La mar¨ªa ya no deja ver los bosques
El cultivo de marihuana en ¨¢reas rurales y aisladas se dispara en todo el pa¨ªs, sobre todo en Andaluc¨ªa, Arag¨®n y Catalu?a, donde los narcos llegan a deforestar espacios protegidos
Levantaron un campamento al m¨¢s puro estilo de los narcos colombianos. Desplegaron lonas sujetas a los troncos de un denso pinar, las cubrieron de vegetaci¨®n y, debajo, instalaron todo lo necesario para secar las plantas. Instalaron una tuber¨ªa para captar agua de una acequia del r¨ªo Ch¨ªllar en Nerja (M¨¢laga, 21.450 habitantes). Y habilitaron un ¨¢rea de acampada para cocinar y dormir. Todo ello tras deforestar dos hect¨¢reas en pleno Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Alhama y Almijara donde plantar marihuana. Tanta, que cuando la Guardia Civil lleg¨® encontr¨® casi 500 kilos de cogollos ya secos y otra tonelada m¨¢s ya envasada lista para su transporte. ¡°Los materiales debieron llevarlos en helic¨®ptero, porque pesan much¨ªsimo y es un sitio de barrancos a m¨¢s de dos horas a pie de cualquier sendero¡±, afirman sorprendidos los agentes que protagonizaron la Operaci¨®n Camp durante el oto?o pasado.
Las zonas rurales se han convertido en las favoritas de las mafias. Cuanto m¨¢s aislamiento, mejor. Solo necesitan un lugar alejado, un r¨ªo del que captar agua, un bosque que no sea dif¨ªcil talar y buena orientaci¨®n para obtener muchas horas de sol. Este es un negocio redondo ¡ªevita costes de intermediarios¡ª y seguro, porque limita la exposici¨®n a los cuerpos de seguridad. Tiene, adem¨¢s, bajas penas de prisi¨®n. ¡°Y da much¨ªsimos beneficios¡±, subraya el fiscal especial antidroga de Marbella, Carlos Tejada: un kilo cuesta 1.000 euros en Espa?a y puede llegar a los 9.000 en el norte de Europa. Por ello, numerosos grupos criminales han dejado el complejo tr¨¢fico de coca¨ªna y hach¨ªs para dedicarse al cannabis. ¡°Lo m¨¢s preocupante es que habitualmente se custodian por personas armadas¡±, se?ala la ¨²ltima memoria de la Fiscal¨ªa en Andaluc¨ªa. En 2020, por ejemplo, tres guardias resultaron heridos al ser recibidos a tiros en un terreno donde crec¨ªa cannabis en C¨¢diz.
All¨ª, en M¨¢laga o Almer¨ªa, las operaciones contra la marihuana en ¨¢reas rurales son frecuentes gracias a su buen clima. Pero en los ¨²ltimos a?os se encuentran por todas partes. Incluso en zonas donde la primavera ofrece nevadas, como en los Pirineos. ¡°Siempre pens¨¦ que aqu¨ª no tendr¨ªamos, pero para mi sorpresa ya hay plantaciones a montones¡±, relata el subinspector de los Mossos d¡¯Esquadra C¨¨sar Jou, jefe de la Divisi¨®n de Investigaci¨®n Criminal del Alt Pirineu i Aran, donde solo en 2023 desmantelaron una docena de plantaciones e intervinieron ocho toneladas listas para distribuir, es decir, 27 toneladas de plantas. ¡°Desde 2018, su presencia ha aumentado de manera significativa¡±, subraya Jou, ¡°pero ocurre en muchos otros territorios¡±, advierte. La Guardia Civil, por ejemplo, se hizo con 32.370 kilos de cogollos en Castilla-La Mancha en noviembre de 2022. Es el ¨²ltimo a?o con datos publicados en la Estad¨ªstica Anual sobre Drogas, que refleja el gran crecimiento de los cultivos de la planta en Espa?a. ¡°Espa?a se ha convertido en pa¨ªs productor de marihuana y derivados del cannabis¡±, subray¨® el Ministerio del Interior para argumentar la puesta en marcha, en noviembre de 2021, del Plan Nacional de Actuaci¨®n contra la Criminalidad Asociada a la Producci¨®n y Tr¨¢fico de Marihuana.
