Jos¨¦ Manuel G¨®mez Ben¨ªtez: ¡°La negociaci¨®n sirvi¨® para debilitar a ETA y separarla de Batasuna¡±
¡°A Thierry no le interesaban los presos, sino forzar el acuerdo pol¨ªtico¡±, afirma el jurista que negoci¨® con la banda en 2006 y 2007
¡°El proceso negociador sirvi¨® para conocer mejor a ETA, debilitarla y separarla de Batasuna. En mi opini¨®n, all¨ª empez¨® el final de ETA¡±. Es la conclusi¨®n de Jos¨¦ Manuel G¨®mez Ben¨ªtez, jefe de la delegaci¨®n gubernamental en la etapa final del proceso negociador con la organizaci¨®n terrorista. Con motivo del quinto aniversario de la disoluci¨®n de ETA, que se cumple el pr¨®ximo mayo, desvela durante un encuentro con EL PA?S su papel en aquellos hechos, aporta nuevas revelaciones y rescata del olvido aquel acontecimiento hist¨®rico.
G¨®mez Ben¨ªtez (Jaca, 74 a?os), jurista y exmiembro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), se incorpor¨® en septiembre de 2006 a la delegaci¨®n gubernamental constituida por Jes¨²s Eguiguren y Javier Moscoso tras la tregua de ETA declarada en marzo de aquel a?o. Lo decidi¨® el entonces ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, con el benepl¨¢cito del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, para reforzarla con un experto en derecho penal y de probada capacidad negociadora. Su misi¨®n era evitar la ruptura del proceso dialogado, que se encontraba en riesgo.
G¨®mez Ben¨ªtez se estren¨® en la ronda de conversaciones del 26, 27 y 28 de septiembre de 2006 en Ginebra. El di¨¢logo estaba encallado por la interpretaci¨®n que ETA hac¨ªa del preacuerdo de Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, y Eguiguren que propici¨® la declaraci¨®n de tregua y el di¨¢logo. ¡°La interpretaci¨®n de ETA era imposible de cumplir. Con tregua exig¨ªa al Gobierno bloquear las detenciones, las ¨®rdenes de entrega internacionales y los procesos judiciales. ETA amenazaba con congelar la negociaci¨®n¡±, recuerda G¨®mez Ben¨ªtez. Pero lo fundamental de aquellas reuniones, prosigue, fue la supeditaci¨®n del proceso, impuesta por Javier L¨®pez Pe?a, Thierry, frente a Josu Ternera, a un acuerdo pol¨ªtico previo sobre el Pa¨ªs Vasco entre el Gobierno y ETA. Y a?ade: ¡°Comprobamos poco despu¨¦s que esta soluci¨®n pol¨ªtica consist¨ªa en la incorporaci¨®n de Navarra al Pa¨ªs Vasco mediante un ¨²nico Estatuto de autonom¨ªa, aprobado en un referendo y con el voto cautivo del PSE¡±.
G¨®mez Ben¨ªtez valor¨® las tensiones entre Josu Ternera, defensor de la negociaci¨®n, y Thierry, que quer¨ªa imponer su propuesta pol¨ªtica. Cuando en la siguiente ronda de reuniones del 11 y 15 de diciembre en Oslo ¡ªpor mediaci¨®n del Gobierno noruego¡ª apareci¨® Thierry sin Josu Ternera, concluy¨® que los contrarios a la negociaci¨®n se hab¨ªan hecho con el control de ETA. G¨®mez Ben¨ªtez revela que en ese momento su delegaci¨®n perfil¨® una estrategia: ¡°Intentar que Batasuna rompiera su dependencia de ETA. Ese ser¨ªa, a nuestro entender, el principio del final de ETA. Tratamos de demostrar a Batasuna que pod¨ªan intervenir como actores pol¨ªticos si se distanciaban de ETA y que a Thierry no le interesaban propuestas sobre Batasuna y los presos. Solo le interesaba el acuerdo pol¨ªtico¡±.
