La poca nieve en la estaci¨®n de esqu¨ª c¨¢ntabra de Alto Campoo: ¡°Todo esto lo ver¨ªas blanco¡±
El espacio de la cordillera Cant¨¢brica y los negocios cercanos sufren las escasas nevadas
Si por san Vicente el invierno pierde un diente, este a?o anda desdentado en Alto Campoo. Este 22 de enero, efem¨¦ride del m¨¢rtir, la estaci¨®n de esqu¨ª c¨¢ntabra y la monta?a donde se encuentra presentan m¨¢s calvas que masas blancas. Las rocas y la vegetaci¨®n asoman donde otros eneros permanec¨ªan ocultas por metros de nieve y hielo, ausentes para desesperaci¨®n de los esquiadores y monta?eros, los gerentes del centro y los negocios de la zona, entre Palencia y Cantabria. Los asistentes se conforman con arrojarse en trineo, pasear por los caminos y mirar al cielo con esperanza de copos. Las predicciones meteorol¨®gicas dicen que nones: no se espera nieve en las pr¨®ximas fechas.
Acceder al centro por carretera desde Reinosa se asemeja en el tramo final al inicio de la pel¨ªcula El resplandor: el coche avanza en solitario por una carretera estrecha y contigua a un precipicio rumbo a un complejo des¨¦rtico. Los esquiadores a¨²n no se han vuelto locos pese al pobre comienzo de 2024, donde la nieve se intercala en las zonas umbr¨ªas y respeta al asfalto, apenas mojado por los regatos del deshielo. Simplemente, buscan otras latitudes o se quedan en casa ante la escasez nacional. La estaci¨®n aparece al fondo, precedida por un enorme aparcamiento vac¨ªo. Normalmente, los veh¨ªculos pelear¨ªan para aparcar; hoy solo hay una furgoneta estacionada con equipamiento invernal y una mesita desplegada al lado. Las bilba¨ªnas Andrea Alduan y Ane Mo?ux, de 29 y 30 a?os, preparan la merendola con unas cervecitas y picoteo tras condenar a los esqu¨ªs a la profundidad de la furgo bautizada Antonia Dios sabe por qu¨¦. ¡°Da pena, parece junio¡±, comenta Alduan al escudri?ar la cordillera. Mo?ux explica que para escapadas breves, con un par de d¨ªas de esqu¨ª, acuden a Alto Campoo ante la lejan¨ªa de los Pirineos. ¡°Nunca lo hab¨ªa visto as¨ª de nieve, pensaba que no hab¨ªa tan poca¡±, a?ade. A falta de manto para deslizarse, rutas de trekking entre las cumbres. Cuando ellas y otras amigas acuden a Cantabria para esquiar durante m¨¢s d¨ªas, se alojan en hostales o albergues, fantasmag¨®ricos estas semanas de persianas bajadas. Mismo panorama en el des¨¦rtico restaurante de lo alto del complejo porque suena m¨²sica, pues est¨¢ habilitado, pero no hay clientes: ¡°Parece como una pel¨ªcula, que pam, te encuentras con el cad¨¢ver¡±.
Tranquilidad, que no hay cad¨¢veres, sino telef¨¦ricos parados como gigantes esqueletos f¨¦rreos en la monta?a. La responsable de la estaci¨®n, Cristina L¨®pez, pasea por las instalaciones con calzado de vestir: no le hacen falta las botas y los pantalones t¨¦cnicos habitualmente utilizados para fajarse entre los bloques de nieve. ¡°Ese poste rojo est¨¢ cubierto del todo cuando hay nieve normal¡±, se?ala hacia una alta se?al donde apenas un riachuelillo evoca la materia prima del negocio. La escasez de precipitaciones ha mermado los d¨ªas v¨¢lidos. En 2023 hubo 69 jornadas operativas, pocas respecto a la media, que se encuentra entre 100 y 140, pero muy rentables tanto en afluencia como en impacto econ¨®mico. En la presente campa?a van proporcionalmente peor que en la anterior, con solo siete fechas, y muy por debajo de lo habitual este siglo. Eso s¨ª, en esos siete d¨ªas hubo unos 2.000 esquiadores diarios, muestra de ¡°las ganas¡± de los visitantes, apenas unos pu?ados los d¨ªas malos.
Los negocios y hosteler¨ªa aleda?os aguardan borrascas generosas, como anhelan las escuelas, hostales, comercios o casas rurales pendientes de estabilidad: ¡°Estamos abiertos a uso tur¨ªstico, no esqu¨ª, se puede llegar a zonas medias, tomar un caf¨¦ y disfrutar de las vistas, hacer rutas, algo de esqu¨ª de traves¨ªa o raquetas algo m¨¢s all¨¢ del esqu¨ª alpino o snowboard, el valle est¨¢ precioso y hay buenos restaurantes¡±. L¨®pez explica que en la estaci¨®n han prescindido de empleados ocasionales como los ayudantes de aparcamiento: ¡°Esto todo lo ver¨ªas blanco, parece finales de noviembre¡±. El jefe regional de la Agencia estatal de meteorolog¨ªa (Aemet), Jos¨¦ Luis Arteche, achaca las p¨¦simas condiciones al viento del sur: las borrascas cruzan perpendicularmente la Pen¨ªnsula y ¡°el aire al ascender ha dejado todas las precipitaciones, descendiendo m¨¢s seco sobre el norte. Este descenso produce un aumento de temperaturas con nubes altas, pero sin precipitaciones, ya que la nubosidad se ha quedado antes de rebasar la cordillera¡±. Las previsiones apuntan a otras dos semanas as¨ª. ¡°Estos vientos se producen en otras partes del mundo y se dan cuando una cordillera se cruza perpendicularmente a unos vientos dominantes, es frecuente en Espa?a en los meses de oto?o-invierno y comienzo de primavera, con a?os m¨¢s activos que otros¡±, abunda Arteche.
El general invierno se ha convertido en un soldadito novato. El sol brilla y el mercurio marca 10 grados en coches como el de la brasile?a Juliana Alves, de 35 a?os. La residente en Castro Urdiales (Cantabria) ha subido al monte con varios amigos con ganas de esquiar en condiciones y se va decepcionada: ¡°?No hay casi nada!¡±. La situaci¨®n conlleva no pernoctar un par de d¨ªas por la zona; se acercar¨¢n a Reinosa a contemplar el nacimiento del r¨ªo Ebro antes de marchar. Hollar ese d¨¦bil manto implica hundirse y ayudar a¨²n m¨¢s al deshielo. Las aguas acabar¨¢n en el cercano embalse del Ebro, perfectamente perceptible desde este paraje a unos 1.700 metros de altura. Las semanas de temporales no hay m¨¢s visi¨®n que blanco, blanco y blanco.
Ni la escasez puede detener a una ni?a peque?a con ganas de rebozarse. Javier Sim¨®n y su hija Candela, de 32 y tres a?os, gozan con su trineo sobre esa nieve escasa para los esquiadores avezados. ¡°?Yo hasta aqu¨ª no hab¨ªa subido nunca en coche!¡±, afirma el santanderino en un sector donde la carretera suele topar con varios metros de nieve. Ellos han acudido otros a?os a Alto Campoo y nunca hab¨ªan presenciado nada similar, lo cual no impide poner a prueba el chubasquero infantil e intentar hacer un ¨¢ngel sobre la blanda superficie. ¡°?Que no te comas la nieve!¡±, exclama pap¨¢. Que no sobra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.