El antrop¨®logo forense que examina la edad de los inmigrantes: ¡°El sufrimiento tambi¨¦n se imprime en los huesos¡±
Salvador Baena, experto del Instituto de Medicina Legal de Zaragoza, ha tenido que crear un gabinete de crisis para hacer frente a las pruebas de edad de los migrantes que llegan de Canarias
Salvador Baena, antrop¨®logo forense del Instituto de Medicina Legal de Zaragoza, lleva tiempo teniendo una ma?ana dura. Le pasa con frecuencia durante las ¨²ltimas dos semanas. En ese tiempo, 50 migrantes de los llegados en patera a las costas canarias han pasado por su ¡°consulta¡±. Son los que se autodeclaran menores de edad -72 del total de los 400 que han llegado a Arag¨®n repartidos por el ministerio para aliviar la situaci¨®n de las islas Canarias- y ni ¨¦l ni su equipo dan abasto para comprobarlo y certificar si es verdad o no.
¡°En toda mi vida profesional¡±, cuenta, ¡°esta es, sin duda, la mayor crisis que he visto¡±. Baena explica c¨®mo en este Instituto forense se han visto obligados, hace apenas un mes, a crear un gabinete de crisis para atender ¡°la llamada de socorro de las instituciones¡±. ¡°Y nos hemos dejado la piel¡±, concluye.
El propio Gobierno de Arag¨®n decret¨®, el pasado 22 de noviembre, la situaci¨®n de ¡°emergencia administrativa¡± para poder consignar 490 mil euros para crear y dotar nuevas plazas de residencia para atender a estos presuntos menores venidos en el ¨²ltimo contingente de los repartidos en la comunidad aut¨®noma desde Canarias. Y es que, cuenta, el hecho de ser menores cambia muchas cosas. Para empezar, la responsabilidad hacia estos migrantes pasa a ser de cada autonom¨ªa, que pasa a ser competente en materias como la sanitaria, la educativa y los servicios sociales. El itinerario, seg¨²n las leyes de protecci¨®n de la infancia, cambia totalmente en funci¨®n de la minor¨ªa de edad. Y para determinarlo, es el ministerio Fiscal quien encarga a los institutos de Medicina legal como el de Zaragoza las pruebas que lo certifiquen.
En el equipo capitaneado por el profesor Baena, antrop¨®logo forense, trabajan cuatro personas, entre forenses y odont¨®logos. Desde 2019 el protocolo es claro. Una exploraci¨®n f¨ªsica del t¨®rax, una radiograf¨ªa de la mano y una ortopantomograf¨ªa de la boca y su dentadura acaban siendo ¡°los testigos de la edad¡±. Estas pruebas, ayudadas por un software dan¨¦s que compara los huesos con un atlas visual y las procesa con f¨®rmulas matem¨¢ticas calculadas por un algoritmo de inteligencia artificial, dan ¡°en el 90% de los casos, una gran precisi¨®n sobre la edad de la persona¡±, asegura este m¨¦dico que subraya que ¡°cada vez¡± aciertan m¨¢s.
Pero, ?qu¨¦ pasa cu¨¢ndo el migrante est¨¢ cerca de los 18 sin tenerlos? Seg¨²n explica Baena, en la horquilla de edad se opta siempre por la edad m¨ªnima m¨¢xima para beneficiar al presunto menor. Aunque, la mayor¨ªa, ¡°entre el 70% y el 80% de los casos investigados acaban siendo j¨®venes mayores de edad, no mucho, pero s¨ª mayores de 18¡å, explica. Y cuando hay dudas, se encarga un TAC externo clavicular, pero de forma excepcional y ya se realiza en un hospital.
Lo que explica Baena es que existe una edad biol¨®gica que se plasma en el sistema ¨®seo, pero no solo ah¨ª. ¡°El sufrimiento¡±, explica con cierto pesar, ¡°tambi¨¦n se imprime en los huesos, adem¨¢s del modo de vida¡±. Es decir, que en las peque?as ¡°trab¨¦culas¡± (peque?as estructuras ¨®seas dentro del hueso que le proporcionan soporte y resistencia) se aprecian los defectos de una nutrici¨®n insuficiente o si esos j¨®venes han sufrido trabajos pesados y extenuantes. ¡°Vemos gente que lo ha pasado mal¡±, resume. ¡°Todo deja marca, el no comer en condiciones, las enfermedades o las interrupciones de crecimiento y se aprecian en las radiograf¨ªas¡±. Por contra, a?ade, tambi¨¦n se distinguen complexiones atl¨¦ticas y musculaturas fuertes, con disposiciones gen¨¦ticas sobresalientes, ¡°como si se produjera una selecci¨®n natural y sobrevivieran a la dura prueba del oc¨¦ano los m¨¢s fuertes¡±.
A Salvador Baena le encanta su trabajo y se nota. Asegura que, tras la dura jornada, se va a casa ¡°reconfortado¡±, pero tambi¨¦n ¡°sacudido por la condici¨®n humana y sus tragedias¡±. ¡°Aunque no compartamos el idioma, la comunicaci¨®n¡±, sostiene, ¡°es universal y cuando nos cuentan historias de la familia que dejan atr¨¢s, su situaci¨®n o a qu¨¦ se dedicaban en sus pa¨ªses de origen, vemos claramente que lo de huir es una necesidad de pura supervivencia¡±.
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