El n¨²mero de kilos incautados por las fuerzas de seguridad se ha cuadruplicado en el ¨²ltimo lustro hasta alcanzar los 126.000 en 2022. El crecimiento est¨¢ liderado por Valencia ¡ªdonde la cantidad se multiplic¨® por 11, pasando de menos de 5.000 a casi 55.000 kilos de cogollos¡ª y Catalu?a, que pas¨® de 5.300 a 36.700 en el mismo periodo. Las plantas intervenidas rozaron en 2022 los tres millones, m¨¢s del triple que en 2018. ¡°El aumento es exponencial a?o a a?o¡±, insiste uno de los agentes del Grupo Roca de la Axarqu¨ªa, al este de M¨¢laga, donde en 2023 ha habido una veintena de operaciones de la Guardia Civil en otros tantos peque?os municipios.
Una de las operaciones m¨¢s llamativas, Abulaga, naci¨® el pasado verano cuando agentes de Medio Ambiente alertaron de que una balsa de extinci¨®n de incendios se vaciaba a un ritmo desconcertante. La Guardia Civil comprob¨® la existencia de una bomba que sustra¨ªa el agua y la llevaba hasta Sierra Bermeja, donde un ¨¢rea de alto valor ecol¨®gico ¡ªcercana al lugar donde el fuego calcin¨® 15.000 hect¨¢reas en 2021 y 2022¡ª hab¨ªa sido deforestada para cultivar un millar de plantas. Hubo tres detenidos. En la misma ¨¦poca, la Guardia Civil arrest¨® a otras 14 personas implicadas en el cultivo de 12 toneladas de marihuana en un bosque del Pirineo aragon¨¦s, donde se encontraron 12.000 plantas durante la Operaci¨®n Captum, desarrollada en las comarcas de Sobrarbe y Ribagorza (Huesca) donde un a?o antes se intervinieron ¡ªen la Operaci¨®n Periculum¡ª 44.382 plantas en nueve parajes rec¨®nditos casi inaccesibles. En ambos casos hab¨ªan cortado ¨¢rboles y arrasado con la masa forestal para disponer de m¨¢s espacio de cultivo. En el mismo oto?o de 2022, los Mossos d¡¯Esquadra desmantelaron otra gran plantaci¨®n en Forat de Bul¨ª (Lleida) donde los traficantes hab¨ªan talado 220 ¨¢rboles y hab¨ªan dejado sin ramas un centenar m¨¢s. Las lista de actuaciones policiales reciente en zonas aisladas es interminable: Tarragona, Girona, Sevilla, Le¨®n, Ciudad Real¡
Aislamiento, agua y sol
Para los cuerpos de seguridad que trabajan en el mundo rural, como los que integran los 140 Grupos Roca en todas las comunidades aut¨®nomas, salvo Pa¨ªs Vasco y Catalu?a, las investigaciones relacionadas con marihuana son ya casi rutina. Estos equipos nacieron en 2011 para vigilar expresamente los robos en explotaciones agr¨ªcolas y ganaderas, pero los agentes explican que han pasado de encontrar peque?os cultivos para autoconsumo a grandes zonas con miles ejemplares promovidas por organizaciones internacionales. Principalmente, son albaneses, polacos, chinos, holandeses o espa?oles. A veces nadie se entera de que llegan ni que se van. ¡°Intentan pasar desapercibidos, no quieren problemas con nadie¡±, explica un experimentado Polic¨ªa Nacional.
