Margarita Robles, la escudera fiel de S¨¢nchez
La ministra de Defensa lleva en el Ejecutivo desde el primer Gobierno formado por el l¨ªder del PSOE tras la moci¨®n de censura
Margarita Robles (Le¨®n, 67 a?os) ha sido la miembro del Gobierno mejor valorada por los espa?oles en la anterior legislatura, seg¨²n las encuestas del CIS, con una nota media de 5,16. Al contrario que otros ministros, su popularidad no se limita al electorado socialista, sino que se ampl¨ªa al conservador. En algunos desfiles en los que el presidente del Gobierno ha sido abucheado, ella ha sido recibida con aplausos. Es una mujer de orden, a la que la palabra Espa?a no se le cae de la boca y que no escatima elogios a las Fuerzas Armadas. Por eso, algunos medios de la derecha promovieron su nombre como sustituta de Pedro S¨¢nchez. Pero este puede estar tranquilo, pinchan en hueso. Si hay alg¨²n ministro sanchista es ella, que ni siquiera est¨¢ afiliada al PSOE. Aunque quienes la conocen saben que no le gustan algunas de las concesiones que ha tenido que hacer su jefe para atar la investidura, se muerde la lengua. Y sus frecuentes roces con los independentistas y los socios a la izquierda del PSOE (de Podemos a Sumar) nunca han puesto en riesgo la mayor¨ªa parlamentaria ni el Ejecutivo de coalici¨®n.
Ingres¨® en la carrera judicial con 23 a?os, como n¨²mero 1 de su promoci¨®n, y a los 34 ya era presidenta de la Audiencia de Barcelona, la primera mujer que presid¨ªa una audiencia provincial en Espa?a. De su profesi¨®n de jueza conserva el m¨¦todo de trabajo: antes de tomar una decisi¨®n, escucha a las partes ¨Dno es raro que reciba a militares de a pie que le escriben plante¨¢ndole su problema¡ª, pero cuando la toma, a solas con su conciencia, es dif¨ªcil que d¨¦ marcha atr¨¢s, aunque eso le haya costado alg¨²n varapalo de sus antiguos compa?eros de toga.
Con una gran capacidad de trabajo ¨Dapenas se reserva tiempo libre para su vida personal¡ª, ha recorrido durante estos ¨²ltimos cinco a?os y medio casi todas las unidades de las Fuerzas Armadas, que conoce de primera mano, interes¨¢ndose por las condiciones de vida de los soldados. Su actividad legislativa fue escasa, pero puso al Ej¨¦rcito a luchar en primera l¨ªnea contra covid ¨Dganando la batalla de la imagen, adem¨¢s de la sanitaria¡ª y rebusc¨® en los arsenales hasta encontrar equipo y material para enviar a Ucrania. Por lo que m¨¢s la aprecian los militares, sin embargo, es por haber conseguido un aumento sin precedentes del presupuesto de Defensa, tras una d¨¦cada de vacas flacas.
Entr¨® en la pol¨ªtica en 1993, primero como subsecretaria de Justicia y luego como secretaria de Estado de Interior, con el entonces superministro Juan Alberto Belloch, tambi¨¦n juez. En esa ¨¦poca se dedic¨® a limpiar las ca?er¨ªas de las cloacas del Estado, sin importarle que la porquer¨ªa salpicara a su propio Gobierno, el ¨²ltimo de Felipe Gonz¨¢lez. Volvi¨® a la carrera judicial y lleg¨® a magistrada del Tribunal Supremo, antes de pasar al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), donde tuvo roces con el bloque progresista al que te¨®ricamente pertenec¨ªa.
Entr¨® en el Congreso en 2016, como n¨²mero dos de la lista encabezada por S¨¢nchez y, junto a su mentor y otros 13 diputados socialistas, rompi¨® la disciplina para votar contra la investidura de Mariano Rajoy. Cuando el primero recuper¨® la secretar¨ªa general del PSOE, la hizo portavoz del Grupo Socialista y, a partir de 2018, de Defensa. Hasta hoy y m¨¢s all¨¢.
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