Todos los caminos de Juan Carlos I llevan a Suiza: una historia de abandono, amor y dinero
Hace un par de semanas, el rey em¨¦rito regres¨® a Ginebra para asistir a la graduaci¨®n de su nieta Irene Urdangarin. El pa¨ªs helv¨¦tico tiene un papel clave en su vida, su reinado, su fortuna y su destierro
Juan Carlos I hizo su primer negocio en Suiza cuando solo ten¨ªa cinco o seis a?os. Un d¨ªa, un espa?ol que hab¨ªa ido a visitar a su padre al Hotel Royal de Lausana, donde los Borbones vivieron entre 1942 y 1946, le regal¨® una pluma de oro. Juanito, que nunca ten¨ªa un c¨¦ntimo en el bolsillo para comprar caramelos o chocolates en la tienda que hab¨ªa delante del alojamiento, baj¨® al lobby, vendi¨® la pluma al portero del Royal por cinco francos y se precipit¨® a la tienda de dulces. En cuanto el conde de Barcelona se enter¨®, fue a ver al portero, le dio 10 francos y recuper¨® el estil¨®grafo. Don Juan, enfadado, le dijo a su hijo: ¡°Me has hecho perder cinco francos¡±. El propio rey em¨¦rito record¨® esta historia en las conversaciones que mantuvo con el escritor Jos¨¦ Luis de Vilallonga a comienzos de los noventa para su biograf¨ªa, El Rey. La an¨¦cdota ilustra el apuro econ¨®mico que atravesaba la familia real en el exilio y la humillaci¨®n que sent¨ªan por depender econ¨®micamente de los ricos arist¨®cratas espa?oles que les aseguraban su tren de vida fuera de Espa?a.
Hace unas semanas, Juan Carlos I regres¨® al lago de Ginebra para asistir a la graduaci¨®n de su nieta Irene Urdangarin, hija de la infanta Cristina e I?aki Urdangarin. El rey em¨¦rito, que vive en Abu Dabi desde el verano de 2020, vol¨® en un jet privado prestado y presidi¨® un almuerzo familiar en uno de sus hoteles favoritos, el Four Seasons des Bergues. El lujoso establecimiento est¨¢ ubicado a solo 50 minutos de Vieille Fontaine, el palacete donde vivi¨® su abuela, la reina Victoria Eugenia, y donde se celebr¨® su almuerzo de compromiso con do?a Sof¨ªa en 1961. No ha trascendido si el padre de Felipe VI se qued¨® m¨¢s de un d¨ªa en la zona del lago Lem¨¢n, un sitio clave en su vida y su reinado. Fue all¨ª donde su t¨ªo, Alfonso de Borb¨®n y Battenberg, primog¨¦nito de Alfonso XIII, se vio obligado a renunciar a sus derechos din¨¢sticos para poder casarse con la plebeya cubana Edelmira Sampedro. Y fue precisamente esa renuncia, de la que ahora se cumplen exactamente 90 a?os, el punto de partida de Juan Carlos I hacia el trono.
Alfonso XIII no asisti¨® a la boda de su hijo Alfonso con Edelmira, celebrada en la iglesia del Sagrado Coraz¨®n de Ouchy, junto a Lausana, el 21 de junio 1933. El historiador Ricardo de la Cierva narra en su libro Victoria Eugenia, el veneno en la sangre c¨®mo, pocos d¨ªas despu¨¦s del enlace, el rey destronado tambi¨¦n oblig¨® a su segundo hijo var¨®n Jaime, sordomudo de nacimiento, a renunciar a sus derechos sucesorios en favor de don Juan. Jaime tuvo una vida tr¨¢gica y termin¨® muriendo en extra?as circunstancias, en el hospital suizo de Saint-Gall. Su renuncia permitir¨ªa que tiempo despu¨¦s Juanito tuviera una ventaja en la carrera al trono de Espa?a. Cuando el hoy rey em¨¦rito cumpli¨® cuatro a?os, su padre puso en marcha su formaci¨®n oficial. El conde de Barcelona le asign¨® un preceptor, Eugenio Vegas Latapi¨¦, un intelectual ultraconservador para quien, seg¨²n Jos¨¦ Luis de Vilallonga, ¡°la democracia equival¨ªa a bolchevismo¡±. Curiosamente, en esa misma ¨¦poca, en el a?o 45, con la II Guerra Mundial de fondo, don Juan emiti¨® por la BBC el Manifiesto de Lausana. En esa declaraci¨®n denunciaba los or¨ªgenes fascistas del r¨¦gimen franquista y exhortaba a Franco a retirarse en pro de ¡°una monarqu¨ªa constitucional moderada¡±.
En 1946, ya finalizada la guerra, la familia real espa?ola dej¨® la neutral Suiza y se mud¨® a la portuguesa Estoril. Juanito se qued¨® en el pa¨ªs helv¨¦tico, en Villa Saint-Jean, un internado de religiosos marianistas en Friburgo. ¡°La entrada en el internado fue el final de mi infancia, de un mundo sin preocupaciones, lleno de calor familiar¡±, record¨® el rey al historiador brit¨¢nico Paul Preston, en 2003. Con ocho a?os tuvo que afrontar el abandono, la soledad y una severa disciplina. La escritora francesa Laurence Debray describe en su biograf¨ªa del monarca, publicada en 2013, c¨®mo el peque?o pr¨ªncipe esperaba todos los d¨ªas una llamada de su madre, en vano. Don Juan hab¨ªa prohibido a Mar¨ªa de las Mercedes que telefoneara a su hijo. ¡°No era crueldad por su parte, y menos todav¨ªa falta de sensibilidad. Pero mi padre sab¨ªa que los pr¨ªncipes deben ser educados a las duras si se quiere hacer de ellos hombres responsables, capaces de soportar alg¨²n d¨ªa el peso del Estado¡±, explic¨® Juan Carlos I a Jos¨¦ Luis de Vilallonga en 1993.
