La dolorosa espera sanitaria de Lucas en Galicia: ¡°Desatender a un ni?o autista y escayolado es una verg¨¹enza¡±
Al peque?o deber¨ªan haberle retirado el enyesado y las sujeciones hace tres semanas como m¨¢ximo. ?l no puede verbalizar su malestar, pero los espasmos y otros problemas f¨ªsicos que sufre lo cuentan por ¨¦l
Lucas es un ni?o de seis a?os del municipio gallego de Vilaboa que lleva desde finales de enero aguardando a que en el hospital de Pontevedra le quiten del brazo una escayola con dos dispositivos de sujeci¨®n que unen su hueso con el yeso. Deber¨ªan hab¨¦rselo retirado todo, como muy tarde, hace tres semanas. La suya no es una espera sanitaria m¨¢s. Este peque?o padece autismo en grado 3 y no puede expresar dolor ni incomodidad. Su cuerpo, sin embargo, ha empezado a hablar por ¨¦l. Lo explica su madre, Sara Castro Sol¨ªs, desesperada tras un rosario de reclamaciones y llamadas telef¨®nicas ante el Servizo Galego de Sa¨²de (Sergas) de la Xunta. Lucas est¨¢ muy inquieto, sufre ca¨ªdas y ha empezado a experimentar espasmos en la zona del cuello, la cabeza y los hombros. ¡°Son mecanismos para compensar su malestar, ¨¦l no sabe expresarlo de otra forma¡±, se?ala Castro. ¡°Tener a un ni?o de estas caracter¨ªsticas con un brazo escayolado y desatendido es cuanto menos una verg¨¹enza para la sanidad gallega¡±.
En el Servicio de Traumatolog¨ªa del Complejo Hospitalario de Pontevedra alegan que no hay quir¨®fano pedi¨¢trico disponible, se?ala la familia. Por el autismo que tiene diagnosticado el ni?o, la intervenci¨®n, que suele resolverse con cirug¨ªa ambulatoria, debe acompa?arse de anestesia general. Harta de esperar, su madre ha llegado incluso a pedir que le retiren la escayola y las dos agujas de sujeci¨®n que la unen al hueso sin dormir del todo a su hijo, ofreci¨¦ndose ella para prepararlo y tranquilizarlo con ayuda de sus terapeutas. Pero la respuesta de los m¨¦dicos ha inquietado aun m¨¢s a Sara Castro: ¡°Me dicen que con el tiempo que ha pasado de m¨¢s para quitarle la escayola ya no pueden hacerlo sin anestesia, porque muy probablemente las agujas se han enterrado en la carne del brazo de Lucas¡±.
?Y por qu¨¦ no lo derivan a la sanidad privada ¡°como se est¨¢ haciendo cuando los servicios p¨²blicos est¨¢n saturados¡±? La contestaci¨®n que, seg¨²n la madre de Lucas, le dieron cuando plante¨® esta pregunta en el Servicio de Traumatolog¨ªa del hospital de Pontevedra la ha indignado: ¡°El hospital privado donde derivamos a los pacientes no va a admitir a un paciente con la patolog¨ªa de tu hijo, solo admiten ciertos pacientes, no todos¡±. ¡°Nos tratan como pacientes de cuarta¡±, protesta Castro. La gerencia del ¨¢rea sanitaria de Pontevedra no ha respondido al ofrecimiento de este peri¨®dico para explicar la demora.
Lucas fue intervenido el pasado 26 de diciembre por una rotura del radio de su brazo izquierdo en el Hospital Provincial de Pontevedra, uno de los centros que conforman el complejo hospitalario de esta ¨¢rea sanitaria gallega. Seg¨²n el relato de su familia, que ha repetido en las cuatro reclamaciones presentadas ante el Sergas, el traumat¨®logo que lleva su caso les comunic¨® el 24 de enero que era el momento de extraer la escayola y los dispositivos de sujeci¨®n. El doctor les dio un volante con Prioridad 1, una categor¨ªa que, seg¨²n la normativa gallega, se otorga a una intervenci¨®n quir¨²rgica que ¡°no admite una demora superior a 30 d¨ªas¡±. Y les avanz¨® tambi¨¦n que en unos 15 d¨ªas, es decir, en la semana del 10 de febrero, les dar¨ªan la cita. Hasta hoy esa citaci¨®n no se ha producido. ¡°He llamado en repetidas ocasiones a Traumatolog¨ªa del hospital Montecelo [el centro donde est¨¢n las consultas] pero seguimos sin fecha de intervenci¨®n. He interpuesto hasta cuatro reclamaciones v¨ªa atenci¨®n al paciente, ninguna de momento contestada¡±, describe Castro.
El pasado lunes la madre de Lucas habl¨® con el jefe de Cirug¨ªa Ortop¨¦dica y Traumatolog¨ªa del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra para ¡°rogarle que atendieran esta semana ya¡± a su hijo. El jefe de servicio, apunta Castro, le respondi¨® que ¡°era imposible de momento¡±. Tambi¨¦n, a?ade ella, le advirti¨® de que tampoco se puede ya extraer la escayola y las sujeciones de manera ambulatoria, porque ¡°hay una alt¨ªsima probabilidad de que las agujas est¨¦n enterradas en la carne y ya no se puede tirar de ellas; hay que abrir y buscarlas para sacarlas¡±. ¡°Eso no deber¨ªa haber pasado si se hubieran quitado hace mes y medio, como deb¨ªa haber sido¡±, lamenta.
Pictogramas para entrar en quir¨®fano
Lucas lleva semanas descentrado, ansioso. Lo aprecia su familia, sus maestros, sus terapeutas. Su madre vislumbra que su recuperaci¨®n ser¨¢ dura y teme que en el brazo del peque?o pueda estar gest¨¢ndose incluso una infecci¨®n. Si as¨ª fuera, ¨¦l tampoco se quejar¨ªa. ¡°El cr¨ªo no quiere quitarse el cabestrillo ni para dormir porque le da miedo verse el brazo escayolado. Esto supone que desde el 27 de diciembre no ha movido el brazo ni un cent¨ªmetro, as¨ª que cuando se lo quiten todo vamos a tener que ir a un fisioterapeuta¡±, explica Castro.
Por el trastorno que padece, Lucas tiene una tarjeta AA, el salvoconducto que deber¨ªa abrirle todas las puertas en la sanidad gallega para minimizar las esperas. Ni siquiera esa condici¨®n ha servido para ahorrarle el trance que est¨¢ pasando. Seg¨²n le han dicho a su familia en el Servicio de Traumatolog¨ªa, tampoco ser¨¢ posible que le avisen con tiempo de la fecha de la operaci¨®n, un requisito imprescindible para un ni?o como Lucas. Por su trastorno, el peque?o requiere una preparaci¨®n especial para todo episodio que desborde sus rutinas.
Para afrontar la operaci¨®n con la que los m¨¦dicos escayolaron el brazo de Lucas, la terapeuta del peque?o, Esther Medra?o, le dise?¨® un documento que explica el proceso como un cuento, con pictogramas, fotos y frases muy cortas. Se titula Historia de un brazo m¨¢gico. Lucas es un valiente superh¨¦roe que va al hospital para cambiar su brazo m¨¢gico. All¨ª le colocan ¡°una m¨¢scara espacial¡± para respirar. Tras esta concienzuda preparaci¨®n, cuenta su madre, el ni?o se coloc¨® con entusiasmo la mascarilla con la que en quir¨®fano le pusieron la anestesia: ¡°Le encantan los astronautas¡±.
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