Joaquim Bosch: ¡°Perseguimos en bici a corruptos que huyen en Mercedes¡±
El magistrado recopila en ¡®La patria en la cartera¡¯ la historia de la corrupci¨®n en Espa?a, analiza sus causas y propone soluciones
Joaquim Bosch (Cullera, Valencia, 57 a?os) ingres¨® en la carrera judicial hace casi dos d¨¦cadas por vocaci¨®n. Era el primero en su familia que terminaba los estudios b¨¢sicos. Publica La patria en la cartera (Ariel), un exhaustivo ensayo sobre la corrupci¨®n en Espa?a, de la que dice que ¡°solo se conoce la punta del iceberg¡±.
Pregunta. Una de las tesis del libro es que la corrupci¨®n actual tiene su origen en el franquismo, pero luego hay 400 p¨¢ginas m¨¢s con los esc¨¢ndalos de los 46 a?os siguientes. ?No es mucho para ser inercia de la dictadura?
Respuesta. La responsabilidad es exclusiva de los gobernantes democr¨¢ticos, pero para entender por qu¨¦ ha sido tan f¨¢cil corromperse en Espa?a hay que examinar ese periodo. Las estructuras clientelares del franquismo pasaron a ser estructuras clientelares de los principales partidos.
P. Recuerda que hasta 1997 no se retiraron las monedas con la imagen de Franco y opina que el ¡°pacto de silencio¡± de la Transici¨®n permiti¨® la institucionalizaci¨®n de la corrupci¨®n.
R. Cerca de la mitad de los ¨²ltimos ministros de Franco continu¨® en pol¨ªtica; la otra mitad, en los consejos de administraci¨®n de las principales empresas del pa¨ªs y lo mismo pas¨® a todos los niveles: alcaldes, concejales, gobernadores civiles...El partido ¨²nico del franquismo y los sindicatos verticales se disolvieron, pero sus miles de empleados pasaron a la Administraci¨®n. Todo ese poso ten¨ªa que generar consecuencias. Javier Pradera explicaba que la corrupci¨®n fue uno de los costes que tuvo que asumir la democracia como herencia del franquismo. Era muy dif¨ªcil cuestionar la corrupci¨®n de la dictadura, igual que los cr¨ªmenes y violaciones de derechos humanos cometidos porque implicaba deslegitimar a aquellos que continuaban en pol¨ªtica y con los que se estaban realizando grandes pactos de Estado. Hay que agradecer a la Transici¨®n que en muy poco tiempo se lograra articular un sistema democr¨¢tico y una Constituci¨®n equiparable a la de los pa¨ªses europeos, pero en esas circunstancias era muy dif¨ªcil cuestionar las pr¨¢cticas corruptas de la dictadura y eso explica en gran parte su continuidad.
¡°Los pol¨ªticos no tienen toda la culpa. Hay un electorado corrupto¡±
P. Hasta 2015 no entr¨® en vigor el delito de financiaci¨®n ilegal de los partidos pol¨ªticos. ?Por qu¨¦?
R. Por el conflicto de intereses. En l¨ªneas generales se mantuvieron leyes que en el franquismo posibilitaron la corrupci¨®n en el ¨¢mbito de la contrataci¨®n p¨²blica, del nombramiento de altos cargos, las din¨¢micas clientelares¡ Las reformas se hicieron tarde y mal. En 1995 se aprob¨® el c¨®digo penal de la democracia, muy poco despu¨¦s de los esc¨¢ndalos Naseiro y Filesa. Era el espacio id¨®neo para regular el problema de la financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos, pero no se hizo. La legislaci¨®n de contataci¨®n p¨²blica actual, de 2017, se ha aprobado a instancias de una directiva europea. Hay otra que dice que tenemos que proteger a los denunciantes de la corrupci¨®n. Nos obligan. Tenemos una cantidad de aforados sin equivalente en pa¨ªses democr¨¢ticos; los delitos de corrupci¨®n son los que m¨¢s indultos reciben, los ¨®rganos que deb¨ªan vigilar la acci¨®n pol¨ªtica han sido colonizados... Todo ha favorecido la corrupci¨®n.
