Los sudaneses que fueron devueltos en caliente a Marruecos: ¡°Unos guardias civiles me pegaron en los pies y me echaron gas¡±
Migrantes que participaron en el salto del 24 de junio aseguran que agentes espa?oles y marroqu¨ªes actuaron juntos en Melilla. Interior admite un centenar de expulsiones pero dice que fueron legales
Gran parte de las m¨¢s de 1.700 personas que intentaron el viernes 24 de junio cruzar a la fuerza el puesto fronterizo que separa Nador de Melilla est¨¢n reagrup¨¢ndose ahora en varias ciudades de Marruecos. Llegaron all¨ª despu¨¦s de que las autoridades marroqu¨ªes las metiesen, heridas y desfallecidas, en al menos 15 autocares que fueron parando en distintas regiones del pa¨ªs, para abandonarlas a cientos de kil¨®metros de la valla. M¨¢s de una semana despu¨¦s de la tragedia, en la que murieron al menos 23 personas, los supervivientes hacen acusaciones muy graves; no solo contra los agentes marroqu¨ªes, de quienes dicen que apalearon hasta la muerte a varios de sus compa?eros, sino tambi¨¦n contra la Guardia Civil: aseguran que los guardias los atacaron con gases lacrim¨®genos y los entregaron a los gendarmes marroqu¨ªes a pesar de que ya hab¨ªan pisado suelo espa?ol.
Siete emigrantes, entre una veintena entrevistados por EL PA?S este lunes en un parque de Rabat, afirman que lograron pasar la valla y entrar en territorio espa?ol, y que fueron repelidos con botes de humo por la Guardia Civil. No tienen miedo de dar sus nombres. Se llaman Ahmed Musa, Sadam Sidik, Malik Abubaker Imad, Mohamed Dawas, Elam¨ªn Yakud, Adil Mohamed y Arrazi Seifed¨ªn. Todos aseguran que m¨¢s de 500 migrantes lograron pasar a Melilla y unos 400 fueron devueltos a Marruecos. Apenas 133 consiguieron quedarse en Espa?a. El n¨²mero de expulsados est¨¢ lejos del que reconocen fuentes de la Guardia Civil, que aseguran que se realizaron 102 rechazos en frontera, como llaman a las devoluciones en caliente. ¡°Se hizo de forma ordenada y cumpliendo la legalidad¡±, afirman estas fuentes.
Sami Yahia, un sudan¨¦s de 23 a?os, que tiene un dedo roto y enyesado, cuenta que en la parte espa?ola de la frontera la Guardia Civil casi no se emple¨® con golpes, sino con gas, que los dejaban inmovilizados, inconscientes. ¡°Despu¨¦s, ven¨ªan los gendarmes marroqu¨ªes y nos golpeaban much¨ªsimo¡±, dice. Ahmed Nusa, de 17 a?os, asegura que estuvo en Espa?a alrededor de 20 minutos, antes de que se lo llevaran de nuevo a Nador, aunque otros afirman haber permanecido m¨¢s de 50 minutos. Casi todos aseguran que se quedaron inconscientes o semiinconscientes a causa de los gases lacrim¨®genos. Interior niega este extremo y replica que todos los devueltos lo hicieron por su propio pie y no necesitaron de ¡°atenci¨®n m¨¦dica de relevancia¡±.
Sadam Sdik, de 22 a?os, recuerda que cuando pas¨® a territorio espa?ol intent¨® dirigirse al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. ¡°Pero hab¨ªa unos guardias civiles escondidos detr¨¢s de unos ¨¢rboles, que me pegaron en los pies y me echaron gas. Despu¨¦s, los gendarmes marroqu¨ªes me sacaron de nuevo hacia Nador¡±.
La versi¨®n de Sdik pone de relieve la participaci¨®n que tuvo la gendarmer¨ªa marroqu¨ª en territorio espa?ol. Un v¨ªdeo publicado por el diario P¨²blico revela c¨®mo las fuerzas de seguridad de ambos pa¨ªses colaboraron mano a mano para devolver a Marruecos a decenas de personas que hab¨ªan logrado sortear la valla. Las im¨¢genes muestran c¨®mo ya en suelo melillense los migrantes y refugiados son dirigidos por los gendarmes a la puerta que da acceso a Marruecos para su devoluci¨®n.
En Casablanca, a m¨¢s de una hora en coche desde Rabat, decenas de sudaneses que malviven en un edificio abandonado del barrio Dar Milan tambi¨¦n aseguran haber entrado en Melilla el 24 de junio y haber sido devueltos en caliente. Dos de ellos, Mohamed Baja y Andar Abdul, a¨²n muestran ¡ª12 d¨ªas despu¨¦s del asalto a la valla¡ª los ojos rojos a causa, aseguran, de los gases lacrim¨®genos con que les repeli¨® la Guardia Civil. Otro de los miembros del grupo de migrantes, Hamed Mohamed Chandi, de 27 a?os, muestra una cicatriz en la cabeza que asegura le hizo un guardia civil.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, fue preguntado en el Congreso el pasado mi¨¦rcoles por la entrada de los gendarmes marroqu¨ªes en Melilla, pero, a pesar de las im¨¢genes que ya eran p¨²blicas, neg¨® que fuese verdad. Fuentes de la Guardia Civil explican, por su parte, que, a la hora de gestionar los rechazos en frontera, es ¡°habitual¡± que las dos fuerzas de seguridad de ambos pa¨ªses ¡°se apoyen¡±. La posici¨®n oficial es que todos los devueltos estaban entre las dos vallas o encima de las casetas del per¨ªmetro fronterizo y que, por cuestiones operativas, se decidi¨® sacarlos hacia territorio espa?ol para, a continuaci¨®n, ser devueltos por la puerta que da acceso a Marruecos.
