Cuando la democracia consider¨® el proxenetismo parte de la libertad sexual
La prostituci¨®n ha estado tres d¨¦cadas entre vaivenes normativos, con algunos radicales cambios de postura, como en el caso del PSOE
¡°Nuestra posici¨®n en este sentido [...] es que si el hombre o la mujer que ejerce la prostituci¨®n lo hace como consecuencia de una decisi¨®n libre, de una decisi¨®n voluntaria adoptada aut¨®nomamente, no hay por qu¨¦ extraer consecuencias delictivas, no hay ninguna raz¨®n, y ser¨ªa tremendamente absurdo, como hace el C¨®digo Penal vigente, que en esos casos, cuando el ejercicio de la prostituci¨®n es una actividad libre y voluntaria no sea delito para el hombre o la mujer que la ejerce, pero, en cambio, s¨ª es delito para que el que le facilita esta actividad, le contrata. A nuestro juicio, se?or presidente, no tiene ning¨²n sentido¡±. As¨ª explic¨® el 2 de junio de 1995 el diputado socialista Pedro Jover Presa en la Comisi¨®n de Justicia e Interior por qu¨¦ su grupo entend¨ªa que hab¨ªa que despenalizar el proxenetismo en los casos de prostituci¨®n supuestamente consentida. 27 a?os despu¨¦s, el Congreso acaba de aprobar, a propuesta tambi¨¦n del PSOE, emprender el camino contrario: castigar a todo aquel que se lucre con la prostituci¨®n.
El giro de los socialistas es el reflejo de una evoluci¨®n pol¨ªtica, jur¨ªdica y social que a lo largo de casi tres d¨¦cadas ha condicionado el tratamiento legal de la prostituci¨®n en Espa?a y lo ha sometido a vaivenes e indefiniciones que todav¨ªa lastran, incluso, la lucha contra las conductas que est¨¢n ya penalizadas. Probablemente, ning¨²n diputado socialista se identificar¨ªa hoy con aquellas palabras del diputado Jover y la mayor¨ªa renegar¨ªa de esa tesis, pero en aquel momento representaban la postura del PSOE y de la mayor parte del hemiciclo.
El contexto es importante: en junio de 1995 se est¨¢ debatiendo la primera gran reforma del C¨®digo Penal desde que se recuper¨® la democracia y se trata de borrar todos los vestigios del franquismo. La dictadura hab¨ªa prohibido cualquier conducta relacionada con el negocio de la prostituci¨®n y su despenalizaci¨®n parec¨ªa un s¨ªmbolo m¨¢s. ¡°Todo estaba formalmente prohibido, pero en la pr¨¢ctica, no. Hab¨ªa tolerancia y a nadie le llam¨® la atenci¨®n que se despenalizara¡±, advierte el catedr¨¢tico de Derecho Penal Manuel Cancio.
Lo explicaba el diputado Jover en su intervenci¨®n, recogida en el Diario de Sesiones de la C¨¢mara: ¡°Lo que hace es evitar y superar las concepciones moralizantes que exist¨ªan todav¨ªa en el texto vigente y proteger como bien jur¨ªdico sustancial fundamentalmente lo que se ha de proteger, que es la capacidad del individuo para el libre ejercicio de su autodeterminaci¨®n sexual¡±. Bajo ese fulgor de libertad sexual se despenaliz¨® el rufianismo (vivir a costa de la persona prostituida), la tercer¨ªa locativa (arrendar un local para el ejercicio de la prostituci¨®n) e incluso la corrupci¨®n de menores, que se reintrodujo en el C¨®digo Penal cuatro a?os despu¨¦s. Penalizar la tercer¨ªa locativa, castigada en la propuesta del PSOE que aprob¨® el Congreso la semana pasada, le parec¨ªa a Jover una ¡°barbaridad¡±. ¡°?Qu¨¦ tiene que ver el arrendador con eso? ?l arrienda un local y si despu¨¦s all¨ª se hace una actividad delictiva o no, no es culpa de ¨¦l¡±, exclam¨®.
Para la exdiputada socialista ?ngeles ?lvarez, con la reforma de 1995 Espa?a se sali¨® de facto del convenio internacional sobre la prostituci¨®n de 1950, al que se hab¨ªa adherido en 1962 y que castiga a toda persona que ¡°mantuviere una casa de prostituci¨®n, la administrare o a sabiendas la sostuviere o participare en su financiamiento¡±. La consecuencia pr¨¢ctica de esa reforma fue la eclosi¨®n del negocio del sexo a la luz p¨²blica. ¡°Antes exist¨ªan estos locales, las whisquer¨ªas de siempre, pero ya no ten¨ªan que esconderse y proliferaron los clubes¡±, recuerda el catedr¨¢tico Cancio.
