-¡°Es muy grave, Irene [Montero], hay que ajustar la ley¡± -¡°La ley est¨¢ bien hecha, Pilar [Llop], pero escucho propuestas¡±
La ¡®ley del solo s¨ª es s¨ª' se ha convertido en el gran agujero negro de la coalici¨®n. EL PA?S reconstruye los pasos hasta llegar al actual momento cumbre de la negociaci¨®n para intentar pactar su reforma
La historia de la primera coalici¨®n de Gobierno espa?ola desde la II Rep¨²blica se podr¨ªa escribir alrededor de la Ley de Libertad Sexual o del solo s¨ª es s¨ª. Ah¨ª est¨¢ casi todo. Los grandes dramas de los dos partidos socios, sus reencuentros, sus batallas, sus acuerdos, su ilusi¨®n por haber logrado una ley que defienden como un salto para la protecci¨®n de las mujeres y, finalmente, la desesperaci¨®n al ver c¨®mo crec¨ªa el agujero negro en el que se han convertido las revisiones de penas, con casi 400 rebajas y una veintena de excarcelaciones, sin poder hacer nada.
El ¨²ltimo drama de esta obra en varios actos ¡ªque a¨²n no tiene el final escrito pero s¨ª amenaza la coalici¨®n¡ª arranca en noviembre. Pocas semanas despu¨¦s de entrar en vigor la ley, comienza el goteo de rebajas de penas y estalla la pol¨¦mica p¨²blica. El 16 de noviembre, el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, desde Bali, en plena reuni¨®n del G-20, apoya rotundamente a Irene Montero y la ley. Pide tiempo para ver qu¨¦ hacen otros tribunales, la Fiscal¨ªa y sobre todo el Supremo.
Pero el presidente regresa a Madrid y empieza a ver que la bola crece sin freno. La Fiscal¨ªa intenta acotar con una circular el alcance de las rebajas de penas, pero muchos jueces siguen aplic¨¢ndolas. Y el Supremo, la ¨²ltima esperanza, tambi¨¦n las asume. Parece imparable. Pilar Llop, su ministra de Justicia, tambi¨¦n ve claro que hay que hacer algo. Las rebajas de penas a agresores sexuales ya condenados no se pueden evitar de ninguna forma ¡ªporque esos casos siempre podr¨¢n acogerse a la ley m¨¢s favorable, la actual¡ª; pero al menos, concluye el PSOE, s¨ª se puede reformar la ley para impedir en el futuro condenas m¨¢s bajas de las que se produc¨ªan con la legislaci¨®n anterior. S¨¢nchez pide a Llop y Montero que busquen una soluci¨®n. Con los periodistas, el 6 de diciembre, el presidente ya habla de ¡°ajustes t¨¦cnicos¡±. Llop y Montero se citan y hablan en estos t¨¦rminos, seg¨²n fuentes conocedoras de las conversaciones:
¡ª ¡°La situaci¨®n es muy grave para las v¨ªctimas, Irene. Tenemos que hacer ajustes t¨¦cnicos en la ley. Debemos estudiar bien qu¨¦ ha producido estas rebajas de penas¡±, le dice Llop.
¡ª ¡°La ley est¨¢ bien hecha, Pilar. Hablad con Juan Carlos Campo [ministro de Justicia cuando se redact¨®, ahora magistrado del Tribunal Constitucional]. A todas nos preocupan las v¨ªctimas. Pero ninguna reforma va a impedir estas rebajas. Algunos jueces, una minor¨ªa, no la est¨¢n interpretando bien. Pero, si ten¨¦is propuestas para cambiarla, yo estoy dispuesta a escucharlas. Pas¨¢dmelas¡±, contesta la ministra de Igualdad.
La reuni¨®n se alarga. Sigue la discusi¨®n jur¨ªdica. Montero pide concreci¨®n, una propuesta precisa. Finalmente, Justicia la tiene. Ese primer papel de diciembre es algo muy parecido al que se ha publicado esta semana: un aumento de penas a?adiendo el elemento de la violencia o la intimidaci¨®n para crear dos subtipos en funci¨®n de si existe o no esa agravante. Un anatema para Igualdad.
¡°Esto es volver al anterior modelo y acabar con este, centrado en el consentimiento. No podemos aceptarlo¡±, clama Montero. Llop replica: ¡°Mantenemos intacta la parte del consentimiento, el art¨ªculo 178.1. Pero el aumento de penas tiene que estar justificado. La ¨²nica manera de hacerlo es incluyendo el elemento de la la violencia o intimidaci¨®n¡±.