El negociador revela c¨®mo en una de las conversaciones secretas con Thierry, este le propuso una v¨ªa de desbloqueo: ¡°Que nosotros dos, en nombre del Gobierno y ETA, tuvi¨¦ramos una reuni¨®n secreta con un representante de Batasuna e intent¨¢ramos un acuerdo pol¨ªtico que no se divulgar¨ªa y se depositar¨ªa en el Centro Mediador Henry Dunant o en el Vaticano. Le contest¨¦ que se lo trasladar¨ªa al Gobierno. No hubo respuesta porque a los 15 d¨ªas, ETA estall¨® una bomba en la T-4 de Barajas [el 30 de diciembre de 2006], que asesin¨® a dos inmigrantes ecuatorianos¡±.
G¨®mez Ben¨ªtez cree que ETA no pretend¨ªa romper la negociaci¨®n sino condicionarla. ¡°Thierry nos dijo que quer¨ªan demostrar que no estaban derrotados y forzar al Gobierno a ceder ante sus propuestas. Consiguieron el efecto inverso en el Gobierno y abrieron una brecha profunda con Batasuna, que fue muy cr¨ªtica con el atentado¡±.
Tras el coche bomba de la T-4, ETA envi¨® mensajes al Gobierno a trav¨¦s del Centro Henri Dunant. Insist¨ªa en que pretend¨ªa reanudar las conversaciones. ¡°Adem¨¢s, el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, y dirigentes del Sinn F¨¦in insistieron en que no rompi¨¦ramos el contacto. Ellos lo mantuvieron, pese a los atentados, cuando negociaron la paz con el IRA que concluy¨® con el Acuerdo de Viernes Santo¡±.
Salvar la situaci¨®n
G¨®mez Ben¨ªtez, como jefe de la delegaci¨®n, fue el encargado de trasladar la posici¨®n del Gobierno a Thierry durante los encuentros del 30 y 31 de marzo y del 1 de mayo de 2007: ¡°Mis primeras palabras fueron que con el atentado hab¨ªan roto la negociaci¨®n. Les dije que no est¨¢bamos en proceso de paz ni ten¨ªan protecci¨®n como negociadores; que asist¨ªa al contacto solo para exigirles un comunicado que demostrara que en ETA se hab¨ªa impuesto la negociaci¨®n sin violencia¡±.
¡°ETA respondi¨® ¡ªrelata G¨®mez Ben¨ªtez¡ª que la ¨²nica forma de salvar la situaci¨®n era una estrategia pol¨ªtica com¨²n y un acuerdo de no agresi¨®n por parte del Gobierno. Yo sab¨ªa que no agresi¨®n era no detener, etc... No entr¨¦ en ese debate. No acept¨¦ nada y les emplac¨¦ a emitir un comunicado que demostrara que en ETA se hab¨ªa impuesto la v¨ªa no violenta¡±.
La banda terrorista public¨® el comunicado en mayo comprometi¨¦ndose a negociar sin violencia. ¡°Su publicaci¨®n, pese a sus matices preocupantes, y cinco meses sin atentados ni contrapartidas por nuestra parte decidieron al Gobierno a aceptar la propuesta del Centro Henri Dunant para celebrar otra ronda de conversaciones en mayo de 2007 en Ginebra¡±, relata G¨®mez Ben¨ªtez.
Las reuniones se celebraron entre el 14 y 16 de mayo con dos mesas simult¨¢neas: una pol¨ªtica entre Batasuna y PSE, y otra t¨¦cnica del Gobierno y ETA, con observadores internacionales: Jonathan Powell, jefe de Gabinete de Tony Blair; representantes del Sinn F¨¦in, del Gobierno noruego y del Centro Henri Dunant. G¨®mez Ben¨ªtez reconoce que la situaci¨®n era muy complicada porque el acuerdo con ETA era pr¨¢cticamente imposible y ten¨ªa, a su vez, supeditada a Batasuna. Su objetivo en las reuniones era demostrar a Batasuna la imposibilidad de acordar con ETA ante los observadores internacionales. Por ello, cree que fue un error que el Gobierno y ETA no intervinieran en la mesa pol¨ªtica del PSE y Batasuna. Confiesa que Jonathan Powell, que ten¨ªa mucha experiencia negociadora en Irlanda del Norte, se lo reconoci¨® tras la primera sesi¨®n y vaticin¨® que acabar¨ªan rompiendo.
