Corinna Larsen reclama ante la justicia brit¨¢nica 146 millones de euros al rey em¨¦rito por el presunto acoso sufrido
Los abogados de Juan Carlos I piden a la justicia brit¨¢nica que rechace la demanda porque ¡°no tiene posibilidades reales de salir adelante¡±
El juicio que enfrenta a Juan Carlos I y la mujer con la que mantuvo una relaci¨®n amorosa durante m¨¢s de una d¨¦cada, Corinna Larsen, ha regresado a la parte noble del majestuoso edificio g¨®tico de los Reales Tribunales de Justicia, en Londres. La sala 13, abundante en madera y vidrieras, y llena de anaqueles con la jurisprudencia acumulada del derecho com¨²n brit¨¢nico, ha reunido este martes a 35 personas, entre abogados, relaciones p¨²blicas, periodistas, la jueza Rowena Collins Rice, y la propia Larsen, que no ha dejado de tomar notas y comentar con su equipo a lo largo de la sesi¨®n. La ¨²nica revelaci¨®n novedosa de la sesi¨®n ha sido, finalmente, la cantidad que Larsen reclama por los supuestos da?os psicol¨®gicos sufridos: 126 millones de libras esterlinas (unos 146 millones de euros). Los abogados de Juan Carlos I piden a la justicia brit¨¢nica que rechace la demanda con el argumento de que ¡°no tiene posibilidades reales de salir adelante¡±.
El proceso civil se halla a¨²n en una fase inicial, en la que deben dilucidarse cuestiones preliminares. Pero la sensaci¨®n de esta vista, que se prolongar¨¢ durante cuatro d¨ªas, es la de un momento definitivo, casi resolutorio. Una vez aclarada la cuesti¨®n de la inmunidad de Juan Carlos I, que la justicia brit¨¢nica ha reconocido para todos aquellos actos o maniobras contra Larsen que hubiera realizado cuando a¨²n era jefe de Estado, antes de su abdicaci¨®n el 19 de junio de 2014, el nuevo equipo jur¨ªdico del rey em¨¦rito ha querido ir a por todas. Ha reclamado que la jueza se pronuncie sobre una bater¨ªa de alegaciones destinadas a tumbar el caso antes de que comience a ser considerado. En primer lugar, porque las maniobras denunciadas por Larsen, seg¨²n el abogado Adam Wolanski, que ha comenzado la exposici¨®n en sala, no encajan con la definici¨®n de acoso (harassment, en el t¨¦rmino ingl¨¦s) que contempla la ley brit¨¢nica. En segundo lugar, porque el relato que constituye la denuncia ¡ªenmendado una y otra vez en los ¨²ltimos dos a?os¡ª carece de credibilidad, no contiene hechos o pruebas concretas que sostengan las acusaciones, aporta datos irrelevantes para la causa y supone un abuso del derecho procesal. ¡°La demanda presentada es totalmente incoherente, la presentan sin concretar los hechos y no tiene posibilidades reales de salir adelante¡±, afirma el texto presentado ante la jueza por los abogados de Juan Carlos I.
Wolanski ha dedicado toda la jornada, que correspond¨ªa a la defensa del rey em¨¦rito por haber sido acordado de ese modo entre los dos equipos jur¨ªdicos y la jueza, a desmontar las acusaciones de Larsen, que no pod¨ªa evitar mirar hacia la prensa espa?ola cuando los hechos relatados eran especialmente llamativos. Hasta una sonrisa se le ha escapado cuando el abogado ha vuelto a relatar que Juan Carlos I le pidi¨® matrimonio.
¡°Se trata de una compilaci¨®n de quejas, algunas realmente triviales, ocurridas a lo largo de 10 a?os. Y ni siquiera se?ala, en muchas de ellas, a Juan Carlos I¡±, dec¨ªa el abogado. De hecho, ha resaltado c¨®mo durante el tiempo en que habr¨ªan ocurrido algunos de los supuestos episodios de hostigamiento, Larsen segu¨ªa asegurando p¨²blicamente que manten¨ªa una gran amistad con el em¨¦rito.