Han pasado casi dos meses y se han intercambiado muchos papeles, el ¨²ltimo este mismo viernes, pero la discusi¨®n sigue en un punto muy similar. En las ¨²ltimas semanas, seg¨²n admiten los socialistas y reivindica la propia Montero, Igualdad se ha movido. Ya no rechaza el aumento de penas, aunque sigue pensando que la ley est¨¢ bien. Ha aceptado subirlas todo lo que pide Justicia. Pero quiere hacerlo sin vincular la subida al hecho que exista la violencia o intimidaci¨®n en la agresi¨®n sexual. Y Justicia dice que eso no es serio, que jur¨ªdicamente podr¨ªa causar nuevos problemas.
La situaci¨®n se precipita. Despu¨¦s de semanas de negociaci¨®n, S¨¢nchez ha ordenado llegar ya a una soluci¨®n. Las negociaciones se multiplican. Llop ni siquiera fue a la cumbre en Marruecos. El s¨¢bado pasado, cuando todo se aceler¨®, volvi¨® antes de tiempo de un viaje oficial a Suecia y se vio con Montero en la sala de autoridades del aeropuerto de Madrid. La ministra de Igualdad iba camino de un acto en Baleares. Ambos equipos se pasan papeles contantemente, pero no hay manera de cerrar. Montero insiste en que est¨¢ dispuesta a aceptar todo menos la f¨®rmula de volver a incluir el elemento de la violencia y crear dos subtipos. No hay acuerdo, y el tiempo corre en contra.
El pr¨®ximo martes por la ma?ana, como m¨¢ximo, S¨¢nchez tendr¨¢ que decidir si, en caso de no haber pacto, el PSOE presenta en solitario la proposici¨®n de ley con la reforma. Montero insiste en que incluso si eso sucede ella no dimitir¨¢. Pero nadie duda de que ser¨ªa un golpe muy duro a la coalici¨®n y una gran baza para el PP, que se volver¨ªa imprescindible para sacar adelante la reforma. La decisi¨®n tiene que llegar el martes para que la proposici¨®n pueda votarse en el pleno del 14 de febrero y as¨ª el Gobierno pueda empezar a superar cuanto antes esta sangr¨ªa que lleva semanas desgast¨¢ndole.
El desenlace est¨¢ pues cercano, pero la ley tiene una larga historia que empieza el 7 de julio de 2016. La primera madrugada de aquellos sanfermines, cinco hombres violaron a una mujer de 18 a?os en un portal del centro de Pamplona. Ese caso, el de La Manada, supuso un terremoto social que empuj¨® cambios pol¨ªticos y legislativos: fue el punto de inicio de la Ley de Garant¨ªa Integral de la Libertad Sexual que ahora, solo cuatro meses despu¨¦s de su entrada en vigor, sufrir¨¢ su primer cambio.
Ese texto se bas¨® sobre todo en la proposici¨®n de ley que Unidas Podemos hab¨ªa registrado en junio de 2018 y en las recomendaciones que seis meses despu¨¦s envi¨® al Gobierno la Comisi¨®n General de Codificaci¨®n (reactivada justo para esto tras el caso de La Manada). Pero un a?o antes de que se formase la coalici¨®n de Gobierno, la que era ministra de Justicia, la socialista Dolores Delgado, hizo la primera alusi¨®n a la propuesta concreta de cambio sobre los delitos sexuales: endurecer las penas. No subirlas, pero si hacerlas m¨¢s r¨ªgidas: que los presos tuviesen que cumplir la mitad de la pena para poder acceder ¡°a los beneficios penitenciarios, a los permisos de licencia, a la clasificaci¨®n en tercer grado y al c¨®mputo del tiempo para la libertad condicional¡±.
En enero de 2020, los ya socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, se reunieron para dar forma al texto que llevar¨ªan al Consejo de Ministros. Igualdad quer¨ªa que estuviese listo para el 8-M (D¨ªa de la Mujer) de aquel a?o. Justicia, con Juan Carlos Campo al frente, y Vicepresidencia, con Carmen Calvo, estaban en contra. Calvo quer¨ªa incluir la reforma en otra m¨¢s amplia del C¨®digo Penal. Igualdad se negaba. Ten¨ªan su reforma y la quer¨ªan antes del 8 de marzo, la fecha simb¨®lica.
Una reforma ¡°verde y mal planteada¡±
Irene Montero entreg¨® la reforma en un primer retiro del Gobierno de coalici¨®n en Quintos de Mora. Los tres jueces del Gobierno ¡ªJuan Carlos Campo, Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles¡ª la ve¨ªan muy verde y mal planteada. Fueron muy cr¨ªticos en privado, seg¨²n fuentes gubernamentales. Pero Pablo Iglesias, entonces vicepresidente, fue rotundo con S¨¢nchez: tiene que estar para el 8-M. El presidente, para salvar la coalici¨®n, dio una orden clara: hay que sacarla. Calvo y Campo discutieron con Igualdad, hubo informes muy duros de Justicia contra la ley, pero se puli¨® y sali¨® con una entusiasta nota oficial: ¡°La ley de libertad sexual tiene un consenso total en el Gobierno de coalici¨®n. Es un proyecto legislativo ilusionante, que estar¨¢ listo en los plazos previstos y enviar¨¢ un mensaje claro de compromiso del Gobierno con la igualdad ante el 8 de Marzo¡±.
