Quemados en la hoguera de la pol¨ªtica
La aceleraci¨®n de los tiempos, los bulos, las redes y las campa?as de acoso queman m¨¢s r¨¢pido a la nueva generaci¨®n de l¨ªderes. Los de izquierdas suelen estar en la diana m¨¢s que los de derechas
La pol¨ªtica se ha vuelto una bomba de racimo, un combustible de primer orden que est¨¢ quemando a numerosos pol¨ªticos de una generaci¨®n vapuleada por el ruido, las redes y las acometidas furiosas y sin filtros de sus enemigos, rivales y una nueva categor¨ªa de esta era: los odiadores. Las pu?aladas existieron siempre, las luchas internas tambi¨¦n y la guerra sucia es tan vieja como el poder, pero las redes han multiplicado la velocidad de unas operaciones de acoso y derribo en las que medios dudosos y causas judiciales de escasa solvencia arrojan el combustible necesario para acelerar la hoguera. ?Se ha hecho invivible la pol¨ªtica? ?Por qu¨¦ se est¨¢n quemando pol¨ªticos como Ant¨®nio Costa, Jacinda Ardern o el propio Pedro S¨¢nchez? Numerosos casos han puesto en evidencia la ferocidad de un fuego para el que los pol¨ªticos ¨Dlas personas que son m¨¢s all¨¢ de sus cargos¡ª no tienen tantos superpoderes como si la gobernanza fuera un c¨®mic.
El primer ministro de Portugal, el socialista Ant¨®nio Costa, dimiti¨® en noviembre despu¨¦s de ocho a?os al frente del gobierno cuando el Tribunal Supremo de su pa¨ªs empez¨® a investigar su papel en las concesiones de dos explotaciones de litio y un proyecto de producci¨®n de hidr¨®geno. ¡°La dignidad del cargo es incompatible con la apertura de una investigaci¨®n¡±, asegur¨®. Y se fue. Dos tribunales han desacreditado despu¨¦s las diligencias de la Fiscal¨ªa y el caso se ha ido evaporando con episodios vergonzantes (el fiscal lleg¨® a confundir a Costa con un ministro de igual nombre), pero no antes de que unas elecciones anticipadas llevaran a la derecha al gobierno.
El de Costa (hoy 62 a?os) es el caso m¨¢s cercano de una dimisi¨®n precipitada por un caso judicial que adem¨¢s se est¨¢ desvaneciendo, pero otros le han acompa?ado en los ¨²ltimos meses por el acoso sufrido. El caso de Nueva Zelanda es el m¨¢s sangrante.
La laborista Jacinda Ardern, primera ministra de este pa¨ªs, que alcanz¨® elevadas tasas de popularidad y proyecci¨®n internacional, renunci¨® en enero de 2023 con un discurso al borde de las l¨¢grimas en el que confes¨® que ya no ten¨ªa energ¨ªa para seguir luchando en pol¨ªtica. La laborista ten¨ªa 42 a?os cuando vio el fin de su carrera, despu¨¦s de cinco a?os y medio al frente del gobierno, en medio de unos ataques mis¨®ginos que a?adieron presi¨®n a la propia de la pandemia y los problemas econ¨®micos que se sucedieron. Por mencionar un ejemplo, un economista lleg¨® a espetarle: ¡°Demuestra que eres m¨¢s que una barra de labios en un cerdo¡±. Como asegur¨® su predecesora, Helen Clark, ¡°en estos tiempos de redes, clickbait y ciclos informativos de 24/7, Jacinda ha afrontado un nivel de odio y veneno sin precedentes en este pa¨ªs¡±. El conservador Christopher Luxon gobierna hoy en Nueva Zelanda.
