Los intentos de deportaci¨®n masiva en Europa chocan contra las trabas legales y diplom¨¢ticas
Alemania, Dinamarca y Reino Unido reflejan la dificultad para ejecutar la expulsi¨®n de migrantes jaleada por la ultraderecha europea en pleno debate migratorio
Las cr¨ªticas del PP a Pedro S¨¢nchez por haber abogado por la b¨²squeda de v¨ªas alternativas a la llegada de inmigrantes en cayuco en su visita a Mauritania se han nutrido de otro ingrediente m¨¢s: las deportaciones masivas. Los populares acusan al presidente del Gobierno de ir en la senda contraria de otros pa¨ªses europeos, duros con la inmigraci¨®n, por sus postulados aperturistas y favorables a la llegada de nuevos migrantes. Ante el recrudecimiento del discurso en Espa?a, lo cierto es que los intentos de expulsi¨®n de personas en situaci¨®n irregular llevados a cabo por gobiernos de toda ¨ªndole ideol¨®gica ¡ªcomo los de Dinamarca y Alemania (socialdem¨®cratas), Italia (ultraderecha) y el anterior ejecutivo brit¨¢nico (conservador)¡ª se han visto obstaculizados, e incluso en ocasiones frustrados, por impedimentos legales y diplom¨¢ticos.
La normativa europea concede a los Estados el derecho a deportar a un migrante sin permiso de estancia o cuya solicitud de asilo haya sido rechazada, salvo si la expulsi¨®n pone en riesgo sus vidas o si la decisi¨®n de retorno ha sido temporalmente suspendida. Sin embargo, a la hora de la verdad, el deseo de un pa¨ªs de devolver a migrantes en situaci¨®n irregular suele chocar con m¨²ltiples dificultades. Las deportaciones aumentan cada a?o, pero los datos de Frontex reflejan que en su mayor¨ªa se trata de retornos voluntarios. Las deportaciones forzosas encuentran trabas burocr¨¢ticas, legales, diplom¨¢ticas, y, sobre todo, resistencia social en los pa¨ªses de origen que lleva a los gobiernos a no aceptar dichas devoluciones.
Reino Unido: el varapalo de los tribunales
Un ejemplo de fracaso en la pol¨ªtica de deportaciones es el Reino Unido. El exmandatario Rishi Sunak lo apost¨® todo en las elecciones adelantadas del pasado mes de julio a su prometido plan de deportaciones a Ruanda. La estrategia, iniciada por Boris Johnson en 2022, planteaba un acuerdo para transferir a los solicitantes de asilo y migrantes irregulares que residieran en Reino Unido al pa¨ªs centroafricano, con el objetivo de disuadir y frenar nuevas llegadas. En la pr¨¢ctica, provoc¨® el rechazo de la iglesia anglicana, de buena parte de su partido y de diferentes asociaciones humanitarias. Nunca logr¨® contener el auge migratorio y adem¨¢s, qued¨® bloqueado tras ser considerado ilegal por la justicia brit¨¢nica y por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que lleg¨® a dejar en tierra al primer avi¨®n con destino a Ruanda.
Finalmente, tras imponerse holgadamente en los comicios de julio, el nuevo Primer Ministro laborista, Keir Starmer, dio por ¡°muerto y enterrado¡± el plan ¡°estrella¡± de los tories, asegurando que ¡°nunca tuvo el efecto disuasorio perseguido¡± nada m¨¢s llegar al cargo.
Italia: retrasos de los pol¨¦micos centros en Albania
La promesa de mano dura y deportaciones de la ultraderecha en Italia no ha tenido, por ahora, los efectos deseados. La primera ministra italiana, Georgia Meloni, trat¨® de emular el plan de Sunak con Ruanda al alcanzar un acuerdo con Albania para subarrendar la gesti¨®n migratoria fuera de la UE a finales del a?o pasado. En concreto, se pact¨® la construcci¨®n una serie de centros para deportar a los inmigrantes que fueran rescatados en el mar. ¡°Es necesaria la ayuda de los pa¨ªses que no son miembros comunitarios. Los objetivos del acuerdo son contrarrestar la trata de seres humanos, impedir los flujos irregulares y acoger solo a aquellos que realmente tienen derecho a la protecci¨®n internacional¡±, subray¨® la mandataria.
