El campo espera su relevo generacional
Los propietarios agr¨ªcolas menores de 35 a?os no llegan al 5%, pero mantienen la pasi¨®n por el mundo rural
Cristina Monreal (Tomelloso, Ciudad Real, 23 a?os) se sac¨® el carn¨¦ de tractor antes que el de coche. Ten¨ªa 16 a?os y la certeza de querer dedicarse a la agricultura, como su abuelo. El tatuaje que luce en el brazo derecho, con la fecha de nacimiento de ¨¦l, evidencia el v¨ªnculo entre ambos. ¡°De mi a?o, era de las pocas que ten¨ªa claro qu¨¦ estudiar¡±, cuenta. Esa misma tarde celebra la graduaci¨®n en Ingenier¨ªa Agr¨ªcola pospuesta por la pandemia, en Albacete, y habla del campo como quien lleva 20 a?os trabajando en ¨¦l. Quiz¨¢ porque es precisamente el tiempo que lleva pisando el terreno desde el que ahora habla. Anta?o todo era un juego y hoy es una agricultora m¨¢s. Una rara avis entre los suyos, ya que solo el 0,23% de la tierra en Espa?a est¨¢ gestionada por menores de 25 a?os; y los del siguiente tramo de edad, hasta los 34, y los siguientes profesionales en el tramo, hasta los 34, solo representan el 3,57% del total, seg¨²n el ¨²ltimo estudio del Ministerio de Agricultura (MAPA). En total, los menores de 35 a?os no llegan al 5%.
¡°De mi generaci¨®n, hay poqu¨ªsima gente que se dedique al campo. No s¨¦ por qu¨¦, tal vez por el boom de irnos todos a estudiar. Pero no es ninguna deshonra. Seguramente aporte m¨¢s el campo que trabajar en algunos sitios¡±, defiende Monreal convencida. Adem¨¢s de trabajar la tierra de su abuelo, es t¨¦cnica en la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA), el sindicato desde el que ayuda a otros j¨®venes a incorporarse a un sector en el que dos tercios de los trabajadores superan los 55 a?os.
¡°Desde la ciudad se tiene la visi¨®n de que en el campo una persona coge una mula y se pone a arar¡±, contin¨²a la joven, ¡°pero hoy la tecnolog¨ªa est¨¢ presente en todas partes¡±. Mientras pasea, un trabajador recoge las uvas subido a un tractor que sacude las parras y recolecta el fruto, lejos del esfuerzo f¨ªsico de anta?o. Los prejuicios, adem¨¢s, se multiplican en el caso de las mujeres agricultoras. ¡°Que trabaje en el campo no significa que no tenga vida social. Igual que me pongo las botas, me pongo tacones y me voy de fiesta¡±, sentencia.
Repunte
Castilla-La Mancha es de las pocas comunidades en las que ha repuntado levemente el inter¨¦s de los j¨®venes por la agricultura. El consejero del ramo, Francisco Mart¨ªnez, expone que, desde 2015, un total de 2.600 j¨®venes se han incorporado al sector con ayudas. ¡°Se ha hecho un gran esfuerzo. No hay periodo de cinco a?os anterior en el que hayamos incorporado m¨¢s de 2.000, y nuestra intenci¨®n es llegar a 4.000 al acabar 2021. Hay un cambio de tendencia¡±, explica a EL PA?S por tel¨¦fono, aunque reconoce la necesidad de seguir incidiendo en ello, especialmente en los proyectos de innovaci¨®n tecnol¨®gica y de titularidad compartida.
En t¨¦rminos generales, sin embargo, el investigador del CSIC y experto en el mundo agrario Eduardo Moyano sostiene que ¡°la presencia de los j¨®venes sigue teniendo un proceso de declive¡± en todo el territorio, salvo excepciones. Influyen muchos factores, explica, y no se soluciona solo con incentivos econ¨®micos. A la falta de atractivo para muchos j¨®venes se suman las barreras para los que deciden dedicarse a ello: la dificultad en el acceso a la tierra (el 60% de los j¨®venes agricultores europeos lo manifiesta) o los bajos precios del producto son algunas de las m¨¢s importantes. Frente al vi?edo de Cristina y su abuelo V¨ªctor, un enorme campo de sand¨ªas sin recoger confirma el problema: ¡°Te cuesta m¨¢s recogerlas que dejarlas tiradas¡±, razona ella.