P. Recopila casos mucho m¨¢s antiguos que el franquismo, pero subraya que no es lo mismo un Lazarillo que un Rold¨¢n, la picaresca que la corrupci¨®n...
R. Es habitual asignar esto a razones de tipo cultural, a la picaresca. El Lazarillo de Tormes era un hu¨¦rfano intentando sobrevivir. Los corruptos tienen un elevado nivel de vida y pretenden vivir mejor a costa de los organismos p¨²blicos. Es falso que exista un car¨¢cter hisp¨¢nico que predisponga a la corrupci¨®n. Esto es un problema de configuraci¨®n de las instituciones. En el sigo XIX no hab¨ªa grandes diferencias entre la corrupci¨®n en Espa?a y en Dinamarca. A finales del siglo XIX y durante el siglo XX hay un proceso de democratizaci¨®n y mejora de las instituciones en los pa¨ªses europeos, pero Espa?a se queda rezagada primero con la Restauraci¨®n, luego con la tentativa de reformismo democr¨¢tico de la II Rep¨²blica, frenada por el golpe de Estado y con la corrupci¨®n general del franquismo. Cuando tengamos un sistema de solidez institucional como el de Alemania, Dinamarca o Suecia, si seguimos teniendo corrupci¨®n podremos echar la culpa a la sangr¨ªa, la paella o la siesta, mientras tanto, no.
P. O sea, que no existe un gen corrupto ni siquiera en el caso de todos los Borbones poco ejemplares que cita en el libro.
R. Casos como el de la regente Mar¨ªa Cristina, Alfonso XIII o las acusaciones actuales contra el rey em¨¦rito obedecen al sistema institucional, a una figura como la inviolabilidad, a la falta de transparencia y de rendici¨®n de cuentas. Si el problema fuera gen¨¦tico no tendr¨ªa soluci¨®n, pero afortunadamente, no es cultural. Y lo demuestran pa¨ªses que en el pasado tuvieron muchos problemas y hoy lideran los indicadores internacionales de control de la corrupci¨®n.
P. Botsuana, por cierto, ha llegado a estar en niveles de percepci¨®n de la corrupci¨®n m¨¢s bajos que Espa?a. ?Es una distorsi¨®n?
R. Espa?a est¨¢ ahora en los indicadores internacionales en la franja de Taiwan, Botsuana, Costa Rica o Chile. Esos pa¨ªses hace a?os estaban peor, pero hicieron un esfuerzo de reformas. Aqu¨ª ha faltado voluntad pol¨ªtica.
Es absolutamente imposible juzgar en plazos razonables los casos de corrupci¨®n con los instrumentos que tenemos
P. ?Se ha robado por encima de nuestras posibilidades?
R. S¨ª. La corrupci¨®n nos cuesta al a?o miles de millones de euros, cantidades muy superiores a las del rescate bancario, por ejemplo. Economistas que han analizado el fen¨®meno nos dicen que si no hubiera habido esos niveles de corrupci¨®n cuando muri¨® Franco Espa?a estar¨ªa hoy en una renta per capita cercana a la de Finlandia y por encima de la media de la Uni¨®n Europea. Un estudio financiado por el BBVA indica que si se aplicaran las reformas institucionales necesarias nuestro pa¨ªs podr¨ªa conseguir en pocos a?os un incremento importante del PIB. Los indicadores de potencial de productividad, formaci¨®n y capacidad econ¨®mica de Espa?a no son muy diferentes a los de pa¨ªses como Francia o Alemania; lo que nos diferencia, lo que nos falla, es la organizaci¨®n de nuestras instituciones.
P. ?A qu¨¦ pa¨ªses o qu¨¦ reformas deber¨ªa imitar Espa?a?
R. Est¨¢ casi todo bastante inventado: infraestructuras ¨¦ticas, controles internos, mecanismos que aporten medios para perseguir y condenar la corrupci¨®n, transparencia en la actuaci¨®n p¨²blica y un funcionamiento democr¨¢tico de los partidos pol¨ªticos son los factores que consiguen tener la corrupci¨®n en l¨ªmites bajos. En todos esos ¨¢mbitos queda mucho trabajo por hacer pero es perfectamente realizable si hay voluntad pol¨ªtica.
