Rota se vuelca con los afganos que nunca conocer¨¢
Vecinos gaditanos donan centenares de productos a los primeros 800 refugiados llegados a la base militar estadounidense
Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez es tan aficionado a los superh¨¦roes que no consiente en despojarse de una prenda que tenga algo impreso de ellos, aunque se le quede peque?a. Hasta que la ma?ana de este viernes su madre, Roc¨ªo Guti¨¦rrez, le ha explicado que, a esa base militar en la que trabaja su padre, han llegado ni?os como ¨¦l con lo puesto y sin casa, desde un pa¨ªs lejano. ¡°He dado camisetas que nunca quiero dar, como una que cambia de Hulk a Spiderman cuando la tocas¡±, relata el peque?o de seis a?os tras dejar una bolsa llena de ropa. Como ellos, centenares de vecinos de Rota se han volcado en una ola de solidaridad que les ha llevado a recoger kilos de ropa, productos de higiene o alimentos para auxiliar a los primeros 800 refugiados afganos de los 4.000 que llegar¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas tanto a las instalaciones militares de esta localidad gaditana, como a la de Mor¨®n de la Frontera, Sevilla.
Tres alambradas separan la localidad de Rota de las 2.400 hect¨¢reas de su base naval, en la que las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos ocupan la mayor parte del territorio. Poco trasciende en el pueblo de lo que ocurre dentro, ¡°es como una vida paralela¡±, explica Guti¨¦rrez. Aunque eso no ha sido un problema para que algunos de sus m¨¢s de 29.200 vecinos se hayan organizado en una respuesta humanitaria espont¨¢nea con el fin de ayudar a unos reci¨¦n llegados que, previsiblemente, jam¨¢s conocer¨¢n. Leti Armstrong, una de las promotoras de la iniciativa solidaria, explica: ¡°Lo ¨²nico que yo quer¨ªa era abrazar a una de esas mujeres. Tengo dos ni?os peque?os y pienso en tener que verme as¨ª, abandonando mi pa¨ªs con lo puesto. Pero como eso s¨¦ que no lo voy a poder hacer, pues se me ocurri¨® recoger cosas para ellos¡±.
A Armstrong se le ocurri¨® mandar un mensaje de WhatsApp pidiendo ropa y juguetes entre sus grupos de conocidos el pasado lunes por la ma?ana. Ese d¨ªa, por la tarde, ya ten¨ªa su garaje lleno. Al mediod¨ªa del viernes, decenas de cajas de prendas, juguetes, mantas, pa?ales o botes de gel de ba?o se apilaban en el patio principal de la parroquia de la Virgen Carmen de Rota, punto designado por la Concejal¨ªa de Asuntos Sociales de la localidad, ante la respuesta desbordada de ayuda. ¡°No recuerdo nada igual. Llena mucho, ya que es lo poquito que podemos hacer con gente que lo est¨¢ pasando muy mal¡±, asegura Luisa Fern¨¢ndez, concejala de esta delegaci¨®n.
¡°Se nos fue de las manos. Estamos recibiendo llamadas desde Zaragoza o Sevilla pidiendo colaborar. No conocemos a qui¨¦n ir¨¢ la ayuda, pero es asombroso c¨®mo responde la gente¡±, asegura emocionado Juan Antonio Mart¨ªn, hermano mayor del Santo Entierro, una de las cofrad¨ªas que, junto a la del Amor, se est¨¢n encargando de canalizar la ayuda. A Mart¨ªn no le ha dado ni tiempo de contabilizar cu¨¢nto llevan recogido. El goteo es constante. Tras Roc¨ªo Guti¨¦rrez y su hijo llega un coche repleto de m¨¢s de 50 mantas, donadas por un hotel de la localidad. Las mismas que Roc¨ªo Garc¨ªa, trabajadora de la base y voluntaria dentro de las instalaciones, ha cargado a la prisa en su Renault Megane para llevarlas al interior: ¡°Toca estar aqu¨ª y ahora. No se puede dejar as¨ª a gente que lo est¨¢ pasando tan mal¡±.
Pese a la improvisaci¨®n, la respuesta solidaria ha sabido modularse con velocidad. ¡°Estamos en contacto con voluntarios de la base que nos van diciendo lo que hace falta y lo que no y c¨®mo prepararlo. Separamos las cosas en cajas por tallas y caracter¨ªsticas. Ahora nos han dicho que, de momento, no mandemos m¨¢s ropa, que guardemos para m¨¢s adelante¡±, explica Armstrong a pocos pasos de una caja de juguetes desde la que asoma una mu?eca Mariquita P¨¦rez. El subdelegado del Gobierno en C¨¢diz, Jos¨¦ Pacheco, ha informado de que el campamento montado en la base tiene capacidad para entre 1.300 y 1.600 afganos, la mayor¨ªa familias que estar¨¢n un m¨¢ximo de 15 d¨ªas, pero ya est¨¢ prevista ¡°la ampliaci¨®n¡± en las pr¨®ximas jornadas ¡°para poder albergar hasta a 3.000 evacuados¡±. Por ahora, este viernes ya han llegado dos vuelos con, aproximadamente, 400 personas cada uno.
Por ahora, en la parroquia del Carmen ni las fuerzas flaquean, ni sobran manos. Una decena de voluntarios organiza las cajas que ya sobrepasan a los primeros portes que se realizaban en coches particulares. A media ma?ana, una empresa de mudanzas local ha cedido uno de sus camiones para llevar pertrechos. ¡°Ma?ana [por este s¨¢bado] me han dicho que los americanos quiz¨¢s nos manden a personal suyo para ayudarnos¡±, apunta Armstrong, entre la ilusi¨®n y los nervios. La respuesta de sus vecinos no le ha sorprendido solo a ella: ¡°Los americanos no nos han pedido ayuda, pero al ver que est¨¢bamos, est¨¢n encantados¡±. El propio comandante de la Base Naval, David Baird, lo ha reconocido p¨²blicamente al asegurar que se siente ¡°realmente impresionado y profundamente conmovido¡± con la respuesta de la comunidad local, seg¨²n un comunicado remitido por la Oficina de Relaciones P¨²blicas de la US Navy.
Leticia, Juan Antonio y los suyos no tienen previsi¨®n de parar. Armstrong ya baraja la idea de ¡°preparar unas mochilas con cuadernos y colores¡± para que los ni?os reci¨¦n llegados se entretengan. El peque?o Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez se marcha con la esperanza de que sus camisetas lleguen a manos de un aficionado a los superh¨¦roes como ¨¦l. ¡°De camino a la parroquia me preguntaba si iba a poder conocer a esos ni?os. Me toca explicarle que no podr¨¢ ser, pero que no importa, que lo importante es que [la ropa] les hace falta y que les llegar¨¢¡±, zanja Roc¨ªo Guti¨¦rrez esperanzada.
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