Gaspar Llamazares: ¡°No rechazar¨ªa sumarme al proyecto de Yolanda D¨ªaz¡±
El excoordinador de IU asegura que la divisi¨®n es la ¡°patolog¨ªa cr¨®nica de la izquierda¡±: ¡°Nos despedazamos entre nosotros mismos¡±
Gaspar Llamazares naci¨® en Logro?o hace 64 a?os, pero es m¨¢s asturiano que riojano. Estudi¨® Medicina, pero ha sido siempre m¨¢s pol¨ªtico que m¨¦dico. En diciembre de 2018 dimiti¨® de sus cargos en Izquierda Unida, formaci¨®n de la que hab¨ªa sido coordinador general, tras enfrentarse a Alberto Garz¨®n y a lo que consideraba la ¡°disoluci¨®n¡± de IU en Podemos. En abril de 2019 fue candidato a la presidencia con la plataforma Act¨²a, creada junto a Baltasar Garz¨®n, pero obtuvo apenas 30.000 votos en las ocho circunscripciones en las que se present¨®. Acaba de publicar Pandem¨®nium, diario de pandemia y populismo, donde reflexiona junto a Gema Gonz¨¢lez y Miguel Souto sobre lo que considera una triple pandemia: v¨ªrica, social y pol¨ªtica.
Pregunta. ¡±La pol¨ªtica es una enfermedad cr¨®nica que no se quita¡±. ?Cu¨¢ndo se la detectaron?
Respuesta. (R¨ªe). Esa enfermedad de agitador pol¨ªtico la tengo desde chaval. Cuestion¨¢bamos la forma de ense?ar tardofranquista de alg¨²n profesor y y apoy¨¢bamos otras formas de ense?ar que ya anunciaban el periodo democr¨¢tico. Recuerdo que en un intercambio en EE UU, Franco enferm¨® y las familias de acogida, al no vernos muy apenados por ello, nos preguntaron si consider¨¢bamos que Franco era comunista. No se daban cuenta de que ten¨ªan a los comunistas metidos dentro de casa.
P. ?Cu¨¢l ha sido el momento m¨¢s feliz y el m¨¢s amargo de su carrera pol¨ªtica?
R. El m¨¢s feliz fue la movilizaci¨®n contra la guerra de Irak. Para un sector de la pol¨ªtica que tiene tradici¨®n de minoritario coincidir en aquel momento con una movilizaci¨®n que representa a la gran mayor¨ªa era el ideal. Luego se retiraron las tropas de Irak y con el primer Gobierno de Zapatero concretamos muchas medidas de las que habl¨¢bamos en la oposici¨®n. El momento m¨¢s amargo, sin duda, fue la ruptura con IU.
P. ?Cree que habr¨ªa sido m¨¢s feliz ejerciendo de m¨¦dico?
R. No. He pasado momentos amargos, pero me siento un privilegiado. Siempre quise representar a mis compa?eros, lo hice en el movimiento estudiantil y luego dentro de mi partido. La gesti¨®n nunca me ha parecido el ideal, sino representar a un colectivo, que tus palabras muevan. Nunca he tenido m¨¢s aspiraci¨®n que esa.
P. ?La divisi¨®n es una patolog¨ªa que afecta m¨¢s a la izquierda o solo lo parece?
R. Afecta mas a la izquierda. Es nuestra patolog¨ªa cr¨®nica.
P. ?Por qu¨¦?
R. Somos muy puristas, pero la vida y la pol¨ªtica siempre desmienten una parte de las ideas. Entramos en crisis c¨ªciclas constantes, incluso desde antes de la Transici¨®n, durante la ¨¦poca de la lucha antifranquista.
P. ?Queda hueco pol¨ªtico para Act¨²a, la plataforma que cre¨® tras abandonar IU? ?Volver¨¢ a presentarse a unas elecciones?
R. Creo que el espacio electoral est¨¢ muy ocupado y con aguas turbulentas. No es f¨¢cil transmitir un discurso alternativo. Act¨²a es un lugar para compartir ideas, para reivindicar una izquierda seria. Lo electoral no lo veo cerca despu¨¦s del resultado que tuvimos.
En Vox hay mucho voto de ira, de indignaci¨®n... y eso es reconducible
P. ?Con qui¨¦n se identifica m¨¢s en el Congreso hoy?
R. La derecha est¨¢ en una labor irresponsable de degradaci¨®n institucional. Me identifico con un diputado que represente ideas de izquierdas de forma moderada, como la ministra de Trabajo.
