Un campamento improvisado para 300 mascotas rescatadas tras la dana
El Sporting Benimaclet, un club deportivo local, ha levantado un espacio donde se gestiona la adopci¨®n de animales localizados en las poblaciones perjudicadas por la riada
La rapidez es una constante en el campo de tierra del Sporting Benimaclet. Y no porque este sea el lugar de entrenamiento de un equipo de f¨²tbol de Segunda regional, sino porque cada minuto cuenta para rescatar y gestionar una nueva vida para cientos de animales que llegan afectados por la dana. A este espacio, al norte de Valencia, son trasladados perros, gatos y hasta tortugas que han sido rescatadas en las poblaciones damnificadas. La gran mayor¨ªa est¨¢n enfermas, nerviosas, fam¨¦licas y desorientadas. Las m¨¢s afortunadas llegan con sus due?os que, devastados por haber perdido sus viviendas, pueden dejar a sus mascotas en el campamento de manera temporal. La principal labor de los voluntarios, que se cuentan por centenares en la zona, es gestionar que cada animal que ingrese duerma en una nueva casa esa misma noche.
Es lo que le han contado a Jos¨¦ L¨®pez y por eso ha tra¨ªdo desde Paiporta a Ares, un chucho blanco con manchas marrones, mezcla de american stanford y dogo argentino, y al que debe dejar en el sitio porque su apartamento ha quedado destruido por la cat¨¢strofe. ¡°Empez¨® a aullar 30 minutos antes de que llegase la riada¡±, expone L¨®pez con l¨¢grimas en los ojos mientras se dirige a firmar los papeles que autorizan que el can se quede con otra familia, temporalmente. Como muchos otros afectados, explica que si Ares segu¨ªa en casa pod¨ªa terminar enfermando. ¡°Te prometo que en un mes vuelves¡±, repite en voz baja, mientras se despide de su mascota con un abrazo.
¡°El seguimiento de cada animal que entra aqu¨ª es nuestra prioridad¡±, expone Sandra Cervera, una de las encargadas de gestionar cada una de las capas organizativas que se han desplegado en el campamento. Lo primero es dirigir los rescates. Varios equipos de voluntarios parten cada ma?ana para acceder a las zonas afectadas para dar con mascotas que han sido vistas vagar por la zona y que han sido reportadas por vecinos. En su mayor¨ªa son operaciones ejecutadas por veterinarios profesionales que han permitido que hasta 300 perros y 100 gatos hayan terminado en este recinto. El ¨²ltimo veh¨ªculo en llegar era conducido por ?ngel Flores, un veintea?ero a quien le reportaron que una camada de cuatro galgos cachorros hab¨ªa sido avistado en Chivas. ¡°Los perros lograron escaparse despu¨¦s de que la casa perdiera una de las paredes¡±, explica mientras espera a que los canes pasen un examen m¨¦dico a puerta cerrada.
El riesgo, no obstante, es otra constante en el campamento. ¡°Debemos tener extrema precauci¨®n porque algunos animales son recibidos en p¨¦simas condiciones de salud, con enfermedades que se pueden propagar en el refugio¡±, explica Gemma Chisvert, otra joven voluntaria: ¡°Ayer [por este martes] nos trajeron 30 perros con sarna que se estaban comiendo unos a los otros ante la desesperaci¨®n¡±. Por eso, cuando un nuevo auto aparca en el terreno, Chisvert se encarga de pedir que nadie se acerque. Las mascarillas y los guantes son obligatorios para todos. Cuando las puertas se abren, un veterinario trata de detectar si el animal porta un chip interno, lo que ayuda a determinar datos como el nombre, la edad y el historial de vacunas. Enseguida, pasa a manos de otra persona que eval¨²a el estado f¨ªsico y an¨ªmico del reci¨¦n llegado. ¡°Muchos arriban con problemas en la piel o infecciones intestinales por haber ingerido lodo¡±, explica uno de los veterinarios mientras palpa las patas traseras de un perro negro, musculoso, pero con mirada de cachorro, que se acaba de bajar de un veh¨ªculo de rescate. ¡°Este hab¨ªa sido catalogado como potencialmente peligroso (PPP), pero no nos ha dado nada de trabajo en todo el viaje¡±, relata la profesional que lo ha rescatado. Lo siguiente es darle un n¨²mero identificativo. Este se lleva el 172.
