Canarias, la crisis migratoria un a?o despu¨¦s
Los cientos de cayucos y pateras que llegaron a las costas canarias en 2020 pusieron a prueba toda la infraestructura de recepci¨®n de migrantes en Espa?a. La crisis se ha apaciguado, pero las entradas siguen y quedan carencias por resolver. Los principales retos ahora son los menores y las cuarentenas
Canarias,un a?o
despu¨¦s
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La llegada de m¨¢s de 23.000 migrantes y refugiados a las islas Canarias en 2020 puso todo patas arriba. Aunque no era un n¨²mero inmanejable ¡ªjuntos no llenaban un tercio de las gradas del estadio Santiago Bernab¨¦u¡ª, pill¨® al Gobierno con el pie cambiado. No hab¨ªa espacios donde recibirlos, ni camas donde acostarlos; tampoco una estrategia para gestionar un repunte que, aunque previsible, acab¨® convirti¨¦ndose en una crisis. Volcado en la gesti¨®n de la pandemia, el Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez tard¨® meses en reaccionar, mientras sus ministerios ¡ªDefensa, Migraciones e Interior¡ª se peleaban entre ellos por la cesi¨®n de terrenos o por la urgencia de trasladar a migrantes a la Pen¨ªnsula para descongestionar las islas. Mientras, el muelle de Arguinegu¨ªn (Gran Canaria), donde llegaron a hacinarse 2.600 personas tiradas en el suelo sin las m¨ªnimas condiciones de salubridad, se convert¨ªa en la imagen internacional de la crisis.
Llegadas a Canarias
Hasta el 21 de noviembre
2020
18.028
2021
18.737
+4%
Islas de llegada
Hasta el 10 de noviembre
Lanzarote
2020
2021
21%
8%
La Palma
Tenerife
21%
Gran Canaria
17%
62%
13%
La Gomera
8%
41%
Fuerteventura
1%
7%
El Hierro
Pa¨ªs de salida
De los llegados hasta el 10 de noviembre
Marruecos
72,5%
Marruecos y
S¨¢hara Occidental
S¨¢hara Occidental
23,5%
Mauritania
4%
Senegal y
Gambia
Mauritania
Senegal
Gambia
500 km
Mujeres y menores llegados a Canarias
Hasta el 15 de noviembre
MUJERES
MENORES
15% (14,96% en 2020)
14,8% (5,2% en 2020)
Nacionalidades
De los llegados hasta el 15 de noviembre, en %
2020
2021
0%
10
20
30
Marruecos
25
34
Mal¨ª
12
20
Costa
de Marfil
9
20
Guinea
4
12
Senegal
4,5
10
Gambia
2,9
5
Guinea
Bis¨¢u
1
2
Camer¨²n
1
1,4
Fuente: elaboraci¨®n propia con datos de Frontex,
fuentes policiales y Cruz Roja.
EL PA?S
Llegadas a Canarias
Hasta el 21 de noviembre
2020
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Islas de llegada
Hasta el 10 de noviembre
Lanzarote
2020
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La Palma
Tenerife
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Gran Canaria
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De los llegados hasta el 10 de noviembre
Marruecos
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S¨¢hara Occidental
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Senegal y
Gambia
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Mujeres y menores llegados a Canarias
Hasta el 15 de noviembre
MUJERES
MENORES
15% (14,96% en 2020)
14,8% (5,2% en 2020)
Nacionalidades
De los llegados hasta el 15 de noviembre, en %
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Fuente: elaboraci¨®n propia con datos de Frontex,
fuentes policiales y Cruz Roja.
EL PA?S
Llegadas a Canarias
Hasta el 21 de noviembre
2020
18.028
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Islas de llegada
Hasta el 10 de noviembre
Lanzarote
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La Palma
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Gran Canaria
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La Gomera
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El Hierro
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Mujeres y menores
llegados a Canarias
De los llegados hasta el 10 de noviembre
Hasta el 15 de noviembre
MUJERES
Marruecos
14,8% (5,2% en 2020)
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Marruecos y
S¨¢hara Occidental
S¨¢hara Occidental
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MENORES
15% (14,96% en 2020)
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Senegal y
Gambia
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Nacionalidades
De los llegados hasta el 15 de noviembre, en %
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Guinea
Bis¨¢u
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Camer¨²n
1
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Fuente: elaboraci¨®n propia con datos de Frontex, fuentes policiales y Cruz Roja.
