Casi la mitad de las 2.300 familias que se ofrecieron a acoger a ucranios desisten en el proceso

El programa del Gobierno para facilitar que familias espa?olas acojan a ciudadanos ucranios que huyen de la guerra recibi¨® una avalancha de ofrecimientos cuando se lanz¨® el pasado 23 de marzo, pero la disponibilidad de casi la mitad de las personas que se ofrecieron entonces se ha ido diluyendo por el camino al conocer los requisitos. Desde que el Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones y la Fundaci¨®n la Caixa anunciaron la iniciativa han registrado las solicitudes de 2.308 personas, pero casi un millar han desistido o han sido descartadas por los t¨¦cnicos del programa; otras 1.000 personas est¨¢n en estudio, y algo m¨¢s de 200 han pasado todas las fases de selecci¨®n, pero a¨²n no han culminado el proceso. Solo nueve familias est¨¢n ya listas para acoger a refugiados en sus hogares en los pr¨®ximos d¨ªas.

La iniciativa se lanz¨® un mes despu¨¦s del comienzo de la guerra en Ucrania como una v¨ªa para descongestionar el sistema de acogida estatal que da cobijo actualmente a casi 20.000 de los 130.000 ucranios que, calcula el Gobierno, han llegado a Espa?a huyendo de la invasi¨®n rusa. Era, adem¨¢s, una alternativa para canalizar la solidaridad espont¨¢nea que ha llevado a cientos de espa?oles a abrir sus casas a los refugiados, pero sin un control que permita a las autoridades garantizar una acogida adecuada. El programa est¨¢ presente en Madrid (que recibi¨® de largo el mayor n¨²mero de ofrecimientos: 1.368) Barcelona (563), M¨¢laga (176) y Murcia (201).

El proceso de selecci¨®n de las familias contempla varias fases y ha sido en las primeras, cuando recib¨ªan m¨¢s informaci¨®n sobre los requisitos, en las que cerca de 900 interesados han desistido. Casi todos al constatar que los requerimientos para acoger a los refugiados iban m¨¢s all¨¢ de ofrecer un techo y comida, y que no coincid¨ªan con lo que esperaban o no eran capaces de garantizarlas, seg¨²n explicaMarc Sim¨®n, subdirector general de la Fundaci¨®n La Caixa. En primer lugar, la acogida exige un compromiso m¨ªnimo de seis meses, un periodo que algunos no han querido o no han podido comprometerse a cumplir. Ha habido tambi¨¦n varios casos de familias que se apuntaron con la intenci¨®n de acoger a menores, cuando el programa est¨¢ pensado para la acogida de familias enteras o monoparentales, pero no de ni?os solos. El acogimiento, adem¨¢s, no cuenta con ning¨²n apoyo financiero, ni para la familia de acogida ni para la familia refugiada.

Hay tambi¨¦n un porcentaje menor de personas que, aun queriendo continuar con el proceso, no cumpl¨ªan los requisitos relativos, por ejemplo, a las condiciones de su vivienda o a su disponibilidad horaria para ocuparse de la familia refugiada. La familia que acoge tiene que poder acompa?ar en el d¨ªa a d¨ªa a los refugiados, algo poco compatible, seg¨²n los criterios establecidos, con marcharse un mes de vacaciones o con jornadas laborales muy largas fuera de casa. Se exige tambi¨¦n un certificado de antecedentes penales y de ausencia de delitos de car¨¢cter sexual, aunque no se han registrado casos que chocasen con este requisito.

Sim¨®n es partidario de mantener criterios exigentes para formalizar el acogimiento. ¡°Si no, no es una manera v¨¢lida para afrontar esta situaci¨®n¡±, dice. El procedimiento ¨Dsus fases, sus requisitos y el requerimiento de determinados documentos¨D ha sido dise?ado por t¨¦cnicos y expertos en acogimiento familiar para garantizar las mejores condiciones a los refugiados. Fuentes del Ministerio de Migraciones sostienen tambi¨¦n que este tipo de procesos ¡°son muy rigurosos para velar por el encaje m¨¢s correcto entre las familias acogidas y acogedoras¡±. Para el ministerio, los tiempos y criterios ¡°entran dentro de la absoluta normalidad de estas experiencias para el correcto desarrollo del programa¡±. Las perspectivas, seg¨²n Sim¨®n, son optimistas. ?l espera que puedan alcanzarse las 600 familias homologadas. La idea, adem¨¢s, es ampliar la cobertura del programa a m¨¢s provincias.