Pero las cosas no estaban resueltas. Podemos sent¨ªa que el PSOE hab¨ªa despreciado a las juristas que hicieron la ley. Iglesias se lanz¨® contra Campo un d¨ªa despu¨¦s de la aprobaci¨®n en el Consejo de Ministros: ¡°En las excusas t¨¦cnicas creo que hay mucho machismo frustrado¡±. Despu¨¦s hablaron entre ellos, lo arreglaron e incluso se dieron un abrazo en un acto oficial con el Rey delante. La ruptura con Calvo fue m¨¢s definitiva. Era la primera prueba del Gobierno de coalici¨®n. S¨¢nchez la resolvi¨®, pero las heridas estaban ah¨ª.
Los pilares de la ley quedaron sentados: unificar los delitos de abuso y agresi¨®n en uno ¨²nico, a?adir agravantes como la sumisi¨®n qu¨ªmica y reducir las penas. El Consejo General del Poder Judicial, en un informe tambi¨¦n duro, cuestion¨® la definici¨®n del consentimiento y la desaparici¨®n del delito de abuso, y advirti¨® de la bajada de penas m¨¢ximas. Pero no apunt¨® nada sobre la reducci¨®n de las m¨ªnimas. La delegada del Gobierno contra la violencia de g¨¦nero, Victoria Rosell, tild¨® el informe de ¡°regresivo¡± y Montero tuite¨®: ¡°Solo s¨ª es s¨ª. #Ser¨¢Ley¡±. La ministra de Defensa, Margarita Robles, pidi¨® ¡°humildad¡± cuando en los textos legales se detectan ¡°deficiencias jur¨ªdicas¡±.
Mientras, el equipo de Campo hizo un estudio sobre la futura aplicaci¨®n de la ley, con m¨¢s de 100 sentencias, con consecuencias claras: las m¨¢ximas no pod¨ªan bajar. ¡°Habr¨¢ violadores en la calle¡±, concluy¨® Justicia. Montero lo asumi¨®: las m¨¢ximas volvieron donde estaban. Carmen Calvo dice, sin embargo, que no fue todo tan pac¨ªfico. Este pasado lunes, en la SER, la exvicepresidenta afirm¨® que, cuando lleg¨® el segundo borrador al Consejo de Ministros, ella ya no ten¨ªa ¡°ning¨²n tipo de control¡± sobre el texto. ¡°Los dos hacemos objeciones clar¨ªsimas a esto. ?Y sabes qu¨¦ ocurre? Que en un Gobierno se respeta tambi¨¦n la autonom¨ªa de un ministro cuando dice ¡®mi ley es esta¡¯. Se respet¨® a la ministra de Igualdad [...] ?Qu¨¦ hace ahora el presidente del Gobierno? Lo que le toca hacer. Est¨¢ rectificando el Gobierno entero¡±, dijo Calvo. La exvicepresidenta asegur¨® que Campo remiti¨® un informe en el que advert¨ªa de que esto pod¨ªa pasar, aunque no se transmiti¨® al presidente esta cuesti¨®n porque no ¡°todo el tiempo¡± se cuenta cada paso que se da al trabajar una ley.
Igualdad insiste en que nadie advirti¨® de que podr¨ªan salir a la calle cientos de agresores sexuales. En el PSOE se admite que nadie lo dijo de forma tan rotunda porque era imposible saberlo, pero s¨ª aseguran que se lanzaron muchas advertencias. La ley sali¨® en segunda vuelta del Consejo de Ministros el 6 de julio de 2021. Un a?o despu¨¦s, tras una larga tramitaci¨®n parlamentaria en la que de nuevo nadie previ¨® lo que estaba por llegar, 205 diputados apoyaron la ley y 141 la rechazaron. El 2 de noviembre, Montero jug¨® fuerte: ¡°Todav¨ªa no se conoce una sola reducci¨®n de penas. Y no se va a conocer. Es propaganda machista¡±. Pero dos semanas despu¨¦s se conocieron las primeras y la norma estrella de la legislatura se convirti¨® en el principal agujero negro del Ejecutivo. En las pr¨®ximas horas se sabr¨¢ si hay acuerdo para intentar resolverlo o la primera gran ley de la coalici¨®n es tambi¨¦n la que la abre en canal tres a?os despu¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.