En Finlandia, la entonces primera ministra socialdem¨®crata, Sanna Marin, de 39 a?os, se tuvo que someter en 2023 a una investigaci¨®n y el escrutinio p¨²blico tras divulgarse un v¨ªdeo en el que bailaba en una fiesta. Tambi¨¦n en 2023 dimiti¨® la nacionalista Nicola Sturgeon, con 52 a?os, quien llevaba al frente del Gobierno escoc¨¦s desde 2014. ¡°Soy un ser humano, adem¨¢s de una pol¨ªtica¡±, asegur¨® emocionada al irse, acosada despu¨¦s de una pol¨¦mica ley trans que vivi¨® su punto ¨¢lgido cuando un violador fue llevado (unas horas) a una c¨¢rcel de mujeres tras cambiar de g¨¦nero. Una investigaci¨®n judicial sobre las finanzas de su partido, el SNP, ha alcanzado a su marido y a ella la ha llevado a declarar, bajo arresto, durante m¨¢s de siete horas. El caso sigue en curso. El sucesor de Sturgeon ha sido otro miembro de su partido, que mantiene el pulso con Londres por la ley trans.
En Espa?a, varios pol¨ªticos de ¨²ltima generaci¨®n tambi¨¦n han ca¨ªdo tras brillar intensamente, quemados por el acoso y/o las divisiones internas. Aparte de la marcha de Albert Rivera (44 a?os) del liderazgo de Ciudadanos tras un derrumbe electoral y de Pablo Casado (43 a?os) por la rebeli¨®n de los barones del PP tras el desaf¨ªo que plante¨® a Isabel D¨ªaz Ayuso, la liquidaci¨®n s¨²bita de M¨®nica Oltra (54 a?os), Alberto Garz¨®n (38 a?os) y Pablo Iglesias (45 a?os) nos habla de la fugacidad y quemaz¨®n que hoy impone la pol¨ªtica. Iglesias y su pareja, Irene Montero, exministra y exdiputada de Podemos, han sufrido en sus carnes un acoso judicial continuo, con causas que han quedado en nada, y callejero, en su casa o su lugar de vacaciones.
¡°Entiendo perfectamente a S¨¢nchez¡±
Garz¨®n, que fue l¨ªder de Izquierda Unida durante 11 a?os recuerda el momento m¨¢s grave de acoso ultraderechista, en 2018, cuando paseaba junto a su esposa, que estaba a pocos d¨ªas de dar a luz, y un hombre les atac¨®. ¡°Aquello qued¨® en un susto, pero estuvo cerca de ser complicado, una mala ca¨ªda habr¨ªa sido desastrosa¡±, recuerda ahora Garz¨®n. ¡°En el juicio ese hombre dijo que, ante la invasi¨®n del pa¨ªs que cre¨ªa que se viv¨ªa en Ceuta y Melilla, sinti¨® al verme que ten¨ªa la necesidad patri¨®tica de hacer algo¡±.
Garz¨®n asegura que vive la fase m¨¢s feliz de los ¨²ltimos 12 a?os y que no volver¨¢ jam¨¢s a la pol¨ªtica. Pero analiza con enorme preocupaci¨®n lo que est¨¢ ocurriendo: ¡°Hay una derecha que no ha aceptado que no gobierna y ha iniciado un proceso muy peligroso, que es la deshumanizaci¨®n del adversario. Con ello est¨¢ diciendo que vale todo y ese discurso se extiende por todas las instituciones: el poder judicial, la polic¨ªa, los medios; la gente empieza a traspasar todas las l¨ªneas porque vale todo. Los discursos pol¨ªticos no son inocuos¡±.
¡°La gente cree que la pol¨ªtica es un Juego de tronos entretenido, pura ciencia ficci¨®n¡ pero la realidad es que es muy sufrido a nivel personal. No quiero esa vida de pu?aladas¡±, mantiene. Garz¨®n ha retomado su tesis y recientemente renunci¨® a un trabajo en una consultora tras la ola de cr¨ªticas que suscit¨® su fichaje. La pol¨ªtica siempre ha sido dura, pero la aceleraci¨®n de los tiempos, la hipermodernidad que define Gilles Lipovetsky ¨Dsostiene Garz¨®n¡ª ¡°nos somete a una dictadura de lo instant¨¢neo que provoca mayor desgaste¡±. ¡°Entiendo perfectamente a S¨¢nchez¡±, concluye.
