Ram¨®n Tamames: ¡°Rufi¨¢n vino a saludarme y Arrimadas me confes¨®: ¡®Yo te votar¨ªa, pero no puedo¡±
El candidato de Vox cuenta los entresijos de la moci¨®n de censura m¨¢s ins¨®lita de la democracia espa?ola
Cinco semanas despu¨¦s de protagonizar la moci¨®n de censura m¨¢s ins¨®lita de la democracia espa?ola, Ram¨®n Tamames (Madrid, 1933) no se arrepiente de haber servido de mascar¨®n de proa a una iniciativa de Vox condenada de antemano al naufragio. ¡°Me lo pas¨¦ en grande¡±, resume su experiencia de aquellos 21 y 22 de marzo, cuando el Congreso se convirti¨® en plat¨® de un espect¨¢culo televisivo con m¨¢s espectadores (8,9 millones en la primera jornada) que el cl¨¢sico Madrid-Bar?a que se jug¨® 20 d¨ªas antes en el Santiago Bernab¨¦u, que se divisa desde su casa.
Al contrario de lo que opinaron la mayor¨ªa de los comentaristas, ¨¦l no cree que el debate sirviera de bal¨®n de ox¨ªgeno a Pedro S¨¢nchez. ¡°No lo creo. Sobre todo, porque habl¨® demasiado largo y con poco contenido. Yo aguant¨¦ mecha, me pod¨ªa haber irritado, pero cuando termin¨® se lo dije de buenas maneras: ha hablado usted una hora y 40 minutos. Es una barbaridad. Asimov cont¨® la historia del Imperio romano en un librito de 300 p¨¢ginas¡±.
Pregunta. Usted se salt¨® muchos p¨¢rrafos del discurso que tra¨ªa preparado.
Respuesta. Muchos.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque lo vi demasiado largo. Ten¨ªa 31 p¨¢ginas y ley¨¦ndolas te puedes morir. Antes estaba en 50, lo dej¨¦ en 30 y empec¨¦ por la parte hist¨®rica, luego abandon¨¦ la lectura y lo utilic¨¦ solo como guion. En total, mi intervenci¨®n debi¨® ocupar unas 15 p¨¢ginas, la mitad de lo que tra¨ªa escrito.
En realidad, su discurso ya se conoc¨ªa. Lo public¨® la semana anterior eldiario.es Recuerda que encaj¨® la filtraci¨®n como un golpe. ¡°Una especie de ?pum!, un toque importante. Pero en unos segundos se fue aplanando [su estado de ¨¢nimo] y hasta me permit¨ª decir que era como si a los alumnos les adelantas el esquema antes de soltarles la lecci¨®n¡±. Sigue sin saber qui¨¦n lo filtr¨®, porque ¡°se mand¨® a bastante gente para que sugiriera cosas¡±, pero cree que, si alguien quiso ¡°causar da?o, no lo logr¨®¡±.
No fue ese el momento m¨¢s delicado en las semanas previas al debate, reconoce, sino cuando EL PA?S public¨® una entrevista que dejaba en evidencia el abismo que separaba a Vox de su candidato en temas como la ilegalizaci¨®n de los partidos nacionalistas o el cambio clim¨¢tico. ¡°Fue tremendo el impacto [que tuvo] en ellos¡±, dice, aludiendo a los dirigentes del partido. ¡°No voy a entrar en detalles, pero esa entrevista hizo pensar a muchos [en la c¨²pula de Vox] que no era bueno seguir adelante. Y creo que hicieron bien en seguir adelante¡±, apostilla, cerr¨¢ndose en banda ante nuevas preguntas al respecto.
Finalmente, lleg¨® el d¨ªa D. Tamames, de 89 a?os, hab¨ªa sido diputado ocho a?os ¨Dprimero por el PCE y luego por Izquierda Unida¨D, pero no hab¨ªa vuelto al Congreso desde hac¨ªa m¨¢s de tres d¨¦cadas. De su ¨¦poca solo quedaban dos ujieres, a los que salud¨®, y not¨® que el clima pol¨ªtico era menos amistoso que entonces, ¡°con m¨¢s veneno en el ambiente¡±.
Pese a ello, el debate no fue tan ¡°cruento¡± como tem¨ªa. Lo atribuye a que la presidenta de la C¨¢mara, Meritxell Batet, ¡°lo hizo muy bien¡±. Y a que los diputados ¡°enseguida tomaron cierto respeto por el candidato; salvo Patxi L¨®pez, que se puso mitinero y pens¨¦ que le daba un infarto¡±.
Pregunta. ?La intervenci¨®n de L¨®pez fue la que m¨¢s le molest¨®?
Respuesta. No, porque lo conozco y s¨¦ c¨®mo es. El que m¨¢s me molest¨® inicialmente fue [Gabriel] Rufi¨¢n, que habl¨® de unos diputados de Vox que ten¨ªan unos antecedentes tal y cual [militaron en grupos violentos de extrema derecha durante la Transici¨®n] y yo no pod¨ªa defenderlos porque no era esa mi misi¨®n y, adem¨¢s, no los conozco. Eso me incomod¨® bastante y ¨¦l debi¨® darse cuenta, porque la segunda vez que intervino se par¨® al pasar a mi lado, me tendi¨® la mano y yo se la di.
P. ?Qu¨¦ le dijo?
R. Nada. Me salud¨® como quien saluda a un viejo amigo. Sonri¨® y nada m¨¢s.
El portavoz de ERC no fue el ¨²nico en saludarle. El de Podemos, Pablo Echenique, se disculp¨® porque estaba resfriado y no iba a asistir por la tarde. Y asegura que la exl¨ªder de Ciudadanos, In¨¦s Arrimadas, le hizo una confesi¨®n: ¡°Yo te votar¨ªa, pero no puedo porque tengo un problema ahora, como sabes¡±.