EL PA?S
En aquellos meses fall¨® la asistencia jur¨ªdica, la detecci¨®n y acogida de menores, el acceso al asilo y el cuidado de los m¨¢s vulnerables. Aunque se abrieron en tiempo r¨¦cord m¨¢s de 10.000 plazas hoteleras, decenas de migrantes pasaron a vivir en las calles y la Polic¨ªa bloque¨® puertos y aeropuertos para dificultar que los reci¨¦n llegados alcanzasen el continente. El c¨®ctel, en plena crisis sanitaria y econ¨®mica, provoc¨® brotes de xenofobia nunca vistos en las islas.
Las llegadas siguen al alza, la presi¨®n migratoria aumenta y las islas han vuelto a consolidarse como una de las rutas migratorias m¨¢s transitadas hacia Europa. Pero Canarias y sus puertos ya no ocupan titulares. Tampoco son motivo de inquietud pol¨ªtica. La crisis, al final, depend¨ªa m¨¢s de la gesti¨®n que se hizo de las llegadas que de las llegadas en s¨ª. Desde entonces, algunas cosas han cambiado, otras se mantienen igual o m¨¢s precarias. ?Qu¨¦ ha ocurrido en Canarias un a?o despu¨¦s? EL PA?S vuelve a las islas para comprobar c¨®mo ha evolucionado la situaci¨®n desde que el archipi¨¦lago se convirti¨® en escenario de una de las m¨¢s graves crisis migratorias en Espa?a.
Las llegadas
M¨¢s muertes, menos foco
Un a?o despu¨¦s, la ruta atl¨¢ntica sigue abierta en canal. Durante la mayor parte de 2021, las llegadas duplicaron las de 2020, aunque las cifras en octubre y noviembre se redujeron frente al a?o anterior. En la foto, migrantes en Puerto del Rosario (Fuerteventura). Octubre de 2021.
A las puertas del mes de diciembre ya han desembarcado en Canarias casi 19.000 personas, un 4% m¨¢s que en 2020. Los r¨¦cords alcanzados el a?o pasado se normalizan. En la foto, mujeres con sus hijos en el muelle de La Cebolla (Lanzarote). Octubre de 2021.
La temporada m¨¢s caliente del a?o, sin embargo, a¨²n no ha concluido. En la foto, un grupo de migrantes reci¨¦n rescatados en una de las carpas de la Cruz Roja en el muelle de Arguinegu¨ªn (Gran Canaria). Octubre de 2021.
Judith Sunderland, directora adjunta de Human Rights Watch, aprecia "mejoras" en la gesti¨®n, pero avisa: "El enfoque de Espa?a, como el de la UE, sigue centrado en impedir llegadas, en lugar de abrir canales de migraci¨®n seguros y ordenados". En la foto, una mujer es atendida en Arguinegu¨ªn. Octubre de 2021.
La traves¨ªa a Canarias se ha cobrado en lo que va de a?o la vida de 936 personas, 121 m¨¢s que en todo 2020. Este r¨¦cord ha estado marcado por la muerte de 82 ni?os frente a los seis del a?o pasado. En la imagen, tumba de El¨¦ne Habiba Traor¨¦, que falleci¨® con dos a?os d¨ªas despu¨¦s de ser reanimada en el muelle de Arguinegu¨ªn.
La recepci¨®n
A¨²n en naves y un gran tap¨®n en las cuarentenas
Desde agosto de 2020 hasta finales de noviembre de ese a?o, Espa?a recibi¨® a miles de inmigrantes en el suelo de un muelle al sur de Gran Canaria. Con tres bocadillos al d¨ªa, un par de mantas y sin un lugar donde lavarse. Los primeros grupos yacieron durante d¨ªas en el suelo del espig¨®n sin llamar demasiado la atenci¨®n de medios y autoridades, pero a mediados de noviembre la situaci¨®n estaba fuera de control y en aquel puerto no cab¨ªa un alma m¨¢s. Hasta 2.600 personas llegaron a estar retenidas en el lugar bajo custodia policial. En aquella ¨¦poca, a¨²n se viv¨ªa una fase cr¨ªtica de la pandemia y era obligatorio que se les hiciese una PCR, para luego guardar cuarentena, pero en Arguinegu¨ªn la distancia de seguridad era f¨ªsicamente imposible. Hab¨ªa casi tanta gente tirada en el suelo como habitantes tiene este pueblo pesquero del sur de la isla. Algunos migrantes estuvieron retenidos hasta 20 d¨ªas. La situaci¨®n l¨ªmite se vivi¨® el 17 de noviembre cuando una orden policial ¡ªque era en el fondo una llamada de atenci¨®n¡ª sac¨® del muelle a 200 migrantes sin que tuviesen un lugar donde dormir.
