Las matem¨¢ticas, ese anticl¨ªmax
S¨¢nchez habl¨® m¨¢s de una hora evitando la amnist¨ªa, y en cambio Feij¨®o solo habl¨® de eso, pero tras d¨ªas de protestas en la calle domin¨® la sesi¨®n la impepinable fuerza de los n¨²meros de quien tiene la mayor¨ªa
Una vez m¨¢s, los espa?oles se citaron para una bronca hist¨®rica, pero menos mal que desde hace algunas d¨¦cadas ya esto se hace solo verbalmente. Tras d¨ªas de protestas en la calle, tener que sentarse a hablarlo en el Congreso tuvo cierto efecto de baj¨®n, no es lo mismo que las emociones fuertes. Es que ni siquiera hab¨ªa nadie por ah¨ª con una capa de la bandera de Espa?a. Pedro S¨¢nchez comenz¨® con el prop¨®sito evidente de crear un anticl¨ªmax, acariciar el sue?o de una sesi¨®n aburrida, y por momentos lo consigui¨®. Fue duro para Josep Llu¨ªs Cleries, de Junts, a quien le toc¨® una silla en el pasillo de la escalera, porque fueron muchos senadores y no hab¨ªa sitio para todos.
A las doce en punto, S¨¢nchez sac¨® para su discurso un tocho de folios y cuando llevaba ya un rato con la globalizaci¨®n y la cuarta revoluci¨®n industrial, cundi¨® el convencimiento de que no iba a salir r¨¢pido el tema, el ¨²nico tema. Feij¨®o tomaba notas en un cuaderno grande, subrayando en amarillo fosforito. Detr¨¢s, Esteban Gonz¨¢lez Pons le¨ªa una novela. Ni una ocasi¨®n de abucheo hubo. Abascal rellenaba fichas, las que usa para sus discursos. En Vox estaban muy formales, porque al creer que aquello era un golpe de Estado estaban muy serios, ten¨ªan que hacer que realmente se lo cre¨ªan. Enseguida cundi¨® la agradable sensaci¨®n de que nadie iba a sacar una mu?eca hinchable y mucho menos un rosario. Que llegaba la hora de la verdad en el Congreso, es decir, de las matem¨¢ticas, y de la palabra. Aunque exactamente eso, de una palabra.
Pero pasaban los minutos y S¨¢nchez no la dec¨ªa. M¨¢s de una hora y la amnist¨ªa sin salir. All¨ª todo el mundo sab¨ªa que ser¨ªa como en esa pel¨ªcula de Woody Allen donde un mago dec¨ªa ¡°Constantinopla¡± y quien la o¨ªa entraba en trance. PP y Vox quer¨ªan o¨ªrla, ansiaban el trip, pero no hab¨ªa manera. S¨¢nchez segu¨ªa con su hipnosis, hablando de otras cosas, de la lista de espera de 200 d¨ªas para operar una hernia. Cuando estaba con la beca comedor, tambi¨¦n Cuca Gamarra sac¨® un libro. A las 13.05, Bola?os, imperturbable desde el inicio, por fin cambi¨® el cruce de piernas. S¨¢nchez atacaba a Vox y desde all¨ª le gritaron: ¡°?La amnist¨ªa para cu¨¢ndo?¡±. Los diputados pasaban el rato comentando en WhatsApp. A Pons hasta le pasaron una foto suya hecha minutos antes haciendo aspavientos, la ¨²nica vez que hab¨ªa podido cabrearse. Hab¨ªa sido un hito.
Por fin, a las 13.17 se oyeron los t¨¦rminos ¡°convivencia¡± y ¡°perd¨®n¡± y ya todos se movieron en los esca?os: que ya, que ya. La cosa se anim¨®. ¡°?Qu¨¦ creen que prefieren los espa?oles?¡±, dijo S¨¢nchez. ¡°?Que te vayaaas!¡±, contestaron en el PP. Empez¨® la diversi¨®n. Dijo que respetaba otras opiniones, pero ¡°las circunstancias son las que son¡±. En el PP, con sorna: ¡°Aaaaaaah¡±. Ah¨ª es donde quer¨ªan llegar, y el debate ya no se movi¨® de ah¨ª. Se par¨® para comer y Feij¨®o y Abascal salieron juntos del hemiciclo. El l¨ªder de Vox le estrech¨® la mano y se despidi¨®.
Por la tarde el PP lleg¨® a disfrutar de su momento, de su media hora, m¨¢s bien, el tiempo reservado a Feij¨®o, que por eso tard¨® dos segundos en lanzarse sobre el tema, la amnist¨ªa, que para ¨¦l fue monotema. Los suyos le aplaudieron tres veces en el primer minuto. Empez¨® el vapuleo verbal a Pedro S¨¢nchez con lo m¨¢s evidente, que dijo una cosa y hace otra, que si no necesitara los votos de Junts no se habr¨ªa metido en este l¨ªo. Pas¨® media hora enjabonando esa idea, hasta sacarle todo el brillo posible, con variaciones a veces logradas e ingeniosas. El l¨ªder socialista mir¨® hacia arriba, sonriendo a su esposa, que estaba enfrente, en el gallinero, como diciendo: ya estamos. Pero en realidad Feij¨®o, muy suelto y manejando bien los sarcasmos, ya no pod¨ªa frotar m¨¢s su ¨²nica idea, la traici¨®n y la ambici¨®n sin l¨ªmites de S¨¢nchez. Libraba una batalla perdida contra las matem¨¢ticas, que intentaba obviar: ¡°No hay una mayor¨ªa, es falso¡±. No se sab¨ªa qu¨¦ era m¨¢s dif¨ªcil de evitar, si la amnist¨ªa, como hac¨ªa S¨¢nchez, o las matem¨¢ticas, como pretend¨ªa Feij¨®o.
