Bruselas evita entrar en la batalla PSOE-Podemos sobre la reforma laboral
El comisario europeo de Econom¨ªa exige que los cambios en la reforma laboral no resten flexibilidad a las empresas
El comisario europeo de Econom¨ªa, Paolo Gentiloni, aterriz¨® el domingo por la noche en Madrid, en medio de la pugna abierta entre el PSOE y Unidas Podemos por la reforma laboral. El pol¨ªtico italiano se ha reunido con el presidente Pedro S¨¢nchez y la vicepresidenta Nadia Calvi?o en su viaje a Espa?a y tambi¨¦n cen¨® con Yolanda D¨ªaz y no puso obst¨¢culos a las propuestas que le present¨® esta, seg¨²n fuentes conocedoras del encuentro. Y este martes, en un desayuno organizado por Europa Press, no se ha pronunciado sobre el conflicto. Tambi¨¦n en la capital comunitaria se elude entrar en la pugna.
Bruselas tampoco concreta c¨®mo le gustar¨ªa que fuera la reforma del mercado laboral que se negocia en Espa?a y que ha provocado el choque entre las vicepresidentas Nadia Calvi?o y Yolanda D¨ªaz. La Comisi¨®n Europea tiene claros los objetivos: pide que se reduzca la temporalidad, que mejore la negociaci¨®n colectiva y, sobre todo, reclama que estos cambios no rebajen la flexibilidad que introdujo la reforma de 2012. As¨ª lo ha declarado el comisario Gentiloni esta ma?ana en Madrid al pedir que las modificaciones se hagan sin ¡°restar el dinamismo del sistema espa?ol y de las empresas¡±. Otra forma de decir lo que ya recogen los documentos que el Consejo Europeo aprob¨® cuando dio luz verde al plan espa?ol y los 70.000 millones de euros de la UE para Espa?a que lleva aparejados.
La negociaci¨®n del plan espa?ol de recuperaci¨®n a finales de 2020 y en el primer trimestre de 2021 ya desat¨® una lucha en el seno del Gobierno. Y tambi¨¦n entonces hubo un tira y afloja con Bruselas.
En aquellos puntos en que hab¨ªa diferencias se recurri¨® a un lenguaje ambiguo a la espera de que la negociaci¨®n con los agentes sociales lo precisara. Uno de ellos fue la negociaci¨®n colectiva, cuyo cambio despierta muchos recelos en Bruselas. La posici¨®n hist¨®rica de la Comisi¨®n Europea y de otros organismos como el Banco Central Europeo respaldan los cambios que se establecieron en la reforma de 2012: descentralizar la negociaci¨®n dando prioridad plena a los convenios de empresa frente a los del sector. Aunque la reforma de hace nueve a?os no causase un auge de convenios de empresa y en las encuestas del Ministerio de Trabajo ¡ªtanto en los gobiernos del PP como del PSOE¡ª las compa?¨ªas respondan que no tienen intenci¨®n de adoptar uno y se contentan con el sectorial, aquel cambio desnivel¨® las mesas de negociaci¨®n en favor de la parte empresarial, porque en los niveles sectoriales los sindicatos suelen tener m¨¢s fuerza que las organizaciones empresariales. Esto explica que las centrales de trabajadores exijan su cambio, que el pacto de Gobierno en este punto no deje dudas y hable claramente de devolver la prevalencia a los sectores. El elemento com¨²n que se encontr¨® fue la palabra ¡°modernizar¡±, no ¡°reforzar¡±, que pod¨ªa interpretarse como un respaldo a las tesis de Yolanda D¨ªaz, ni ¡°ahondar¡±, que podr¨ªa leerse en sentido contrario.
Pero cuando ha llegado el momento de precisar qu¨¦ se entiende por ese ¡°modernizar¡±, han aparecido las fricciones. Las hubo en marzo, cuando Trabajo envi¨® el primer documento a los agentes sociales para iniciar la negociaci¨®n proponiendo empezar a hablar por la negociaci¨®n colectiva y dando prioridad a los convenios sectoriales, al menos como un m¨ªnimo com¨²n, en lo referente a los sueldos y a las horas anuales de trabajo. Cuando EL PA?S public¨® este documento, el vicepresidente de la Comisi¨®n, Valdis Dombrovskis, reaccion¨® recordando que Bruselas priorizaba la lucha contra ¡°la dualidad del mercado laboral ¡°, es decir, la diferencia entre la precariedad de los temporales frente a la estabilidad de los indefinidos.
Hace unas semanas una delegaci¨®n de la capital comunitaria se desplaz¨® a Madrid para evaluar la marcha de las negociaciones, un paso previo a dar luz verde al segundo pago del plan de rescate (por importe de 10.000 millones de euros) y dej¨® claro que aceptar¨ªa los cambios que llegaran de Espa?a siempre que contasen con el pacto entre el Gobierno y los agentes sociales. A primera vista, la cuesti¨®n puede parecer obvia, pero cuando se habla de una mesa de negociaci¨®n esto supone dar poder de veto a una de las partes. Y esto convendr¨ªa a la patronal CEOE, la parte negociadora m¨¢s reticente a tocar la reforma laboral de 2012 salvo que sea para ir m¨¢s all¨¢.
Tambi¨¦n refuerza las palabras del comisario el informe que reclam¨® la Comisi¨®n al Gobierno en el que se eval¨²en las deficiencias de la negociaci¨®n colectiva antes de cambiarla. Y tambi¨¦n de los otros puntos sobre la mesa, como las restricciones en la contrataci¨®n temporal, el descuelgue o incumplimientos de convenios, la modificaci¨®n unilateral por parte de los empresarios de las condiciones de trabajo o el mecanismo de ERTE permanente que sustituir¨¢ a la regulaci¨®n extraordinaria actual.
Buena parte de estas medidas restan poder y flexibilidad a los empresarios y, para compensarlo, el paquete ¨ªntegro deber¨¢ articular los nuevos ERTE que permitan a las empresas adaptarse a las malas ¨¦pocas. Pero para saber si eso es suficiente para la Comisi¨®n Europea, habr¨¢ que esperar a que el documento, ya con un texto concreto, se env¨ªe a Bruselas.
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