Quien no se acerc¨® a saludarle ¡ª¨¦l pas¨® el d¨ªa sentado en el esca?o de Santiago Abascal¨D fue Pedro S¨¢nchez, lo que le pareci¨® una falta de respeto parlamentario. ¡°Me dicen que, cuando el debate termin¨® y nos ¨ªbamos a retirar, el presidente inici¨® el camino hacia m¨ª, pero lo par¨® [el ministro de Presidencia, F¨¦lix] Bola?os y se dio la vuelta. Me extra?¨® que no me saludara, porque yo era el candidato¡±. Tampoco le gust¨® que la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, aprovechara el debate para presentar su nueva fuerza pol¨ªtica, Sumar: ¡°Habl¨® m¨¢s de una hora y dediqu¨¦ tres minutos a contestarle. Estaba fuera de lugar¡±.
Al duelo inicial entre Santiago Abascal y Pedro S¨¢nchez asisti¨® ¡°con resignaci¨®n¡±, sumido en ¡°una cosa parecida al nirvana¡±, tal vez contemplando las pinturas de la zona cenital del hemiciclo, que admira, aunque ¡°procuraba seguir el hilo¡±, asegura. ¡°Esto no tiene una duraci¨®n indefinida. Antes o despu¨¦s tiene que terminar¡±, se dec¨ªa a s¨ª mismo. Aunque lo m¨¢s duro fue la sesi¨®n de la tarde, cuando escuch¨® mudo a 20 portavoces porque, si le contestaba a uno, ¡°ten¨ªa que contestar a todos¡±. El segundo d¨ªa, admite, ¡°ya la cosa iba cuesta abajo¡±, ¨¦l mismo lo not¨®.
Aunque la culminaci¨®n del debate era la votaci¨®n de su candidatura, Tamames no lleg¨® a pedir el voto a los diputados. ¡°No lo ped¨ª porque hubiera sido irreal. Yo no ten¨ªa la idea de llegar a La Moncloa. Era m¨¢s bien un repaso de los males de la patria, como dec¨ªa Lucas Mallada¡±. Lo que s¨ª pens¨® fue pedir que el voto fuera secreto, ¡°porque a alguien podr¨ªa haber convencido¡±. Solo convenci¨® al exdiputado de Ciudadanos Pablo Cambronero. ¡°El segundo d¨ªa apareci¨® y me dijo: ¡®Yo te voy a votar¡¯. ¡®Muchas gracias¡¯, le contest¨¦¡±.
Tras el debate, se fotografi¨® en el hemiciclo con los 52 diputados del grupo de Abascal. ¡°Me aplaudieron mucho como era su obligaci¨®n, en cierto modo, porque al fin y al cabo yo era su candidato, aunque fuera independiente. Todas las se?oras de Vox vinieron a saludarme¡±. ?Y los se?ores? ¡°Tambi¨¦n¡±.
En los d¨ªas siguientes recibi¨® cientos de cartas, hasta 350 en una jornada. Todav¨ªa hoy, asegura, muchos lo paran por la calle. ¡°Lo que no ha habido es nadie que me grite: ¡®?Fascista, defendiendo a Vox!¡¯ y cosas as¨ª. La gente es bastante educada¡±. Hace 10 d¨ªas, cuando iba a un restaurante, se detuvo a su lado un veh¨ªculo de la Polic¨ªa Municipal de Madrid. ¡°Pensaba que iban a ponerme una multa. ¡®?Qu¨¦ pasa?¡¯, les dije. ¡®Nada don Ram¨®n, queremos hacernos una foto con usted¡±.
El d¨ªa del debate fue el ¨²ltimo en que coincidi¨® con su amigo Fernando S¨¢nchez Drag¨®, sentado en la tribuna de invitados. Fue ¨¦l quien, unos meses antes, le hab¨ªa enviado un enigm¨¢tico correo electr¨®nico: ¡°Te voy a plantear un asunto importante que tienes que estudiar¡±. Al d¨ªa siguiente, lo llam¨® y le dio la sorpresa de su vida, al proponerle ser candidato de la moci¨®n de censura de Vox. Cuando acab¨® todo, el escritor le llam¨® por tel¨¦fono: ¡°Estaba muy contento. Quedamos a comer. Ya no pudo ser¡±. S¨¢nchez Drag¨® muri¨® de un infarto el d¨ªa 10. En su entierro, Tamames salud¨® a Abascal, a quien no hab¨ªa vuelto a ver desde la sesi¨®n del Congreso.
Asegura que el objetivo de la moci¨®n de censura se cumpli¨® ¡°largamente¡± y que los problemas que plante¨® (el agua, la vivienda, la lengua) siguen en primer plano de la agenda pol¨ªtica. Ahora le da vueltas a la posibilidad de presentar, antes de las elecciones generales, ¡°unas recomendaciones de m¨ªnimos democr¨¢ticos y eficacia por el bien del pa¨ªs¡±. De momento, su discurso en el Congreso, el texto completo, lleva m¨¢s de 500 ejemplares vendidos, versi¨®n Kindle, a trav¨¦s de Amazon por 4,74 euros.
Pregunta. ?Se plantea la posibilidad de presentarse a las elecciones?
Respuesta. No he pensado en eso. No he tenido ninguna oferta.
P. ?Y si alguien se lo pide?
R. Nunca digo de esta agua no beber¨¦.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.