Un a?o del linchamiento mortal a Samuel Luiz: secuelas e inc¨®gnitas de un crimen salvaje
La instrucci¨®n judicial del caso que puso el foco sobre la violencia que sufre la comunidad LGTBIQ+ encara la recta final con el an¨¢lisis de los mensajes en redes sociales de los acusados
Era la primera noche de s¨¢bado con ocio nocturno en Galicia tras 15 meses de pandemia, pero pasar¨¢ a la historia por un crimen salvaje. En la madrugada de aquel 3 de julio de 2021, a la salida de un pub del paseo mar¨ªtimo de A Coru?a, una turba de j¨®venes, incluidos menores, persigui¨® y golpe¨® hasta la muerte a un muchacho de 24 a?os llamado Samuel Luiz despu¨¦s de que otro veintea?ero sin antecedentes iniciara la agresi¨®n llam¨¢ndole ¡°maric¨®n¡±. Aquella frase no fue recogida en el primer atestado policial, pero la persistencia del entorno de la v¨ªctima en calificar de hom¨®fobo el crimen atrajo la atenci¨®n internacional y provoc¨® un estallido de protestas de la comunidad LGTBIQ+. ¡°Lo que le ocurri¨® a Samuel nos ha marcado emocionalmente, nos record¨® que nuestras vidas est¨¢n en juego. Volvimos a hablar de violencia, algo que nunca hemos dejado de sufrir pero de la que ya no habl¨¢bamos¡±, explica Ana Garc¨ªa Fern¨¢ndez, portavoz de la Asociaci¨®n pola Liberdade Afectiva e Sexual da Coru?a (Alas Coru?a), personada en la causa judicial para defender que se le aplique a los investigados la agravante de odio.
La jaur¨ªa espont¨¢nea que mat¨® a pu?etazos y patadas a Samuel Luiz no solo destap¨® los miedos escondidos de la comunidad LGTBIQ+ y revolvi¨® las tripas de la ciudadan¨ªa en general. Las circunstancias del linchamiento sorprendieron a los crimin¨®logos. Ya lo dijo el comisario Pedro Agudo, que dirigi¨® la investigaci¨®n, tras detener a los presuntos asesinos: ¡°Que personas sin antecedentes sean capaces de cometer una agresi¨®n que acaba convirti¨¦ndose en la eliminaci¨®n de un ser humano marca un antes y un despu¨¦s¡±. ¡°No fue un crimen cualquiera¡±, coincide Jon-Mirena Landa, catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Este experto en delitos de odio explica que en Espa?a, a diferencia de otros pa¨ªses, se suele centrar el debate p¨²blico y la atenci¨®n en perseguir los delitos de expresi¨®n. ¡°A veces hay que encarcelar a quien incita al odio con la palabra, pero debe ser la excepci¨®n. La buena protecci¨®n a los colectivos diana debe venir mediante agravantes en los delitos de homicidio, lesiones, da?os, etc. En Espa?a se hace al rev¨¦s¡±, advierte el tambi¨¦n director de la C¨¢tedra de Derechos Humanos y Poderes P¨²blicos de la instituci¨®n vasca.
Landa considera que la agresi¨®n a Samuel Luiz ¡°visualiz¨® la trascendencia¡± que tienen estos delitos, que restringen los derechos fundamentales de los grupos atacados, en este caso del colectivo LGTBIQ+, porque les lanza un ¡°mensaje amenazante¡± que los lleva a ¡°cuidar m¨¢s ad¨®nde van y c¨®mo van¡±. El caso de A Coru?a gener¨® ¡°un desgarramiento del tejido social¡± porque ¡°los delitos de eliminaci¨®n son muy perturbadores para la convivencia democr¨¢tica¡±, a?ade. Landa pide m¨¢s formaci¨®n a polic¨ªas, jueces y fiscales y ¡°trabajar m¨¢s los datos¡± para no combatir ¡°a ciegas¡± el ¡°efecto corrosivo¡± de estas agresiones.
Samuel Luiz muri¨® a 100 metros del portal del edificio donde vive el crimin¨®logo Jos¨¦ Antonio Ramos. Aquella ma?ana de domingo el impactante suceso desat¨® un torbellino de mensajes de colegas y alumnos en el tel¨¦fono de este profesor de Derecho Penal de la Universidad de A Coru?a. Porque este crimen, subraya ¨¦l un a?o despu¨¦s, tiene muchas aristas, que van m¨¢s all¨¢ de la agravante de odio por la que pelean algunas de las partes personadas en la causa y que no se dirimir¨¢ hasta que no se celebre el juicio con jurado popular. ¡°Desde el principio me asaltaron muchas dudas sobre la calificaci¨®n de los hechos. Seg¨²n c¨®mo se plantee puede dar lugar a sentencias muy dispares¡±, explica Ramos, en alusi¨®n a que las hipot¨¦ticas condenas a los acusados pueden ir desde el m¨ªnimo de un a?o de un homicidio por imprudencia a los 25 a?os de un asesinato con alevos¨ªa y ensa?amiento.
A escala social y medi¨¢tica, esgrime Ramos, la clave para que la futura sentencia se convierta ¡°en un hito y no en un esc¨¢ndalo¡± es que se tenga en cuenta la agravante de odio. Este crimin¨®logo advierte, sin embargo, de que el ¡°campo de batalla¡± para los juristas es otro. El ¡°aut¨¦ntico salto en la pena¡±, detalla, se dar¨ªa si se consigue demostrar el ¨¢nimo de matar y aplicar las agravantes de alevos¨ªa y ensa?amiento, que elevar¨ªan la condena a 25 a?os. Avanza que no ser¨¢ f¨¢cil. ¡°Probar que [los acusados] eran conscientes de que Samuel pod¨ªa morir y que les dio igual es dif¨ªcil¡±, opina Ramos. ¡°Este es el t¨ªpico caso que apunta a una condena alta, pero tiene puntos ciegos¡±. A ¨¦l, como a los investigadores, tambi¨¦n le sorprende que un grupo de personas ataque con ¨¢nimo de matar a alguien a quien acaban de conocer accidentalmente. Y ve esta circunstancia ¡°como un arma de doble filo¡±.