Desde un ¨¢mbito ideol¨®gico opuesto, Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle, que abandon¨® la pol¨ªtica tras unos a?os en el gobierno del PP, reflexiona en la misma l¨ªnea: ¡°Vivir sometidos al tiempo real del capitalismo cognitivo hace que todo se consuma a su velocidad: el instante. Eso hace que la pol¨ªtica y las personas que la hacen posible se agoten como si fuesen simples datos. Cuando nada carece de sentido y todo se agota en la imagen misma de s¨ª mismo, nada puede ser perdurable¡±, asegura.
Irene Lozano, autora de un ensayo muy cr¨ªtico con el papel de las redes en democracia (Son molinos, no gigantes, Pen¨ªnsula) y ella misma exdiputada de UPyD y del PSOE, recuerda el caso de Barack Obama, que tuvo que acabar ense?ando su propia acta de nacimiento ante los bulos que se?alaban que naci¨® en Kenia y no en EEUU. Y menciona dos factores claves: unos medios ¡°cada vez m¨¢s volcados en el entretenimiento y el espect¨¢culo, y que requieren una tensi¨®n y un dramatismo creciente¡±; y una forma de hacer pol¨ªtica cada vez m¨¢s agresiva. ¡°La pol¨ªtica tiene elementos de confrontaci¨®n, pero tambi¨¦n de colaboraci¨®n, necesaria para sacar adelante reformas que afectan a distintas generaciones y ¨¢mbitos¡±, asegura Lozano. Y eso no se est¨¢ dando.
Lozano apunta que las v¨ªctimas suelen estar a la izquierda porque es la extrema derecha quien suele organizar las estrategias. Y cree que esto pone a la derecha moderada ante una responsabilidad clave para confrontarla. Pero en EEUU es el propio Partido Republicano quien se ha hecho de extrema derecha en una deriva de los ¨²ltimos 20 a?os y en Espa?a ¡°una parte muy importante del PP est¨¢ escogiendo eso: la deslegitimaci¨®n. A la parte moderada que deber¨ªa plantar cara no se la oye¡±, mantiene Lozano. ¡°Y la clave est¨¢ en que esta se niegue¡±.
En consecuencia ¡°s¨ª, hoy es necesario ser un superhombre o supermujer. El compromiso c¨ªvico no es suficiente, ya es implanteable que un independiente se una a una formaci¨®n para aportar algo porque las sospechas sin fundamento desaniman a cualquiera. Hay que ser de acero para que no te afecte¡±, a?ade Lozano.
La polit¨®loga Cristina Monge tambi¨¦n cree que el fen¨®meno es m¨¢s acusado contra pol¨ªticos de izquierda, ¡°que cuentan con un electorado m¨¢s exigente, que deben evitar entrar en la din¨¢mica de la crispaci¨®n continua porque pueden ser penalizados, pero al mismo tiempo sufren las descalificaciones y los bulos de estas estrategias de acoso, mientras los sectores conservadores toleran mejor comportamientos m¨¢s virulentos, exabruptos, descalificaciones y estrategias de tensi¨®n¡±.
Lassalle no cree que haya m¨¢s v¨ªctimas a la izquierda. La esposa de Macron, por ejemplo, ha sido objeto de campa?as brutales que han llegado a atribuirle una condici¨®n de transexual, como ocurri¨® tambi¨¦n con la esposa de S¨¢nchez, Bego?a G¨®mez. Dirigentes del PP sufrieron en sus domicilios escraches en el pasado, como la entonces vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa o Cristina Cifuentes cuando era delegada del Gobierno en Madrid. Estos d¨ªas es objetivo el presidente canario, Fernando Clavijo (CC), con protestas ante su casa. ¡°La clave es la exposici¨®n y la visibilidad¡±, asegura Lassalle, expol¨ªtico del PP.
