Ni Calvi?o logra resistir al barro del Congreso
La ¨²ltima sesi¨®n de control abre m¨¢s heridas entre el Gobierno y el PP, tras un a?o que empez¨® con s¨ªntomas de distensi¨®n y acaba en bronca desatada
Las tertulias y las redes sociales entran en combusti¨®n con el tono de las sesiones de control al Gobierno, pero se fijan menos en lo que sucede despu¨¦s. Ah¨ª, con el hemiciclo del Congreso casi vac¨ªo, ya sin las estrellas de la funci¨®n y la prensa concentrada en los corrillos del patio, puede aparecer la portavoz adjunta de Vox, Macarena Olona, a denunciar que el Gobierno est¨¢ fabricando pruebas para ilegalizar a su partido -lo desvel¨® en octubre y hasta hoy no hemos vuelto a saber del caso- o a decir que Meritxell Batet ¡°secuestr¨®¡± la C¨¢mara que preside durante m¨¢s tiempo que Tejero. Casi cualquier cosa puede esperarse en momentos as¨ª, como contemplar, el pasado mi¨¦rcoles, a un general de brigada, ahora sin uniforme y elegido por el pueblo, golpear encolerizado el pupitre encima de su esca?o mientras en la tribuna se le¨ªan palabras en catal¨¢n.
La temperatura no para nunca de subir en el Congreso y hasta quien pasaba por una prudente tecn¨®crata, la vicepresidenta primera,Nadia Calvi?o, ha acabado metida en el barro. Ha sido un a?o de bronca y no pod¨ªa concluir de otra manera, con el broche de la ¨²ltima sesi¨®n de control: Pablo Casado diciendo un taco, exhibiendo esa impresionante thermomix verbal que en la misma frase es capaz de acusar al Gobierno de subir los impuestos y de encubrir abusos sexuales a menores, y los socialistas tan indignados que Calvi?o explot¨® contra el l¨ªder del PP horas despu¨¦s en un encuentro privado.
Ese mismo mi¨¦rcoles, cuando ni Casado ni Calvi?o ni la inmensa mayor¨ªa de los diputados estaban ya en el hemiciclo, se vivieron escenas a¨²n peores en el debate de una moci¨®n de Vox sobre la ense?anza del castellano en Catalu?a. Diputados de ese partido se levantaron indignados cuando oradores nacionalistas usaron el catal¨¢n o el gallego en parte de sus intervenciones. Mientras Albert Botran, de la CUP, le¨ªa en la tribuna un manifiesto en catal¨¢n de padres del colegio de Canet de Mar, el general retirado Agust¨ªn Rosety, ahora parlamentario de Vox, estall¨® de indignaci¨®n, se levant¨® a gritos, con la mascarilla ca¨ªda bajo la boca, y comenz¨® a aporrear el pupitre. Las intervenciones de ese partido, del PP y de Ciudadanos compararon la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Generalitat con los guetos jud¨ªos o la propaganda nazi. Jordi Salvador, de ERC, se encar¨® con los miembros de Ciudadanos y, seg¨²n ¨¦stos, les espet¨®: ¡°No sois catalanes¡±. Otra diputada de Esquerra, Montse Bassa, tild¨® al Supremo de ¡°tribunal facha¡±. La presidencia se desga?itaba pidiendo orden, y Joan Mena, de En Com¨², arranc¨® as¨ª su discurso: ¡°Hoy es una de esas ocasiones en que me da verg¨¹enza pertenecer a esta C¨¢mara¡±.
Entre aquel d¨ªa del pasado oto?o en que Casado hab¨ªa plantado cara a la moci¨®n de censura de Santiago Abascal y este otro d¨ªa en que dijo ¡°co?o¡± en la C¨¢mara han transcurrido 14 meses. Del ambiente de cierta distensi¨®n entre el Gobierno y el PP que pareci¨® abrir el ya lejano gesto del l¨ªder popular se ha retornado a un paisaje en llamas. El comienzo del a?o hab¨ªa sido m¨¢s sosegado. En febrero, cuando se reanud¨® la actividad parlamentaria, el Gobierno y el PP alcanzaron un acuerdo para renovar RTVE, acogido por Vox con c¨¢nticos de ¡°que se besen¡±. No era en realidad una tregua, pero la bronca parec¨ªa calmarse un poco. Hasta que lleg¨® el arrase de la derecha en las elecciones madrile?as, los indultos a los condenados por el proc¨¦s y los acuerdos cada vez m¨¢s abiertos del Gobierno con EH Bildu. Y todo volvi¨® donde sol¨ªa.
Pocas cosas definen mejor la atm¨®sfera de los ¨²ltimos meses que la reaparici¨®n de ETA en el debate parlamentario, incluido el de los Presupuestos, apoyados por la izquierda abertzale. Es rara la sesi¨®n de control en la que Casado no invoque su nombre. En junio, los populares plantaron por primera vez el acto institucional de homenaje a las v¨ªctimas del terrorismo. Al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, le han llamado desde ¡°canalla¡±, ¡°vil¡± y ¡°miserable¡± hasta ¡°toga manchada de sangre¡±... En las r¨¦plicas de la izquierda aflora cada poco la palabra ¡°fascista¡±. En junio, la diputada de ERC Maria Dantas se lo grit¨® a la cara a Olona frente a su esca?o.
La vuelta del verano no pudo ser m¨¢s borrascosa. En el segundo pleno tras las vacaciones, Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez, de Vox, llam¨® ¡°bruja¡± a la diputada socialista Laura Berja y, arropado por su grupo, desacat¨® la orden de expulsi¨®n. Batet intent¨® un golpe de autoridad y ley¨® d¨ªas despu¨¦s una declaraci¨®n para exigir el fin de ese tipo de comportamientos. Hubo cierta contenci¨®n general durante un par de semanas y poco m¨¢s. Y eso que el PP hab¨ªa anunciado que pretend¨ªa hacer una oposici¨®n m¨¢s propositiva tras su convenci¨®n de octubre.
Entre alboroto y alboroto, el Congreso no ha interrumpido su trabajo, a pesar de todo. El a?o acabar¨¢ con 25 leyes aprobadas, otras casi 30 propuestas admitidas a tr¨¢mite y 28 decretos leyes convalidados. Nadie puede negar que la C¨¢mara legisle, su primera funci¨®n. Solo que grita tanto que ya nadie se fija en otra cosa.
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