Corinna Larsen acusa a Juan Carlos I de intentar usarla como testaferro de su fortuna oculta
La expareja sentimental de Juan Carlos I involucra al Grupo Eulen en su demanda de acoso en los tribunales brit¨¢nicos
La paciencia de los tres magistrados del Tribunal de Apelaci¨®n que estudia la demanda de Corinna Larsen contra Juan Carlos I era muy escasa este martes. Eleanor King, Ingred Simler (dos juezas) y Andrew Popplewell (un juez) han escuchado sin rechistar los argumentos desplegados por el abogado que representa al rey em¨¦rito, Thimothy Otty, mientras se revolv¨ªan inquietos y acosaban a preguntas y reproches a James Lewis, el jurista que representaba a la empresaria. No ha sido un buen d¨ªa para la estrategia jur¨ªdica de Larsen, y quiz¨¢ por casualidad, quiz¨¢ por precauci¨®n, ha sido la primera de todas las vistas de un juicio claramente medi¨¢tico de la que la expareja sentimental del exjefe del Estado espa?ol ha decidido ausentarse. Aun as¨ª, a trav¨¦s del escrito de sus abogados, ha soltado dos nuevas bombas de relojer¨ªa, en su estrategia de acoso y derribo. Ha acusado al rey em¨¦rito de intentar utilizarla como testaferro para ocultar su fortuna, y ha implicado al Grupo Eulen en su demanda de acoso.
¡°Este juicio est¨¢ teniendo un coste elevad¨ªsimo para ambas partes, es complejo y ocupa mucho tiempo de la administraci¨®n de Justicia. El rigor y la exactitud son importantes¡±, ha reprochado la jueza King a Lewis en uno de los momentos de mayor tensi¨®n de la jornada.
El objetivo de la vista era muy concreto. Los tres magistrados ten¨ªan que atender y estudiar el recurso de apelaci¨®n del equipo jur¨ªdico de Juan Carlos I contra la decisi¨®n del juez del caso, Matthew Nicklin, por la que negaba la inmunidad procesal al demandado durante el tiempo en que fue Jefe de Estado, hasta su abdicaci¨®n en junio de 2014. La demanda de Larsen incluye varios presuntos episodios de acoso y coacci¨®n contra ella desde 2012 hasta el 16 de octubre de 2020, cuando decidi¨® acudir a los tribunales brit¨¢nicos.
La defensa del rey em¨¦rito se ha aferrado en todo momento a un aparente error procesal de la parte contraria que puede acabar teniendo consecuencias graves en el desarrollo del proceso. Si en el relato previo de los hechos que configur¨® la demanda, el equipo jur¨ªdico de Larsen dejaba claro que el entonces director general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el general F¨¦lix Sanz Rold¨¢n, y operativos a sus ¨®rdenes hab¨ªan visitado, presionado y supuestamente amenazado a Larsen, en las correcciones posteriores de la demanda ya no se trataba ni del jefe m¨¢ximo de los esp¨ªas espa?oles ni de agentes del centro, sino de un amigo del rey em¨¦rito que actuaba a t¨ªtulo personal y de personal de una empresa privada de seguridad.
La sorpresa de Eulen
¡°Como hemos podido saber ahora, en la operaci¨®n de M¨®naco de 2012 [agentes enviados por Sanz Rold¨¢n hicieron una operaci¨®n de rastreo y limpieza en el apartamento de Larsen en esa ciudad], no se trataba de un equipo del CNI. Era un equipo del Grupo Eulen, fundado por otro amigo ¨ªntimo del demandado [el empresario David ?lvarez D¨ªez, fallecido en noviembre de 2015] y propietario de sus vi?edos favoritos [Bodegas Vega Sicilia]. Es una informaci¨®n muy relevante para ofrecer contexto a los actos previos a la abdicaci¨®n. No formaron parte de una operaci¨®n estatal, sino de una campa?a oculta del demandado para la que se apoy¨® en sus amigos¡±, aseguraba en su nuevo escrito el equipo jur¨ªdico de Larsen.
Los pasos dados por los abogados de la empresaria en los ¨²ltimos meses sugieren que han intentado cambiar a toda velocidad su estrategia jur¨ªdica para evitar la aplicaci¨®n de la Ley de Inmunidad de Estado de 1978, del Reino Unido. Es una cuesti¨®n procesal enrevesada, pero muy importante. Si quedara demostrado, como pretenden los abogados de Juan Carlos I y establecen los precedentes judiciales, que Sanz Rold¨¢n, sus hombres o el propio rey em¨¦rito actuaron ¡°bajo el color de la autoridad¡± ¡ªes decir, bajo una apariencia de actuar amparados por su rango de Estado¡ª, deber¨ªa aplicarse la inmunidad procesal. Y si, como deriva de esta decisi¨®n, quedaran descartados del juicio todos los actos previos a la abdicaci¨®n que contempla la demanda, resultar¨ªa muy complicado sostener toda la narrativa con la que se argumenta el caso.
¡°El juez tuvo ante s¨ª una demanda en la que no hab¨ªa espacio para la ambig¨¹edad. Dejaba muy clara la constante participaci¨®n del CNI, y todo eso lleva hacia la inmunidad procesal¡±, defend¨ªa el abogado Otty.