La operativa desarrollada por las organizaciones criminales responde a unas caracter¨ªsticas similares. Lo habitual es que una persona de confianza explore un territorio hasta que encuentra el lugar propicio. Debe tener tres requisitos principales. El primero, el aislamiento de ¨¢reas residenciales o senderos, de ah¨ª que prefieran comarcas afectadas por la despoblaci¨®n. La segunda, un curso de agua ¡ªextra¨ªda con bombas y generadores, dadas las altas necesidades de miles de plantas¡ª y, la tercera, una orientaci¨®n que permita el m¨¢ximo de horas de sol. Tambi¨¦n seleccionan bosques que no sean muy densos para facilitar el aclarado forestal, que realizan con hachas y sierras mec¨¢nicas. La madera obtenida la reciclan para construir sus campamentos, mesas, sillas o camas, as¨ª como los estanques donde almacenan el agua y la mezclan con fertilizantes de crecimiento y floraci¨®n. A veces tambi¨¦n levantan invernaderos con lonas opacas que abren y cierran para agilizar la cosecha. Luego roturan el suelo, plantan y realizan el mantenimiento. Tras la cosecha, secan los cogollos en el mismo lugar y los envasan al vac¨ªo. Luego los almacenan y los distribuyen, poco a poco, en veh¨ªculos hacia el norte de Europa.
¡°Es un esfuerzo enorme, pero cada vez son m¨¢s especializados. Y aprenden: antes hac¨ªan una gran plantaci¨®n con 15.000 o 20.000 ejemplares. Ahora prefieren varias parcelas de 2.000 o 3.000 plantas. Saben que alguna caer¨¢, pero se aseguran el resto¡±, subraya el subinspector C¨¨sar Jou, que lider¨® a finales del a?o pasado una operaci¨®n en la que se encontraron 27.000 plantas, que en el mercado tendr¨ªan un valor de 49 millones de euros. Como en otras, hab¨ªa personal que permanece en la zona para trabajar en la cosecha. Su actividad contamina el suelo por el uso de fertilizantes qu¨ªmicos que pueden afectar a la flora y la fauna y da?a el medio ambiente por la deforestaci¨®n o la modificaci¨®n del curso de riachuelos para la extracci¨®n irregular de agua. Genera, adem¨¢s, numerosos deshechos ¡ªhierros, sacos de pl¨¢stico, botellas, restos de comida, bombonas de butano, herramientas o incluso placas solares¡ª y supone un gran riesgo de incendio por el uso de generadores, pero tambi¨¦n porque los guardianes suelen fumar.
Los agentes policiales destacan las dificultades para detectar estos cultivos, porque a veces ni los drones los encuentran. No solo por el aislamiento, tambi¨¦n porque vigilar en pleno bosque conlleva numerosos problemas. Entre ellos las medidas de seguridad, como ¡°el refuerzo de vallado perimetral, sensores de movimientos y c¨¢maras de visi¨®n nocturna o sistemas de videovigilancia¡±, seg¨²n destaca la memoria de la Fiscal¨ªa de Andaluc¨ªa. Tambi¨¦n hay bandas que instalan trampas en los alrededores. Ya sea una simple cuerda escondida que al pisarla hacen sonar una campana o mecanismos que activan tubos cargados con cartuchos. ¡°Tenemos un agente con la pierna llena de perdigones¡±, subraya Jou. La presencia de armas es cada vez m¨¢s frecuente entre el personal que guarda y mantiene los recintos, sobre todo debido al temor a los robos por parte de bandas rivales. Por eso lanza un consejo: ¡°Si alguien se encuentra con una de estas plantaciones, que no se acerque, ni haga fotos. Que se vaya y luego nos avise. Es muy peligroso¡±, concluye.
Invernaderos de mar¨ªa
El uso de invernaderos también crece para el cultivo de marihuana, ya sea en zonas aisladas en espacios naturales como en los instalados en áreas agrícolas de Almería o la Axarquía malagueña. También en zonas despobladas las organizaciones criminales intentan utilizar casas de campo y cortijos aislados. Las alquilan y aprovechan todas las habitaciones —y cualquier rincón disponible, hasta el baño— para disponer macetas y conseguir hasta cinco cosechas anuales. Son, además, cultivos cada vez más especializados que parten de enganches ilegales al tendido eléctrico. A partir de ahí, instalan lámparas led de 600 vatios, multiplicadores de potencia, extractores de aire, ventiladores, filtros de carbono para evitar olores y sistemas de riego por goteo. También se han detectado ya sistemas hidropónicos, que reutilizan el agua no por ecologismo, sino para acudir lo menos posible a la plantación para evitar riesgos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.