Al menos una docena de voluntarios pasean por la zona con los perros que ya han pasado por el chequeo m¨¦dico. ¡°Esas personas que ves ah¨ª son padrinos o madrinas que se encargan de tranquilizar al animal y estar con ¨¦l mientras encontramos una familia con la que se pueda quedar temporalmente¡±, expone Chisvert, que se?ala al interior de la pista de tierra. Los padrinos son vecinos de la zona o habitantes de Valencia que han llegado a apoyar al campamento. Giorgi Dolidze, de 21 a?os, ha acompa?ado a una docena de perros en los seis d¨ªas que lleva apoyando la iniciativa. Este martes paseaba a 282, a quien ha apodado Trueno, una mezcla de pastor alem¨¢n que mira fijo al firmamento, como si estuviese buscando a alguien. ¡°Este viene de Monserrat y no tiene chip. Es un perro muy fuerte¡±, comparte.
¡°Si tienen chip, llamamos directamente a los due?os. Y tenemos un banco de fotos para las personas que nos contactan por redes sociales, para que intenten reconocer a su mascota¡±, expone Carolina Ugarte, responsable de comunicaciones del club.
¡°Un Tinder para perros y personas¡±
En una parte lateral de la pista, se han levantado media docena de tiendas, donde cientos de voluntarios, con bol¨ªgrafo en mano, tramitan las adopciones temporales. ¡°Nos hemos convertido en una especie de Tinder para perros y personas¡±, cuenta Cervera entre risas, y se?ala que cada carpa tiene prop¨®sito: en esa se anotan los potenciales adoptantes, en esa se les entrevista, y en esa otra se firma la documentaci¨®n. ¡°Muchas personas vienen entusiasmadas, pero pronto se dan cuenta de que la situaci¨®n de estos animales es muy compleja: est¨¢n enfermos, asustados y necesitan m¨¢s atenci¨®n de lo habitual. Por eso algunos dan marcha atr¨¢s¡±, cuenta.
Antes de que anochezca, todas las mascotas deben tener una familia temporal para pasar un par de d¨ªas o de meses. Carlos Duarte, por ejemplo, ser¨¢ el nuevo padre de 279, un braco de Weimar de ojos cansados que parece no salir del trance, no afloja un solo paso. ¡°Es por el arn¨¦s, no le gusta¡±, explica su madrina, quien lo lleva paseando toda la ma?ana. Se?ala que lo encontraron en Paiporta, junto a unas naves que la riada hab¨ªa arrasado.
La alegr¨ªa de adoptar, en cambio, les ha durado poco tiempo a Andrea y Brian, una pareja de residentes peruanos que acogieron el lunes por la noche a una perrita negra a la que le pusieron Ada y con la que dicen haberse encari?ado enseguida. ¡°Hab¨ªamos pensado presentarla a nuestros amigos este fin de semana¡±, comparte con emociones encontradas. ¡°Aunque debo admitir que prefiero que regrese con su familia¡±, dice con pesar. Ada se muestra inquieta. Su verdadera due?a, Aimara, explica que en realidad se llama Tokio y que se escap¨® junto a su hermana el lunes por la ma?ana. ¡°Menos mal que la han tra¨ªdo a este lugar¡±, comparte aliviada.
Las gestiones no cesan en los diferentes puestos. Lograr un grado eficaz de coordinaci¨®n no ha sido sencillo, explica Alba Ar¨¦valo, la vicepresidenta del club deportivo y una de las mentes detr¨¢s del fugaz proyecto. ¡°Hemos ido aprendiendo sobre la marcha¡±, cuenta mientras come apurada un plato de macarrones y recibe, sin pausa, llamadas telef¨®nicas. ¡°No solo estamos rescatando perros y gatos, tambi¨¦n hemos ayudado a encontrar nuevos hogares a gallinas, patos, caballos, hurones y hasta avestruces¡±.
El trabajo no cesa en esas mesas pese a la falta de luz en las carpas. Los voluntarios ¡ª150, seg¨²n Ar¨¦valo¡ª siguen trabajando con la luz de los m¨®viles. La vicepresidenta del club resalta que todo ha sido posible gracias a la ayuda de los vecinos y de veterinarios profesionales que sab¨ªan c¨®mo proceder en este tipo de situaciones. ¡°De la Generalitat no hemos recibido, lamentablemente, nada de ayuda¡±, zanja.
En la pista, que solo iluminan dos delgadas farolas que han empezado a torcerse, llega la esperanza para 282. Miranda Fern¨¢ndez, de 24 a?os, ser¨¢ la nueva due?a de este cruce de pastor alem¨¢n con otra raza. ¡°De esta forma he encontrado una manera de ayudar, ya que no me encontraba f¨ªsicamente lista para ir a apoyar al pueblo¡±, comparte con una sonrisa mientras acaricia a su nuevo compa?ero.
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