Porque el pecado original de la estrategia del equipo jur¨ªdico de Larsen puede estar nada menos que en una maniobra procesal chapucera. El juez Nicklin, claramente convencido desde un principio de que Juan Carlos I no gozaba de inmunidad procesal ni antes ni despu¨¦s de su abdicaci¨®n, sugiri¨® in voce a los letrados de Larsen ¡ªen plena sala, sin reclamar un procedimiento formal de enmienda¡ª que cambiaran ligeramente su texto para dejar claro que Sanz Rold¨¢n actu¨® a t¨ªtulo personal. Los abogados captaron al vuelo la jugada, y enmendaron la demanda. Si ya no estaba el CNI de por medio, quedaba descartada la inmunidad del rey em¨¦rito, porque cualquiera de sus presuntas fechor¨ªas ya no la habr¨ªa realizado ¡°bas¨¢ndose en su funci¨®n p¨²blica¡±.
Una sesi¨®n tensa
Si el abogado que representaba al rey em¨¦rito ten¨ªa duras palabras para definir esa maniobra ¡ª¡±un instrumento forzado y con mala fe¡±¡ª, los tres magistrados del Tribunal de Apelaci¨®n mostraban tambi¨¦n su desagrado con una extravagancia procesal que a?ad¨ªa confusi¨®n al caso. ¡°?A qu¨¦ demanda debemos atenernos? ?Al primer relato de hechos que se present¨® acompa?ado de una declaraci¨®n jurada de la demandante? ?O la versi¨®n corregida, que tambi¨¦n se prest¨® bajo juramento?¡±, presionaba al letrado Lewis la magistrada Simler.
El tribunal ha advertido al abogado de Larsen que, si finalmente se desechaba la enmienda por no haberse realizado en su debida forma, corr¨ªa el riesgo de volver a la casilla de salida: tendr¨ªa que defender la demanda original ¡ªla que atribuye a Sanz Rold¨¢n y sus hombres del CNI los actos de acoso¡ª, que acerca m¨¢s la posibilidad de la inmunidad procesal del rey em¨¦rito.
La siguiente treta jur¨ªdica del abogado Lewis todav¨ªa ha irritado m¨¢s a los magistrados. Seg¨²n la secci¨®n quinta de la Ley de Inmunidad del Estado, la inmunidad procesal deja de aplicarse a un dirigente extranjero ¡°en caso de muerte o lesiones personales¡±. En ning¨²n momento, durante la demanda, se argumenta o documenta que la presunta presi¨®n sufrida por Larsen hubiera provocado en ella trastornos psiqui¨¢tricos, aunque se habla vagamente de episodios de ¡°depresi¨®n o ansiedad¡±. Y, sin embargo, el abogado de la empresaria ha intentado utilizar ese comod¨ªn de seguridad: ¡°lo hemos argumentado ligeramente¡± en la demanda, defend¨ªa Lewis, que no pod¨ªa evitar re¨ªrse, junto a los magistrados, de su propia ocurrencia.
Un dinero ¡°siniestro¡±
Que Larsen, nuevamente en todas las portadas y televisiones por el podcast estrenado este lunes, Corinna y el Rey, en el que cuenta su historia de amor y desamor con Juan Carlos I, estuviera ausente durante la vista no ha evitado que siguiera provocando titulares. Un p¨¢rrafo del documento argumental de su abogado, un p¨¢rrafo que Lewis ni se molestaba en aludir durante su exposici¨®n oral ante los magistrados, llamaba de inmediato la atenci¨®n de los medios espa?oles que siguen el caso: ¡°Aunque [el rey em¨¦rito] justific¨® el ¡®regalo de Lucum¡¯ [los 65 millones que don¨® a Larsen, procedentes de un fondo paname?o con ese nombre] en el afecto que sent¨ªa hacia ella y sus hijos, que no pod¨ªa reflejar en su testamento, ahora resulta que los motivos eran m¨¢s siniestros¡±, sugiere Larsen en su nueva argumentaci¨®n, despu¨¦s de una nueva informaci¨®n conocida en mayo de 2022. ¡°Cambios en las leyes bancarias suizas exig¨ªan al demandado que desvelara sus intereses en Lucum (as¨ª como su negativa a desvelarlos, como parte de una amnist¨ªa fiscal). El demandado pens¨® que pod¨ªa esconder esos fondos si se los daba a la demandante como una donaci¨®n, pero bajo la premisa de que ella le permitir¨ªa disponer de ellos¡±, indicaba la empresaria en su nuevo escrito.
M¨¢s all¨¢ de la decisi¨®n de los magistrados, que puede llevar semanas por la complejidad del asunto, el d¨ªa no resultaba bald¨ªo para Larsen, que lograba transmitir el mensaje de hasta qu¨¦ punto est¨¢ dispuesta a tirar de la manta. En un proceso civil en el que de lo que se discute es de dinero, y que puede detenerse en cualquier momento con un acuerdo extrajudicial, la batalla no se libra tanto con complejos argumentos procesales como con demostraciones de fuerza.
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