Todo gir¨® en torno a ese eje: mayor¨ªa de 179 esca?os frente a mayor¨ªa imaginaria. Al margen de ese peque?o detalle, el l¨ªder del PP despach¨® buenas frases: ¡°Dice que habla en nombre de la democracia y de Espa?a, pero hombre, si no puede hablar ni en nombre del Pedro S¨¢nchez de hace tres meses¡±. Hab¨ªa muchas risas en la derecha, y normal, qu¨¦ menos que disfrutar la tarde, si ahora empieza lo aburrido y tienen que pasar cuatro a?os.
En el PSOE aguantaban el chaparr¨®n cada uno a su manera. S¨¢nchez apretaba la mand¨ªbula con su mirada neutra m¨¢s ensayada. Yolanda D¨ªaz miraba el m¨®vil. Marlaska, al techo, con la boca semiabierta. Solo Mar¨ªa Jes¨²s Montero, la m¨¢s fan de S¨¢nchez, pon¨ªa caras mirando a la bancada popular. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, cort¨® la racha al avisar a Feij¨®o de que se hab¨ªa pasado de tiempo, pero ¨¦l lo ten¨ªa preparado: dijo que a ?scar Puente en su investidura fallida le dieron 40 minutos. Pill¨® a Armengol desprevenida, y solo se le ocurr¨ªa arquear las cejas para expresar que estaba flipando. A¨²n tiene que cogerle la medida a c¨®mo se las gastan sus se?or¨ªas. Feij¨®o acab¨® sus 40 minutos hablando solo de amnist¨ªa.
La segunda intervenci¨®n de S¨¢nchez fue en torno al peso impepinable de las matem¨¢ticas, e intentando de nuevo adormecer el debate. Pero en el PP ya gritaban m¨¢s, y Armengol comenz¨® a explorar las posibilidades de la gran pantalla a su izquierda, donde sale el hemiciclo y qui¨¦n est¨¢ sentado en cada sitio. Una especie de chuleta digital gigante, donde iba ampliando cada zona con los dedos para ir fichando a los m¨¢s gamberretes. R¨¢pidamente, hizo zoom en la zona donde estaba Rafael Hernando, que nunca falla. Tambi¨¦n Miguel Tellado estuvo muy activo. S¨¢nchez fue sacando la artiller¨ªa ¨DJorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, Casado acusando de corrupci¨®n a Isabel D¨ªaz Ayuso¨D y tuvo buenos momentos. Hubo uno en que casi no pudo seguir de la risa al decir que Feij¨®o hab¨ªa dicho que no era presidente porque no quer¨ªa. Luego lleg¨® el turno del l¨ªder popular y empez¨® a circular la noticia de que Ayuso, que estaba en la tribuna, hab¨ªa dicho al ser mencionada por S¨¢nchez: ¡°Qu¨¦ hijo de puta¡±. Con tan mala suerte que Feij¨®o en ese momento acus¨® a S¨¢nchez de insultar. En el PSOE se giraron como un solo hombre a se?alar a Ayuso, a quien enfocaron las c¨¢maras poniendo su carita de buena all¨¢ en las alturas, como la mala de la pel¨ªcula, que lo borda. Cuando Feij¨®o termin¨®, Ayuso se larg¨®.
Lleg¨® el momento de Santiago Abascal, que en cinco minutos ya hab¨ªa dicho que aquello era un golpe de Estado, el fin de la democracia y el Estado de derecho y compar¨® a S¨¢nchez con Hitler. Quiz¨¢ lo siguiente iba a ser acusarle de tener la Estrella de la Muerte apuntando en ese momento hacia Espa?a, pero Armengol, que esto ya se lo ten¨ªa preparado (c¨®mo para no), le pidi¨® que retirara lo del golpe de Estado. Abascal no esperaba otra cosa para clamar que ya ni los diputados ten¨ªan libertad de expresi¨®n, aunque eso no le impidi¨® perderse en diatribas surrealistas, como re?ir a los miembros del Gobierno por lo mal que se portaron en el desfile militar del 12 de octubre. Seg¨²n ¨¦l, hablaban mientras pasaban los soldados. F¨ªjate t¨², y viv¨ªamos sin saberlo. Se despidi¨® con paralelismos con Ner¨®n y Roma ardiendo, anunciando que los de Vox abandonaban la C¨¢mara. Se anunci¨® que sus improperios se retiraban del Diario de Sesiones y el PSOE aplaudi¨®, pero el PP no. Luego le toc¨® a Yolanda D¨ªaz y volvi¨® el anticl¨ªmax, se perdi¨® la emoci¨®n de las tortas. Pill¨® a todo el mundo muy cansado, eran casi las siete. Adem¨¢s, D¨ªaz habla a ratos como si fuera un mensaje pregrabado de atenci¨®n telef¨®nica, con frases cortas de tonos raros. Ya pas¨® una hora y media, un cambio de tono total, con S¨¢nchez y D¨ªaz d¨¢ndose de usted muy educados y qu¨¦ fenomenal todo, y el baj¨®n fue definitivo. Pero qu¨¦ ilusi¨®n volver a la normalidad, y a las matem¨¢ticas, casi cuatro meses despu¨¦s de las elecciones.
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