En esos meses, Arguinegu¨ªn era un agujero negro: se separ¨® a madres e hijos, los abogados dejaron de asistir a los clientes y los familiares se desesperaban ante el cord¨®n policial para poder rescatar a sus seres queridos. Tras visitarlo y comprobar las condiciones indignas de los reci¨¦n llegados, el Defensor del Pueblo lleg¨® a pedir el cierre inmediato.
2020
2021
La noche del 29 de noviembre, tras unos d¨ªas de tregua en las llegadas, salieron los ¨²ltimos migrantes que dormir¨ªan en Arguinegu¨ªn. El campamento policial de Barranco Seco comenzaba a funcionar. Durante los primeros meses hubo quejas por los ba?os, el fr¨ªo, la falta de mantas y el barrizal en el que se convert¨ªa cada vez que llov¨ªa. Con el tiempo y el dinero europeo, aquel recinto ha dejado de ser una hilera de carpas militares en mitad de un terreno selv¨¢tico. Se ha asfaltado y llenado de m¨®dulos prefabricados, hay ba?os y duchas y se planea abrir un comedor.
Tras muchas quejas y advertencias del Defensor del Pueblo, se intenta que los ni?os m¨¢s peque?os y sus madres no pasen por Barranco Seco o lo hagan el menor tiempo posible. En la imagen, el centro de detenci¨®n de Barranco Seco tras meses de reformas y obras. Octubre de 2021.
Pero un a?o despu¨¦s, el repunte de llegadas en Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro ha vuelto a poner en evidencia la falta de infraestructuras y la improvisaci¨®n. En la foto, un hotel de Fuerteventura usado como espacio de cuarentena para migrantes. Octubre de 2021.
La Polic¨ªa sigue vali¨¦ndose de naves para recibir migrantes en otras islas. Sucede en Lanzarote y Fuerteventura, que este a?o han concentrado m¨¢s del 40% de todas las llegadas y donde Interior no tiene los espacios m¨¢s adecuados para la rese?a policial. En la foto, ni?os internados en una nave para la custodia policial en Fuerteventura. Octubre de 2021.
Los migrantes ¡ªni?os y mujeres incluidos¡ª permanecen en estos espacios varios d¨ªas, sin ducha, comida caliente ni condiciones m¨ªnimas de higiene. En la imagen, una mujer asea a un ni?o en la nave policial de Lanzarote. Octubre de 2021.
En el caso de Lanzarote, el Ayuntamiento de Arrecife bloquea la apertura de un recinto en el que ya se ha construido una especie de comisar¨ªa port¨¢til con tiendas de campa?a, duchas, ba?os, enfermer¨ªa y agua caliente. En la foto, ni?os internados en una nave convertida en centro de detenci¨®n policial en Lanzarote. Octubre de 2021.
En el de Fuerteventura, la Polic¨ªa ha sustituido las naves precarias por m¨®dulos prefabricados instalados en el interior de otra nave. En la imagen, migrantes internados en una nave de Puerto del Rosario, en Fuerteventura, tras su rescate. Octubre de 2021.