Salvo por una reforma de 1999 que introdujo por primera vez el delito de trata con fines de explotaci¨®n sexual, en las Cortes no se volvi¨® a hablar del asunto hasta 2001, cuando CiU lanza una ofensiva para reabrir el debate. Fue Jordi Xucl¨¤, entonces un joven senador de 28 a?os, quien la promovi¨® dentro de su grupo. El 26 de septiembre de 2001 Xucl¨¤ pregunt¨® al entonces vicepresidente y ministro del Interior, Mariano Rajoy, si ten¨ªa previsto regular la prostituci¨®n. ¡°?Cu¨¢l es la posici¨®n espa?ola ante la prostituci¨®n? ?Abolicionista? No ?Prohibicionista? Tampoco ?Regulacionista? Tampoco. Nos movemos en un marco de indefinici¨®n y tolerancia que se puede convertir en negligencia si no se reacciona ante las profundas mutaciones que est¨¢ sufriendo la prostituci¨®n¡±. Rajoy asegur¨® que hab¨ªa instrumentos legales suficientes para luchar contra las redes de explotaci¨®n y se refugi¨® en su proverbial ambig¨¹edad: ¡°Yo tampoco tengo las ideas claras en este asunto, es muy dif¨ªcil y complejo¡±. Xucl¨¤ recuerda que, terminada la sesi¨®n, Rajoy se le acerc¨® para decirle que mejor dejar las cosas como estaban, que no hab¨ªa ning¨²n debate en la sociedad y no era necesario promoverlo. ¡°Pero lo hicimos y se sumaron todos los grupos y se cre¨® una comisi¨®n de estudio sobre la prostituci¨®n¡±, rememora el entonces senador, ahora alejado de la pol¨ªtica.
De forma paralela, CiU present¨® una moci¨®n para instar a tipificar el proxenetismo en el C¨®digo Penal. De ah¨ª sali¨® la reforma de 2003, que recuper¨® como delitos todas las conductas destinadas a lucrarse con el comercio sexual. El nuevo art¨ªculo 188.1 castigaba a quien ¡°se lucre explotando la prostituci¨®n de otra persona, aun con el consentimiento de la misma¡±, pero su recorrido jur¨ªdico posterior fue, cuando menos, rocambolesco. Nunca qued¨® claro si lo que se estaba prohibiendo era el proxenetismo en todas sus formas o solo cuando se estuviera ¡°explotando¡± a la mujer abusando econ¨®mica y laboralmente de ella.
Merc¨¨ Pigen, diputada de CiU que impuls¨® la reforma en el Congreso, asegura que su propuesta, y lo que se aprob¨®, era castigar a todo el que se lucrara excepto a la prostituta. Pero las penas previstas para el proxenetismo y para la prostituci¨®n forzada eran las mismas (de dos a cuatro a?os de c¨¢rcel), y el Tribunal Supremo interpret¨® que no pod¨ªa referirse a toda ¡°explotaci¨®n¡±, sino solo a aquella de ¡°especial gravedad¡±, es decir, cuando hubiera violencia, intimidaci¨®n o enga?o por la situaci¨®n de ¡°vulnerabilidad o necesidad¡± de la mujer. ¡°Quiz¨¢ la redacci¨®n no fue afortunada¡±, admite Pigem, que defiende eliminar el t¨¦rmino ¡°explotaci¨®n¡± para evitar dobles interpretaciones. ¡°Pero lo que conseguimos era penalizar el proxenetismo en todas sus formas y prueba de ello es que jam¨¢s hab¨ªa sentido tanta presi¨®n como en aquel debate por parte, sobre todo, de los due?os de los locales¡±, recuerda.
La reforma legal, sin embargo, naveg¨® en el sentido opuesto, hasta tal punto de que, en 2015, el PP aprob¨® con su mayor¨ªa absoluta un nuevo cambio legal para llevar a la norma lo que la doctrina jur¨ªdica hab¨ªa consolidado. Desde entonces, el C¨®digo Penal concreta los supuestos en los que existe ¡°explotaci¨®n¡± de acuerdo a los criterios que hab¨ªa fijado el Supremo. Durante el debate de aquella reforma, la diputada socialista ?ngeles ?lvarez pregunt¨® a Alberto Ruiz-Gallard¨®n, entonces ministro de Justicia, si pretend¨ªa ¡°legalizar el proxenetismo¡±. ¡°Introducir dos condicionantes subjetivos casi imposibles de probar dejar¨¢ fuera del C¨®digo Penal de manera general las conductas de proxenetismo¡±, lament¨® ?lvarez. El ministro defendi¨® que solo pretend¨ªa establecer criterios ¡°objetivos¡± que permitieran acreditar la ¡°situaci¨®n de explotaci¨®n¡±. ¡°Una situaci¨®n de explotaci¨®n, ?c¨®mo se acredita en juicio? Con un testimonio incriminatorio. ?De qui¨¦n? De la mujer obligada a ejercer la prostituci¨®n que, naturalmente, por la presi¨®n del proxeneta, jam¨¢s se va a personar en juicio para declarar en contra del mismo¡±, advirti¨® Gallard¨®n. ¡°Nunca ser¨¢ necesario que las propias mujeres tengan que prestar su testimonio, bastar¨¢ con que se acredite la situaci¨®n objetiva¡±, argument¨® en defensa de su reforma.
?lvarez todav¨ªa lamenta aquella reforma. ¡°Se vendi¨® como una medida ¨²til, pero lo que hizo fue legalizar de facto una situaci¨®n: que el proxenetismo blando no se penaliza¡±. Para entonces, asegura la exdiputada, las mujeres del PSOE ya renegaban de la reforma de 1995 y, por supuesto, de las posteriores. Recuerda ¡°enfrentamientos internos¡± con el ¡°influyente sector reglamentista¡±, que result¨® derrotado tras la llegada de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba a la secretar¨ªa general. ¡°Con Alfredo aparece por primera vez el concepto abolicionista y ahora por primera vez se ha concretado en una proposici¨®n de ley¡±, aplaude la exdiputada.
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