La nueva vida de Tolo Cursach tras su absoluci¨®n
El empresario del ocio mallorqu¨ªn centra sus objetivos inmediatos, desde una f¨¦rrea privacidad, en la reclamaci¨®n de 30 a?os de c¨¢rcel para el juez y el fiscal que le investigaron en el controvertido proceso por el que ha quedado libre de cargos
Sucedi¨® hace unos meses en un c¨¦ntrico e hist¨®rico restaurante del Paseo Mallorca de Palma, frecuentado por empresarios, abogados y gente bien de la isla. El rey del imperio del ocio nocturno mallorqu¨ªn, Bartolom¨¦ Cursach, compart¨ªa mesa con uno de sus ¨ªntimos cuando todav¨ªa quedaban semanas para que arrancara en la Audiencia Provincial el juicio del que finalmente ha salido absuelto despu¨¦s de que la Fiscal¨ªa retirara todas las acusaciones que pesaban sobre ¨¦l por presuntos sobornos a polic¨ªas para que hostigaran a su competencia. Cuenta uno de sus interlocutores durante ese mediod¨ªa que Cursach se encontraba contrariado y quejoso por su paso por la c¨¢rcel, en la que estuvo 13 meses hasta que le concedieron salir tras el pago de un mill¨®n de euros. Especialmente amargo fue el tiempo que pas¨® alejado de la isla en Valencia, donde fue trasladado despu¨¦s de que algunos testigos del caso denunciaran amenazas del entorno del empresario. Ante los presentes, afirm¨® que no cejar¨ªa en su empe?o de que dos jueces y un fiscal entraran en la c¨¢rcel por lo que le hab¨ªan hecho pasar.
El juicio por el caso Cursach termin¨® la semana pasada con la absoluci¨®n de 15 de las 17 personas que permanec¨ªan sentadas en el banquillo, acusadas de extorsionar a empresarios del ocio despu¨¦s de que la Fiscal¨ªa, en una intervenci¨®n lacrim¨®gena, retirara todas las acusaciones sobre ellos al considerar que las pruebas testificales practicadas durante las sesiones no permit¨ªan sostener su escrito de acusaci¨®n, en el que reclamaba 18 meses de c¨¢rcel al empresario por delitos de pertenencia a organizaci¨®n criminal y prevaricaci¨®n. Ahora, quienes indagaron el caso est¨¢n a punto de ser juzgados por presuntas irregularidades durante la instrucci¨®n, como presiones a testigos. Cursach, personado como acusaci¨®n particular, reclama m¨¢s de 200 a?os de c¨¢rcel para el juez, el fiscal y los cuatro agentes de la Polic¨ªa Nacional que le investigaron. Un primer paso en la cruzada que ha emprendido en su contra.
El juicio rompi¨® en cierta manera el halo de misterio y rumorolog¨ªa popular que siempre ha envuelto su persona, a la que se le atribuyen leyendas que no se sabe si son del todo ciertas. All¨ª no pudo esconderse tras las gafas oscuras que sol que llev¨® puestas durante el tiempo que dur¨® la ¨²ltima de sus infrecuentes apariciones p¨²blicas, forzada en enero de 2015 por el Parlamento balear durante una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre las obras del hospital de referencia de las islas. Sentado en primera fila durante las sesiones judiciales, con la melena suelta y ropa informal, sigui¨® atento estos meses los acontecimientos. A veces con aspavientos, otras comentando al o¨ªdo de su n¨²mero dos, Bartolom¨¦ Sbert, tambi¨¦n investigado. Sus gestos se pudieron ver en las grabaciones, como la sorpresa cuando una mujer que testific¨® en su contra le hizo una peineta al abandonar la sala sin que lo vieran las magistradas. Su voz apenas se escuch¨®, solo para decir que no iba a declarar. Ni un solo comentario a los medios que cubrieron el juicio.
Sus negocios
Hombre esquivo, ausente siempre de los actos con habituales de la sociedad balear, sigue rodeado de un peque?o c¨ªrculo de ¨ªntimos que no le han dejado en todo este tiempo. Criado en una familia que trabajaba en puestos de conserjer¨ªa en el elitista Club de Tenis de Palma, comenz¨® a hacer fortuna trayendo ropa de Londres para venderla en Palma. Despu¨¦s lleg¨® el primero de sus locales, la discoteca Smash que lanz¨® su negocio, que creci¨® en base al ocio nocturno de las principales zonas tur¨ªsticas de Mallorca. Hoteles en Magaluf, la discoteca BCM ¡ªque responde a sus iniciales¡ª, restaurantes, el gimnasio m¨¢s grande de la isla y el mayor templo del consumo de cerveza de los alemanes de retiro et¨ªlico en Mallorca.
La joya de la corona de su imperio fue la archiconocida discoteca Titos, situada en pleno Paseo Mar¨ªtimo de la capital balear. Con capacidad para 1.000 personas y un ascensor de cristal que mira directamente a la bah¨ªa, el empresario la puso a la venta en 2020 por 16 millones y medio de euros, acuciado por la mala situaci¨®n que atravesaba el sector del ocio nocturno por las restricciones de la pandemia. Apenas un a?o despu¨¦s, Cursach lleg¨® a un acuerdo con la familia Flux¨¤, propietaria de la marca internacional de calzado Camper, que finalmente compr¨® el edificio por una cantidad que no fue desvelada. Los Flux¨¤ se han hecho con la propiedad de varios inmuebles en la zona de Gomila, barrio de ambiente festivo de la noche palmesana que entr¨® en decadencia a principios de los 2000, con el objetivo de rehabilitarlo y dar un cambio a la zona. Por el momento est¨¢ previsto que el Grupo Pach¨¢ alquile el edificio para impulsar una sucursal del cabaret discoteca L¨ªo Ibiza, orientado principalmente al turista de lujo.
Durante su ausencia, el empresario dej¨® sus negocios en manos de sus ¨ªntimos y de uno de sus hijos, que lleva su mismo nombre y particip¨® hace unos a?os en el programa Desaf¨ªo en el Himalaya, de Jes¨²s Calleja. Sus incursiones nunca se limitaron a los negocios de ocio, tambi¨¦n se convirti¨® en el m¨¢ximo accionista del Real Club Deportivo Mallorca y del Club Atl¨¦tico Baleares, dos equipos rivales en la ciudad que no est¨¢n destinados a entenderse. Fue un hombre cercano al que fuera ministro y presidente de Baleares con el PP, Jaume Matas, con quien alternaba en partidas de p¨¢del y que frecuentaba su gimnasio. Con sus amigos lo hac¨ªa frente al tapete de la mesa de cartas de su finca de Puntir¨®. Ahora se abre un nuevo episodio de la historia, el del juicio a los antiguos investigadores del caso. La fiscal¨ªa todav¨ªa no ha presentado su escrito de acusaci¨®n, pero en el ambiente judicial se sospecha que ser¨¢ duro. El empresario mallorqu¨ªn, junto a tres de sus empleados, s¨ª lo ha hecho y reclama una condena de 32 a?os y medio para el juez Manuel Penalva; 37 y medio para el fiscal anticorrupci¨®n Miguel ?ngel Subir¨¢n, y entre 30 y 34 a?os y medio para los cuatro polic¨ªas del grupo de blanqueo. En unos meses sabr¨¢ si se cumplen sus anhelos.
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