Acuerdo fiscal Iglesia-Estado: el monte ha parido un rat¨®n
Sin despreciar lo acordado sobre el impuesto municipal de construcciones, instalaciones y obras (ICIO), no se han tocado otros incontables privilegios de la instituci¨®n cat¨®lica en Espa?a
Dig¨¢moslo en el lat¨ªn de la f¨¢bula de Horacio, como gustar¨ªa a los obispos que a¨²n hablan la lengua de Cicer¨®n: Parturient montes, nascetur ridiculus mus (¡°parir¨¢n los montes; nacer¨¢ un rid¨ªculo rat¨®n¡±). Como en la leyenda, la parafernalia comunicativa de prelados y Gobierno es extravagante. Sin despreciar lo acordado sobre el impuesto municipal de construcciones, instalaciones y obras (ICIO), ni se han tocado los incontables privilegios de la Iglesia romana en Espa?a, ni los ayuntamientos logran grandes beneficios. Como ocurri¨® con la exenci¨®n del IVA, la ¡°renuncia¡± anunciada esta ma?ana es, de nuevo, una exigencia fiscal insoslayable para la Iglesia cat¨®lica. La legislaci¨®n estatal y de la Uni¨®n Europea solo contempla tres excepciones a ese impuesto: las obras ejecutadas por el Estado, las comunidades aut¨®nomas o las entidades locales, y no en todos los casos.
No es casualidad que el anuncio del acuerdo llegue en plena campa?a de la Conferencia Episcopal para excitar a sus fieles a marcar una equis confesional en las declaraciones de la renta (IRPF). Es la ¨²nica instituci¨®n que goza de ese privilegio, por el que en 2023 recibe de Hacienda 320,7 millones sin que los cat¨®licos pongan nada de su bolsillo (¡°ni pagas m¨¢s, ni te devuelven menos¡±, dice la propaganda). En la terminolog¨ªa cl¨¢sica, semejante casilla podr¨ªa denominarse como el fisco episcopal, a la manera como en el Imperio Romano se apartaba en un canasto los impuestos (fiscus imperial) para sostener los fastos del emperador y su corte.
El acuerdo parece ofrecer otros mensajes. Por parte de los prelados, sumidos en una grave crisis de imagen y moralidad, pueden presumir de que se desprenden de regal¨ªas poco edificantes y mal vistas en el Vaticano, donde el papa Francisco no para de insistir en que los quiere pobres para los pobres y oliendo a oveja (en reciente entrevista, con motivo de sus diez a?os en el pontificado, ha vuelto a recordar que no fue con un cheque del banco del C¨¦sar con lo que Jes¨²s envi¨® a sus ap¨®stoles a anunciar el reino de Dios). Y por parte del PSOE, que lleva d¨¦cadas prometiendo la denuncia de los Acuerdos contra¨ªdos con el Vaticano en 1976 y 1979, o al menos una reforma profunda, estar¨ªa indicando que alg¨²n paso da en esa direcci¨®n.
En todo caso, los privilegios de la Iglesia Cat¨®lica siguen siendo descomunales. Organizaciones como Europa Laica y el sindicato Comisiones Obreras calculan que recibe del Estado en torno a 10.000 millones anuales. Sin duda, como argumentan los prelados, muchas de esas partidas son ahorros que se hace el Estado: en sanidad, en educaci¨®n, en asistencia social... Otras partidas tienen menos justificaci¨®n, como los miles de millones destinados a salarios de obispos y sacerdotes, a pagar a decenas de miles de profesores de catolicismo y a cientos de capellanes en c¨¢rceles, hospitales, cementerios, universidades o cuarteles, aparte el ahorro por disfrutar de un para¨ªso fiscal casi pleno, en torno a 4.000 millones de euros, de los que la partida m¨¢s llamativa es el IBI.
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