Aquella etapa en Suiza fue una de las m¨¢s tristes y solitarias en su vida. Don Juan tem¨ªa la hostilidad de la Falange respecto a la familia real, hasta tal punto que le pidi¨® al director del internado que destruyera los regalos que se enviaban a su hijo, en particular caramelos y otras golosinas, por miedo a un envenenamiento. La reina Victoria Eugenia, su abuela y madrina, era el ¨²nico familiar que ten¨ªa cerca. Iba a visitarlo con regularidad y a veces se lo llevaba a pasar el fin de semana con ella. En febrero de 1948, con 10 a?os, Juanito tuvo que ser operado de urgencia por una otitis severa. Como sus padres se encontraban ilocalizables, de crucero en Cuba, pas¨® 12 d¨ªas solo en un hospital suizo. Tres meses despu¨¦s, el conde de Barcelona y Franco se reunieron en el yate Azor, en el golfo de Vizcaya, donde acordaron que el ni?o continuara sus estudios en Espa?a, ¡°tutelado¡± por el franquismo.
Esa decisi¨®n marc¨® el comienzo de una etapa dif¨ªcil entre don Juan y Juan Carlos, un periodo de rivalidad que Franco aliment¨®. El dictador jug¨® durante a?os con las ambiciones que ten¨ªan el padre y el hijo de reinar. En los funerales de la reina Victoria Eugenia, celebrados en Lausana en 1969, se pod¨ªa palpar la tensi¨®n entre ambos. Ese mismo verano, Franco nombr¨® a Juan Carlos su sucesor en la Jefatura del Estado con t¨ªtulo de rey, salt¨¢ndose as¨ª una generaci¨®n de la dinast¨ªa borb¨®nica.
Un tenso episodio
Un par de d¨¦cadas despu¨¦s, Suiza volvi¨® a ser el escenario de uno de los momentos de mayor tensi¨®n en la vida de Juan Carlos I. A mediados de junio de 1992, la prensa reproch¨® al presidente del Gobierno que estaba retrasando el nombramiento de un sustituto del ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, aquejado de una enfermedad. Entonces Felipe Gonz¨¢lez record¨® que todo nombramiento deb¨ªa ser aprobado por el rey y dijo una frase que desat¨® un terremoto en la monarqu¨ªa: ¡°El rey no est¨¢¡±. Los periodistas no tardaron en localizarle en Suiza. EL PA?S apunt¨® que estaba someti¨¦ndose a ex¨¢menes m¨¦dicos, pero Sabino Fern¨¢ndez Campos, jefe de la Casa del Rey, neg¨® esa versi¨®n. La Zarzuela afirm¨® que estaba descansando, pero Jaime Pe?afiel desminti¨® a palacio. ¡°El rey pasa por un momento emocional muy delicado derivado de un viejo problema matrimonial que ha terminado por hacer crisis¡±, dijo el periodista en la radio, apuntando a dificultades maritales con la reina Sof¨ªa.
Juan Carlos I regres¨® brevemente a Madrid para entrevistarse con el presidente del Gobierno y cortar los rumores. A las pocas horas volvi¨® a Suiza, faltando al 79? cumplea?os de su padre en Madrid. Finalmente, la prensa extranjera sac¨® a la luz su relaci¨®n con Marta Gay¨¢, una socialit¨¦ catalana afincada en Mallorca. El monarca estaba con ella en el pa¨ªs helv¨¦tico.
Este episodio marc¨® un antes y un despu¨¦s. Desde ese momento, su vida dej¨® de tener secretos. En 2013, El Mundo public¨® una investigaci¨®n que revelaba que el conde de Barcelona hab¨ªa dejado una fortuna secreta a sus hijos depositada en cuentas en el extranjero. El grueso del patrimonio lo constitu¨ªan tres cuentas domiciliadas en Suiza: una en Ginebra y dos en Lausana. En total, 728 millones de pesetas, unos 7,85 millones de euros. A Juan Carlos I le tocaron 375 millones, unos 2,25 millones de euros. La Casa del Rey sali¨® al paso afirmando que las cuentas de Don Juan hab¨ªan sido canceladas antes de 1995 y que el jefe del Estado ya no ten¨ªa dinero en el extranjero. Zarzuela tambi¨¦n dijo que ten¨ªa el convencimiento, aunque no los documentos que lo probaran, de que los albaceas del testamento hab¨ªan pagado los impuestos correspondientes y que los millones hab¨ªan sido empleados para cancelar las deudas del conde de Barcelona.
Durante varios meses de 2013, Zarzuela jur¨® y perjur¨® que el rey ya no ten¨ªa ninguna cuenta en Suiza. Poco despu¨¦s se supo que las finanzas privadas del monarca segu¨ªan pasando por ese pa¨ªs. Su accidentada ca¨ªda durante una cacer¨ªa en Botsuana no solo ech¨® luz sobre su relaci¨®n extramarital con Corinna Larsen, sino tambi¨¦n sobre sus bienes e intereses econ¨®micos fuera de Espa?a. Tras la ruptura sentimental, Larsen lo acus¨® de cobrar comisiones y tener cuentas en el pa¨ªs helv¨¦tico. La Fiscal¨ªa de Ginebra investig¨® y destap¨® una red de cuentas bancarias secretas, sociedades pantalla, testaferros, comisiones, donaciones multimillonarias y fundaciones turbias¡ El esc¨¢ndalo precipit¨® el fin del reinado de Juan Carlos de Borb¨®n y su exilio en Abu Dabi, pero todos los caminos le siguen conduciendo a Suiza.
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