Segundo d¨ªa de protestas frente a la Embajada rusa: ¡°Es una verg¨¹enza que esto pase en la Europa del siglo XXI¡±
La comunidad ucrania en Madrid reclama una respuesta m¨¢s contundente de la Uni¨®n Europea y la OTAN
Al grito de ¡°?Putin, asesino! ?Putin, agresor!¡±, la comunidad ucrania asentada en Madrid se ha instalado este viernes a las puertas la Embajada rusa en protesta por la ofensiva militar del pa¨ªs vecino la madrugada del jueves. Ninguna organizaci¨®n ha convocado oficialmente una manifestaci¨®n, pero varias decenas de compatriotas se han ido sumando, de forma paulatina y desde este jueves, a esta reuni¨®n espont¨¢nea, que la jornada anterior tambi¨¦n tuvo su r¨¦plica en Barcelona. ¡°Esto no es solo contra Ucrania, es contra toda Europa¡±, argumenta Olga Volyanyuk (39 a?os), que lleva ocho a?os en la capital. ¡°Y es una verg¨¹enza que pase en la Europa del siglo XXI¡±, apostilla, notablemente agitada. Lleg¨® en 2014 para buscar un trabajo con el que ayudar a su familia, que sigue en Ucrania, y vive aqu¨ª desde entonces. Jos¨¦ Valc¨¢rcel (73 a?os), su marido, comparte su indignaci¨®n y cree que la OTAN debe ser ¡°m¨¢s valiente y decidida¡±: ¡°Dejar a Ucrania sola significa perderlo todo. Hay que ser m¨¢s dr¨¢sticos¡±.
La sensaci¨®n de que las medidas tomadas hasta el momento son insuficientes se extiende entre la cuarentena de personas congregadas en torno a la instituci¨®n. Llueve desde primera hora y el silencio se adue?a de la protesta durante largos ratos, amenizados por las canciones en ucranio que suenan desde un altavoz. Hay una mezcla de tensi¨®n, enfado y tristeza contenida y, aunque no son muchos, no tienen ninguna intenci¨®n de moverse. ¡°Vamos a venir aqu¨ª todos los d¨ªas hasta que esto pare o, por lo menos, hasta que la Uni¨®n Europea meta m¨¢s presi¨®n¡±, declara Ihor Yevchuk (42 a?os), que tambi¨¦n se acerc¨® el d¨ªa anterior junto a su amigo Vitalii Dzuibynskiy, un a?o mayor.
Ambos tienen a sus familiares en Ucrania, y est¨¢n intentando por todos los medios traerlos a Espa?a. ¡°Hay una cola de unos 30 kil¨®metros solo en la frontera con Polonia, para que mi hija pueda salir tiene que esperar por lo menos dos d¨ªas, pero en dos d¨ªas ya pueden haber matado a toda Ucrania¡±, se lamenta el primero, que acude con su hija peque?a a la manifestaci¨®n. La mayor ha pasado la noche refugiada en un s¨®tano en Tern¨®pil, a unos 200 kil¨®metros de la frontera. Tambi¨¦n van a intentar trasladar a la familia de su hermano, que ha decidido quedarse a luchar. ¡°Ellos [por la OTAN] quieren cumplir las normas, pero los otros no cumplen nada. Han atacado un pa¨ªs en Europa en pleno siglo XXI¡±, repite Dzuibynskiy casi con las mismas palabras que su compatriota.
Las pancartas en defensa de la paz se intercalan con las que denuncian la actuaci¨®n ¡°terrorista¡± de Putin. Ese dilema entre buscar la paz, pero querer protecci¨®n sobrevuela toda la protesta. Elena Aguilo (68 a?os), uno de los pocos espa?oles que se han acercado a apoyar a los manifestantes ucranios, lo resume as¨ª: ¡°Es complicado, porque no queremos guerra, entonces el que decide saltarse todo te deja en una posici¨®n que no quieres, de fragilidad¡±. No tiene claras las soluciones pol¨ªticas pero, como el resto del grupo de espa?oles que han coincidido a las puertas de la embajada, est¨¢ entre sorprendida y molesta porque ninguna organizaci¨®n haya convocado todav¨ªa una manifestaci¨®n: ¡°Es solidaridad humana¡±.
Esa necesidad de solidarizarse con la situaci¨®n ha ido congregando a m¨¢s gente hacia el final de la ma?ana. ¡°O te cabreas y vienes a verlo, o nada¡±, conversa otro de los integrantes de este grupo de espa?oles reci¨¦n constituido. Es la misma indignaci¨®n que recorre toda la manifestaci¨®n. Las banderas ucranianas dominan el escenario, pero se cuelan unos cuantos distintivos de la Uni¨®n Europea, a quien reclaman acciones m¨¢s contundentes. ¡°Putin ya sab¨ªa que iba a haber sanciones y a¨²n as¨ª ha atacado, no es suficiente¡±, explican Roman Kohut y Olga Volyanyuk, un matrimonio de 39 a?os asentado en Espa?a desde hace m¨¢s de 15. Esperaban que hubiera un ataque, pero no que fuera ¡°por todas partes¡±, y esperan que el pueblo ruso muestre su oposici¨®n. ¡°Ellos tampoco quieren la guerra. Ayer se manifestaron y los detuvieron. Tienen que ser muchos m¨¢s para que sea imparable¡±, sostiene ¨¦l. ¡°Lo importante es conseguir la paz, luego...¡±, concluye ella, y el nudo en la garganta le impide acabar.
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