¡°Sigue el dinero¡±
La ¨²nica revelaci¨®n novedosa de la sesi¨®n ha sido, finalmente, la cantidad que Larsen reclama por los supuestos da?os psicol¨®gicos sufridos: unos 146 millones de euros (126 millones de libras esterlinas). Pero esa cifra no deja de ser un desider¨¢tum, un ejercicio de voluntarismo y de c¨¢lculo arbitrario. La verdadera cifra en la que el abogado buscaba fijar la atenci¨®n de la jueza era el llamado ¡°regalo de Lucum¡±, como lo llamaba constantemente Wolanski. Los 65 millones de euros que Juan Carlos I don¨® ¡°de manera irrevocable¡± a Larsen, a trav¨¦s de la Fundaci¨®n paname?a Lucum. Cuando la relaci¨®n amorosa se quebr¨®, despu¨¦s de la inefable cacer¨ªa de Botsuana de abril de 2012 que irrit¨® a la mayor¨ªa de espa?oles, el rey em¨¦rito quiso recuperar su dinero. Fue a partir de ese momento cuando la empresaria alemana comenz¨® a sufrir, seg¨²n su propio relato, una campa?a de acoso y derribo contra su persona por parte del ¡°aparato del Estado¡± y de la prensa espa?ola. La respuesta, seg¨²n ha narrado este martes ante el tribunal brit¨¢nico el equipo jur¨ªdico del ex jefe de Estado, fue enviar hasta tres cartas intimidatorias a la Casa Real de Espa?a en las que amenazaba con tirar de la manta si no le ayudaban a poner freno al supuesto acoso. ¡°Una amenaza en toda regla. Dadme lo que pido o acudir¨¦ a la prensa para entregar un material incriminatorio que har¨¢ da?o a la Casa Real¡±, ha descrito Wolanski la maniobra de Larsen. ¡°Un chantaje (blackmail, en ingl¨¦s)¡±, ha asegurado el abogado en varias ocasiones.
¡°La demandante quiere que este tribunal le resuelva el litigio en torno al ¡®regalo de Lucum¡¯, y esto es un l¨ªo¡±, ha denunciado Wolanski.
El nuevo bufete contratado por Juan Carlos I, Velitor (la tercera firma jur¨ªdica a la que acude desde que comenz¨® el juicio), no ha querido dejar cabos sueltos ante una vista que podr¨ªa suponer, en el caso de que acierten en su estrategia y convenzan a la jueza, el punto final de un largo proceso civil en los tribunales brit¨¢nicos que ha erosionado la cartera y la reputaci¨®n del em¨¦rito y el prestigio de la monarqu¨ªa espa?ola. Wolanski ha se?alado tambi¨¦n que la jurisdicci¨®n inglesa no es la apropiada para tratar la demanda, por la diversidad geogr¨¢fica de los hechos narrados en ella y porque deber¨ªa ser en todo caso la justicia espa?ola la que ejerciera su competencia. Finalmente, las sucesivas correcciones a?adidas al texto de la demanda por parte de los abogados de Larsen ¡ªlas principales, a sugerencia del juez que vio en un principio el caso, Matthew Nicklin¡ª han convertido el relato en algo confuso y poco consistente, asegura Wolanski. Para colmo, denunciaba el abogado, la parte acusadora ha intentado colar por la puerta de atr¨¢s hechos relevantes para su acusaci¨®n que ocurrieron antes de la abdicaci¨®n, y que, por tanto, no deber¨ªan ser tenidos en cuenta.
El abogado que representa a Larsen comenzar¨¢ a intervenir a partir de este mi¨¦rcoles. Tiene por delante la ardua tarea de convencer a la jueza Collins de que hay razones legales y materiales para que el proceso siga su curso. La decisi¨®n, que podr¨ªa no conocerse hasta octubre, es una inc¨®gnita. A diferencia del derecho continental europeo, no debe ser necesariamente el mismo juez el que lleve el caso en todo momento. Nicklin dio se?ales de simpat¨ªa hacia la causa de Larsen. Collins, a la que ha tocado esta vista por reparto, ha sido una esfinge durante las largas horas de la primera sesi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.