Otro de los problemas m¨¢s graves que se repiten un a?o despu¨¦s es que se sigue obligando a los migrantes a pasar bajo custodia policial m¨¢s tiempo de las 72 horas que permite la ley. Esta mala praxis es flagrante en Barranco Seco, por estar en la isla donde se registran la mayor¨ªa de los desembarcos. Pero esta ya no es una cuesti¨®n policial, sino sanitaria. La Consejer¨ªa de Sanidad sigue sin tener espacios suficientes para garantizar la cuarentena de los positivos en coronavirus y sus contactos estrechos, que son aproximadamente el 90% de todos los migrantes que llegan, seg¨²n fuentes oficiales. La cuarentena es obligatoria para que Migraciones los acepte en sus campamentos de acogida as¨ª que, en una primera fase, Sanidad necesita una especie de red paralela de acogida. El resultado es un enorme cuello de botella que lleva a los migrantes a permanecer bajo custodia policial hasta que las autoridades sanitarias logran plaza para aislarlos. Ha habido casos en los que esos contactos estrechos han estado m¨¢s de 15 d¨ªas retenidos en Barranco Seco, un lugar que puede ser aceptable para tres d¨ªas pero no para dos semanas. Esos d¨ªas de cuarentena con la Polic¨ªa, adem¨¢s, no computan para Sanidad, por lo que una vez que consiguen salir de la custodia policial deben encerrarse otros 10 d¨ªas. La Consejer¨ªa ha ignorado todas las peticiones de informaci¨®n realizadas por EL PA?S.
La acogida
De los hoteles a los macrocampamentos: las promesas de un techo estable
2020
2021
El Estado afront¨® el repunte de desembarcos en Canarias, que ven¨ªa fragu¨¢ndose desde 2019, con poco m¨¢s de 70 plazas de acogida. Albergues, polideportivos, escuelas, terrenos de lucha canaria sirvieron de parche durante los primeros meses de 2020 hasta que la improvisaci¨®n se hizo insostenible. En septiembre, la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones decidi¨® abrir hoteles que languidec¨ªan por la pandemia y se pas¨® de unas 900 plazas a 10.000. Dos meses despu¨¦s, el ministro Jos¨¦ Luis Escriv¨¢ anunci¨® el despliegue de su Plan Canarias, seis espacios entre centros y macrocampamentos para acoger a 7.000 personas. La UE lo financi¨® con 56,7 millones de euros. El plan deb¨ªa completarse a finales de 2020, pero no se logr¨® hasta mediados de marzo y algunos de estos campamentos, como el de Las Ra¨ªces, en Tenerife, fueron escenario constante de conflictos de convivencia y protestas por el fr¨ªo y la comida. Este campamento, a¨²n hoy, se inunda con las lluvias.
La mejora de las instalaciones es evidente en el campamento de Canarias 50, en Gran Canaria. Se han derribado casi todos los edificios que estaban en ruinas y los espacios est¨¢n ocupados ahora por m¨®dulos prefabricados en lugar de por carpas endebles. Tambi¨¦n en Las Canteras, en Tenerife. Son los dos campamentos que Migraciones va a convertir en estructuras estables con unas 2.500 plazas tras comprarle los terrenos a Defensa por unos 10 millones de euros. El resto de plazas fijas prometidas ¡ªhasta 6.500¡ª a¨²n est¨¢n ¡°en proceso de definici¨®n¡±, seg¨²n una portavoz.
Pero m¨¢s all¨¢ de las instalaciones, el cambio fundamental que se ha visto en los ¨²ltimos meses es su nivel de ocupaci¨®n, indirectamente controlado por el Ministerio del Interior. En 2020, el departamento de Fernando Grande-Marlaska solo aprob¨® el traslado de 2.100 migrantes con perfiles m¨¢s vulnerables para ocupar plazas de acogida en la Pen¨ªnsula, pero este a?o, seg¨²n fuentes conocedoras de esas derivaciones, han sido cerca de 12.000.
A los traslados acordados por los dos ministerios se suma que desde marzo la Polic¨ªa no limita m¨¢s el tr¨¢nsito por puertos y aeropuertos y quien llega con su pasaporte puede salir de las islas por su cuenta. M¨¢s all¨¢ de un cambio de criterio de Interior, la estrategia est¨¢ m¨¢s vinculada a que con los acuerdos de devoluci¨®n en suspenso se opt¨® por no saturar los centros ¡ªy evitar una nueva crisis¡ª en los meses de mayor afluencia de llegadas. Actualmente, con menos de 3.000 personas, los campamentos se mantienen al 40% de su ocupaci¨®n. Tras meses de par¨®n, la Polic¨ªa ya ha vuelto a solicitar el ingreso en centros de internamiento de migrantes de distintas nacionalidades con el fin de intentar devolverlos.
