Zarpazos de odio en Euskadi diez a?os despu¨¦s del fin de ETA
Ediles y excargos del PP en el Pa¨ªs Vasco siguen sufriendo ataques, insultos e incluso agresiones f¨ªsicas
Diez a?os es mucho tiempo y a la vez no es nada en los libros de Historia. Una d¨¦cada despu¨¦s del fin del terrorismo de ETA, Euskadi sigue dando pasos en su larga desescalada hacia una convivencia normalizada y apacible. El virus de la violencia estar¨ªa completamente extinguido si no fuera porque a¨²n se dan algunos episodios que lo mantienen vivo: pintadas ofensivas, ataques a sedes de partidos, recibimientos a etarras excarcelados, y tambi¨¦n agresiones f¨ªsicas. ¡°Son reminiscencias del pasado que siguen entre nosotros¡±, resume el parlamentario popular Carmelo Barrio. Varios militantes y simpatizantes del PP vasco las han sufrido en sus carnes en los ¨²ltimos tiempos. ¡°Ser del PP en el Pa¨ªs Vasco no est¨¢ bien visto por algunos¡±, afirma Ander Garc¨ªa O?ate, v¨ªctima de una agresi¨®n a comienzos de septiembre en pleno centro de Vitoria.
Un grupo de encapuchados se ensa?¨® en diciembre de 2018 con un joven de 19 a?os en el campus de la Universidad del Pa¨ªs Vasco en la capital alavesa. Le rompieron la nariz y un p¨®mulo cuando participaba en una reuni¨®n estudiantil a favor de la unidad de Espa?a. En mayo de este a?o, a I?aki Garc¨ªa Calvo, exedil del PP en Vitoria, le pegaron y le echaron cerveza y calimocho cuando estaba con unos amigos en el casco viejo. En junio, Mikel Iturgaiz, hijo del l¨ªder de los populares vascos, recibi¨® amenazas de muerte e intentaron agredirle cuando jugaba un partido de f¨²tbol en Gernika (Bizkaia). El ¨²ltimo caso es el de Garc¨ªa O?ate, que ha denunciado a una joven de 20 a?os por propinarle un pu?etazo en la cara entre gritos de ¡°facha¡± y ¡°gora ETA¡±.
¡°Todo esto pasa porque somos del PP¡±, concluye Garc¨ªa Calvo, de 33 a?os. Fue concejal de este partido en Vitoria durante cinco a?os y medio, desde finales de 2013 hasta mediados de 2019. En ese periodo nunca tuvo que llevar escolta y siempre ha frecuentado los mismos ambientes de su ciudad. ¡°Jam¨¢s tuve un problema ni altercado con nadie mientras fui concejal¡±, dice. Dos a?os despu¨¦s de dejar la pol¨ªtica activa, s¨ª lo ha sufrido. Garc¨ªa Calvo se pregunta: ¡°?Qu¨¦ ha fallado en la sociedad vasca para que unos j¨®venes veintea?eros hayan desarrollado tanto odio contra los que pensamos diferente a ellos? Est¨¢ claro que algo hemos hecho mal y que la educaci¨®n en valores democr¨¢ticos no ha funcionado¡±.
Garc¨ªa O?ate tiene 21 a?os y se define as¨ª en las redes sociales: ¡°Vitoriano, salmantino, espa?ol, de derechas, taurino y madridista¡±. Fue candidato del PP a la alcald¨ªa de Legutio (?lava) en 2019 y tuvo que votar protegido por una pareja de ertzainas. En su tel¨¦fono conserva fotos en las que posa junto a Pablo Casado y Carlos Iturgaiz. Tiene amigos en su cuadrilla que votan a EH Bildu y conocidos que se declaran independentistas. ¡°A veces me dan ganas de irme a vivir a Salamanca. Ser del PP all¨ª es como ser del PNV aqu¨ª¡±, cuenta tras la agresi¨®n que ha sufrido recientemente. ¡°En Euskadi te sientes observado si no vistes o te comportas como ellos, recibes malos gestos y en algunos sitios te miran mal¡±, agrega este joven militante popular.
Durante los peores a?os de atentados de ETA, en el Pa¨ªs Vasco hab¨ªa calles y plazas que estaban vedadas para muchas personas. Nadie reconocible del PP o del PSE se atrev¨ªa a tomar una consumici¨®n en la calle Juan de Bilbao de la parte vieja donostiarra o en Cuchiller¨ªa de Vitoria. Ahora se cumplen 10 a?os del fin del terrorismo etarra y esos espacios que hab¨ªan sido colonizados por el entorno radical han ido recuperando una normalidad m¨¢s civilizada. Pero no siempre, comenta Garc¨ªa O?ate: ¡°Yo no voy nunca a Cuchiller¨ªa, por ejemplo. Es un lugar hostil, nos insultan, no me transmite seguridad ni me siento c¨®modo¡±. Fue en Cuchiller¨ªa donde atacaron a Garc¨ªa Calvo y sus amigos. Estaban tomando algo tranquilamente y de repente se le acercaron dos o tres personas: ¡°Me dijeron: ¡®?t¨² eres del PP?¡¯. Fuera de aqu¨ª, m¨¢rchate, t¨² no puedes estar aqu¨ª¡±.
Carmelo Barrio, vitoriano y con 40 a?os en la pol¨ªtica vasca a sus espaldas, tambi¨¦n ha sido tachado por la calle de ¡°facha, fascista y txakurra [¡±perro¡±, en euskera]¡± varias veces en los ¨²ltimos a?os. Cree que los simpatizantes del PP tienen que aguantar a¨²n ¡°arrebatos de intolerancia que pertenecen al pasado¡±. ¡°La cultura de la normalidad no es completa¡±, dice. Estos ataques han sido rechazados en alguna ocasi¨®n por el l¨ªder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, pero la formaci¨®n nunca los ha condenado expresamente en las instituciones.
I?igo Manrique es edil en Irun (Gipuzkoa), tiene 53 a?os y lleva defendiendo las siglas del PP desde mediados de los 90. Vivi¨® durante 16 a?os con escolta hasta que en 2011 ces¨® la acci¨®n terrorista de ETA. ¡°Yo no he tenido ning¨²n amago de violencia. Ahora puedo hacer vida normal, me muevo por donde quiero en Irun, pero no todos los miembros del partido en Euskadi pueden decir lo mismo. Estos rebrotes violentos ponen de manifiesto que ser del PP a¨²n provoca desconfianza en alguna gente¡±, afirma.
Lo sorprendente, coinciden Barrio y Garc¨ªa Calvo, es que casi todos los ataques contra representantes de este partido se hayan producido en la capital de ?lava, la provincia vasca menos nacionalista. Barrio hace la siguiente lectura: ¡°Nosotros hemos gobernado en ?lava y Vitoria durante tres legislaturas. Para el mundo radical somos un peligro, no aceptan que podamos volver a dirigir las instituciones¡±. Un informe del Ministerio del Interior conocido en junio concluye que ?lava es la provincia espa?ola que en 2020 registr¨® el mayor ¨ªndice de delitos de odio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.