Las devoluciones en caliente, que nunca han dejado de ejecutarse, siguen siendo motivo de controversia en un Gobierno formado por dos partidos que prometieron acabar con ellas cuando estaban en la oposici¨®n. Esta forma de devolver sumariamente y sin procedimiento a los migrantes y refugiados que intentan saltar las vallas de Ceuta y Melilla lleg¨® al Tribunal Constitucional que, en noviembre de 2020, dict¨® un fallo que fue interpretado por Interior como un espaldarazo a los rechazos en frontera que ya ven¨ªa ejecutando.
El tribunal, efectivamente, consider¨® que los rechazos en frontera, contemplados en una disposici¨®n adicional de la Ley Mordaza, no son inconstitucionales, pero advirti¨® de que deb¨ªan aplicarse en entradas individualizadas, con pleno control judicial y en cumplimiento de las obligaciones internacionales. Entre las obligaciones internacionales destaca el principio de no devoluci¨®n que impide a un Estado entregar a un individuo a otro Estado en el que existan riesgos graves para su vida o su integridad f¨ªsica. La legalidad internacional tambi¨¦n proh¨ªbe las devoluciones colectivas y la expulsi¨®n de menores, y exige a los Estados la identificaci¨®n de personas con necesidad de protecci¨®n internacional, como ser¨ªa el caso de los sudaneses. Hasta hoy el Defensor del Pueblo insiste en la necesidad de que se desarrolle un procedimiento administrativo para actuar ante estos casos y que incluya asistencia letrada e int¨¦rprete. Sin ¨¦xito.
M¨¢s muertos
La cifra oficial de muertos el 24 de junio es de 23 migrantes, un n¨²mero que las ONG elevan a 37. Los migrantes con los que ha hablado este peri¨®dico creen que los fallecidos son muchos m¨¢s de los reconocidos por Marruecos, pero que nunca podr¨¢ saberse porque los fallecimientos pueden haber sucedido en hospitales de todo el pa¨ªs, en los suburbios en los que fueron abandonados o en los mismos autobuses en los que se les alejaba de Nador. Ahmed, un sudan¨¦s de 23 a?os, asegura que uno de sus compa?eros lleg¨® herido a Rabat, fue ingresado en el hospital Ibn Sina y muri¨® este lunes. ¡°Nos lo ha dicho un empleado de la embajada de Sud¨¢n¡±, afirma. Las autoridades marroqu¨ªes, sin embargo, no han modificado la cifra de 23 emigrantes muertos.
Arrazi Seifed¨ªn, de 21 a?os, se queja sobre la gesti¨®n de su pa¨ªs: ¡°Es una verg¨¹enza que el Gobierno sudan¨¦s no est¨¦ diciendo nada sobre esto, ni nos haya enviado ayuda, ni est¨¦ intentando repatriar los cad¨¢veres de nuestros compa?eros¡±. Sifed¨ªn dice que no saben nada sobre los compa?eros heridos que a¨²n siguen en el hospital de Nador. ¡°No podemos ir all¨ª porque nos detendr¨ªan. Y no sabemos tampoco qu¨¦ va a pasar con los m¨¢s de 60 compa?eros que est¨¢n en la c¨¢rcel, pendientes de juicio¡±.
Abdelmunik Ibrahim, de 26 a?os, se pregunta por qu¨¦ las ambulancias espa?olas no entraron a socorrer a sus compa?eros heridos que estaban tendidos en el suelo en el lado marroqu¨ª de la valla. Cuando alguien le dice que era territorio marroqu¨ª replica: ¡°?Entonces los gendarmes marroqu¨ªes pod¨ªan entrar en Espa?a para devolvernos a Nador y las ambulancias espa?olas no pod¨ªan entrar en Marruecos?¡±.
Ibrahim, con el antebrazo derecho vendado a causa de los golpes recibidos, asegura que su amigo Kosai, de la misma edad, muri¨® en el paso de los tornos entre las fronteras, a causa de un golpe que le propinaron los gendarmes en la cabeza. Yamal Yagia, de 19 a?os, con las manos a¨²n heridas por saltar la valla, cuenta que tras pasar la primera verja en Marruecos hab¨ªa un terrapl¨¦n de unos tres metros de profundidad. ¡°Y ah¨ª nos apedrearon los gendarmes marroqu¨ªes. Eran ocho. Vi c¨®mo mataban a cuatro compa?eros. De uno de ellos no s¨¦ el nombre, pero los otros eran William, Ahmed y Hassan Matar.
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