P. Ha criticado a Podemos, al que tach¨® de ¡°populismo de izquierdas¡±, pero Yolanda D¨ªaz le parece ¡°una buena candidata¡±. ?No la considera de Podemos?
R. Desde el momento en que entraron en el Gobierno y en contacto con la realidad ese proyecto populista entr¨® en crisis. De hecho, el que lo defiende como proyecto populista est¨¢ fuera del Gobierno. Los principales ¨¦xitos de ese proyecto han sido por replicar el papel de la izquierda tradicional. Se puede ver en cada una de las medidas que se pudieron adoptar, aunque con menos ambici¨®n, en la ¨¦poca de Zapatero: el salario m¨ªnimo, la reforma del mercado de trabajo... Por ejemplo, la primera limitaci¨®n de las subcontrataciones fue en aquella ¨¦poca. Avanzaron cuando rectificaron la deriva inicial hacia una izquierda tradicional, m¨¢s seria y su imagen sali¨® trastocada cuando dieron alg¨²n volantazo hacia el populismo.
P. ?Por ejemplo?
R. Ha habido muchos. Esos volantazos se han producido sobre todo en la relaci¨®n entre instituciones. Puedes tener una discrepancia de fondo sobre el Consejo del Poder Judicial, pero no puedes tratar a la justicia de golpistas. Otra cosa es que sean objetivamente muy conservadores y que sea l¨®gica la resistencia a modificar el sistema de elecci¨®n para compensar una deriva corporativa.
P. ?Est¨¢ fichable? ?Le gustar¨ªa sumarse al ¡°proyecto de pa¨ªs¡± de Yolanda D¨ªaz?
R. A m¨ª me gustar¨ªa que ese proyecto saliera adelante porque nos jugamos la recomposici¨®n de nuestra izquierda. Vamos a apoyarlo para que tenga ¨¦xito. Otra cosa es el lugar que podamos ocupar. Yo nunca abandon¨¦ la pol¨ªtica, la pol¨ªtica institucional me abandon¨® a m¨ª.
P. Y si Yolanda D¨ªaz le llamara, ?volver¨ªa a la pol¨ªtica?
R. No creo que vaya a ocurrir. Ella tiene mucho que desbrozar antes de hacer ese tipo de gestos. No tengo mucho inter¨¦s en estos momentos, pero tampoco lo rechazar¨ªa. Ella tampoco ha dicho que s¨ª todav¨ªa. Si se hace como se?uelo controlado y en la deriva populista quiz¨¢ no merezca la pena, pero si se trata de una apuesta de fondo por una recomposici¨®n de la izquierda social y pol¨ªtica seguro que merece la pena estar. Adem¨¢s del problema del purismo en las ideas tenemos el problema de que somos ciclot¨ªmicos en las expectativas: pasamos de la depresi¨®n a la euforia. En la ¨¦poca de euforia se produce una movilizaci¨®n muy sana, pero en la ¨¦poca de depresi¨®n nos despedazamos entre nosotros. Lo que habr¨ªa que intentar es que esa sinergia entre el PSOE y lo que fuese en el futuro Unidas Podemos funcionase con los nacionalismos progresistas desde el punto de vista pol¨ªtico y electoral. Lo mejor ser¨ªa que esta legislatura acabase con contenido social y de derechos civiles y que sea repetible: que la izquierda sume y si es posible, lo haga sin demasiadas facturas e hipotecas.
El tercer mundo y los pa¨ªses m¨¢s empobrecidos debieron ir antes que la tercera dosis de la vacuna. Esta ¨²ltima oleada tiene mucho que ver con eso
P. La Comisi¨®n Europea considera la energ¨ªa nuclear como verde. ?Puede ser verde lo nuclear?
R. No. Una energia tan insegura no puede ser verde. Tampoco el gas. Pueden ser energ¨ªas con las que tengas que hacer una transici¨®n, pero no se puede enga?ar en un documento. Una cosa es hacer el pragmatismo de tener que compatibilizar algunas energ¨ªas con otras y otra cosa es hacer de la necesidad virtud. La energ¨ªa nuclear deja residuos contaminantes durante siglos y tiene el componente de inseguridad que hemos visto en Chern¨®bil y Fukushima. Plantearla como energ¨ªa verde es faltar a la verdad. Espero que el Parlamento Europeo le d¨¦ la vuelta.