Una de las mayores v¨ªctimas en Espa?a de acoso ha sido Irene Montero, exministra de Podemos, que ha optado por resistir y que aspira a convertirse en eurodiputada en las elecciones de junio. ¡°La pol¨ªtica es precisamente la herramienta para cambiar las cosas injustas. Siempre merece la pena hacer pol¨ªtica. La pregunta es c¨®mo conseguimos que los que mandan sin presentarse a las elecciones desde el poder judicial o empresarial no ganen el pulso a la democracia. Aunque la violencia pol¨ªtica y el lawfare [judicializaci¨®n pol¨ªtica] ataca a personas concretas, el objetivo es colectivo, que la gente no quiera hacer pol¨ªtica, que piense que no merece la pena, que piensen que te van a machacar y destrozar¡±, asegura. ¡°Lo que hay que hacer es convertir esto en solidaridad¡±, concluye.
M¨®nica Oltra dimiti¨® en 2022 como vicepresidenta de la Comunidad Valenciana por Comprom¨ªs cuando fue imputada por supuesto encubrimiento del caso de abuso de su exmarido a una menor tutelada, un asunto que ha quedado en nada. Ella ha optado por el silencio que guarda desde hace dos a?os, pero su amigo y jefe de gabinete, Miquel Rea, recuerda estos d¨ªas sus palabras premonitorias de junio de 2022, pronunciadas entre l¨¢grimas: ¡°Nos est¨¢n fulminando uno a uno con denuncias falsas. Y el d¨ªa que ustedes quieran reaccionar, tambi¨¦n les habr¨¢n fulminado a ustedes¡±.
Monge asegura que muchos pol¨ªticos necesitan ayuda psicol¨®gica y terapia al terminar sus mandatos. Pagan una alta factura en estabilidad emocional. ¡°No es solo por la crispaci¨®n, sino porque hoy ostentar un cargo te convierte autom¨¢ticamente en chivo expiatorio de cualquier problema. La gente vuelca en ellos su ira y su frustraci¨®n y se vuelven blanco de insultos y exabruptos. M¨¢xime, si desde las instituciones se fomentan iron¨ªas como el ¡®me gusta la fruta¡±, asegura Monge, en referencia al ¡°hijo de puta¡± que D¨ªaz Ayuso pronunci¨® en el Congreso de los Diputados contra S¨¢nchez y que luego disfraz¨® de esa manera. El fil¨®sofo Daniel Innerarity cree que no comprendemos bien el alto precio que pagan los pol¨ªticos y se?ala la degradaci¨®n del espacio p¨²blico en el que se ejerce la monitorizaci¨®n y la cr¨ªtica. ¡°Los valores que forman parte de la naturaleza de la democracia han podido dejar de ser procedimientos de control y se han convertido en instrumentos para la confrontaci¨®n¡±.
El tambi¨¦n fil¨®sofo Txetxu Aus¨ªn defiende las esencias que deben caracterizar la pol¨ªtica: el disenso, la discrepancia, la pluralidad de perspectivas, las opciones, la deliberaci¨®n y la discusi¨®n entre proyectos. ¡°Esto exige una suerte de virtudes deliberativas, de ethos para el debate p¨²blico que incluyen el reconocimiento rec¨ªproco; magnanimidad frente a los discrepantes sobre la idea de que se puede aprender de los otros; tolerancia; integridad c¨ªvica frente a una visi¨®n meramente estrat¨¦gica de la pol¨ªtica; en resumen, la definici¨®n de democracia que hace Stuart Mill como el gobierno a trav¨¦s de la discusi¨®n p¨²blica¡±. Bellas palabras las de Aus¨ªn que chocan con unos tiempos en que ¡°se ha abandonado completamente esta concepci¨®n y prevalece la emocionalidad y los ataques personales y familiares agresivos, multiplicados por las redes¡±. El resultado: ¡°La pol¨ªtica se ha hecho invivible y aleja de la res publica talento y capacidad de personas que podr¨ªan aportar much¨ªsimo valor a la gesti¨®n de lo p¨²blico. Es urgente reclamar este ethos deliberativo pues es mucho lo que nos jugamos¡±, concluye. Y am¨¦n.
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