Centro de menores Zambrana de Valladolid: 800 incidentes en un a?o y r¨¦cord de bajas laborales
La plantilla denuncia que 22 de los 86 educadores han sufrido abandonos o bajas por ansiedad por las p¨¦simas condiciones para atender a j¨®venes conflictivos
El reguero de noticias asusta. Un interno muerto tras una trifulca con un guarda de seguridad, motines contra los instructores, pu?aladas cuando salen de permiso, agresiones intramuros¡ todo en el centro de menores Zambrana de Valladolid. El espacio, administrado por la Consejer¨ªa de Familia de Castilla y Le¨®n y con unos 60 usuarios, acoge a los residentes m¨¢s conflictivos de la comunidad, con amplio historial delictivo para su edad. Los trabajadores del Zambrana, desde educadores a vigilantes, denuncian una precariedad laboral causante de m¨²ltiples bajas por ansiedad o abandonos de quienes no aguantan m¨¢s: hasta 22 de los 86 educadores de atenci¨®n directa. Este a?o han sufrido m¨¢s de 800 incidentes, incluyendo ataques f¨ªsicos. La Junta destin¨® unos ocho millones de euros en 2023 a una empresa subcontratada para su funcionamiento, mientras la plantilla denuncia un c¨ªrculo vicioso: a menos efectivos, m¨¢s insubordinaci¨®n.
El d¨ªa a d¨ªa se ha convertido en un suplicio. Actuales y anteriores empleados, que piden anonimato por sus cl¨¢usulas de confidencialidad, admiten que el desempe?o nunca resulta sencillo por las condiciones de los j¨®venes: habitualmente de bajo perfil socioecon¨®mico, con experiencias a sus a?os ¡°que ni t¨² y yo juntos en toda nuestra vida¡± y con problemas educativos de base muchas veces solucionados con hostilidad y violencia. La convivencia con chavales con entornos complejos y actitudes disruptivas, divididos por perfiles en ¨¢reas, puede propiciar estallidos de agresividad, enfrentamientos verbales o f¨ªsicos y desmanes dif¨ªciles de capear para los adultos. Portavoces de Familia ratifican la complejidad: ¡°Por el perfil de los menores es habitual en centros de estas caracter¨ªsticas que se produzcan situaciones de conflicto¡±. El secretario del comit¨¦ de empresa y delegado de prevenci¨®n, Jos¨¦ Miguel Garc¨ªa, matiza las versiones oficiales, pues a la exigencia del Zambrana se enfrentan con sueldos mensuales de unos 1.200 euros ¡°sin ning¨²n plus de penosidad ni peligrosidad¡±, 1.500 para los m¨¢s veteranos. Estos salarios propician que los especialistas busquen alternativas laborales o mejor remuneradas o menos duras, reduciendo as¨ª la experiencia de los empleados.
El director t¨¦cnico de Atenci¨®n a la Infancia, Tom¨¢s Montero, asume los picos cr¨ªticos derivados de una mayor presencia de internos, pasando ¡°de unos 45 a m¨¢s de 60¡å. ¡°En ¨¦pocas de altas ocupaciones las necesidades se hacen evidentes¡±, reconoce, pero defiende la funci¨®n del Zambrana y matiza que los menores implicados en percances o violencia son minor¨ªa frente a quienes mantienen la compostura dentro de su conflictividad. Montero detalla que el actual contrato de adjudicaci¨®n vence el 30 de junio y para entonces conf¨ªa en ¡°atender algunas de las reclamaciones¡±. Garc¨ªa explica que ¡°la gran mayor¨ªa [de los internos] muestra comportamientos adaptados y cumple sus medidas¡±, pero hay unidades extremas autoras este 2023 de m¨¢s de 800 incidentes, con 33 ¡°agresiones f¨ªsicas¡±, 10 de ellas a educadores. ¡°El resto corresponde a amenazas, consumos de sustancias, faltas de respeto, no seguir indicaciones y muchas agresiones psicol¨®gicas¡±, describe el trabajador: ¡°La mayor¨ªa son adolescentes, con lo que conlleva en emociones, con pocos l¨ªmites en su entorno familiar, bajos niveles de frustraci¨®n y tolerancia. Puedes estar realizando las actividades tranquilamente y en dos segundos tener un incidente por la mayor bobada¡±, indica, y define al Zambrana como ¡°la ¨²ltima¡± de las oportunidades dadas por el sistema a autores de delitos de entidad. Algunos de ellos, cuando cumplen 18, prosiguen sus penas en la c¨¢rcel. Fuentes de la Fiscal¨ªa de Menores de Valladolid valoran la acci¨®n del centro, pero reconocen que las bajas laborales y la escasez de profesionales dificulta manejar a los muchachos.
El representante de los trabajadores, con 20 a?os en esas instalaciones, denuncia que en los ¨²ltimos meses se ha vivido un mot¨ªn y un conato de otro, algo in¨¦dito ¡°en 16 a?os¡±, y culpa a la jefatura. ¡°?Qui¨¦n ha organizado, impulsado y supervisado esas actuaciones? ?Un subdirector de gesti¨®n o un director que no tienen experiencia ni cualificaci¨®n para esas funciones?¡±, se pregunta, y destaca que la figura clave de la subdirectora t¨¦cnica, coordinadora entre educadores, t¨¦cnicos y juzgados, pas¨® seis meses vacante hasta que el tema lleg¨® a las Cortes y de pronto se cubri¨® el puesto. Entre disputas pol¨ªticas, hechos intramuros: en septiembre un trabajador fue abofeteado y empujado por un interno entre amenazas como ¡°te voy a matar¡± o ¡°ahora voy a coger un pincho que tengo en la habitaci¨®n y la voy a preparar¡±, seg¨²n el parte al que ha accedido EL PA?S.
El delegado de prevenci¨®n cita frecuentes episodios donde los permisos retribuidos o bajas m¨¦dicas no atendidas merman la cantidad de educadores o vigilantes. El comit¨¦ de empresa ha exigido a la gerencia de Servicios Sociales cambios en las jornadas laborales, pues al reducirse las ocho horas anteriores quedaron tramos con menos personal y m¨¢s peliagudos para los presentes. Tambi¨¦n reclaman reducir la temporalidad de los contratos, mejorar los calendarios de hasta ocho d¨ªas seguidos para no saturar a la plantilla y mejoras econ¨®micas. Familia se ha abierto a la ¡°revisi¨®n de las prescripciones del contrato, por lo que el vigente no se prorrogar¨¢¡± cuando venza en junio y se compromete a aumentar los profesionales, recuperar las tandas de ocho horas e incrementar las plantillas ¡°asociado al aumento de menores o a situaciones de mayor conflictividad¡±. Falta hace, resume una educadora. La empleada muestra un diagn¨®stico m¨¦dico de ¡°ansiedad¡± que le hizo perder seis kilos, con problemas de sue?o o digestivos: ¡°Es un destrozapersonas, nadie sabe lo que estamos pasando y en qu¨¦ estado mental nos han dejado¡±.
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