Menores en precario
Sin documentos y en la calle al cumplir los 18
A la directora general de Infancia de Canarias, Iratxe Serrano, se le quiebra la voz poco despu¨¦s de responder al tel¨¦fono. Es una llamada casual, pero Serrano siempre habla claro y acaba desahog¨¢ndose. Se traga el llanto. Asegura que no pueden hacer m¨¢s y que se sienten solos. Serrano est¨¢ en la primera l¨ªnea de la gesti¨®n de la acogida de los menores extranjeros no acompa?ados, quiz¨¢ el principal frente abierto tras el repunte migratorio en las islas. La situaci¨®n era cr¨ªtica y as¨ª sigue un a?o despu¨¦s. Sus frases, entre la emoci¨®n y el enfado, tienen poco de optimismo: ¡°Hemos hecho todo lo que se pod¨ªa hacer, pero no llegamos¡±, ¡°hemos alquilado todo lo que se pod¨ªa alquilar, pero no hay m¨¢s sitio¡±, ¡°el volumen es tan grande...¡±, ¡°no podemos m¨¢s¡±, ¡°?qu¨¦ vamos a hacer con los que vengan?¡±...
Las autoridades canarias nunca han escondido su impotencia cuando el a?o pasado se convirtieron casi de golpe en tutores de 2.700 ni?os y adolescentes que llegaron solos en patera (ahora son 2.500). Pidieron ayuda del Gobierno y de las comunidades aut¨®nomas, pero recibieron apenas 10 millones de euros ¡ªgastan siete veces m¨¢s¡ª y repartieron solo 193 menores. ¡°Sentimos el apoyo del Ministerio de Derechos Sociales [de Podemos, mismo partido a cargo de la Consejer¨ªa], pero quitando eso, estamos literalmente solos¡±, se?ala Serrano. Su jefa, la consejera de Derechos Sociales, Noem¨ª Santana, lamenta: ¡°Ojal¨¢ la agilidad que se tuvo para ayudar a Ceuta se hubiese tenido con Canarias¡±. Las dos pelean ahora para que el Ministerio de Inclusi¨®n destine a los menores de Canarias alguna de las partidas de los fondos europeos para la migraci¨®n o para la reconstrucci¨®n. Siguen esperando una respuesta.
Un a?o despu¨¦s de que se desencadenara la crisis, los 47 centros que se abrieron para albergar a los chavales siguen funcionando como espacios de emergencia. Faltan inmuebles que puedan convertirse en lugares de acogida y tambi¨¦n personal cualificado para atenderlos. El 90% de los menores de hasta 16 a?os van por fin al colegio ¡ªla consejer¨ªa no concreta cu¨¢ntos son¡ª, pero apenas hay formaci¨®n o actividades para los m¨¢s mayores, los de 17, que son la inmensa mayor¨ªa.
Tambi¨¦n est¨¢n pendientes casi 1.400 pruebas para determinar la edad. Esta demora, que depende en cierta medida de la Fiscal¨ªa, deja en un limbo administrativo a los chavales, pero sobre todo cronifica un problema recurrente todos estos meses: hay adultos conviviendo con ni?os. Adem¨¢s de corromper el sistema de protecci¨®n, ocupan plazas que no les corresponden. ¡°Hay mayor diligencia, pero sigue habiendo un atasco enorme. La salida de los adultos de los centros nos dar¨ªa un respiro important¨ªsimo¡±, advierte Santana.
El 14 de octubre lleg¨® al muelle grancanario de Arguinegu¨ªn un cayuco con casi 200 personas. Entre ellas, hab¨ªa m¨¢s de 40 menores que deb¨ªan ser tutelados. Una llegada as¨ª altera las din¨¢micas de polic¨ªa, Sanidad y Migraciones, pero para el departamento de Santana, que est¨¢ siempre al l¨ªmite, supone reorganizar centros, saturar los espacios y forzar a¨²n m¨¢s la red de acogida. Y as¨ª con cada llegada. ¡±No solo estamos preocupados por lo que tenemos ahora, sino por lo que est¨¢ por venir¡±, advierte la consejera.