A pesar de todo, la pasi¨®n por el campo se abre paso entre algunos j¨®venes. Jes¨²s Castillo (Villamayor de Santiago, Cuenca, 25 a?os), como Cristina Monreal, lleva trabajando en el campo desde que tiene uso de raz¨®n. Es la cuarta generaci¨®n en hacerlo y el orgullo de su familia. Si no fuera por ¨¦l, se habr¨ªa perdido todo. ¡°Con 16 a?os ten¨ªa claro que esto era lo m¨ªo, y tampoco era muy buen estudiante¡±, se?ala entre risas. Ahora cultiva uva, lenteja y cereal. ¡°La gente de ciudad no valora trabajar aqu¨ª. Pero esto es calidad de vida: est¨¢s a diez minutos de todo, no te falta de nada y tienes tus propios horarios¡±.
Los dos j¨®venes destacan la tranquilidad como uno de los grandes atractivos, adem¨¢s de ser sus propios jefes. Tambi¨¦n concuerdan en las dificultades: ¡°Si tu familia no tiene algo de tierra, es imposible¡±. La presidenta de la Asociaci¨®n Agraria de J¨®venes Agricultores (Asaja Joven), Eva Mar¨ªn, lo confirma: ¡°Muchas veces ni siquiera hay terreno disponible para comprar o arrendar, y los precios son prohibitivos¡±.
Castillo tambi¨¦n vendimia las explotaciones de algunos vecinos, como la de Juan Ricardo (56 a?os), amigo de la familia de toda la vida. El entusiasmo de los j¨®venes se torna en desaz¨®n en la voz del mayor, amante de la tierra pero conocedor de los sacrificios que conlleva. Le acompa?a su hijo peque?o, Ricardo, de 20 a?os y estudiante de Ingenier¨ªa El¨¦ctrica. Todav¨ªa no sabe qu¨¦ har¨¢. ¡°Casi prefiero que estudien y se dediquen a otra cosa. Vives para trabajar y no sabes si vas a recoger lo que inviertes. Es muy duro¡±, se lamenta el padre, y su lamento representa el de muchos otros progenitores. M¨®nica ?lvaro, de la Federaci¨®n de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur), empatiza, pero se muestra optimista. ¡°La gente est¨¢ cansada de la capital. Hay cantera y hay inter¨¦s en el campo, pero las instituciones tienen que acompa?ar. Ahora hay m¨¢s ayudas pero no es suficiente¡±, dice.
Subvenciones
El 91% de las subvenciones directas de la PAC (la pol¨ªtica agraria com¨²n de la UE) las perciben personas de m¨¢s de 40 a?os, y el 38,14% tienen m¨¢s de 65, seg¨²n el MAPA. La nueva PAC, que entrar¨¢ en vigor en enero, prioriza el relevo generacional. El experto Eduardo Moyano lo celebra, pero alerta: ¡°Tiene que ser una pol¨ªtica de Estado. No es solo que sea una oportunidad de empleo, es que es una necesidad para que el sector supere los desaf¨ªos de modernizaci¨®n del siglo XXI¡±.
La creciente falta de expectativas en la ciudad tambi¨¦n empuja a algunos j¨®venes a continuar con el negocio agr¨ªcola familiar. Alicia Moya (Alcal¨¢ la Real, Ja¨¦n, 25 a?os) se fue a estudiar peluquer¨ªa a Ja¨¦n al cumplir los 16. Al principio pensaba montar su propia peluquer¨ªa, pero la dificultad para encontrar trabajo y el saber que la explotaci¨®n siempre iba a estar ah¨ª le hicieron dar el paso. ¡°Vi la oportunidad, me gustaba, y pens¨¦: por qu¨¦ no. Ahora cada d¨ªa me gusta m¨¢s y tengo claro que es a lo que me voy a dedicar¡±, reflexiona feliz al otro lado del tel¨¦fono.
A casi todos sus amigos el pueblo se les queda peque?o, pero ella ha encontrado su lugar. La flexibilidad en los tiempos y la tranquilidad de su olivar la reafirman en su decisi¨®n. ¡°Cuando era peque?a, siempre me llevaba los pintalabios y las mu?ecas, y cuando nos sent¨¢bamos a comer y no se escuchaba nada, solo a nosotros¡ Eso no lo cambio por nada¡±, cuenta, como rescatando esa paz del recuerdo.
Cristina Monreal echa de menos que gente de su generaci¨®n quiera dedicarse al campo aunque, como M¨®nica ?lvaro, percibe en las venideras un inter¨¦s creciente. ¡°Normalmente te incorporas con treinta y pico, pero este a?o hemos visto a gente de 18 que ya lo tiene claro¡±, destaca sobre su experiencia en el sindicato. Hay una ventana que parece abrirse. El relevo generacional todav¨ªa est¨¢ pendiente pero, mientras llega, los que ya est¨¢n resisten y empujan hacia ¨¦l.
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