Ese controvertido modelo fue contemplado por la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, que abog¨® por explorar ¡°estrategias innovadoras¡± para prevenir la inmigraci¨®n irregular e impulsar la gesti¨®n de las solicitudes de asilo fuera de las fronteras europeas. La apertura de estos centros en Albania se prometi¨® para la primavera, pero tras varios aplazamientos, todav¨ªa no est¨¢n operativos.
Alemania: bajo el ¡®shock¡¯ del atentado
En Alemania, el asesinato de tres personas en el atentado de Solingen del pasado viernes ha enturbiado esta discusi¨®n y provocado una respuesta pol¨ªtica inmediata. El hecho de que el autor confeso sea un refugiado sirio de 26 a?os sobre el que pesaba una orden de deportaci¨®n desde el a?o pasado, ha vuelto a poner la seguridad y la migraci¨®n en el centro de debate, a pocos d¨ªas de las elecciones regionales de Turingia y Sajonia, en las que la formaci¨®n ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) parte como favorita. El atentado ha permitido a los ultras ahondar en su discurso xen¨®fobo al relacionar directamente a los refugiados con la violencia y arrogarse como la ¨²nica formaci¨®n que atajar¨¢ la ineficacia de los mecanismos para deportar migrantes.
El empuje ultra y la conmoci¨®n por lo sucedido ha arrastrado a los socialdem¨®cratas y conservadores a endurecer la l¨ªnea de su discurso. El canciller, Olaf Scholz, prometi¨® este lunes desde Solingen intensificar las deportaciones y reducir el n¨²mero de entradas irregulares en el pa¨ªs. ¡°Haremos todo lo posible para garantizar que aquellos que no pueden permanecer en Alemania sean repatriados. Ha sido terrorismo contra todos nosotros. Siento ira, mi ira se dirige contra los islamistas que amenazan nuestra convivencia pac¨ªfica¡±, asegur¨® durante el acto de homenaje a las v¨ªctimas. El l¨ªder de la oposici¨®n conservadora, Friedrich Merz, demostr¨® que todo el espectro ideol¨®gico alem¨¢n se mueve en esta l¨ªnea al afirmar que ¡°la mayor¨ªa de los delitos¡± obedecen a ¡°motivos islamistas¡±. Tambi¨¦n pidi¨® deportaciones masivas y el cese de la llegada de refugiados de Siria y Afganist¨¢n, las dos nacionalidades m¨¢s mayoritarias entre los refugiados en el pa¨ªs.
Sin embargo, en la pr¨¢ctica, aplicar esas deportaciones masivas o enviar a los refugiados a Siria y Afganist¨¢n entra?a m¨²ltiples dificultades. La ausencia de relaciones diplom¨¢ticas entre Berl¨ªn con los talibanes en Kabul o con el Gobierno del presidente sirio, Bachar el Asad, impide ejecutar estas deportaciones y hace obligatorio negociar con terceros pa¨ªses para expulsar a estos migrantes.
Dinamarca: el faro de la pol¨ªtica restrictiva
Una situaci¨®n similar se ha producido en Dinamarca, convertida en el faro de las pol¨ªticas restrictivas con la inmigraci¨®n en Europa. El pa¨ªs n¨®rdico, gobernado por una coalici¨®n de socialdem¨®cratas y liberales, ha logrado reducir el n¨²mero de solicitudes de asilo recibidas tras endurecer las condiciones a quienes huyen del conflicto o la represi¨®n pol¨ªtica, impulsado un aumento de las deportaciones de migrantes irregulares, o reduciendo el tiempo de protecci¨®n de refugiados.
En el marco del endurecimiento de su pol¨ªtica migratoria, el pa¨ªs n¨®rdico estableci¨® que algunas partes de Siria, como Damasco o Latakia, ya son seguras, algo que privaba de este derecho a los refugiados que proven¨ªan de all¨ª. Al igual que en Alemania, Copenhague tampoco puede deportar de manera forzosa a los sirios porque no reconoce al ejecutivo de el Asad, dejando a estas personas en un limbo, pero manteni¨¦ndose en el pa¨ªs.
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