Las dificultades y las carencias de la acogida por la que pasan todos estos menores, advierte una abogada que prefiere mantener el anonimato, est¨¢n llevando a los ni?os que llegan ahora a fingir ser adultos. ¡°El sistema deber¨ªa servir parar protegerlos, pero en muchas ocasiones los empuja a un limbo y acaban prefiriendo decir que son mayores de edad¡±, mantiene esta letrada. ¡°Si los mecanismos no se afinan... gran cantidad de ni?os no ser¨¢n detectados y estar¨¢n expuestos a todo tipo de abusos¡±.
Seg¨²n pasan los meses, adem¨¢s, se ensancha un nuevo frente. Los chicos comienzan a cumplir 18 a?os sin documentos (entre 2020 y 2021 solo se ha tramitado la residencia de 108 chavales) y no hay programas para ayudarlos en esa transici¨®n hacia la vida adulta. La consejer¨ªa no detalla cu¨¢ntas son, pero reconoce que las plazas para los que llegan a la mayor¨ªa de edad son ¡°pocas¡± e ¡°insuficientes¡±. Lo normal es que acaben en la calle. Ser¨¢n centenares en esa situaci¨®n en los pr¨®ximos meses.
Siguiendo las indicaciones de extutelados y trabajadores, EL PA?S llega a un orfanato abandonado a 15 minutos en coche del centro de Las Palmas de Gran Canaria, un antiguo internado de monjas que se cae pedazos. Para entrar, uno debe primero agacharse y atravesar un pasadizo de matojos, recorrer un tramo de descampado, saltar un muro y colarse por el agujero de una alambrada herrumbrosa. El suelo de los dos edificios est¨¢ lleno de escombros y excrementos y los techos se sostienen con puntales de obra. Debi¨® ser un lugar de botellones y encuentros clandestinos para los j¨®venes del barrio, donde hasta jugaban a la g¨¹ija, pero ahora no es m¨¢s que una pocilga.
No se oye nada, no hay se?ales de vida en ninguna parte, m¨¢s all¨¢ de unas garrafas de agua que a¨²n no ha descolorido el sol, pero, de repente, una cabeza se asoma por una ventana y vuelve a esconderse. Se llama Hamza y ocupa, junto a Abdelhadi, la ¨²nica habitaci¨®n limpia de todo el recinto. Una bandera gigante de Espa?a cubre una de las paredes. La de enfrente est¨¢ pintada con un grafiti de Bart Simpson ense?ando las nalgas.
Hamza y Abdelhadi llegaron hace m¨¢s de un a?o a Gran Canaria y acaban de cumplir 18 a?os. El centro en el que viv¨ªan, muy cercano al orfanato, los ech¨®. Hace ya casi un mes que duermen en puertas montadas sobre bloques de cemento y cubiertas por mantas. Comen lo que pueden cocinar en un peque?o hornillo que ya se ha quedado sin gas. En la imagen, los dos j¨®venes en su habitaci¨®n. Octubre de 2021.
¡°Estoy muy preocupado. Pienso mucho. No tengo papeles, no tengo nada... hemos ido a tres sitios buscando plaza para mayor y todos dicen ¡®no hay plaza, no hay plaza", explica Hamza. Abdelhadi a?ade: ¡°Nos mintieron. Dijeron que nos har¨ªan los papeles y ahora hay muchos chicos como nosotros en la calle, en los parques, en la monta?a¡¡±. En la foto, los dos j¨®venes entran en el antiguo orfanato. Octubre de 2021.
Al salir de la parcela aparecen otros cinco chicos del centro de menores donde viv¨ªan Hamza y Abdelhadi. Dos de ellos, en la foto, cargan un espejo que han encontrado en la basura. A todos les faltan entre uno y tres meses para la mayor¨ªa de edad. Uno de ellos resume el sentir general: ¡°Estamos pensando todo el d¨ªa en el momento en el que cumplamos los 18. Ya nos lo han dicho: ¡®Calle, calle¡±. Octubre de 2021.
Hamza es hu¨¦rfano de madre, la perdi¨® cuando ten¨ªa solo seis meses, e hijo de un militar. Viv¨ªa en la provincia de El Kelaa des Sraghna, una regi¨®n rural y empobrecida de Marruecos de donde han salido much¨ªsimos migrantes de los que han llegado a Canarias en el ¨²ltimo a?o. Tiene una hermana en Barcelona, pero dice que no piensa en irse con ella. Aunque quisiera, sin documentos tampoco puede tomar un avi¨®n. Uno de sus excuidadores, que pide el anonimato, mantiene que el chico sufre depresi¨®n y que viene perdiendo demasiado peso en los ¨²ltimos meses. ¡°No estoy mejor aqu¨ª, pero no quiero volver a Marruecos¡±, asegura. Abdelhadi viene de El Jadida, una ciudad portuaria y colonia portuguesa hasta el siglo XVIII. All¨ª trabajaba en el campo desde los 14 a?os.