Tras conversar con Powell, se reuni¨® informalmente con representantes de Batasuna para evitar que esta ruptura se produjera. ¡°Entonces decid¨ª empezar las reuniones entre el Gobierno y ETA para demostrar a Batasuna que sin un avance con ETA en temas ajenos al acuerdo pol¨ªtico este, en caso de ser posible, ser¨ªa in¨²til. Fueron las reuniones m¨¢s tensas que mantuve. Thierry no estaba interesado en los presos sino en forzar el acuerdo pol¨ªtico¡±.
La siguiente reuni¨®n entre el PSE y Batasuna termin¨® sin acuerdo y se rompi¨® la negociaci¨®n. G¨®mez Ben¨ªtez se?ala: ¡°ETA ya hab¨ªa anunciado que si los partidos no llegaban en esa reuni¨®n al acuerdo pol¨ªtico que pretend¨ªa imponer, la negociaci¨®n quedar¨ªa rota¡±. ETA insist¨ªa en la uni¨®n de Navarra con Euskadi por un referendo a plazo fijo y con el PSE comprometido.
G¨®mez Ben¨ªtez revela que hizo un ¨²ltimo esfuerzo para salvar la negociaci¨®n. Convoc¨® a la ma?ana siguiente a los mediadores internacionales y al PSE. ¡°Me salt¨¦ las instrucciones de Rubalcaba de no implicar al Gobierno en la negociaci¨®n pol¨ªtica. Hab¨ªa que intentarlo. Los mediadores y observadores trasladaron la propuesta a ETA y a Batasuna. Luego nos dijeron que [el l¨ªder de Batasuna Arnaldo] Otegi mantuvo que hab¨ªa que seguir, pero Thierry dijo que se hab¨ªa acabado. El posicionamiento de Otegi frente a ETA demostr¨® que el esfuerzo hab¨ªa merecido la pena¡±.
G¨®mez Ben¨ªtez defiende la utilidad del proceso negociador: ¡°Sirvi¨® para conocer mejor a ETA, debilitarla y separarla de Batasuna. All¨ª empez¨® el final de ETA¡±. En l¨ªnea con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Alfredo P¨¦rez Rubalcaba precisa que ¡°con el atentado de la T-4 comenz¨® el enfrentamiento de Batasuna y ETA. Para ello fue importante tambi¨¦n el proceso negociador con ETA de 2006 y 2007, como mostr¨® la posici¨®n de Otegi favorable a la negociaci¨®n y en contra de la ruptura impuesta por ETA¡±.
En 2009, las bases de Batasuna, a propuesta de Otegi, votaron el rechazo a la violencia y en 2011 fue legalizada porque sus nuevos estatutos la rechazaban. ¡°El final del terrorismo en 2011 sin ninguna contrapartida del Gobierno de Zapatero y la disoluci¨®n de ETA en 2018 no me sorprendieron. Era cuesti¨®n de tiempo. ETA hab¨ªa salido muy tocada policial y pol¨ªticamente de la negociaci¨®n de 2006 y 2007 al perder el apoyo de Batasuna¡±.