P. ¡°La izquierda ha perdido la oportunidad de politizar la pandemia¡±. Desarrolle, por favor.
R. La izquierda y la democracia. Esta pandemia nos ha cogido en el periodo populista de la pol¨ªtica digital, de consumo y la politica democr¨¢tica de las instituciones se ha quedado en un segundo plano, seguramente porque est¨¢ todav¨ªa avergonzada, porque no se ha recuperado del impacto de los graves casos de corrupci¨®n y de la desconfianza de la ciudadan¨ªa en la crisis financiera. Parec¨ªa que todo se hac¨ªa en la pandemia porque lo dec¨ªan los expertos y no es cierto. Se hac¨ªa con su asesoramiento, pero eran decisiones pol¨ªticas. Hab¨ªa que mediar entre prioridades. Lo hemos visto durante toda la pandemia y de manera particular ahora, donde vemos una mayor tensi¨®n representada en la declaraci¨®n de Pedro S¨¢nchez sobre el equilibrio entre la salud p¨²blica, la salud mental y la econom¨ªa. La pol¨ªtica se ha puesto detr¨¢s y no ha hecho un relato de la pandemia. El primero era casi un parte de guerra, luego fue la cogobernanza, y ahora el de la compatibilidad entre esas tres prioridades, pero eso no hace un relato completo. La extrema derecha negacionista s¨ª ha hecho un relato de conspiraci¨®n e intento de control social como primera m¨¢xima de los gobiernos democr¨¢ticos, y hay incluso otro relato menos estridente y conocido que es el del dogmatismo t¨¦cnico que ha venido a decir que todo se pudo hacer antes y mejor y que se pudo erradicar el virus, cuando el que sabe algo de esto tiene que reconocer que cuando un virus se transmite de maner asintom¨¢tica, tiene mutaciones y variantes no es erradicable, sino controlable. Ahora estamos en esa fase de transici¨®n entre la pandemia y la epidemia estacional. La clave es cu¨¢ndo consideramos que es soportable el rastro de enfermedad grave y mortalidad en relaci¨®n a otras endemias.
P. Ha criticado lo que llama el ¡°nacionalismo vacunal¡±. ?Deb¨ªa ir el tercer mundo antes de la tercera dosis?
R. S¨ª. Cuando hay un 80% de poblaci¨®n vacunada y quiz¨¢s antes, hubiera sido el momento de cumplir el programa Covax que no cumplimos ni en una cuarta parte, y ceder vacunas. Ya nadie habla de inmunidad de grupo porque no es posible con un virus de estas caracter¨ªsticas, sino de control funcional. Es decir, en qu¨¦ momento las enfermedades graves y las muertes son asumibles ¨¦ticamente y para el sistema sanitario. Esos son los temas que est¨¢n sobre la mesa desde hace varias semanas y hace mucho tiempo que pod¨ªa haberse previsto en la distribuci¨®n equitativa de las vacunas. De hecho, esta ¨²ltima oleada tiene mucho que ver con el bajo nivel de inmunidad y vacunaci¨®n en el resto del mundo y en pa¨ªses empobrecidos.
P. ?Por qu¨¦ cree que el discurso negacionista ha calado menos en Espa?a que en otros pa¨ªses?
R. Esa aparente contradicci¨®n entre una extrema derecha boyante y un discurso negacionista a la baja creo que tiene que ver con que, por una parte, la extrema derecha espa?ola no ha sido expl¨ªcita, ha oscilado entre el discurso negacionista y el de pedir que se cerrara todo y antes, y por otra parte, en la sociedad espa?ola ha habido mucha m¨¢s solidaridad y responsabilidad de la que representa la extrema derecha. Eso es un mensaje positivo para el resto de la sociedad democr¨¢tica. Hay una parte de la sociedad espa?ola que comulga con las ideas de la extrema derecha, pero hay buena parte de extrema derecha de ocasi¨®n, de circunstancias. Mucho voto de ira, de indignaci¨®n e incertidumbre y eso es reconducible. El populismo empez¨® siendo una especie de sue?o de revuelta ante la crisis del sistema pol¨ªtico y ha terminado siendo una pesadilla reaccionaria.
P. ?Quiere decir que el populismo empez¨® en la izquierda?
R. Exactamente, cuando dec¨ªan que se pod¨ªa asaltar los cielos. Una idea de canalizar la indignaci¨®n pol¨ªticamente.
P. En su libro explica que esto no es una pandemia sino varias a la vez. ?Hay todav¨ªa posibilidad de salir mejores?
R. Siempre hay posibilidad de aprender. Creo que los lazos de empat¨ªa y solidaridad que ha producido la pandemia y el caso de La Palma se quedar¨¢n, como el mayor aprecio a lo colectivo, a lo p¨²blico y en concreto a la Sanidad, que ha sido la primera trinchera frente al virus.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.