Hamza y Abdelhadi vienen, adem¨¢s, de uno de los centros con m¨¢s esc¨¢ndalos en su historial, el complejo de apartamentos Porto Bello, en el sur de la isla. El centro llenaba las p¨¢ginas de Facebook de vecinos y peri¨®dicos locales por las escandaleras de sus residentes, pero lo que pasaba en su interior era mucho m¨¢s grave. Seg¨²n una denuncia an¨®nima de algunos de sus trabajadores, se produjeron violaciones por parte de supuestos menores que eran en realidad bastante mayores y algunos de los chicos se prostitu¨ªan para conseguir dinero. La acusaci¨®n se?alaba a otros empleados del centro, a los que se atribu¨ªa ¡°agresiones f¨ªsicas y maltrato continuado¡±. La direcci¨®n, seg¨²n los denunciantes, permit¨ªa y fomentaba los abusos. La consejer¨ªa tard¨® casi dos semanas en reaccionar, pero cerr¨® el centro despu¨¦s del esc¨¢ndalo. El caso est¨¢ siendo investigado por la Fiscal¨ªa.
Los chicos llaman a sus antiguos compa?eros para que les traigan sus documentos, un pu?ado de folios ordenados en una carpeta azul. Es lo ¨²nico que pueden y temen perder. ¡°No los tenemos aqu¨ª por si nos los roban¡±, explican. Los folios, que en realidad no les valen para nada, muestran algunas deficiencias habituales en la tutela de estos menores. Desde que la Polic¨ªa se invent¨® su fecha de nacimiento cuando llegaron a puerto (casualmente la mayor¨ªa de los menores, seg¨²n la rese?a policial, nacen un 1 de enero), a que su edad var¨ªa dependiendo del centro por el que hayan pasado. Tambi¨¦n que transcurrieron meses desde que cumplieron los 18 a?os hasta que se marcharon. No tienen un solo certificado de formaci¨®n o actividades realizadas y su castellano es precario. ¡°Nunca se les gestion¨® un recurso de adultos¡±, lamenta el excuidador. ¡°No son los m¨¢s buenos, son unos trastos, pero es que el centro solo gestiona el acceso a centros de mayores si son santos. ?Qui¨¦n fue un santo de adolescente? Yo no lo fui¡±.
Los que se quedaron
Construir una nueva vida en el archipi¨¦lago
03/ 2021
10/ 2021
Hace poco m¨¢s de un a?o, el ingl¨¦s Calvin Lucock firm¨® un contrato con Cruz Roja para convertir en centros de acogida de inmigrantes los hoteles que dirige en el sur de Gran Canaria. No fue una decisi¨®n humanitaria, sino econ¨®mica: la pandemia hab¨ªa encerrado en casa a los turistas y la compa?¨ªa entraba en n¨²meros rojos. Por sus complejos pasaron miles de personas. En febrero, Migraciones traslad¨® a los inmigrantes de los hoteles a los macrocampamentos y se acab¨® el contrato, pero Lucock y su mujer, la noruega Unn Tove Saetran, mantuvieron las puertas abiertas a los que quisieron quedarse. Costearon el hospedaje a m¨¢s de 50 inmigrantes durante meses.
Un a?o despu¨¦s de aquella r¨²brica que cambi¨® la vida a Lucock y Saetran, los turistas han regresado. Se les ve lanz¨¢ndose en bomba en las piscinas y picoteando en los restaurantes antes clausurados. Las playas del sur han vuelto a llenarse de sombrillas y a la recepci¨®n ya no llegan personas con traumas y heridas mal curadas; tampoco menores y refugiados que en mitad de aquel caos de acogida nadie escuchaba. Los problemas ahora son si los clientes est¨¢n contentos con la limpieza de sus habitaciones.