G¨®mez Ben¨ªtez comprend¨ªa que ¡°la mayor¨ªa de las v¨ªctimas no aceptaban el mero hecho de la negociaci¨®n con ETA¡±. ¡°Respetaba su sufrimiento, pero asum¨ª su incomprensi¨®n porque lo que me movi¨® fue evitar m¨¢s v¨ªctimas¡±. Y se muestra muy cr¨ªtico con la derecha pol¨ªtico-medi¨¢tica. ¡°Su campa?a contra la negociaci¨®n fue furibunda sin saber a¨²n de qu¨¦ habl¨¢bamos. Tuve la sensaci¨®n de que prefer¨ªa que ETA siguiera matando antes de aceptar que el PSOE consegu¨ªa acabar de forma negociada con el terrorismo cuando Aznar lo hab¨ªa intentado con el apoyo del PSOE¡±.
Revela que debido a los ataques personales que recibi¨® desde ese ¨¢mbito, P¨¦rez Rubalcaba le reforz¨® la escolta. ¡°Mi seguridad no solo peligraba por ETA; tambi¨¦n por la extrema derecha. Sufr¨ª una campa?a de desprestigio personal, incluidas informaciones falsas sobre mis intervenciones. Me calificaron de vendepatrias y me pusieron una querella por cooperaci¨®n con banda armada que el Tribunal Supremo desestim¨®¡±.
G¨®mez Ben¨ªtez concluye: ¡°El encanallamiento de la vida pol¨ªtica, la polarizaci¨®n en vez del debate racional, la desatenci¨®n al legado a transmitir a los j¨®venes, la ausencia de sentido de Estado y de la historia, y su sustituci¨®n por la pugna entre intereses puramente partidistas han provocado que la derecha no quiera reconocer que fueron otros, no ellos, quienes acabaron con ETA¡±.
¡°Para ellos, matar solo era un medio para conseguir un fin¡±
“La impresión que me causaron desde el principio fue que su fuerza consistía, sobre todo, en su convicción sin fisuras y en la ausencia de límites a su voluntad. Para ellos matar no era más que un medio para conseguir un fin”. Así desgrana el negociador Gómez Benítez su impresión sobre los dirigentes de ETA con los que compartió muchas horas entre septiembre de 2006 y mayo de 2007. “Para entenderlos —continúa— era imprescindible dejarlos hablar mucho tiempo. Su vida en clandestinidad provocaba que sus discursos fueran confusos, reiterativos. No estaban acostumbrados a exponerlos más que ante ellos y con muchas limitaciones. Solían repetir mensajes simples, propagandísticos”.
El negociador comprobó que consideraban su actividad como “una mezcla de milicia, trabajo y actividad mercantil”. Por ejemplo, cuando les reprochó el incumplimiento del compromiso de no cobrar el “impuesto revolucionario”, contestaron que lo exigían a quienes no lo habían pagado antes de la tregua. “Lo decían con la lógica de quienes son acreedores legítimos de una deuda”.
Gómez Benítez distingue entre Josu Ternera y Thierry. Confiesa que “Ternera tenía capacidad política y confiaba en la negociación como vía”. De Thierry dice que “además de nada dotado para negociar era extremadamente violento”. Cuenta cómo un atardecer, tras muchas horas de reuniones, los negociadores gubernamentales se sentaron a charlar al aire libre. “A los pocos minutos oímos unos gritos. Thierry gritaba ‘¡evacuación, evacuación!’ mientras corría hacia nosotros y detrás de él un mediador. Zarandeó a uno de los nuestros y hubo que contenerlo. Su reacción fue consecuencia de una broma intrascendente de un mediador que entendió como una amenaza a su seguridad”.
El negociador recuerda que una de las frases favoritas del jefe etarra era “si esto no avanza, ya sabéis... pum, pum, patas arriba”, mientras simulaba una pistola con su mano. “Su tendencia a poner muertos y amenazas de muerte sobre la mesa era patológica hasta que un día, al decir que habían tenido en el punto de mira a un juez de la Audiencia Nacional, me harté y le dije que si volvía a hacerlo no volvían a vernos. Lo dejó sin palabra. No volvió a hacerlo”. Y recuerda: “Poco antes de la ruptura me dijo que las armas del Gobierno eran la detención y la prisión, y las de ellos, las pistolas y que si a él le detenían, ya sabía qué me pasaría a mí”.
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