Ya ha habido una primera sentencia sobre el caso. Los dos menores que participaron en la paliza, que fueron recluidos en un centro tras ser detenidos, han sido condenados por asesinato y permanecer¨¢n en r¨¦gimen cerrado durante tres a?os y medio, despu¨¦s de reconocer los hechos y llegar a un acuerdo de conformidad. Otros cinco adultos, cuatro chicos y una chica de entre 18 y 25 a?os y sin historial delictivo, fueron arrestados por el caso. Tres de los varones ingresaron en prisi¨®n provisional, mientras que la mujer y el otro joven permanecen en libertad con cargos.
De los siete investigados, los seis hombres por presunto asesinato y la ¨²nica mujer por encubrimiento, solo uno de los menores tiene antecedentes. El historial delictivo del resto estaba limpio hasta aquella noche de hace un a?o. Son todos amigos. Diego M. M. fue el que inici¨® el ataque a Luiz al grito de ¡°maric¨®n¡±, un insulto hom¨®fobo que repiti¨® horas despu¨¦s, seg¨²n han declarado varios testigos. Alejandro F. G., alias Yumba, el segundo agresor, trabajaba en una empresa del puerto coru?¨¦s. Los otros dos, Kaio A. S. C. y Alejandro M. R., son camareros. Este ¨²ltimo, detenido casi tres meses despu¨¦s que los dem¨¢s, sigui¨® atendiendo el local en el que trabajaba sin que nadie all¨ª sospechara el secreto que guardaba. Hasta que lo vieron esposado en televisi¨®n.
La instrucci¨®n judicial encara la recta final, a falta de un informe policial sobre los mensajes en redes sociales que intercambiaron los encausados despu¨¦s del crimen. Tras superar complejos tr¨¢mites con la justicia de EE UU para que la empresa Meta les d¨¦ acceso a Whatsapp e Instagram, los investigadores iniciaron hace tres meses el an¨¢lisis de estas comunicaciones sin hallazgos relevantes de momento, seg¨²n fuentes conocedoras del proceso. Las pesquisas han acreditado que los implicados se reunieron dos veces en la madrugada del 3 de julio del a?o pasado tras la paliza mortal y se repitieron insultos hom¨®fobos. ¡°Puto maric¨®n, si era un maric¨®n de mierda¡±, dicen los testigos que solt¨® el encausado que empez¨® el linchamiento.
El v¨ªdeo de los seis minutos de paliza mortal que captaron las c¨¢maras callejeras ha sido clave para identificar a los principales protagonistas de una turba de la que formaron parte una decena de individuos. Gracias al minucioso trabajo de una empresa coru?esa de inteligencia artificial se ha logrado ampliar, aclarar y dar color a unas confusas im¨¢genes para arrojar luz sobre la participaci¨®n de cada uno de los acusados. Por el juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 8 de A Coru?a han pasado decenas de testigos. El linchamiento a Luiz se produjo ante los ojos de un mont¨®n de viandantes, pero solo dos se atrevieron a intervenir.
¡°No somos h¨¦roes, somos humanos¡±
En este a?o, la vida ha dado un vuelco para Ibrahima Shakur y su amigo Magatte, las ¨²nicas personas que se lanzaron a intentar proteger a la v¨ªctima. Eran dos vendedores ambulantes que pasaban por all¨ª, inmigrantes senegaleses sin papeles que, pese a arriesgarse a ser deportados por verse implicados en un suceso as¨ª, no dudaron en interponer sus cuerpos entre Luiz y la turba agresora. Por su comportamiento, con el que pusieron incluso en juego su vida, el Gobierno decidi¨® concederles permiso de residencia y trabajo y un empresario les ha dado empleo en una f¨¢brica de puertas.
Shakur afirma, un a?o despu¨¦s, que lo que ¨¦l y su amigo hicieron ¡°es lo normal¡±: ¡°No somos h¨¦roes, somos humanos¡±. Admite que pasaron ¡°mucho miedo¡± aquella noche y los d¨ªas siguientes, pero la reacci¨®n de A Coru?a, que ha aprobado distinguirlos como Hijos Adoptivos, les da ¡°tranquilidad¡±. Los acusados est¨¢n siendo tambi¨¦n investigados por intento de asesinato a Ibrahima, que sobrevivi¨® al ataque magullado por los golpes y patadas que recibi¨®.
En las semanas posteriores al crimen de Samuel Luiz, en la asociaci¨®n Alas Coru?a detectaron un incremento de las denuncias presentadas en su observatorio de LGTBIfobia por ¡°incidentes de odio¡±, un concepto que incluye ataques violentos tanto verbales como f¨ªsicos, pero tambi¨¦n otras situaciones discriminatorias. ¡°El crimen dio m¨¢s visibilidad a la violencia contra el colectivo e hizo que m¨¢s gente se animara a denunciar. Pero es dif¨ªcil comparar porque no hay datos y porque para las v¨ªctimas sigue siendo dif¨ªcil dar el paso por el estigma que a¨²n hay y porque puede que no haya salido del armario¡±, explica Ana Garc¨ªa Fern¨¢ndez.
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