana espa?ola en Ceuta, porque hasta esa ¨¦poca ¨¦ramos una poblaci¨®n que viv¨ªa, que trabajaba, pero que no ten¨ªa ni derechos¡±, explica Mustafa.
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