P. Habla tambi¨¦n de un ¡°electorado corrupto¡±, que consiente o incluso aplaude esas pr¨¢cticas. Pero la clase pol¨ªtica aparece se?alada desde hace a?os en el CIS como uno de los principales problemas del pa¨ªs.
R. En todos los estudios europeos, Espa?a est¨¢ en los lugares m¨¢s bajos de confianza en la clase pol¨ªtica. Esa percepci¨®n tiene mucho que ver con la corrupci¨®n, pero no se puede echar toda la culpa a los pol¨ªticos o exculpar completamente a la ciudadan¨ªa, que tambi¨¦n tiene responsabilidades. Hay alcaldes implicados en corrupci¨®n que han sido reelegidos reiteradamente. Ese electorado apoya la corrupci¨®n porque cree que le beneficia o porque considera que no es importante. Y en este ¨¢mbito tambi¨¦n se debe trabajar institucionalmente generando infraestructuras ¨¦ticas, en el ¨¢mbito educativo, para hacer valer la importancia de que la pol¨ªtica sea honesta para el conjunto.
P. ?Faltan mecanismos de control tambi¨¦n en la judicatura? ?Tiene medios suficientes para detectar abusos o incluso trastornos en los jueces?
R. Una caracter¨ªstica peculiar de la corrupci¨®n en Espa?a es que, a diferencia de otros pa¨ªses, es fundamentalmente pol¨ªtica. No la hay apenas en las fuerzas de seguridad, en la Administraci¨®n o en la judicatura¡ Est¨¢ muy concentrada. Aqu¨ª hay comunidades aut¨®nomas donde han sido condenados o investigados el presidente, los consejeros, los presidentes de Diputaci¨®n, los alcaldes de las principales ciudades... Eso se debe a secuelas del franquismo y a c¨®mo se configuraron luego los partidos pol¨ªticos y el enorme poder que han tenido. En la judicatura, afortunadamente, ha habido muy pocos casos de corrupci¨®n y han tenido condenas conocidas. La judicatura tiene recursos suficientes para detectar situaciones an¨®malas o problemas de salud mental y hay planes en marcha para mejorar en ese aspecto. Nuestro gran problema es la falta de medios. Es absolutamente imposible juzgar en plazos razonables los casos de corrupci¨®n con los instrumentos que tenemos y eso explica que los casos duren diez a?os, que se genere sensaci¨®n de impunidad y que muchas veces sea muy dif¨ªcil conseguir todas las pruebas. A menudo los jueces perseguimos en bicicleta a corruptos que escapan en Mercedes.
P. De los multiples casos de diferentes etapas his¨®ricas que recopila en el libro, ?cu¨¢l cree que ha sido el m¨¢s grave?
R. El m¨¢s grave a partir de los hechos probados en las sentencias es G¨¹rtel porque no es un caso de cuatro manzanas podridas, sino de un eficaz sistema de corrupci¨®n que relaciona a la tesorer¨ªa de uno de los principales partidos con toda una trama de sobornos y adjudicaciones fraudulentas con consecuencias en el ¨¢mbito electoral y con manejo de millones de euros de dinero negro. Concurren todo el cat¨¢logo de los delitos de la corrupci¨®n y los riesgos m¨¢s importantes para nuestro sistema de integridad institucional. Tambi¨¦n es especialmente grave el caso de los ERE en Andaluc¨ªa porque enlaza con pr¨¢cticas del franquismo sobre c¨®mo se tejen redes clientelares que favorecen el ejercicio del poder manejando much¨ªsimos millones de dinero p¨²blico desde espacios institucionales que est¨¢n dise?ados para mejorar la vida de las personas y no para repartir prebendas masivas.
P. ?La corrupci¨®n es como los alijos de droga, que solo se detecta un peque?o porcentaje?
R. La corrupci¨®n conocida es solo la punta del iceberg. Existen aut¨¦nticas tramas organizadas con ingenier¨ªa financiera que desv¨ªan el dinero a para¨ªsos fiscales y saben hacer desapareer el rastro del delito. El porcentaje que llega al juzgado es muy peque?o comparado con la corrupci¨®n existente.
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