En esos hoteles trabajan hoy algunos de sus antiguos hu¨¦spedes inesperados. Ablelkader Wadih, un marroqu¨ª de 27 a?os, que lleg¨® en septiembre del a?o pasado despu¨¦s de una traves¨ªa infernal, limpia habitaciones gracias al permiso de trabajo que le permite su solicitud de asilo; Said, otro de los marroqu¨ªes, asiste en la cocina de uno de los restaurantes; y Sulaiman Jalloh, de Sierra Leona, hace labores de mantenimiento. ¡°Parte de nuestros empleados ya son mayores y los chicos pueden ayudar en tareas a las que los otros no llegan¡±, explica Lucock. ¡°Contratamos tambi¨¦n trabajadores locales, pero en nuestros hoteles trabajan personas de 17 nacionalidades distintas. Nuestra pol¨ªtica de contrataci¨®n siempre fue abierta y justa para todos¡±.
Tras enamorarse de una canaria poco tiempo despu¨¦s de llegar, Jalloh est¨¢ a punto de ser padre. El hombre, de 33 a?os, perdi¨® a su hermano en una manifestaci¨®n contra el Gobierno de Sierra Leona y acab¨® march¨¢ndose del pa¨ªs tras la epidemia del ¨¦bola en 2018. Antes de venir a Europa, que nunca estuvo en sus planes, pas¨® dos a?os intentando buscarse la vida en Guinea, Mal¨ª y Mauritania. ¡°Cuando me dijeron que viniese a Espa?a me re¨ª. ?C¨®mo voy a llegar hasta ah¨ª sin avi¨®n?, pregunt¨¦. ¡°La Cruz Roja me ofreci¨® llevarme a la Pen¨ªnsula, pero eleg¨ª quedarme. Despu¨¦s de todo lo que pas¨¦, por fin constru¨ª mi vida este a?o. Mis regalos fueron Calvin y Unn Tove. Son mi familia¡±, explica. ¡°Estoy muy feliz, entreno en un equipo de balonmano y voy a competir con ellos oficialmente¡±. Su hijo se llamar¨¢ Calvin.
La mayor¨ªa de los miles de inmigrantes que formaron aquella extra?a familia en los hoteles del matrimonio se han marchado. Dan de vez en cuando noticias por WhatsApp. Muchos est¨¢n en Francia. Otros, explotados en alguna cosecha espa?ola. Pero un grupo de 11 hombres sigue bajo la protecci¨®n Lucock y Saetran, que han abierto dos casas que alquilaban a turistas para hospedarlos. ¡°Una vez m¨¢s, si no hac¨ªamos esto, la opci¨®n era que se quedasen en la calle¡±, advierte Lucock. Los parques, barrancos y playas de Gran Canaria siguen siendo el hogar de decenas de inmigrantes llegados en el ¨²ltimo a?o.
Lucock, que sabe que sus acomodados vecinos pueden torcer el gesto con la presencia de los chicos, prepar¨® una carta que ha ido dejando en los establecimientos de ese barrio de casas unifamiliares y campo de golf que disfrutan, sobre todo, extranjeros. ¡°A partir de hoy ver¨¢n nuevas caras en nuestro pueblo¡±, les anuncia. ¡°Son chicos procedentes de Gambia, Senegal, Sierra Leona y Marruecos, con entre 18 y 39 a?os, que no han tenido la suerte, como la tenemos nosotros, de poder desplazarse libremente y han venido por un camino m¨¢s duro¡±. El directivo les explica que son parte de su familia desde hace un a?o, sus ¡°hijos adoptivos¡±, y ofrece su tel¨¦fono para aclarar dudas. Nadie ha puesto pegas de momento, pero el matrimonio lleva meses recibiendo insultos de otros hoteleros y de clientes en las redes sociales. ¡°Me acusan de haberme hecho rica con los inmigrantes, se inventan tantas cosas¡¡±, lamenta Saetran, que junto a su marido ha creado una fundaci¨®n con la que esperan involucrarse oficialmente en la acogida de migrantes. ¡°Yo prefiero no leer lo que dicen, me da igual, estoy centrada en el futuro de los chicos¡±.
¡ª?Qu¨¦ se te viene a la cabeza un a?o despu¨¦s de todo lo ocurrido?
¡ªQue lo volver¨ªa a hacer todo de nuevo.
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